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I don't do complicated (very often) por OreoBoy

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Notas del capitulo:

¡Hola! Bien, no tengo excusas para nada así que no les quitaré tiempo de su vida con cosas como que mi perro tuvo un accidente al lanzarse de un avión en paracaídas y tuve que cuidar su uña rota. 

Okay, tal vez acabo de quitarles tiempo diciendo que no iba a quitarles tiempo. Wow, muy loco.

En fin, en serio lamento que me haya tomado una eternidad postear esto, pero espero con muchas más ganas que usted, persona tras la pantalla leyendo como desvarío, lo disfrute. 

Así que, sábado.

 

Stiles había estado repitiendo esa misma frase en su cabeza por los últimos 2 días, 3 horas y 48 minutos (no es que hubiese estado contando) sin lograr que sonara natural. No porque en su vida no existieran los sábados,  sino porque este sábado podría ser el día en que su vida cambiara para siempre o se quedara como está. Stiles disfrutaba su vida, no piensen mal, las comunidades online que luchan contra criaturas mágicas y los cómics habían sido grandes compañeros para él, pero en ese momento necesitaba más. ¿De qué? Más de Derek, más que observarlo (o acosarlo, como sea) durante las horas libres y el almuerzo, más que imaginar cómo se escucharía su voz al teléfono y ante cuáles cosas podría hacerlo sonreír; porque Derek tenía ese efecto en él.

 

—¡Stiles, ¿me estás escuchando?! —Oh, Scottie, Scottie, Scottie. Stiles había olvidado que estaba ahí.

—Por supuesto que no, Scott. Y acabas de interrumpir una fantasía muy importante, debes saberlo —Stiles volvió a su realidad, encontrándose de lleno con un armario repleto de ropa, su ropa, tardando un segundo más de la cuenta en recordar lo que hacía ahí. La orden «escoge tu mejor conjunto» en la voz de Lydia llegó a su cabeza como una bofetada.

—¿Lo siento? Pero llevas ahí horas y aún no puedes encontrar una camiseta.

—Eso es porque es difícil seleccionar una prenda perfecta.

—Yo no me tardé tanto en encontrar algo para vestir, y tenía la misma misión.

—Eso es porque eres un ícono de la moda —hubo un momento de silencio entre ambos, pero acabaron riendo de todas formas por la estupidez de todo el asunto. –En la escuela siempre hemos sido como Janis Ian, ¿sabes? Y ahora, de la nada, tenemos la ayuda de una menos malvada Regina George para atrapar a Aaron Samuels… Salvo que eso nos haría Cady, no Janis. Pero Janis es muchísimo más cool que Cady, así que me quedo con ella. Y Lydia no está ni remotamente interesada en Derek o Afrodita como para que realmente fuese Regina, pero entiendes a lo que me refiero. Además, creo que ahora que estamos los tres en esto, tú y yo seríamos Karen Smith y Gretchen Wieners. Tú eres Karen, por cierto.

—¿Cuántas veces has visto Mean Girls?

—Menos de las que crees, simplemente tengo buena memoria —Scott enarcó una ceja y elevó la caja de la película, con el DVD dentro, desde el escritorio.

—¡Material de investigación! —el moreno solo soltó una risa por ese casi alarido que su mejor amigo dio y negó un par de veces con la cabeza.

—Tú serías Karen, Stiles. Yo tengo la piel morena de Gretchen.

—Como sea, Scottie. Al menos tengo super-bubi-poderes. Ya querrás ser Karen cuando haya un 30% de probabilidades de que ya esté lloviendo —Stiles hizo un gesto extraño, tomando un par de pechos que no tenía, y ambos se deshicieron en carcajadas hasta que el Sheriff les gritó, desde la planta baja, que dejaran las drogas y bajaran a cenar.

 

 

 

Δ

 

 

 

Entonces, las cosas eran más o menos así: dos chicos, un Jeep, mucho Axe, una velada de conquista por delante. Excepto que faltaban los chicos, porque Stiles y Scott eran definitivamente un par de niñitas asustadas en ese momento, pero nadie podía culparlos. De esa noche dependía su futuro. El águila estaba en el nido, ahora solo debían pasar a parte de la implementación del plan «chicos bonitos para todos».

Roscoe era el águila, así que supongamos que la acera copada de autos, justo frente a la casa de Lydia, era el nido.

 

No podían escuchar música realmente, solo era una mezcla entre beats y ruido, pero ambos caminaban por la entrada como si estuviesen llegando al campo de batalla.

Stiles arregló sus pantalones como modo de demostrarle al mundo que estaba listo para todo lo que vendría. BRING IT ON, dijo mentalmente, antes de darle una palmada de apoyo a Scott, quien tenía el pulóver puesto tan desarreglado que colgaba de uno de sus hombros como si fuera cuarenta tallas por sobre la de él, pero lo compensaba con la expresión de todo un conquistador.

Okay, está bien, eran un par de fracasados, esa es la verdad, pero los fracasados no siempre están destinados al fracaso.

 

—Miren quién decidió venir —dijo Jackson, cuando fue él quien abrió la puerta y no Lydia, como los dos chicos habrían esperado. —McCall, ¿no te avergüenza traer de paseo a tu novia en público? Sin ofender, Stilinski.

—Vete a aprovechar tu subscripción a Sean Cody, Jackson —los ojos del acusado se abrieron desmesuradamente ante las palabras de Stiles, quien solo mantuvo una sonrisa divertida en el rostro. —No querrás perder 40 dólares que podrías haber invertido en tu cabello –Scott se mostró ligeramente confundido por el intercambio de palabras, pero no agregó nada al respecto. Jackson, por otro lado, había enrojecido tanto que los chicos no estaban seguros si era rabia o vergüenza, o un tanto de ambas.

—No sé de qué estás hablando, idiota. Yo no tengo nada que ver con las estúpidas páginas web que los homosexuales como ustedes visitan porque no pueden tener sexo real.

—Nadie mencionó nada sobre páginas web, homosexuales o sexo –Stiles soltó ese comentario con una sonrisa tan amplia que incluso deformaba su rostro. Scott, aún perdido en el mundo, notó que habían logrado algo y sonrió triunfante justo antes de que Jackson tomara a Stiles de la camisa que traía y lo atrajera a su cuerpo, furia irradiando de sus ojos como rayos láser del mal.

—Escúchame, Stilinski. Será mejor que te calles antes de que-

—¡Jackson! —y con eso y una marea de hermosos bucles rubio cereza, Stiles fue liberado y Jackson se perdió dentro de la casa, entre la multitud, aún molesto.

 

Lydia no les dio un tour guiado o algo similar, simplemente un punto de encuentro y desapareció entre las parejas que bailaban como si estuviesen unidas por la cadera. Stiles decidió explicarle a Scott qué es lo que había ocurrido hace unos segundos con Jackson y ambos explotaron en risotadas por otro par de minutos.

 

—¿Y ahora qué? —Scott preguntó una vez las carcajadas se habían detenido y la única muestra de lo que había pasado eran un par de lágrimas en los ojos de cachorrito.

—No lo sé, ¿mezclarnos con el ambiente? —Stiles hizo un movimiento extraño con su cuello, movimiento al que se le unieron sus hombros, brazos y piernas; estaba bailando. —¡Vamos, hombre, únete a la fiesta! —siguió con lo mismo y Scott no pudo hacer nada más que reír y adherirse a esa extraña danza que más invocaba demonios que conquistas potenciales.

 

Δ

 

Había pasado aproximadamente una hora desde que Stiles y Scott habían llegado a la casa de Lydia Martin y aún no habían encontrado a sus objetivos ni a su Regina George, pese a haberse mantenido junto al punto de encuentro durante la mayor parte del tiempo. Lo que sí habían encontrado, sin embargo, fue a Malia y Kira, quienes se habían quedado junto a ellos como si fuesen amigos de toda la vida. No habían quejas, estaba completamente bien, porque junto con ellas vinieron los jello shots y las mil y una formas en que Scott intentó comer uno antes de lograrlo.

 

—¿Pueden recordarme qué es lo que los mantenía realizando rituales apocalípticos en la pista de baile? —Malia hablaba muy alto, más de lo normal incluso con música a decibeles descomunales.

—¡Eran nuestros mejores pasos de baile! —Scott elevó las manos en respuesta a la chica, quien hizo ese movimiento de cejas gracioso de desaprobación antes de darle una simple succión a un jello shot y que este se perdiera en su boca.

—Okay, majestad gelatinosa, tienes que enseñarnos a hacer eso, hablo en serio —la lengua de Stiles cosquilleaba ligeramente y su cuerpo se sentía más liviano y todo era gracias a que ya había consumido su tercera gelatina alcohólica y su efecto concentrado no había pasado por alto que lo más cerca que había estado de emborracharse, fue una noche de llanto en los bosques de Beacon Hills, junto a Scott y una botella de whiskey de su padre, porque Lydia Martin lo había rechazado definitivamente. Oh, y esa vez en que acabó con dolor de cabeza por el exceso de Dr. Pepper.

 

La humareda rojiza apareció en toda su perfecta perfección cuando Malia estaba enseñándole a los tres chicos el truco, ubicándose en el medio de todos para que la alabaran como la princesa que era. Lo que recibió fue un grito al unísono por parte de los chicos y un par de besos en cada mejilla por parte de las chicas. Las perlas blancas de su boca se asomaron a través del labial rojo para regalarles una sonrisa y mover una mano para quedar libre de la cariñosa plebe.

 

—¿Dónde está Jackson? —preguntó Stiles por sobre la música que saturaba el ambiente con esa mezcla de sintetizadores, impresoras antiguas y licuadoras. Scott lo miró con una sonrisa cómplice, elevando las cejas un par de veces. Lydia ignoró la pregunta por completo.

—Espero que sepas medirte, Stiles. Esta casa tiene suficientes habitaciones, pero ninguna quiere tenerte en ella borracho o inconsciente —se veía severa, pero el interpelado elevó los shots haciendo caso omiso a esa advertencia.

—Conductor designado —Scott elevó una mano, señalándose, sonriendo tan amplio que sus ojos se perdieron al volverse un par de líneas. Ah, Stiles amaba la sonrisa de Scott… ESTRICTA Y PLATÓNICAMENTE. Eran best bros, los best bros pueden pensar esa cosas del[YD1]  otro porque hay un apartado completo dedicado a lo no homo en el brocode. Hubo silencio por parte de la princesa Martin.

—Está bien, si tú te haces cargo de eso —no tuvo mucho problema en señalar de arriba abajo a Stiles y con eso siguieron la fiesta, ahora con un quinto miembro, porque Jackson no estaba a la vista. Probablemente sí había vuelto a casa… Para disfrutar de sus modelos favoritos de Sean Cody.

 

Lydia y Scott se encontraban discutiendo asuntos respecto a la escuela y a las materias que el moreno estaba fallando mientras Stiles miraba fijamente a Malia y Kira en la pista de baile, ambas chicas demasiado perdidas en el ritmo de la otra para concentrarse en algo más.

 

—Están teniendo un momento por allá, ¿verdad? —Stiles les habló a los chicos que estaban a su lado, apuntando a las involucradas.

—Oí que Kira piensa declararse esta noche —comentó Lydia, quien ahora miraba a la pareja también.

—¿Lo oíste de quién? —agregó Scott, quien se unió a los asientos preferenciales para lo que en ese momento parecía el evento del siglo.

—De Allison —contestó la chica, con total naturalidad, como si hubiese mencionado que las galletas Oreo deben comerse con leche.

—¿Quién es Allison? —agregó Scott.

—Yo soy Allison —se escuchó una voz desde atrás del grupo y los dos chicos se giraron al mismo tiempo. Lydia, por su parte, se tomó su tiempo para no parecer demasiado sorprendida.

 

Al encontrarse de frente con la persona en cuestión, el estómago de Scott se hizo un nudo y por un momento pensó que no podía respirar. Stiles estaba en condiciones similares y no había tenido un ataque al corazón solo porque en ese momento sus ojos estaban solo enfocados en Afrodita y no en el par de personas que la acompañaban. Lydia sonrió y se acercó a la castaña, quien se apresuró en rodear sus hombros con un cariñoso abrazo mientras besaba una de sus mejillas.

 

—¿Qué pasa conmigo? —las margaritas de la perdición aparecieron junto a la par que la chica acomodaba un mechón de su cabello con suaves ondas detrás de su oreja izquierda. —¿Ustedes son amigos de Lydia? —intentó nuevamente, ya que su primera pregunta no tuvo respuesta por parte del par de chicos. Lydia rodó sus ojos y se puso entre ellos.

—Chicos, ella es Allison —en ese momento Stiles dejó que sus ojos se posaran en Scott, quien tenía la más ridícula sonrisa en el rostro y estiraba una mano hacia adelante para saludar a la chica con un apretón. Afrodita elevó una de sus cejas, con una expresión extrañada, además de una mirada corta a Lydia como preguntando qué estaba pasando allí, y cogió la mano de Scott para finalizar el saludo. Los ojos de ambos se encontraron y una sonrisa más sincera se extendió en Allison, como si hubiese estado destinada a conocer a Scott en ese momentos.

 

Fue tras el brofist mental que Stiles le dio a Scott que su vista comenzó a enfocarse en algo más que la encantadora sonrisa de la chica que tenía delante suyo. La música a su alrededor enmudeció y solo quedó el latido de su corazón en sus oídos. El dubstep logró una cámara lenta increíble para enfocar que allí, detrás de Afrodita-Allison, estaba Miguel. El mismo Miguel que Stiles había visto en el pasillo y observado en secreto por lo que parecían años. El mismo Miguel, con la misma cara de sufrimiento interno que lo hacía espectacular.

La rubia cereza se giró para observarlo por una fracción de segundo justo en el momento en que los ojos de Derek se toparon con los suyos y lograron una explosión de cuatro toneladas de fuegos artificiales en su interior. Obviamente, Stiles apartó la mirada de inmediato. El ruido ambiental comenzó a volver junto con lo que alcanzó a escuchar de parte de Lydia.

 

—… y este espécimen es Stiles —Lydia lo estaba presentando. “Dios mío, Dios mío, Dios mío… Okay, Stiles. Actúa natural, mantente cool, esto no es la gran cosas. Es solo que el tipo al que has estado siguiendo durante los últimos días está frente a ti y sus amigos están siendo agradables y eso significa que debes ser agradable también. Di algo, solo di algo ¡lo que sea!”.

—Mi sentido arácnido se está activando —hubo un silencio general luego del canturreo de Stiles, sumado a la enorme sonrisa. “Rayos”. —y me dice que debo ir por algo de beber—dicho esto, desapareció del lugar con el corazón en la garganta y la vergüenza comiéndole el rostro. Eso fue exactamente lo que hizo.

 

Δ

 

¿Stiles se rindió? ¿Stiles dejó que la vergüenza lo aplastara como un gran Jabba the Hutt metafórico? ¡No señor! Stiles no sería su pequeña Leia, por dos razones: una, probablemente se vería horrible en ese diminuto traje de esclava y dos, abandonarse a la vergüenza era como unirse al lado oscuro de la fuerza.

Así que lo que hizo fue tomar un montón de jello shots y volver decidido a cambiar la primera impresión.

 

—Mi sentido arácnido me dice que ustedes quieren de estos —bromeó con la misma ridícula frase que casi le había costado el valor que había logrado reunir a base de alcohol y espera.

—¡Jello shots! —Allison fue la primera en acercarse a las pequeñas gelatinas. Era tan dulce y alegre y perfecta para Scott que a Stiles le dolía el corazón de solo pensar que su amigo había estado casi 17 años sin ella.

—Gracias, amigo —dijo Parrish, tomando uno de los pequeños vasos.

 

Stiles reservó uno de los jello shot rojos, que eran de gelatina de cereza, para dárselo especialmente a Derek como una ofrenda de amor. Porque, vamos, ¿a quién no le gusta la gelatina de cereza? ¡Es roja y dulce! Y el rojo es el color de la pasión y el amor y esas cosas, era perfecto. Para sí mismo guardó una verde.

 

El momento de la verdad había llegado. Allí estaba Derek, su actual Waterloo. Alargó su mano de dedos largos y pálidos, sin decir absolutamente nada, entregándole paz mediante ese pequeño acto de generosidad. ¿Qué obtuvo a cambio?

 

—Me gustan las verdes —respondió Miguel en voz seca.

—Tienes suerte de que aquí tenga uno verde —Stiles, amablemente, le acercó el bello shot que originalmente era suyo. Derek no se movió, su cara seguía siendo una mueca constante de estreñimiento.

—No ese verde —se estaba haciendo el difícil, pero Stiles podía trabajar con eso. Estuvo ocho años enamorado de Lydia Martin, un modelo de ropa interior gruñón no le ganaría.

—No hay otro tono de verde, viejo. Pero puedo traer-

—No me llames viejo —Miguel lo interrumpió y bueno, una cosa era hacerse el difícil y otra muy distinta era ser desagradable. Stiles estaba intentando ser amable, con lo mucho, mucho que le costaba.

—Está bien, tranquilízate, amigo.

—Tampoco soy tu amigo — hubo silencio.

—Como quieras —frunció el ceño y se giró hacia Lydia, tomándola del brazo para alejarla ligeramente del grupo.

 

—Pudiste haberme dicho que el tipo era un patán, ¿no crees? —sí, estaba molesto y probablemente no debería estar descargando su rabia con Lydia, pero ¿qué diablos? ¡En serio!

—¿De qué hablas? ¿Quién es un patán? —la rubia cereza se mostraba sinceramente desconcertada con eso.

—¿Quién es un patán? ¡Derek es un patán! —Stiles miró sobre su hombro para asegurarse que nadie los había oído.

—¿De qué estás hablando?

—Le ofrecí un jello shot de cereza. ¿Me escuchas? CEREZA. ¿Y sabes lo que me dijo? ¡Que le gustaban las verdes! Así que le di la mía, porque era verde, y me dijo que no le gusta ESE tono de verde. Y me dijo que no le llame viejo y que tampoco soy su amigo. ¡¿Qué diablos, Lydia?! Parecías saber todo sobre el tipo cuando nos descubriste a Scott y a mí en el pasillo, creo que podrías haber sido un poco más específica y haber puesto una advertencia de «cuidado, espécimen peligroso» en tu oferta —le faltaba el aire, porque ese discurso había sido demasiado largo y sin respiros de por medio. La anfitriona lo miraba con una ceja alzada.

—Déjame ver si lo entiendo, Stiles… ¿Estás diciendo que el tipo es un patán porque su gusto en gelatinas no es el mismo que el tuyo y porque, claramente, no le gustan aquellas personas que se toman atribuciones que no le corresponden cuando recién las conocen? —la chica movió ligero su cabello.

—Bueno… Ahora que lo dices de esa forma, no suena tan horrible como lo vi. ¡Pero Lydia, debis-

—Pero nada, Stiles —le interrumpió de inmediato la chica, haciendo sonar su tacón contra el suelo. —En lo que a mi concierne, tú eres el patán aquí. Ahora, ¿quieres conocer a este tipo o no?

—Sí, claro que quiero.

—Entonces ve y hazlo —la chica le dio un pequeño empujón para volviera a reunirse con los demás.

 

Δ

 

La sensación era extraña, Stiles ni siquiera estaba seguro de estar en pie. Todo lo que había a su alrededor era confuso, borroso y extrañamente placentero. Había algo en su mano derecha, un vaso rojo lleno de un líquido que olía a alcohol y algo dulce. Escuchaba risas y reía por reflejo, su cuerpo no tenía peso, estaba como suspendido en el aire.

 

—Es tu turno, Sheriff junior —no reconocía la voz, pero era de un chico. ¿Su turno para qué? Estaba en un estado bastante cuestionable de consciencia. No obstante, antes que pudiera concentrarse lo suficiente como para saber qué estaba pasando, hubo un par de labios sobre los suyos.

Abrió ligero la boca y sintió algo frío cruzar el umbral de su esta y pronto comenzar a deshacerse lentamente en su lengua.

 

Hubo un par de gritos en el fondo, nada coherente en ese momento, tal vez ni siquiera provenían del grupo.

 

—¡Vamos, Stilinski! Pásalo al siguiente —se giró siguiendo las órdenes y al fin pudo reconocer a alguien. Danny, de su clase de biología, le miraba con una sonrisa borracha y estiraba los labios hacia él para comenzar un beso torpe. Lo que había en su boca era un hielo, el mismo que Danny robó.

 

Por la forma en la que los demás soltaban alaridos de satisfacción, Stiles supuso que ese era el propósito de todo el asunto. No recordaba cómo había comenzado a «jugar», ni con qué personas lo estaba haciendo. Lo último que tenía en su memoria era la voz de Lydia diciéndole que se dejara de payasadas, haber vuelto al grupo y luego… Nada. Sentía que habían horas de grabación perdida.

 

Un ligero pánico comenzó a apoderarse de él debido a ese intervalo que había desaparecido, y dio un par de pasos hacia atrás, pero sus piernas eran tan endebles como la gelatina de los jello shots que lo habían llevado a ese estado, estaba muy borracho como para reaccionar bien. Sintió un nudo en el estómago y el corazón latiendo con tanta fuerza que creía que se iba a desmayar, su oído medio comenzó a jugarle malas pasadas y le hizo perder el equilibrio hasta que chocó con alguien detrás suyo. Se giró rápido, muy mala idea, pues en ese momento vinieron las náuseas y pensaba que iba a desvanecerse. La persona con la que había tropezado le sujetó con fuerza de los hombros y apenas pudo divisar su rostro, pero sabía que conocía esa sombra de barba y esos ojos de un verde indescriptible.

 

—¿Derek? —se escuchó a sí mismo como si estuviese bajo el agua y su visión comenzó a irse a negro nuevamente.

 

Δ

 

¿Qué era ese aroma? Ugh, apestaba a alcohol y leche pasada y un millón de cosas que no podía describir. Demonios, ¿dónde estaba? Esperen, venía algo horrible.

 

—Dios —Stiles musitó, abriendo los ojos un poco menos idos que la última vez que recordaba haber estado consciente. Su cara se encontraba dentro de un retrete y realmente no quieren saber qué había allí dentro. Digamos que era una mezcla de cosas horribles y un poco de los intestinos de Stiles.

—Tranquilo —al menos no estaba solo, pero pobre de aquella alma caritativa que le acompañaba. Podía sentir el peso de una mano en su espalda y otra en su hombro, pero los espasmos que su cuerpo hacía para limpiar su estómago no lo dejaban disfrutar del contacto.

—¿Dónde… dónde estoy? Demonios, la cabeza me va a explo-

—Cálmate, estarás bien —la mano en su hombro hizo más fuerte el agarre y Stiles tuvo que girarse para mirar a quién sea que lo haya salvado de ahogarse en su propio vomito. Sí, tan asqueroso y horrible como sonaba.

—Hey… Muchas gracias, creo que ni siquiera con mi primogénito podría pagarte el que estés aquí, huele a- —se detuvo porque apenas podía creer lo que estaba viendo, probablemente era producto del malestar. Alucinaciones o algo así.

 

Detrás de él pudo reconocer el rostro de sufrimiento eterno de Derek, aunque aún no estaba todo claro. Su cabeza volvió a dar vueltas en todas direcciones debido al movimiento brusco de exaltación que dio porque, ¡DIOS MÍO! Es decir, el tipo había dejado de ser un patán, se estaba comportando como todo un maldito héroe de la parranda y él estaba inspirando lástima con la camiseta manchada de lo mismo que había en el retrete.

 

Diablos, diablos. El negro estaba volviendo, no ahora, no ahora.

 

—Stiles. ¡Stiles! Diablos —fue lo último que escuchó antes de que todo atisbo de realidad se esfumara.

 

 

 

Δ

 

 

 

Stiles despertó por la luz que llegaba directamente a sus ojos y los cocinaba como un par de huevos incluso teniendo sus párpados como escudo. Le tomó más de la cuenta enfocar debido al dolor terrible de cabeza que se sumaba al resplandor mágico de los malditos rayos que entraban por una cortina mal cerrada. Fue por esa razón que le costó trabajo darse cuenta de donde estaba, o donde NO estaba.

 

Los ojos del adolescente se pasearon por la habitación una vez que ya había dejado de ver puntos blancos en todos lados. Está bien, no era su casa, tampoco la de Lydia o la de Scott. ¿Qué demonios había pasado anoche? Miró hacia sus costados, pensando por un momento que podría encontrarse con Bradley Cooper por allí.

 

Las paredes eran de un color casi blanco y en ellas colgaban pinturas que parecían ser originales de artistas cuyas exposiciones incluían bebidas extrañas y valores estratosféricos por sus trabajos, había una alfombra tan mullida que podría haber servido mejor de colchón que el sofá de cuero en el que estaba durmiendo. Bien, Stiles estaba a punto de barajar la posibilidad de que estaba en el cielo.

 

La jaqueca que cargaba no le permitió moverse de lugar y cerraba los ojos de tanto en tanto porque la molesta luz seguía llegando directo en su rostro, no importa lo mucho que moviera su cabeza. Estaba a punto de rendirse a lo que el mundo estuviera por traerle, aún si ese lugar fuera el escondite secreto de alguna clase de psicópata roba adolescentes borrachos que estaba esperando en la oscuridad el momento perfecto para saltar sobre suyo, cuando una voz vino a sus oídos en un tono estruendoso que solo empeoró su condición de malestar. Era de Malia, al parecer estaba en su casa. ¡Hurra por no morir lenta y dolorosamente a manos de un desconocido!

 

—¡Stiles! Demonios, sabía que estar cerca de ti traería un sin número de problemas, ¿por qué no escuché a mi instinto? —la chica gesticulaba como nunca antes y se puso de rodillas a su lado.

—Hey, más lento princesa, estoy teniendo una resaca terrible —la calló Stiles, poniendo una mano pesada y torpe sobre su boca, aunque resultó ser una clase poco agraciada de manotazo. Malia la apartó de un golpe. —¿Dónde estoy? ¿Qué hora es? ¿Cuántos días han pasado?

—Cora me llamó hace unos 30 minutos para que te llevara a casa porque no sé de dónde sacó la idea de que tú y yo éramos cercanos.

—Owh, pero pensé que lo nuestro era especial —probablemente no la mejor respuesta en ese momento, pero es porque las palabras de la chica aún no habían sido procesadas del todo. —Espera, ¿qué?—Stiles se levantó tan rápido que su cabeza giró en todas direcciones y no fue simplemente por el dolor. —Wow… No voy a beber nunca más en mi vida —sujetó su estómago, porque las náuseas seguían allí. —¿Cora? ¿Cora Hale? —Cora Hale estaba en la mayoría de las clases de Stiles, pero nunca habían hablado como para despertar en su casa

—Sí, Cora Hale.

—¿Cómo es que conoces a Cora... Oh.

—Stiles… ¿Es en serio? —no hubo respuesta por parte del chico, por lo que Malia solo rodó los ojos. —Cora dijo que Derek te trajo aquí anoche.

—¡¿Derek?! —ahora Stiles se levantó de un salto y casi perdió el equilibrio. Derek lo había llevado ahí. Eso quería decir que compartieron un vehículo y él había estado, aparentemente, inconsciente porque no recordaba absolutamente nada de lo que había pasado. ¡Podría haberle declarado su amor infinito al tipo y ni siquiera lo recordaba!

El pánico comenzó a trepar por su cuerpo como una enredadera mortal y su respiración se fue haciendo cada vez más rápida.

 

Caminó hasta la pared más cercana, sujetándose de esta mientras intentaba procesar toda la información. Los flash backs de pequeños recuerdos de lo que había ocurrido en la fiesta llegaron desordenados: hielo, besos, jello shots, vomito. ¡Demonios! Derek «el hombre más sexy del universo aunque no lo diga People» Hale lo había visto hacer todo lo que alguna vez esperó nadie que no fuera Scott lo viera haciendo.

 

—¡Hey! Tranquilízate… Stiles, vamos. Voy a sacarte de aquí antes de vomites alguno de los jarrones de tía Talia.

 

Δ

 

Malia y Stiles entraron en el Toyota azul eléctrico que Stiles reconoció como de Kira, pero no hizo mención del asunto o de nada porque estaba muy preocupado de que la falta de aire no se convirtiera en un ataque de pánico. Mientras salían de la propiedad, Stiles pudo notar que no se trataba simplemente de un casa, era una maldita mansión en mitad del bosque. ¿Quiénes se creían los Hale? ¿La familia Cullen?

 

Malia dio un suspiro pesado antes de encender el radio y que por los parlantes del vehículo comenzara a sonar Aliens Exist de Blink-182, logrando que recuerdos de noches en vela escuchando Enema of the State con Scott llegaran a la mente de Stiles y le hicieran darse cuenta de que ouh, probablemente no sabía dónde estaba. Comenzó a buscar su teléfono, el que se mantenía en su bolsillo con un 10% de batería restante (gracias, dios de las baterías) y con por los menos cien llamadas perdidas de su padre y otras cien de Scott, quien le había sumado unos 50 mensajes de texto.

 

>dónde estás?

>no es gracioso Stiles

>tu padre va a matarme, contesta

>además tienes las llaves del jeep

>no podría ir a rescatarte ni aunque quisiera

>no me hagas activar la batiseñal

>la batiseñal está activada

>STILES ):

 

—Maravilloso —musitó antes de darle un pequeño golpe al tablero, recibiendo otro en la cabeza por parte de Malia. —¡Persona con resaca por aquí! —le recordó a la chica, pero esta solo encendió el motor. Stiles se dignó a responder a Scott.

 

 

 

 

 

—¿Vas a contarme qué fue eso de adentro y cómo llegaste a la casa de mis primos?

—¿Me crees si te digo que no recuerdo lo que pasó? Lo último que hay en mi cabeza es hielo, muchas bocas y luego Derek —Stiles miró hacia adelante y no ahondó en detalles. —Y llévame donde Lydia, allí está mi Jeep —Malia arqueo una ceja. —¿Por favor?

 

Δ

 

Aparcaron justo fuera de la casa de Lydia, donde aún estaba el Porsche de Jackson y el Jeep de Stiles.

 

—Déjame ver si entiendo, ¿Lydia les ayudó a Scott y a ti a conocer a Allison y Derek porque ustedes dos habían estado obsesionados con ellos?

—Bueno, la verdad es que el único obsesionado fui yo. He estado siguiendo a Derek desde que lo vi en el pasillo un día, junto con su ejército de ángeles caídos —a Stiles seguía doliéndole la cabeza como los mil demonios, pero eso no era muy importante para la chica en ese momento, puesto que sus muecas cambiaban entre su usual enfado, sorpresa y como si hubiera descubierto algo increíble.

—¡Entonces eras tú! ¿Cómo no lo pensé antes? Eso es muy Stiles.

—¡Oye! —el chico estaba a punto de sentirse ofendido cuando las palabras hicieron peso en su cabeza. —Espera, ¿cómo sabes lo de Derek?

—Aparentemente no ha dejado de hablar respecto a este dolor de cabeza ambulante que lo había estado siguiendo, Cora me contó hace un par de días.

—Demonios… Demonios, demonios. ¿Él sabía de mí? ¿Sabía que estaba… Y su reacción en la fiesta… ¡Por eso no quiso el jello shot! No es un patán —las manos de Stiles comenzaron a volar en gesticulaciones exageradas. —No, espera. Si fue bastante desagradable conmigo en la fiesta. ¿Qué le pasa? ¿Está en alguna clase de culto o religión loca que le impide ser feliz o algo?

—Stiles, baja del auto —Malia le dijo aquello como si fuese ella la con jaqueca y Stiles estuviese siendo el recuerdo constante de lo que la dejó en ese estado. Optó por hacer lo que le pidieron y bajar del vehículo, perdiéndose él mismo entre las calles antes de que el chico siquiera pudiera buscar sus llaves.

 

Stiles caminaba hasta Roscoe cuando su móvil vibró contra su pierna. En la pantalla, en vez de «Best Bro Ever» como Stiles había esperado, ponía «Evil Queen».

 

>Entra, tenemos que hablar

 

Raro.

 

<es muy temprano y tengo demasiada resaca como para enfrentarme a tu furia

 

 

Stiles observó las ventanas, pero no había señal de Lydia a la vista.

 

>entra aquí, AHORA

<voy, voy

 

Δ

 

La puerta trasera, que daba justamente a la piscina en donde quedaban algunos restos de confeti que Stiles no tenía idea de donde habían salido, fue la que se abrió para él por una adorable Lydia, libre de las capas de maquillaje usual y descalza. Mantenía un rostro sereno y un atisbo de sonrisa.

 

—Tengo lo que pediste —habló y dio un par de pasos de vuelta al cobertizo, sin realmente dejar entrar a Stiles.

—¿Lo que pedí? Espera, antes que digas algo… ¿Qué pasó anoche? —Lydia era la última persona con la que recordaba haber hablado. Ella le respondió con una ceja alzada, ¿por qué todos tenían el súper poder para hacer eso? —Lo digo en serio. Desperté esta mañana en una casa en la mitad del bosque, MALIA me tuvo que sacar de allí. Tú fuiste la última persona con la que recuerdo haber tenido contacto antes de que todo se borrara.

—Bueno, te dije que fueras por Derek, pero no lo hiciste. Comiste los dos últimos jello shots que tenías en las manos, luego te excusaste diciendo que tu planeta te necesitaba o algo así y desapareciste —la boca de Stiles se fue abriendo por la sorpresa que lo embargaba, ni siquiera recordaba haber probado esos otros dos jello shot.

—¿Y no me buscaste porque…?

—¿Porque no soy tu niñera? —la chica acomodó su cabello y cruzó los brazos por sobre su cuerpo. —Bueno, volviendo a los que nos reúne, tengo lo que pediste. Tu advertencia —volvió a mover su cabellera, esta vez hacia el otro costado. —Y resulta que sí, tienes razón. Debí averiguar un poco más de este tipo, así que anoche lo hice para compensarte. Por razones desconocidas, le agradas a Allison, probablemente por Scott, y me contó un poco más de tu nuevo capricho porque cree que podrías "ser bueno" para Derek. Al parecer tuvo algo en su pasado que lo hizo cerrarse al mundo, Allison no fue muy clara con los detalles, pero dijo que había sido una chica y, aparentemente, había reprobado un año por culpa de ella también (ahora sabes por qué luce mayor). Actualmente no sale con nadie y las únicas personas cercanas a él son Allison y Parrish. Oh, y sabe que existes —Stiles pestañeó tantas veces que sintió un nuevo mareo, cerró los ojos mientras intentaba que todo tuviese algún sentido en su cabeza. —Por cierto, ¿qué es eso en tu camiseta? No, espera, no quiero saber.

—Pero… Yo lo vi con esta chica en el estacionamiento…

—Jennifer Blake, sí. También los he visto. Según lo que dijo Allison, solo es algo pasajero, pero si me preguntas a mí… Diría que es mejor que te prepares, Stiles. Este chico es difícil, incluso más que yo. Por lo menos siempre supiste que me gustaban los chicos, con él... Tendrás que descubrirlo —Lydia volvió a mover su cabello, repartiendo feromonas, y fue lo último que dijo.

 

Stiles sabía que tenía razón. Se había metido, probablemente, en una trampa mortal y no podría salir de ella con facilidad, lo sabía. No después de lo que había sabido, no después de que este tipo lo hubiese salvado y mucho menos cuando la idea de que tenía poco tiempo lo alentara a seguir adelante. Porque Derek seguía en último año y seguía graduándose en algunos meses.

 

 

 

 

Δ

 

 

 

Habían pasado tres semanas desde la fiesta en casa de Lydia y Stiles no había hablado con Derek de lo ocurrido, ni siquiera para darle las merecidas gracias que el tipo merecía tras haber salvado su vida, o al menos haberlo salvado de la humillación pública al sacarlo del lugar. Derek no se había acercado a él tampoco, suponía que era algo mutuo.

Por su parte, había dejado de seguirlo por los pasillos, aunque no evitaba que su mirada siguiera al tipo cada vez que tenían la oportunidad de estar en el mismo espacio. Después de que la furia del infierno cayera sobre suyo en forma de castigo por parte de su padre, había perdido ligeramente las esperanzas al ni siquiera poder hablar con Scott hasta, bueno, hoy.

El señor McCall, por otro lado, había logrado el objetivo de aquella fiesta. Él y Allison habían comenzado a salir dos días después de la fiesta, tras haber acordado una cita cuando la chica fue a dejarlo a su casa al no haber podido encontrar a Stiles por ningún lado.

 

Era sábado en la noche, y eso significaba que habían vídeo juegos y pizza para Stiles y Scott, o al menos eso estaba estipulado en su acuerdo invisible de convivencia desde el inicio de los tiempos. Sin embargo, esa noche habían otros planes, había compañía y películas, no una maratón de Halo o Call of Duty. Al menos la pizza seguía presente. Así que ahí estaban, Stiles sentado en el suelo de la sala de estar, mientras Scott y su nueva novia se besaban sin consciencia de que ¡hola, no es agradable ser la tercera parte! Menos cuando ni siquiera habían besos para Stiles.

 

—Les recuerdo que esta la casa del Sheriff y lo recomendado es esperar hasta el matrimonio antes de tener relaciones sexuales —mencionó Stiles, cambiando el canal de la televisión que servía de espera hasta que la pizza llegase y pudieran, por fin, comenzar a ver Iron Man 3.

—Calma, hombre —Scott le dio un pequeño golpecito en el hombro, a lo que Allison se le sumó con una de sus risitas adorables con las que probablemente le regalaban incluso autos 0 kilómetro. Stiles estiró los labios en una mueca de frustración.

 

No es que Stiles estuviese celoso de que haya sido él quien primero fijó su mirada en el trío dinámico y que, finalmente, haya sido Scott quien acabara con la chica, por supuesto que no. Estaba feliz de que su mejor amigo por fin encontrara a alguien que viera que debajo de ese aspecto de chico de iglesia con un hoodie e inhalador, de hecho había un tipo genial y divertido. El problema es que… era extraño, de algún modo, que Allison se viera sumada a todos los aspectos de su vida, y tal vez podría ser algo a lo que Stiles no podría acostumbrarse. Afortunadamente el timbre de la casa sonó, alertando que la pizza estaba allí.

 

—Gracias por llegar antes de que esos dos terminaran comié- —elevó la mirada, que había estado fija en el dinero que contaba en su mano para pagarle al repartidor, solo para darse cuenta que frente suyo no había ninguna pizza, pero sí un Derek mirándolo con ojos enormes. —Derek —exhaló su nombre, casi como si no pudiese evitarlo.

—Eh… Stiles —el rostro contrario cambió de inmediato a la mueca de dolor de siempre y bajó la mirada. —No sabía que esta era tu casa, tal vez tengo mal la dirección. Se suponía que vería a Allison aquí —estaba a punto de abandonar el pórtico cuando Stiles tomó una de sus muñecas, ganándose una mirada de incomodidad terrible por parte del otro tipo. El adolescente lo soltó de inmediato.

—Scott está aquí —soltó el chico de inmediato, batiendo la cabeza una vez como si aquello borrara lo que había dicho. —Digo, Scott está aquí, con Allison —Stiles abrió aun más la puerta, dejando que el otro chico diera un paso adentro, aún con desconfianza. Parecía buscar si realmente Allison estaba allí y no había sido una trampa de Stiles para atarlo a su cama y jamás dejarlo ir. Finalmente dio con la sala de estar, pero Stiles aún no podía darse las fuerzas para cerrar la puerta de entrada.

 

—¡Derek, viniste! —escuchó a Allison decir, felicidad desbordando de su voz.

—Parrish… Parrish no podrá venir y... no me dijiste que era su casa —Stiles ya no podía seguir escuchando desde un punto ciego, por mucho que su corazón amenazara con ceder de lo rápido que latía. ¡Derek estaba en su casa! Se habían mirado por más de un segundo, ahora estaba en su sala de estar… Eso, eso era un sueño.

 

El anfitrión no estaba oxigenando bien, pero justo cuando se había decidido a cerrar y huir al baño o algo, la motocicleta del repartidor se detuvo en la acera.

 

Δ

 

Llevaban aproximadamente 40 minutos viendo la película mientras comían rebanada tras rebanada de pizza, cuando Stiles descubrió a Derek mirándole por el rabillo del ojo. Intentó hacer contacto visual, pero el tipo volvió su atención directamente a la película. Bien, eso era extraño y esperanzador, extrañamente esperanzador.

 

Todo iba perfecto, seguían avanzando los eventos y Scott y Allison soltaban alaridos antes de las diferentes explosiones y luchas, además de algunos comentarios sueltos a los que él solo respondía rodando los ojos desde donde estaba. La película, como producción cinematográfica, era cool y siempre era bueno ver a Robert, pero Stiles prefería la historia original del Extremis y lo peor es que no podía compartir eso para no arruinarle la película a nadie.

 

—¿Por qué no se apegaron al cómic? —los ojos de Stiles viajaron directamente al autor de esas palabras y a un costado suyo, Derek tenía una de sus manos sobre la boca, como si refunfuñara aquellas quejas en secreto.

 

El corazón de Stiles comenzó a latir más rápidamente con ese comentario y una sonrisa torpe se quedó en su rostro durante el resto del film. La esperanza había vuelto.

 

 

 

Δ

 

 

 

—Scott… No le gustó la película —dijo Stiles más tarde esa noche, cuando Allison y Derek ya habían abandonado el hogar de los Stilinski.

—¿A Derek? Bueno, no me sorprende mucho —el moreno tenía uno de los controles de la consola en las manos y decidía su personaje para el juego que había puesto en la consola.

—¡No lo entiendes, Scott! Yo detesté Iron man 3 porque… Porque la historia original era increíble. Pero la adaptaron para que se ajustara a lo que ya se conocía de Iron man en las adaptaciones previas y para que fuese apto para niños. A Derek no le agradó, por las mismas razones, lo oí decirlo. ¡¿Sabes lo que eso significa, Scott?! —Stiles apretó con fuerza su control y terminó seleccionando a Reptile.

—¿Que el tipo no vive en la edad de piedra y conoce lo que son los cómics? —mencionó Scott distraído, mientras escogía el traje adecuado para Cyber Sub-Zero.

—¡No! Significa que Derek tiene un pequeño geek dentro suyo y que somos perfectos el uno para el otro y deberíamos casarnos hoy mismo—Stiles elevó los brazos ante la mirada atónita de Scott.

 

Por primera vez desde que Stiles había comprado Mortal Kombat 9, Scott logró una Flawless Victory.

Notas finales:

Antes que nada, quisiera dar las gracias a aquellas personitas que llegaron a leer hasta el final, mi corazón late con mucho amor por ustedes. 

Por otro lado, debo confesar que el alcohol y yo no somos amigos, así que nunca he experimentado una borrechara. Si encuentran detalles que les parezcan incorrectos respecto a este estado, les pido que me disculpen. ¡SIN EMBARGO! Estuve viendo muchos vídeos de Sun, Sex and Suspicious Parents para saber qué hacen las personas en juergas locas. No creo haberlo logrado bien, a decir verdad.

 

Por otro lado, una de las cosas que más amo respecto a Tyler Posey (Scott) es su amor incondicional por blink-182 y me dije "¡Hey! ¿Por qué a Scott y Stiles no les podría gustar una banda tan buena?". Ahí está la explicación del por qué blink-182 y no, no sé, Imagine Dragons.

 

Supongo que con eso tengo todo cubierto. ¡OH, CLARO! Si alguna persona aquí es fan de Marvel y no ha leído Iron man: Extremis, debería hacerlo. Quedé en shock luego de leerlo, hablo en serio. 

Gracias, nuevamente, por leer. ¡¡LO AGRADEZCO CON TODO MI SER!! 

PD: todo es culpa de Afterglow de The Crookes. 
PD2: Stiles no perdió porque jugara con Reptile. Reptile está okay. 
PD3: No voy a prometer nada, pero haré todo lo que está en mi poder para obligarme a actualizar más rápido esta vez. 
PD4: Todo el amor del universo mundial a mi super beta y amante bandido, Nami <3
PD5: ¿Alguien quiere otro Teeny Tiny Derek's POV? ¿Sí? ¿No? ¿Bananas?

 


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