Sasuke se mantenía fresco gracias a la brisa que el verano le regalaba en esas fechas.
Estaba esperando, con la vista perdida, a que cierta persona llegara al lugar diciendo "dattebayo, dattebayo" después de tirar la puerta a golpes.
«Pronto estará aquí...»
–¡Sasuke, voy a matarte-dattebayo!
Como si su pensamiento fuese una profecía, Naruto apareció en la puerta escupiendo fuego por la boca.
«Tan predecible...»
Predecible, sí.
Porque a pesar de que Sasuke no llevara mucho tiempo conviviendo junto a Naruto, podía leerle como un libro abierto.
Cada reacción era la esperada.
–¡Eres un maldito idiota! ¡Devuelveme las horas de sueño que me quitaste hoy!
–Oye, dije que iba a despertarte por las mañanas, ¿No es así?
–¡Ese no es el punto-'ttebayo! ¡Cuando no duermo bien, mi piel se pone áspera!
–Estás hablando como una mujer.
–¡No soy una mujer!
–Te comportas como una... Tal vez es uno de los síntomas de ser virgen.
–¡Cállate!
–Tranquilo, tranquilo, es broma.
–¡No sabes cuánto te odio!
–Oye.
–¿Qué?
–Ven, ponte a mi lado y observa la maravillosa vista matutina.
Ante la sugerente propuesta, Naruto mantuvo los brazos cruzados sobre el pecho.
«No se dejará vulnerar tan fácilmente... Este idiota...»
–No pienso acercarme a tí-dattebayo.
–Antipático.
*
Kiba estaba irradiando felicidad aquel día.
¿Cuánto dinero podría ganarse con la estupenda ayuda de Naruto?
"–Vengo a hablarte de Sasuke.
–¿De Sasuke? ¿Qué tiene que ver conmigo?
–No finjas frente a mí. Sé que estás locamente enamorado de él.
–¿Qué? ¡Claro que no! ¡Me da asco!
–No me lo creo. Los tsunderes* como tú suelen decir esas cosas. Dímelo todo, quiero la verdad.
–No hablaré.
–... Naruto.
–Per-
–Ahora.
–¡Ah, como sea, te lo diré todo!"
–Kakashi-sama**
El aludido no despegó la vista de su libro. Sin embargo, Kiba sabía que estaba escuchándole.
–Naruto va a ayudarnos.
–Eso es increíble. Lograste que aceptara.
–Por supuesto.
*
–Oye, Uzumaki.
En lugar de estar discutiendo, como regularmente ocurría, Naruto y Sasuke se mantenían tranquilos mientras visualizaban la inmensidad del cielo.
–¿Qué quieres ahora?
–¿Puedes describir el amor? Ya sabes... Explicarlo con palabras.
Eso era un simple cuestionamiento, y el rubio se repitió a sí mismo ello tantas veces como pudo.
Si no hubiese sido por el orgullo y los prejuicios sociales ante su gusto por un chico, seguramente ya se habría declarado.
–¿P-por qué preguntas algo como eso-'ttebayo?
–Quiero al menos imaginar lo que se siente estar enamorado.
–Ah... Bueno... Eso es... ¿Cómo puedo explicarlo?
–Dilo tan simple como puedas.
–Hm... Estar enamorado, es tener ojos sólo para una persona, sí. Cuando alguien te gusta, no puedes dejar de ver lo que está haciendo o... Algo así. Es como si te movieras por tí mismo detrás de alguien e intentas pasar el mayor tiempo posible juntos.
–Ah... Como un perro.
–¡No lo compares con un perro, teme!
–¿A tí te gusta alguien?
–No te importa.
–Si lo pregunto es por alguna razón. Tienes una extraña marca en el cuello, así que me pregunto si estás saliendo con alguien.
–¡¿Qué?! ¡No puedo creerlo!
Naruto se sintió terriblemente avergonzado por haber dejado aquello a la vista.
–¡No es lo que piensas, olvídate de ésto!
De repente, una molesta sensación se comenzaba a dispersar en el aire.
Se expandía a cada segundo.
El cuerpo de Sasuke se tensó.
«¡Son celos, maldita sea, no quiero estar celoso!»
–¿Por qué el señor virgen tiene una marca en el cuello?
–N-no es por nada. ¡Tengo que irme!
–No irás a niguna parte. ¿Quién demonios hizo ésto?
–¡No te importa, déjame en paz!
–¡Creí que sólo yo te gustaba, ¿Por qué?! ¡Me siento traicionado!
–¡Tú eres el único que me gusta, maldita sea!
–¡Si yo fuera el único, no tendrías éso!
–¡No lo entiendes, no te entrometas!
–¡Vete a la mierda, me largo!
–¡Sasuke!
–¡Olvídate de mí!
*
–Ah... Esos dos volvieron a discutir.
Kakashi soltó un suspiro al ver la silueta de Uchiha abandonar la azotea.
Sakura e Ino estaban a su lado con un par de binoculares.
–¿Sasuke-kun también puede enojarse?
–Tengo envidia de Naruto. ¡Yo no puedo ver esa expresión desde aquí!
–Bueno, iré a hablar con él. Les devuelvo su máquina.
*
–¿Te encuentras bien?
Al comienzo de las clases, Naruto no dijo palabra alguna, y Gaara ya no soportaba ignorar aquello que tenía en ese estado a su alma gemela.
–Estoy perfectamente-dattebayo. –La falsa sonrisa recibida fue como una apuñalada en el corazón.
–Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿No?
–Lo sé... Te quiero.
–Yo también.
Después de regalarle un beso en la frente, el delegado decidió dejar en paz al ojiazul.
Uzumaki no iba a decirle nada todavía.
Pero Sasuke –Aquel que les observaba desde el otro lado del salón– estaba involucrado, sin duda alguna.
*
–Naruto está más extraño que antes.
–Lo sé. Hoy almorzó solo y no quiere que nadie le hable.
Neji bajó la vista, y Gaara le palpó el hombro.
Si no hacían nada para animar al sol de sus vidas, entonces no podían llamarse a sí mismos sus amigos.
–Me siento frustrado... Ayer estaba bien, y hoy en la mañana sus ojos ya no brillaban.
–Ha estado pasando tiempo con Sasuke, ¿Verdad? Deberíamos preguntarle a él.
–No me hagas recordarte que no congenio para nada con ese tipo.
–Es por Naruto.
*
Sasuke no estaba en la azotea durante el receso.
¿La razón?
Hinata Hyūga.
Ella le había entregado la chaqueta prometida el día anterior, y él sólo no dejaba de mirar la tela en sus manos.
¿Por qué no se cortaba ya el hilo rojo que tenía en el dedo?
Sólo quería volver a estar tranquilo en la azotea tarareando canciones.
–Tú... Usuratonkachi.
*
–Naruto, tenemos que hablar.
–Hola, Kakashi-sama... No tengo ánimos.
–Soy el director. Si digo que tengo que hablarte, me tienes que escuchar.
–De acuerdo.
–Sasuke me dij-
–¡No!
–Ah, bueno, ¿vas a escucharme?... Él dijo que estaba molesto por algo.
–¿Dijo la razón?
–Sí. Me explicó todo lo que pasó y por qué está tan molesto.
–Ya veo...
–¿Quién te hizo esa cosa en el cuello?
–Sai.
–Entonces está todo bien, ¿No? No tienes de qué preocuparte.
–Sasuke está enojado de todas formas.
–Le declaraste tu amor, se le pasará pronto.
–¿Qué? ¡Yo no le he dicho nada!
–"¡Tú eres el único que me gusta, maldita sea!" Eso fue lo que dijiste.
–Oh, dios, ¿Cómo es que no me di cuenta? ¿...Qué voy a hacer? ¡Él va a detestarme!
–Ah... Le diré sobre Sai, ¿De acuerdo?
–Sí, claro. Necesito que me trague la tierra ahora mismo.
*
Neji, Gaara y Shikamaru no lograban pensar en nada –Además del festival– para hacer que Naruto sonriera.
Entre sugerencias e ideas inútiles, llegaron al final del día, y su única opción fue pedir ayuda a las chicas.
Ellas accedieron encantadas con la idea de una celebración, y finalmente, todos se reunieron en casa de Sakura.
Incluso Kiba asistió, burlándose de ellos internamente, porque ninguno conocía la verdadera razón del estado del rubio, a excepción de él y Kakashi.
Ya faltaban cinco días para el festival.