–¿Discoteca?
Naruto yacía apoyado sobre el tronco de un árbol.
Frente a él, su mejor amiga intentaba ejecutar el plan que casi todo el mundo había preparado.
"–Entonces, ¿Qué haremos al final? Kiba tiene una idea muy buena.
–¡Llevaremos a Naruto a una discoteca!"
–Sí, la pasaremos genial. ¿Qué opinas?
–¿Irá... Sasuke?
–No lo sé, deberías preguntarle...
–No puedo hacerlo. Imposible.
–¿Por qué no puedes?
–Porque me odia.
–¿T-te odia? ¿De qué estás hablando? El otro día parecían llevarse realmente bien.
–Sí, ¿Verdad...?
–Uhm... Puedes contarme lo que pasó. Sabes que te escucharé.
El ojiazul observó a Sakura y, dubitativo, levantó la cabeza y deslizó hacia abajo su camisa.
Entonces la chica pudo ver la marca que yacía en la piel del cuello ajeno.
–¿Qué es... Eso?
–Sai lo hizo y Sasuke se molestó.
–Él... Se molestó por algo así...
*
–Sasuke Uchiha...
El director de cabello plateado había estado recibiendo al aludido en su oficina los últimos días.
La razón le parecía estúpida, sin embargo no lograba negarse al hermano de Itachi.
–Aquí estás de nuevo.
–¿Cómo está el usuratonkachi? ¿Ha venido por aquí?
Sí.
Esa era la razón de sus visitas.
Sólo preguntaba por Uzumaki.
–No lo sé. Ve a preguntarle por tu cuenta.
–Claro que no. Tal vez me odie por ser un maldito celoso, no me acercaré a él.
–Como quieras...
Sasuke deslizó su vista hasta la puerta y caminó con las manos en los bolsillos.
–De todas formas, me largo.
Pero... Antes de perder cualquier oportunidad beneficiosa, Kakashi le detuvo.
–Escúchame. Sai irá hoy a una discoteca con Naruto.
–¡¿Qué?!
–Ya sabes. Tal vez hagan cosas sucias.
–¿A-a qué te refieres?
–Bueno, Naruto pued-
–¡No quiero escucharlo, silencio!
–Será mejor que te apresures y consigas a tu novio de vuelta.
*
–¿Qué dijo Naruto?
En la sala del consejo estudiantil, todos los amigos de Uzumaki se mantenían atentos ante Sakura.
Cuando ella dio un asentimiento con la cabeza, Gaara creyó que su sonrisa no podía ser más grande.
–Tenemos que apresurarnos en llamar a Sai.
Kiba Inuzuka, el experto en ganarse elogios ajenos, levantó la voz en cuanto todos cerraron sus bocas.
–¡Le pediré al director que nos permita salir antes!
–Te lo agradeceríamos mucho, Kiba... ¡Eres impresionante!
*
Cuando llegó la hora de salida, Naruto fue arrastrado hasta su propia casa.
Gaara no soltó el brazo del rubio en ningún momento, y, de alguna manera, por ello se sentía reconfortado.
–Mamá Gaara-chan... No quiero hacer ésto.
–Ánimo, Naruto... No importa si aún no quieres decirme nada. ¡Te haré sonreír, no importa cómo!
–Sí, pero... Una discoteca es algo...
–Está bien, todos estaremos contigo.
–No es eso... Es que... ¿No puedes simplemente dejarme sufrir tranquilo?
–No eres un miserable, vamos. Incluso Sai estará ahí.
–Ah, si estará Sai, supongo que entonces está bien ir.
*
–Sasuke, ¿Dónde vas?
Itachi parecía preocupado por el comportamiento que su hermano había adoptado últimamente.
Él seguía comiendo golosinas sin parar, y estaba totalmente desconectado del mundo.
–Voy a salir.
–¿Con quién?
–Solo. No me esperes despierto.
Sin decir nada más, el menor cerró la puerta detrás de sí, y se perdió en la oscuridad de la noche.
Ésta vez, alguien iba a asegurarse de que Sai no se saliera con la suya.
*
–Entonces, Naruto... Aquí estamos.
Frente a los abiertos y expectantes ojos de Naruto, la discoteca de Kioto, "Jump!", se levantaba aparentemente orgullosa de sus impuras murallas bien construidas.
Luces en los anuncios exteriores le cegaban ligeramente, y el sonido desde el interior era abrumador.
–No se preocupen por nada. –Dijo Kiba, deslizando uno de sus brazos por los hombros del rubio. –Vengo aquí habitualmente, así que les conseguiré un buen lugar a todos.
–Así es. –Shikamaru agregó, irradiando confianza como siempre. –Ya es hora de que nos emborrachemos un poco.
*
–Con que allí estás...
Sasuke, escondido entre las sombras de la entrada de aquella discoteca, se mantenía alerta a cualquier señal de coqueteo con Naruto.
Sus ojos se pasearon por cada quien se acercaba al rubio, y sus manos no paraban de juguetear con los malvaviscos que llevaba en el bolsillo.
Sai resultó ser un chico totalmente desagradable para Uchiha; La manera inexpresiva de observarlo todo... En especial, odió eso.
Después de unas palabras de Shikamaru, el enorme grupo que rodeaba a Uzumaki comenzó a moverse hasta la entrada y se sumergió en el incesante movimiento de luces interiores.
Fue entonces, que decidió ir también y una voz le detuvo.
–Oye, pequeño acosador.
–Kiba.
–Ah... Sabía que ibas a venir. ¿Dónde está Kakashi-sama?
–No sé de qué hablas.
–Entonces... ¿Kakashi-sama no vino contigo? Ya veo...
–En serio, no lo entiendo.
–¡Olvídalo! Entremos juntos, los chicos fueron a mirar un poco.
–Ni de broma. No vine a perder el tiempo.
–Pero sé exactamente dónde estará Naruto... ¿Estás seguro de que no quieres vigilarlo bien?
–Ugh... Cállate.
*
Los ojos de Sakura se deslizaron hasta el nervioso chico que tenía al lado.
–Oye, Naruto.
–¿Q-q-qué?
–La verdad es que no tienes por qué estar tan nervioso, yo...
Antes de que ella terminara de hablar, el volumen de la música se hizo más intenso; Hasta el punto de sentir que sus oídos vibraban al compás de la electrónica.
Adiós a las palabras de consuelo.
Después de una breve pausa, Ino hizo unas cuantas señales para decirles a todos que debían ir por las bebidas. Y, de esa manera, Uzumaki se quedó sentado en el pequeño sofá esperando por todos.
"–¡Creí que sólo yo te gustaba!"
Sin embargo, la ausencia de sus amigos le hizo recordar el momento en que Sasuke mostraba aquella expresión llena de furia.
–Eres el único... Sasuke.
"–¡Me siento traicionado!"
–¡Idiota!... Eres... El único...
"–¡Olvídate de mí!"
–Claro, es así de simple... ¿No?
Se cubrió la cara con ambas manos y cerró los ojos después de un último arrepentimiento.
Estaba en una discoteca, haciendo lo mismo que en casa.
A pesar de reiterárselo a sí mismo mentalmente, el resultado era nulo.
«Si él estuviera aquí ahora...»
–Hola... Usuratonkachi.
Una agradable brisa le acarició el lóbulo de la oreja junto a aquellas significativas palabras.
"Usu...
Usuratonkachi..."
Naruto observó a su alrededor, y al obtener una maravillosa vista de su enamorado con ropa casual, se quedó atónito.
–¡S-Sasuke!
Debido al sonido de la música, no pudo escuchar lo que el pelinegro dijo, pero al observarle los labios, vio la palabra "Sígueme".
Sin nada que replicar, simplemente se aferró a la camisa del más alto y le siguió hasta el baño.
–¿Cómo sabías que estaba aquí?
–Cállate.
Una vez allí, Sasuke aseguró la puerta, y se dió la vuelta para encararle.
–Uzumaki, ¿Quieres besarme?
–¿Q-qué?
–¡¿Quieres que yo sea tu primer beso?!
–No... No lo sé... ¿A qué viene todo esto?
–Te gusto, ¿Verdad? ¡Entonces está bien que te bese!
–Pero-
–Anda, hazlo.
–Eso es...
–Me gustas, Naruto.