Luego de quién sabe cuántos días, siento que estoy listo para despertar. Sasuke no se ha separado de mí ni un día, todos los días tuve la suerte de poder oír su dulce voz. Quiero ver su rostro y saber quién es, lo espero con ansias.
3 de agosto, lunes, 8:14 a.m.
-Buenos días, Naruto- Dice Sasuke.
Aún no puedo verlo, pero sí puedo oírlo. De repente, como si fuera la primera vez en mi vida que me tocan, siento su tacto en mi piel. Lo siento como un hormigueo, pero lo siento. Al sentirlo, intento mover algún dedo en respuesta a su roce, y lo logro. Es una sensación tan extraña, es como si hubiera vuelto a nacer y poco a poco descubro lo que puedo hacer con mi cuerpo. Involuntariamente comienzan a caer lágrimas de mis ojos, las siento caer por mis mejillas. Siento mis manos, un poco mis brazos pero aún no siento las piernas. Quiero abrir los ojos pero mis párpados están muy pesados.
-¡D-doctor! ¡Lo vi! ¡Movió un dedo!- Exclama Sasuke con una alegría inmensa.
Siento que agarra mi mano con fuerza y le devuelvo, débilmente, el apretón. Siento a Sasuke...
-Oh, Naruto, siento como intentas agarrarme la mano. Estás bien Naru, todo está bien. Esperé tanto por ti, te quiero, nunca lo olvides- Oigo que dice Sasuke entre lágrimas y sollozos.
Caen más lágrimas de mis ojos pero no puedo controlarlas, caen solas. Es algo raro pero a la vez mágico, estoy tan feliz. Hace tanto tiempo que no sentía nada, lo único que oía era mi voz interior. Luego apareció él y fue como mi salvación. Él me hizo sentir vivo otra vez. No me daría la vida para poder agradecerlo.
Lunes, 7:33 p.m.
Los párpados ya no me pesan. Sólo debo abrirlos. Ahora ya no estoy tan seguro, al abrirlos volveré a ver el mundo exterior por "primera" vez. Pero quiero saber qué me sucedió, quiero volver a tener memoria, quiero conocer a Sasuke. Sí, ese es mi propósito.
Los abro. Hay tanta luz, demasiada luz por todos lados. Me encandila tanto que debo volver a cerrarlos. Los abro otra vez y me acostumbro a la luz. Miro hacia todos lados y veo a un chico dormido al lado de mi camilla. Estoy en un hospital y eso hace que me confunda aún más. No puedo mover mis piernas y siento mucha sed. Las palabras no me salen, mis cuerdas vocales no han sido usadas durante mucho tiempo. Me observo las manos y me toco la cara. Este soy yo. Me abrazo. Tengo cables por todos lados y cosas enchufadas en mi piel, hay monitores que hacen luces y otros que hacen ruidos. Tengo una máscara extraña en la cara que me da oxígeno. Todo es tan confuso... Me quedo mirando fijamente a ese chico, lo observo dormir. Parece un angelito, con mucha paz. Sonrío, luego de tanto tiempo. Alargo mi brazo, aunque me duela, y le toco el cabello. No sé quién es pero me da ternura, y me alegra que pueda sentir su cabello azabache entre mis manos, es muy suave.
-Hmm-
Me asusto y quito la mano de su cabello enseguida. No quiero que parezca que estoy acosando a un extraño.
Abre los ojos y observo un color negro profundo. Sus ojos aún no me observan pero yo sí miro fijamente los de él. Quedo boquiabierta y no dejo de mirarlo. Es... lindo.
-¡Naruto!- Me dice y coloca sus manos tapando su boca. -No puedo creer que ya estés despierto, ¿cómo estás?- Agarra mi mano y la besa, siento sus lágrimas mojando mi mano.
No puedo contestar, tengo sed y no me salen las palabras.
-Naru, soy Sasuke. Esa persona que siempre estuvo a tu lado, soy yo-
Abro los ojos como plato, ¡es él! No puedo evitar llorar de alegría, por fin lo conozco.
-No llores, está todo bien- Limpia mis lágrimas con suavidad sin soltar mi mano. -¿Necesitas algo? Llamaré al doctor-
Veo como se aleja en busca del doctor y por alguna extraña razón no quiero que se vaya, ni aunque sea por un segundo. Al rato llega un señor mayor, con una bata blanca y lentes. Detrás de él llega una enfermera y Sasuke.
-Uzumaki, soy el doctor. ¿Cómo te sientes?- Su tono de voz suena muy amable.
Con mi dedo apunto a mi garganta, intentando indicar que tengo sed. La enfermera se acerca y me da un vaso con jugo de naranja. Lo tomo enseguida, siento como mi garganta se renueva y refresca.
-H-hola- Mi tono de voz es muy suave y ronco. Me sorprendo por lo que pudo salir de mis adentros.
Miro enseguida a Sasuke, él me observa aún llorando pero feliz.
-Ha pasado mucho tiempo, todos estamos muy felices de que estés con nosotros otra vez- Me dice el doctor.
-¿Q-qué... me sucedió?- Ahora estoy asustado, quiero salir corriendo.
-¿No recuerdas nada?-
-No-
El doctor se dirije a la enfermera y luego a Sasuke.
-Es normal que no recuerde nada. Quédate junto a él y háblale-
Luego, los dos abandonan la habitación, dejándome a solas con Sasuke.
Sasuke se acerca y se sienta al lado de la camilla.
-¿Cómo te sientes?-
-Bien, confundido-
-¿Qué quieres saber?- Me brinda una mirada cálida.
-¿Hace cuánto tiempo estoy aquí?-
-Casi 3 meses...-
3 meses es mucho tiempo.
-¿Y qué me pasó?-
-¿No recuerdas a... Sakura?-
Doy un respingo y me altero.
-Naruto, tranquilo, estoy aquí- Dice, nervioso.
-No la recuerdo, pero me siento extraño cuando la nombras-
-No la verás nunca más en tu vida, tranquilo-
-¿Qué le sucedió?-
-La internaron en un hospital psiquiátrico-
Trago saliva.
-¿Ella fue la que provocó que yo esté así?-
-Sí-
Me quedo en silencio y sólo quiero dormir. Demasiada información por hoy. Una tal Sakura ha sido la culpable de que no recuerde nada, y quién sabe qué me habrá hecho para que esté tres meses así. Está en un hospital, debe de estar loca... Sasuke dijo que no la veré nunca más, pero aún así me da miedo.
-Quiero dormir-
-¿Estás cansado?-
-Sí- Contesto en voz baja.
-Está bien. Yo me quedaré toda la noche a tu lado- Pasa su mano por mi rostro y me acaricia.
-Gracias- Sonrío levemente.
-Hace tiempo no te veía sonreír-
-¿Ya me has visto sonreír?-
-Miles de veces. Me encanta que sonrías- Sus ojos se inundan de lágrimas.
-¿Por qué lloras?-
-Porque te extrañé-
Se acerca a mí y me abraza. Lo abrazo también, él se recuesta en mi pecho.
-Me alegro de que estés bien-
Sus lágrimas empapan el camisón que me dieron en el hospital.
-Ya no llores-
Cuando lo observo, veo que se quedó dormido. Coloco una de mis manos encima de su cabello y lo acaricio suavemente. Siento su respiración en mi pecho, y su peso aplastándome. Pero no importa, me gusta estar así.
-Te quiero...- Le susurro, y caigo dormido profundamente.