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El Dolor de un Corazón Abandonado por ValeCaroline

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Notas del capitulo:

Aquí les traigo la segunda entrega de este TwoShots. Espero que les guste, y no me maten!!

 

 Aclaraciones (por las dudas)

Lo escrito normal, es el presente, y los diálogos del presente en itálica son en chino.

Lo escrito en itálica es el pasado, y los diálogos del pasado normal son en chino.

 

—¡Basta, LuHan! —gritó MinSeok.

 

—¡Déjame! ¡No te acerques! —Le amenazó.

 

LuHan estaba encogido en una esquina, rodeado de objetos rotos y con lágrimas en su rostro. En todo el día no había salido del cuarto y tanto SeHun como KungSoo se habían quejado de que había trabado la puerta, sin dejarles entrar.

 

El único que había logrado un avance con el chino había sido MinSeok, pero al descubrir lo que había hecho, comenzó a retarle y LuHan amenazó con tragar una gran cantidad de pastillas.

 

—Por favor. Tranquilízate. Todos estamos igual que tú. Es demasiado fuerte todo. —LuHan subió su mirada hacia MinSeok que se acercaba con lentitud—. ¿Recuerdas lo que prometimos al debutar? Seguiríamos siendo amigos hasta el final de los tiempos.

 

—¿Entonces por qué le están dando la espalda? —Sin querer sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas—. Necesito que esté aquí. No puedo tan solo escuchar su voz.

 

—¿Estás hablando con él? —preguntó sorprendido. LuHan tapó sus labios repentinamente, y en su distracción, MinSeok quitó el pote de sus manos y lo lanzó lejos. Seguido a esto le abrazó con fuerza—. LuHan, todos lo extrañamos. Todos queremos verlo. Por favor, deja de comportarte como un demente. —Comenzó a acariciarle el cabello sintiendo como el más joven se acurrucaba entre sus brazos y escondía el rostro en su cuello. Los sollozos no se hicieron esperar.

 

—Lo extraño demasiado. No tienes idea de lo que le extraño —murmuró entre hipidos.

 

MinSeok no dijo nada, solo siguió abrazando y acariciando el cuerpo de LuHan con cariño.

 

—Sé que Lay y Tao están aún peor, y me acompañan como Yifan lo hizo, pero… no es lo mismo. Él estaba ahí cuando necesitaba recordar lo que me faltaba. No voy a soportarlo sin él, MinSeok. Quiero dejarlo todo.

 

En ese momento todo se detuvo. MinSeok separó su cuerpo del de LuHan con brusquedad para mirarle a los ojos. Se veían opacos, sin vida, pero sobre todo desafiantes, con un toque de rabia contenida.

 

—No hablas en serio —fue una afirmación, quería que así fuera—. Dime que no hablas en serio… EXO sería nada si te vas también…

 

—No lo menciones así. No me estoy sintiendo bien. Apenas tengo tiempo para descansar últimamente. Y cuando lo tengo… tan solo no puedo hacerlo.

 

MinSeok lo abrazó con fuerza. El cuerpo de LuHan se sentía frágil, liviano. Si bien siempre había parecido delicado, no lo era en absoluto. Un nudo se formó en la garganta del mayor. LuHan seguía dando excusas de que no podía vivir más de la manera que lo llevaba haciendo los últimos dos años y otras cosas a las cuales no le prestó demasiada atención.

 

Si LuHan se iba… ¿qué sería de EXO? ¿Qué sería de él? No. No podía permitirse perder a otra persona importante en su vida.

 

—Espera un poco. Por favor. Hablémoslo con todos. Si te vas quiero que todos estemos preparados. Quiero despedirte de la manera correcta. Terminemos las promociones. Disfruta nuestro primer concierto. No seas egoísta. Espera un poco más.

 

LuHan asintió con tristeza.

 

 

 

YiFan estaba acostado en el centro del departamento. Miraba el techo, sin saber qué hacer. Su madre se había ido al médico, y en pocas horas se iría en un vuelo a algún sitio. Se suponía que le lo buscarían hacía treinta minutos, pero aún no llegaba nadie.

 

Su teléfono comenzó a sonar, atendió con rapidez, pensando que era alguna excusa de quien lo iría a buscar.

 

¿Tanto cuesta traer un auto? —habló en su idioma natal, pero la respuesta no era la que esperaba. La dulce voz de MinSeok resonó en sus oídos.

 

—Lo siento. Le robé el teléfono a LuHan… él… —Dejó sus palabras al aire, y YiFan se preocupó de más.

 

Las veces que habían hablado, se escuchaba, además de triste, bien. No había señas de depresión o cualquier signo que demostrara que se estuviera con un estado de ánimo desordenado. Aun así, esperaba que algo fuerte le sucediese.

 

—¿Cómo está él? —preguntó, algo temeroso.

 

—Bueno… él está durmiendo ahora, pero… —Por supuesto, siempre había un pero—… quiere dejar el grupo.

 

El teléfono cayó de la mano de YiFan, cortando el llamado.

 

¿Acaso LuHan había decidido seguir sus pasos? Eso no tenía sentido en lo más mínimo. ¿Por qué lo haría? Estaba más que seguro que no tenía las mismas razones que él. Sus padres estaban bien, habían comenzado a ganar un poco más de dinero, lo único que le quedaba era eso…

 

Con rapidez cogió el teléfono nuevamente y llamó al número de LuHan. MinSeok no tardó en atender.

 

—¿Estás bien?

 

—Sí, no te preocupes. Me sorprendí. —YiFan se sentó en el sofá e intentó relajar sus músculos. No había sido una noticia reconfortante en lo más mínimo. —Ahora explícame bien. ¿Qué sucedió con LuHan?

 

—Bueno, estuvo muy triste por algunos días y… —Se hizo una pausa, como si MinSeok no quisiese hablar en realidad.

 

—¿Qué sucede, MinSeok?

 

—Intentó suicidarse. —Las palabras fueron secas, sin pisca de dolor. Pero YiFan sabía perfectamente que el otro no se sentía de esa forma. MinSeok seguramente era la persona a la que más le dolería si algo malo le sucediese a LuHan. Seguramente estaría esperando que YiFan hiciese algo para que LuHan se sintiese mejor. Seguramente MinSeok estuviese esperando que YiFan le diera algunas palabras para alentarlo, para no caer en la misma depresión de su mejor amigo dentro del grupo y ayudarle a superar todo aquello que le estaba saliendo mal.

 

¿Otra vez? —susurró, para que el chico del otro lado no le escuchara—. ¿Cómo está ahora? Dijiste que estaba durmiendo. ¿Cómo lo lograste? —preguntó curioso.

 

—Creo que se siente mejor, aunque la idea de dejar el grupo no se le irá pronto, ya lo conoces. —YiFan sonrió inconscientemente—. Luego le hice dormir, y ahora está acostado.

 

—¿Para qué llamaste? ¿Para hacerme saber que el grupo se está desintegrando por lo que hice?

 

—No… YiFan, en verdad te extrañamos —Un sollozo se escuchó del otro lado de la línea, ¿pero cómo podía creerles cuando ninguno le había hablado?

 

—¿Cómo están ellos? —MinSeok, sabiendo perfectamente a quienes se refería, contestó luego de unos momentos de meditarlo.

 

—¿En verdad quieres saberlo? —Hubo una pausa—. Lay parece estar bien, pero todos sabemos que llora en cuanto se queda solo. Y Tao… oh, Kris, Tao está destruido. Apenas habla y sus ojos están siempre hinchados, aunque pocas veces llora cuando está con nosotros. No sale de las salas de práctica.

 

—Diles que los amo. —Y dicho esto último cortó la llamada.

 

Llevó su cabeza hacia atrás, colocando su antebrazo sobre los ojos para secar sus lágrimas. Sin dudas hablar con MinSeok le había dolido. Demasiado quizás.

 

Si tanto decían que le extrañaban, ¿por qué no le hablaban?

 

Escuchó el timbre sonar y se levantó del asiento.

 

 

 

Todos estaban en la sala de práctica tirados en el suelo, con la respiración a punto de colapsar y todos los músculos acalambrados.

 

Apenas había tiempo para hablar ese día, y mejor no hablar de las bromas.

 

El manager llegó junto a algunos de los coreógrafos, y los hizo levantar. Los gemidos de esfuerzo no se hicieron esperar.

 

—¿Por qué no están practicando? —dijo el manager, a lo que todos quedaron en silencio, con la mirada baja—. Les hice una pregunta. —Se paró delante de BaekHyun, quien no le miró, seguía con su vista clavada en el suelo, esperando que el otro tan solo se alejara. Su garganta ardía y ya no podía pronunciar ninguna palabra.

 

—Estábamos descansando. Solo cinco minutos —se apuró en contestar SuHo, levantando la mirada.

 

—Bien —dijo, y se dirigió a los coreógrafos:— Déjenlos, van a descansar durante una o dos horas.

 

Cuando ambos coreógrafos los dejaron solos, LuHan pudo sentir el cabello de la nuca erizarse. El manager caminaba frente a ellos de un lado al otro. Ninguno hablaba. Solo las respiraciones pesadas se sentían en la sala.

 

LuHan podía sentir el cuerpo de Kai temblar a su lado. Le tomó la mano, apretándola. El menor le miró y le sonrió. Podía verle las escleróticas rojas por el esfuerzo, y algunas líneas de dolor que se comenzaban a dibujar en su frente.

 

Entonces sintió una sombra frente a él. Levantó la mirada con miedo y miró al manager a los ojos.

 

—¿Cuánto hace que están descansando? —se lo estaba preguntando a él. Sabía que no podía mentir, no bajo presión, y en ese momento tenía todas las miradas sobre sí. Sus ojos comenzaron a vagar por toda la sala, hasta posarse en la mano que Kai le sostenía.

 

—Estamos ensayando desde ayer sin parar…

 

—Te pregunté otra cosa, LuHan. —El chico levantó la mirada y la posó en los ojos del manager.

 

—Hace una hora.

 

—Ya veo. —LuHan notó como el otro sonreía de lado y no pudo evitar cerrar los ojos con algo de temor, pero el hombre se alejó, y soltó un suspiro relajado, aunque no le duró demasiado.

 

Un golpe resonó en la sala. Apretando los dientes, miró hacia el origen del ruido. La mano de Kai comenzó a sudar y apretó con más fuerza, para que no se moviera.

 

SuHo miraba el suelo, con su mano cubriendo el lugar donde había sido golpeado. Se notaba que estaba aguantando las lágrimas.

 

Nadie se movió, pero LuHan sabía que Lay no tardaría en reaccionar, por lo que también le tomó la mano.

 

—Vayan a ducharse. Apestan.

 

El manager salió de la sala de práctica y todos rodearon a SuHo, quien cayó al suelo, comenzando a soltar lágrimas reprimidas. LuHan quiso hacer lo mismo, pero Kai cayó al suelo del dolor y se quedó a su lado.

 

—¿Estás bien? —preguntó preocupado.

 

—Sí… solo dame unos momentos. —LuHan le hizo acostar y comenzó a acariciarle la espalda para intentar aliviarle el dolor.

 

—¿Por qué eres así?

 

—Lo mismo te pregunto.

 

LuHan no contestó, pero sabía a qué se refería.

 

Estaban a dos días de comenzar con el concierto en Seúl, y los nervios estaban destruyéndolos a todos. Además de haber tenido que reorganizar muchas partes del espectáculo, M había que tenido que arreglar las canciones, al igual que todas aquellas que debían hacer como EXO completo.

 

“Por lo menos las promociones en China son más lejanas”, había dicho alguno.

 

LuHan miró al grupo y sonrió inconscientemente. Al final, la ducha daría sus frutos.

 

 

 

—¿Te sientes bien? —preguntó Lay, cuando estaban por salir a escena. LuHan solo le sonrió y asintió.

 

—Es solo el dolor de cabeza. Nada nuevo —intentó que el otro no se preocupara de más.

 

El concierto de Xi’an estaba a punto de terminar, y estaban a punto de ingresar a cantar Overdose, esperando que Kai terminase su solo.

 

—Debes revisarte. No es normal. —LuHan solo le sonrió.

 

—Hablaré con manager luego.

 

 

 

El concierto había finalizado con éxito, y los miembros de EXO había decidido ir a festejar, pero LuHan se negó.

 

—Te acompaño, hyung. No creo que sea buena idea que vayas solo —dijo SeHun, esperando la aprobación del manager para volver al hotel.

 

—Tengan cuidado. A MinSeok no le importará cambiar el cuarto, ¿verdad? —Todos miraron al mayor del grupo, quien negó, aunque estaba algo preocupado.

 

—¿No sería mejor idea que volvamos todos al hotel?

 

—No se preocupen por mí, vayan a festejar. —Todos se fueron, y una de las noonas se quedó con ellos, para que no tuviesen problemas al ingresar al hotel.

 

SeHun había subido al ascensor, con su brazo rodeando la cintura de LuHan, quien apenas podía mantenerse en pie. No solo por el sobreesfuerzo de sus músculos y la lesión en su pierna, sino por el dolor de cabeza que le había cegado casi por completo.

 

LuHan se había apoyado contra una de las paredes y se había quedado ahí, bajo la atenta mirada de su menor. El dolor de su cuerpo era casi insoportable. Solo quería llegar a la cama y descansar. Sintió las manos de SeHun sobre su cuerpo. —¿Qué haces? —Sonrió, abriendo apenas los ojos. Pudo distinguir en medio de las manchas que impedían su vista, el rostro de SeHun preocupado, quizá demasiado.

 

El “ding” del ascensor retumbó en la cabeza de LuHan. —Vamos —fue lo único que dijo SeHun, tomándolo de la cintura nuevamente y caminando hasta la puerta de la habitación. Sacó la tarjeta y ambos pudieron ingresar.

 

—Quiero ducharme —dijo LuHan.

 

—Va a ser mejor que te acuestes. —SeHun llevó al mayor hasta la cama, acostándolo sobre ella con cuidado.

 

—Pero…

 

—Hyung, duerme. No te ves bien.

 

LuHan bufó, y comenzó a quitarse la ropa. —Me siento asqueroso. Quiero bañarme… Sehunie… —Le miró con ojos de cachorro, a lo cual sabía el otro no se resistía.

 

—Prepararé la bañera. No te muevas. —LuHan sonrió y preparó la toalla, junto a una muda de ropa cómoda para dormir. Se quitó lo que restaba, quedándose con la ropa interior. El mareo le impedía moverse con normalidad, pero logró hacerlo. SeHun salió luego de varios minutos, recorriéndole el cuerpo con rapidez, para luego sonreírle. —En un rato estará lista.

 

—Solo quiero quitarme el sudor. No es necesario llenarla por completo. —Se levantó de la cama y caminó hasta la puerta—. Si necesito ayuda te aviso. No entres.

 

SeHun solo asintió y observó la puerta del baño durante unos minutos. Luego se colocó una muda de ropa que le “prestaba” LuHan y se acostó en una de las camas, esperando a que el otro saliera del baño.

 

—SeHun… ¿sigues despierto? —El menor soltó un gemido, y sintió como el otro se sentaba en su cama, comenzando a acariciarle el cabello—. Tengo que contarte algo.

 

SeHun se movió en la cama para quedar sentado y poder mirarle el rostro a LuHan. Ya sin maquillaje, se veía demacrado, demasiado pálido y con ojeras  muy marcadas. Parecía que en cualquier momento caería desmayado sobre la cama.

 

—No quiero que pienses que tengo algo en contra de alguno de ustedes, o que no los quiera. Es algo que no quiero seguir retrasando… —Al notar el rostro confuso del menor, no pudo evitar sonreír tiernamente—. Pienso dejar el grupo. Cuando terminen las promociones.

 

SeHun quedó quieto, sin poder pronunciar ninguna palabra. Con la mandíbula desencajada y los ojos demasiado abiertos.

 

De a poco, sintió como sus ojos comenzaban a arder por las lágrimas acumuladas, y su mente terminaba de procesar las palabras de su hyung, sin querer creerlas. No quería que fuesen verdad.

 

—Es mentira. Me estás jugando una broma, ¿verdad? Eso no es gracioso, hyung. —Las lágrimas comenzaron a salir por sus ojos y su cuerpo a dar pequeños espasmos por el llanto—. No es gracioso. No son divertidas ese tipo de bromas. —La sonrisa de escape de la realidad se formó en su rostro, mientras lágrimas seguían cayendo, mas el cómo LuHan se acercó para abrazarle, le dio la pauta de que hablaba en serio. —No te irás. Solo necesitas descansar. En realidad te tomarás un descanso. —Seguía intentando convencerse a sí mismo.

 

—Ya lo hablé con SuHo, Lay y MinSeok. Ellos me apoyan y pronto se lo diremos al resto.

 

—¿Por qué? —fue lo único que pudo decir el otro. LuHan le sonrió, viéndole a los ojos con ternura, haciendo que esas líneas alrededor de sus ojos aparecieran.

 

—Hay muchas cosas que pasaron, muchas cosas que es mejor no contar. Necesito un tiempo para encontrarme.

 

—¿Volverás? ¿Nos veremos de nuevo?

 

LuHan intentó reprimir algunas lágrimas que se habían quedado en sus ojos, pero no lo logro, y un sollozo escapó de sus labios. —Espero que sí.

 

 

 

Los días luego de la salida de YiFan del grupo habían sido duros.

 

Todos estaban en silencio, y el mínimo comentario mal expresado podía hacer explotar al resto. Sus charlas se limitaban en un saludo y hablar sobre las prácticas.

 

Hasta que ese día llegó.

 

La canción.

 

Las fans comenzaron a decir muchas cosas acerca de la letra de la canción, tanto así que los miembros decidieron escucharla.

 

—No puede ser tan malo —dijo Kai, al colocarle play y subtítulos.

 

Pero no fue verdad. A mitad de la canción, algunos ya se habían ido.

 

—Parece muchas cosas —mencionó ChanYeol cuando terminó—, parece demasiadas cosas.

 

—Es como si nos culpara.

 

—Deben ser solo imaginaciones nuestras —dijo Suho—. Mejor empecemos a prepararnos.

 

Nadie habló más sobre ese episodio.

 

 

 

—Chicos. Reúnanse en la sala. Tenemos que hablar. —SuHo visitó cada uno de los cuartos diciendo eso.

 

Cada uno se acercó al lugar de reunión, confundidos. Al día siguiente viajarían a Singapur, y por lo tanto los manager se habían llevado sus valijas, y estaban solos en el departamento.

 

Era la oportunidad que el líder del grupo estaba esperando para que todos hablasen. Necesitaban hablar, más que nunca.

 

—Estamos todos aquí reunidos para… —comenzó SuHo.

 

—No es un casamiento. ¿Qué quieres? —le cortó BaekHyun, a quien interrumpieron su dorama preferido.

 

—Es algo difícil de decir…

 

—No te preocupes, SuHo. Yo lo haré —LuHan se levantó de su asiento, sorprendiendo a todos. Por lo general él escuchaba todo lo que tenían que decir y luego daba su opinión. Jamás había comenzado. Algunos como Lay y SeHun bajaron la cabeza. —En este último tiempo pasaron muchas cosas. Demasiadas cosas, diría yo. No quiero que lo que diré lo tomen de mala manera, es tan solo una decisión que tomé, por mí, y por mi salud. —Todos lo miraban con atención en sus palabras. Algunos podían anticiparlo, pero otros no querían imaginárselo. El silencio se hizo prolongado, solo las respiraciones se oían, lo cual era muy extraño.

 

—¿Lo dirás tú, o prefieres que lo haga yo? —preguntó MinSeok, tomándole la mano. LuHan se sentó y le hizo un asentimiento con la cabeza. Si seguía hablando sus lágrimas comenzarían a rodar, y no quería eso—. Dejará el grupo —dijo con soltura, como si hablara del clima, pero por dentro se estaba destruyendo, y todos se dieron cuenta, cuando apretó la mano de LuHan y sus ojos quedaron clavados en algún punto del piso.

 

El silencio formó una atmósfera extraña. Pero no hubo lágrimas. Aún era demasiado temprano para ello.

 

 

 

Dejaré el grupo.

 

No sigas mis pasos, LuHan. No sabes en lo que te estás metiendo.

 

No los estoy siguiendo. Ya no puedo más.

 

Todo tiene solución. —LuHan soltó una carcajada—. No es gracioso.

 

Sí que lo es. Esto no la tiene. No tienes idea de todo lo que hice para que me den vacaciones. No me las darán hasta que caiga en el escenario.

 

¿Te estás escuchando? ¿Cuántas veces dijiste lo grandioso que sería ser reconocido mundialmente? ¿Cuántas veces nos quedamos hablando de conquistar el mundo?

 

—¡Pero no así!

 

¿Entonces cómo? Esas personas manejan todo, te pones en contra de ellas y el mundo te olvida.

 

No se trata de que me olviden o no. ¡Fui un maldito robot toda mi vida! Ya no lo soporto. No lo entiendes, YiFan. Nunca lo entendiste. Todo siempre fue tú, tú y tú. Jamás fuimos tu prioridad. Solo éramos unos idiotas en los que apoyarte cuando todo iba mal. —Esta vez fue el turno de YiFan de reír.

 

¿Acaso LuHan estaba midiendo sus palabras? ¿Acaso no se daba cuenta del daño que le estaba haciendo?

 

Recuerda con quien hablas —Le recordó.

 

Lo sé muy bien. Y no. No es la persona que conocí. ¿Qué te pasó? Lay pensó que le llamarías. Tao igual. No esperes que te perdonen si no buscas su perdón. Aunque estúpidamente ya lo hicieron. —YiFan quedó en silencio por un buen rato—. Eres un hipócrita. Un mentiroso. Siempre lo has sido.

 

¡BASTA! —Unas lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de YiFan. Las palabras de LuHan dolían, principalmente porque jamás esperó oírlas de sus labios. —Explícamelo.

 

¿Qué?

 

Dime, ¿qué es lo que no entiendo de tu vida? ¿Tan difícil es ser el consentido?

 

LuHan no contestó. La llamada se cortó y YiFan soltó un suspiro. Guardó el teléfono en el bolsillo de su pantalón y miró a la mujer que estaba frente a él. No sonrió, ni hizo ningún gesto de cortesía antes de levantarse de la mesa e irse.

 

Encerrado en el baño, LuHan rompió en llanto. No podía frenar los gemidos de dolor. Su pecho dolía demasiado. ¿Eso pensaba de él? ¿Siempre había sido así? ¿Sería el único?

 

Esta última pregunta fue la que más le dolió. La que más le carcomía por dentro.

 

Un ruido se oyó desde la puerta. —¿Estás bien? ¿Quieres que llame a alguien? —era MinSeok. Rápidamente secó sus lágrimas e intentó arreglar su aspecto.

 

—No. Estoy bien. Ya salgo.

 

—La van está por irse. Se supone que ya tenemos que estar allá.

 

Lavó su rostro con agua helada, limpiando su nariz y salió, bajo la mirada preocupada de MinSeok. —¿Seguro estás bien? —LuHan asintió y guardó el teléfono.

 

 

 

LuHan llegó a su casa silencioso, intentando no alertar a nadie.

 

Su aspecto descuidado, ropa repleta de tierra, algo rota y con restos de sangre seca. En su rostro, el rastro de algunos golpes.

 

 Preocupado por qué le descubrieran en ese estado, comenzó a subir las escaleras con lentitud, olvidando el penúltimo escalón, el cual siempre había hecho ruido.

 

¿Hijo? ¿Llegaste? ¿Cómo te fue en la es…? —Su madre paró en seco en cuanto lo vio—. ¿Qué sucedió? —Subió las escaleras y le sostuvo el rostro para verle, al igual que a su descuidada ropa.

 

Mamá, por favor silencio, no quiero que papá… —Pero fue demasiado tarde. El ruido de una puerta abriéndose le hizo tiritar.

 

La presencia imponente de su padre se sintió a sus espaldas. Su madre lo soltó y él se giró para enfrentarlo.

 

A sus cortos catorce años había aprendido muchas cosas. Cómo jugar la mayoría de los deportes, que su voz no era tan mala para cantar. También que su club de fans era demasiado molesto. Pero la lección mejor aprendida de todas, era que debía ser perfecto en todo lo que se decidiera hacer, y si a su padre algo no le satisfacía… lo mejor era evitarlo. Y sin dudas, el haberse metido en una pelea callejera, no era algo considerado satisfactorio para él.

 

¿Por qué llegas a esta hora y en este… estado? —preguntó, con ese tono tan calmo que ponía a LuHan con los pelos de punta. El chico bajó la mirada—. Te hice una pregunta.

 

El silencio se hizo presente en la casa. Tanto así, que se oía el ruido de la vecina del departamento contiguo cocinar. LuHan tomó aire y levantó la mirada para ver a los ojos de su padre.

 

Defendí a una niña que…

 

¿Defendiste a una niña? Estás en este estado —le señaló el cuerpo completo— por defender a una niña. No te creo.

 

Es verdad —aseguró. Pero sabía lo que venía.

 

Su padre caminó hasta su oficina, y LuHan le siguió, no sin antes darle la mochila a su madre, quien le miraba preocupada.

 

Ya sabes que hacer.

 

LuHan suspiró y tomó la escopeta que le tendía su padre. Estiró sus brazos con el objeto frente a él. Lo más seguro es que estuviese más de una hora esta vez.

 

Es muy noble que quieras ayudar, pero debes aprender que no siempre las cosas se solucionan igual. Mucho menos con puños. Mi hijo no debe ser un pandillero.

 

Se mantuvo en esa posición alrededor de dos horas, sin decir palabra, observando a su padre trabajar. Sus brazos se estaban entumeciendo, pero no dejó que cayeran.

 

Cuando la cena estuvo lista, le dejó bajar, pero recordándole que al día siguiente debía recibir otro castigo.

 

 

 

—¿Estás seguro de esto? —preguntó por última vez MinSeok.

 

Todos estaban en círculo y LuHan en el centro.

 

El chico sonrió y asintió. —Nunca estuve más seguro en mi vida acerca de algo.

 

—LuHan. —El nombrado giró su rostro para encontrarse con el de Lay—. Cumpliste tu promesa. Sigue igual. —Ambos sonrieron y se abrazaron con fuerza, como los hermanos que habían sido todo ese tiempo.

 

El resto le trató de igual manera. Con abrazos, besos y palabras de cariño, mas no lágrimas. Ninguno notó como uno se alejaba con sigilo del resto.

 

—¿MinSeok? —El mayor del grupo se encontraba encogido en el pasillo abrazando sus piernas, junto a la puerta del camerino. Levantó su cabeza, para mostrar sus ojos repletos de lágrimas. A LuHan se le rompió el corazón. Ver a su mejor amigo en ese estado le dolía, y sus lágrimas no se hicieron esperar.

 

—No creí que fueras a irte en serio. Pensé que era otra de tus etapas depresivas… —LuHan se sentó a su lado, ambos mirando al frente.

 

—¿Piensas que es una decisión precipitada? —MinSeok negó, con una sonrisa.

 

—Al menos tú te despediste. —LuHan le miró. El mayor tenía sus ojos en él, repletos de dolor, pero de alguna manera felices—. Sé que nos mantendremos en contacto. Sé que nos seguirás desde donde quiera que estés.

 

—Yo…

 

—Eres de quien quiero aprender. Mi modelo a seguir, a pesar de estar muriendo por dentro, cuidando de nosotros. Lay, Tú, JongDae, son imprescindibles para el grupo. Nos estás matando desde dentro. —LuHan abrió la boca, pero MinSeok negó—. No pienso que tomas la decisión equivocada, por favor, ¡mírate! —Le señaló—. No solo necesitas un descanso. Debes subir de peso, dormir. —Se secó las lágrimas que estaban en su rostro—. Estaría feliz si siguiéramos siendo un equipo, pero…

 

—MinSeok. —El mayor observó como LuHan le mostraba una de sus más hermosas sonrisas—. Siempre seremos uno.

 

Un golpe es oyó, cuando la puerta fue abierta. SeHun, Tao, BaekHyun y Kai cayeron al suelo, avergonzados, mientras Lay y Suho se reían detrás.

 

—EXO es amor —dijo SuHo —. ¡EXO!

 

¡Saranghaja! —gritaron todos, poniéndose de pie. Y entrando a los camerinos para comenzar a prepararse para el primero concierto de Beijing.

 

 

 

“Solo quiero que sepan que los amo a todos” LuHan

 

“Te amo” SeHun

 

“Yo también te amo” Lay

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció?

Por favor, sus opiniones son muy importantes para mi. 


Hay muchas cosas que quiero decir, pero son tantas que no me animo. 

¿Vieron a LuHan? ¿No está precioso? Lo vi y me largué a llorar.

Terminé de escribirlo gracias al OST de DO. Mierda, es como si te desgarraran el corazón.

Este fic me ayudó a cerrar una etapa, creo que ya lo puedo superar en paz. Lo mejor, pienso yo, es enfrentarse a lo que duele para que ya no tenga el mismo efecto luego.

¡Nos estamos leyendo!


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Y mi Twitter, por si quieren insultarme más directamente: ValeCaroline

 

 


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