Se suponía que tenía novia. Se suponía que era heterosexual, hasta lo que el sabia. Se suponía que sus fantasías, hablando desde el ámbito sexual, eran solo con mujeres.
Pero, porque siempre hay un pero, las cosas se le habían puesto se cabeza cuando ese italiano insoportable se le acerco con ese aire de galán (al que McQueen podría definir como lo mas odioso del mundo, pero bien que le gustaba) para hablarle luego de la carrera en Londres.
La excusa, que según Rayo era mas pobre que San Francisco1, era preguntarle acerca del teatro que había ocurrido. Para su pesar, el le siguió la corriente. No supo como ni porque, pero después de esa conversación su cabeza se vio conquistada por todo lo que tuviera que ver con Francesco Bernoulli.
Si Sally lo besaba, no podía dejar de pensar en como seria besar a Francesco. Y asi con todo. Y cuando digo todo, es todo... T-O-D-O. Y eso traía de la cabeza a Rayo. De ambas2, para colmo.
Se sentía como un adolescente hormonado, muy hormonado... ya rallaba lo insoportable.
La peor parte, era que no lograba sentirse realmente satisfecho con Sally. Y no solo en esos momentos, sino también en lo afectuoso y romántico... lo cual lo hacia sentir realmente frustrado.
No era simple definir lo que le pasaba. Pero estaba seguro que al verlo otra vez, sus dudas se irían y lo comprendería. Tenía esperanzas de que eso realmente pasara, no le importaba demasiado la conclusión.
Por eso, cuando le envió el e-mail invitándolo a la carrera no pudo evitar sentirse nervioso, como si le estuviera mandando una cartita de amor a un chico de la escuela. Aunque tenía un buen presentimiento... uno muy bueno.
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Se suponía que tenía novia. Se suponía que era heterosexual, hasta lo que el sabia. Se suponía que sus fantasías, hablando desde el ámbito sexual, eran solo con mujeres.
Pero, porque siempre hay un pero, las cosas se le habían puesto se cabeza cuando ese italiano insoportable se le acerco con ese aire de galán (al que McQueen podría definir como lo mas odioso del mundo, pero bien que le gustaba) para hablarle luego de la carrera en Londres.
La excusa, que según Rayo era mas pobre que San Francisco1, era preguntarle acerca del teatro que había ocurrido. Para su pesar, el le siguió la corriente. No supo como ni porque, pero después de esa conversación su cabeza se vio conquistada por todo lo que tuviera que ver con Francesco Bernoulli.
Si Sally lo besaba, no podía dejar de pensar en como seria besar a Francesco. Y asi con todo. Y cuando digo todo, es todo... T-O-D-O. Y eso traía de la cabeza a Rayo. De ambas2, para colmo.
Se sentía como un adolescente hormonado, muy hormonado... ya rallaba lo insoportable.
La peor parte, era que no lograba sentirse realmente satisfecho con Sally. Y no solo en esos momentos, sino también en lo afectuoso y romántico... lo cual lo hacia sentir realmente frustrado.
No era simple definir lo que le pasaba. Pero estaba seguro que al verlo otra vez, sus dudas se irían y lo comprendería. Tenía esperanzas de que eso realmente pasara, no le importaba demasiado la conclusión.
Por eso, cuando le envió el e-mail invitándolo a la carrera no pudo evitar sentirse nervioso, como si le estuviera mandando una cartita de amor a un chico de la escuela. Aunque tenía un buen presentimiento... uno muy bueno.