“I don't want your body
But I hate to think about you with somebody else
Our love has gone cold
You're intertwining your soul with somebody else”
<<Al pasar el tiempo, ya no necesitábamos palabras para comprendernos, bastaba una mirada para saber qué decir. Había logrado confiar en ti, ya no tenía la necesidad de esconderte nada porque pensaba que estarías conmigo para siempre. Y se que tu también lo pensabas.
Te tenía atrapado en una jaula pero la puerta siempre estuvo abierta, nunca saliste. Sabía que te asustaba el exterior, toda ese maldad y el daño se habían quedado fuera, era irónico que una parte de mí también se halla quedado tras el umbral. Nos sentíamos seguros en estas cuatro paredes. Hasta una vez me dejaste hacerte el amor, sin palabras, sin llanto, sin el yo que conociste. Todo era perfecto hasta que… él llegó.
Cuando paso por la puerta trajo con sigo el exterior y los recuerdos ya olvidados. Tu lo miraste con ojos vidriosos y corriste a abrazarlo. Supe que no volverías.>>
…
-Esto es… muy fuera de tu estilo- me miró seria -Pero es hermoso-
-Aún falta mucho por escribir y ni siquiera se como va a terminar pero tengo que hacerlo- pase mis dedos por mi cabellera
-Tómese todo el tiempo que necesite, esto será un éxito-
-sabes que nunca me ha importado eso- prendí mi cigarro
-Han pasado 7 meses Sensei… creo que ya es hora que lo supere- sonrió comprensiva al notar la tristeza en sus palabras
-¿Cómo está?- Ella sabía a quién se refería
-Se va a casar con Ijuuin- dijo cortante
-Me alegro por él-
La noche cayó lentamente ese día parecía que alguna fuerza extraña resistiera a que el día acabe. Habían pasado 7 meses desde la última vez que volví a verlo. Ya no importaba, me sentía traicionado pero no tenía que sentirlo de ese modo, yo fui el causante de sus desgracias y ahora consiguió lo que más quería. Ser feliz.
Aikawa había regresado, era la única persona de confianza que me quedaba, la única en quien confiar,. Ella me ayudo a soportar la ausencia de mi castaño, sabía que la estaba pasando muy mal tal vez era la primera vez que ella me veía tan deprimido. Con cada crepúsculo me refugiaba en la bebida. Primero comenzó con un vaso de vino y después no lo pude controlar, prefería perder la realidad y encontrar refugio que seguir combatiendo mis demonios. Pero esta noche me sentía diferente no tenía ánimos de tomar, ni siquiera de fumar. Así que decidí ir a caminar.
Los noches se volvían cada vez más frías, llegaba el invierno. Una ventisca acarició mi rostro y con eso un recuerdo regreso a mi mente.
El mes pasado, en la editorial yo caminaba detrás de Aikawa. No sabía a dónde íbamos pero la seguía, no había querido ir a la editorial desde que se había ido. Ya no trabaja ahí pero me traía recuerdos poco gratos, maldito destino.
Un grupo de chicos venía en dirección contraria, yo estaba muy absorto en mis pensamientos para reconocerlos pero cuando pasaron por mi lado me di cuenta de quién era. ¿Por qué está aquí? Fue mi lo primero que cruzó mi mente. No reaccione solo me quede mirándolo mientras se iba y ahí estaba. Ese pequeño detalle no lo había notado hasta ahora: tenía un anillo en el dedo.
Fruncí el ceño, dolía, una jaqueca horrible. Seguí caminando pero esta vez prendí un cigarrillo y entre a un bar. No sabía cuántas horas habían pasado pero las intenté contar por la cantidad de botellas vacías. No lograba salir del estupor en el que me había sumergido, suspire. Dejaba que mi mente divagara gracias al alcohol pero no era suficiente, siempre encontraba algo para recordarlo, hasta lo más mínimo me recordaba su ausencia. Era como pensar “Estoy respirando, él también respiraba” es tan absurdo que me desesperaba.
Sin pensarlo ya estaba fue del bar. ¿Había pagado la cuenta? No lo sé. Me apoye en la pared helada y mire al rededor. En gente mío estaba el departamento de Hiroki. Pensé seriamente en entrar pero un recuerdo golpeó mi cabeza.
Había llegado a su casa medio borracho. Cuando entré a su nueva casa prácticamente me había dormido en su sillón apenas entré. A las pocas horas abrí los ojos y lo vi sentado en el sillón frente a mi. Hiroki estaba cambiado, su cabello le llegaba hasta los hombros, su cuerpo había recuperado peso, se marcaban sus excelentes curvas y un hermoso anillo adornaba su mano. Sólo podía contemplarlo desde lejos, ambos habíamos vivido tanto pero ahora él estaba un peldaño más arriba que yo. Se veía feliz.
-Por fin despiertas- dijo Hiroki
-Lamento venir de esta forma- me disculpe levantándome del sillón
-Está bien- sonrió -Se que la estás pasando mal- se sentó a mi lado
Como un niño pequeño deje caer mi cabeza en su hombro. Él acarició mi cabello con ternura y eso me tranquilizó. Hiroki y yo, pensé, hubiéramos sido felices, hubiéramos complacido a todos pero no a nosotros mismos. Hiroki no me amaba, al principio sí hubo un sentimiento pero al crecer solo fue un capricho mal alimentado por su padre y también por mí haciéndole creer que algo entre nosotros era posible, ahora solo quedaba un cariño inmenso entre nosotros.
-¿Donde esta?- pregunte
-Volvió a salir de viaje- suspiro -Regresa en una semana-
-Espero que te este tratando bien- dije pícaro
-Claro que si- sus mejillas se sonrojaron
-¿Tu lo amas?- lo mire a los ojos
-Yo… - se puso nervioso -Estoy completamente enamorado de él- una hermosa sonrisa adorno su rostro y fue lo único que me pudo hacer que sonriera como no lo hacía en meses
-Se muy feliz Hiroki- Me levanté del sillón -Te lo mereces-
Aquel recuerdo logró despabilarme. Mire arriba buscando el departamento de mi amigo y lo vi apagado. Sonreí “Suerte amigo” pensé y seguí caminando sin rumbo por las calles.
Iba a llover
POV Misaki
-Misaki- susurro -Te amo- sus labios besaron mi cuello. Con una última estocada se corrió dentro mío
Nuestros cuerpos sudoroso cayeron sobre la cama. Y yo volvía a sentir esa sensación de insatisfacción, me revolví en la cama y mire al hombre de mi lado. Ijuuin era hermoso, tierno, amable y todo lo que podía pedir en un futuro esposo. Su brazo me rodeo la cintura y me atrajo así él. Un hombre tan bueno intentaba curar mi alma rota ¿Tendría arreglo? Volvía a preguntar lo mismo de cada noche. Al anochecer, me parecía tan lejano esos días de emociones tan fuertes al lado del peliplata que parecía un sueño, algo tan irreal que me angustiaba.
Ellos eran tan diferentes que no lograba comprender mi atracción por ambos. Las emociones que vivi con Akihiko nadie las podria igualar, me había enseñado tantas cosas. Una manera de amar tan diferente y catastrófica que me dejaba embelesado. Con una mano me rompía y con la otra me reconstruia a su gusto, era deliciosamente insoportable. Hacerlo con Ijuuin es como dormir en una cama de rosas, me hacía tantas caricias, tantas palabras tiernas, tantos besos que me mantenía en un letargo eterno.
Me sentía sucio. Haci habían sido los primeros días que pasaba con mi ahora prometido, sentía que ya no le pertenecía. Ya no le pertenecía, no importaba cuantos besos y palabras de amor me de, yo ya no lograba sentir nada aparte de un gran vacío en corazón.
Eran las 9pm e Ijuuin y yo cenábamos en un restaurante lujoso. Le había dicho que no gastara por tonterías pero insistía en hacerlo especial. Estaba incómodo. Acaricie mi anillo, era hermoso, una esmeralda adornaba su centro, mire por la ventana de restaurante parecía que iba a llover. La comida era deliciosa y el vino magnífico, Ijuuin sonreía como siempre y hablaba sobre la boda. Ese tema me ponía nervioso y asustado, no me gustaba sentirme así, era obvio que en mi corazón había alguien más y no quería romperle el corazón a Ijuuin, él no lo merecía.
-Misaki ¿Me escuchaste?- llamó mi prometido
-Si- Respondi despavilado
Los ojos de Ijuuin me examinaron completamente y me sentí cohibido, sentí que ya sabía la verdad pero yo no estaba listo para aceptar, yo ya no lo amaba como antes.
-Misaki- dijo mi nombre con una voz lastimera. Su mano acarició la mía con ternura -Se lo que estas sintiendo, ya me habia dado cuenta hace un tiempo. Estabas distante, distraído mirando a la ventana como si esperaras que alguien más llegara y es ahí donde me di cuenta. Te quiero Misaki, siempre te querré pero no quiero que tu seas infeliz conmigo y si tu felicidad esta con alguien más yo lo aceptaré-
Las lagrimas se me desbordaban no podia creer que Ijuuin hubiera visto a través de mi y se diera cuenta de mis sentimientos. Su mano que acariciaba la mía se deslizó lentamente por mis dedos hasta llegar al anillo y lo quito con ternura. Lo mire a los ojos y sin decir palabras exprese un “Gracias”, el mas sincero que haya dado en mi vida. Me levanté de la mesa y le di un beso, un beso de despedida y salí del lugar.
Una corriente helada atravesó mi cuerpo, la lluvia nublo mi vista pero sabia donde tenia que ir. Corrí con el corazón en la mano, corrí sin detenerme ni un segundo. Cuando llegue no supe que hacer, yo lo deje desde un principio, fui yo quien se marcho un dia sin decir nada ¿Acaso tenía derecho de regresar una vez más? Estaba arrepentido de haberme ido pero estaba tan confundido en ese entonces. Akihiko me presiono hasta el límite, caí a un abismo por él y con él pero aun así no pude odiarlo completamente. Su lado amable mermó mi rencor contra él, las noches que pasabamos en silencio solo mirándonos me daba confianza. Nuestra relación se había vuelto tan rara y sólida al mismo tiempo, lo había destrozado cuando me fui.No podia mover ni un musculo, tenía miedo, miedo de equivocarme y perder todo. Ya no le tenía miedo a Akihiko pero temía por nosotros, nos complementamos de una manera tan bizarra que me era increíble haber descubiertos tantos sentimientos y sensaciones juntoa a él. Quiero estar con él.
Un escalofrio recorrio mi cuerpo, mire por la calle y lo vi. Ahí estaba él, parado, mirándome, su rostro apenas se contrajo de la sorpresa. Nuestros ojos se encontraron entre la lluvia y con la misma magia que nos conectaba nos hablabamos solo con mirarnos. Mis ojos se aguaron y él se hizo borroso, quería tirarme al suelo y rogarle perdón. De pronto, sentí sus manos en mis mejillas, estaban frías, sonrei.
-Lo siento- Sus dedos secaban mis lagrimas -Perdoname- Volví a rogar -Nunca debí irme…- Solloce
Sus manos alzaron mi rostro, me sonreía con lágrimas en los ojos. Sin pensarlo me abalancé contra él y lo bese. Nuestros labios se juntaron, mi suspiros eran callados por las ansias de tenernos. Cerré los ojos y cuando los abrí ya estaba recostado en su cama siendo desvestido por él. Sus manos heladas encendieron cada centímetro de mi piel, sus labios recorrieron mi pecho y se detuvieron en mis pezones, sus dientes mordieron con destreza mi piel. Nuestras respiraciones se volvieron uno al igual que nuestros cuerpo cuando Akihiko incrusto su virilidad en mi. Hacer el amor se había vuelto una deliciosa melodía que tocábamos con nuestros cuerpos. Sus embestidas feroces y sus besos suaves, sus manos frías y su pecho caliente, todo de él me mantenía en el limbo de las emociones más exuberantes que alguna vez haya podido experimentar. Nuestros cuerpos cayeron rendidos después de varias rondas de sexo, yo sobre su pecho repasaba cada músculo como si pintara una obra de arte, su mano acariciaba mi cabello.
-Ahora somos tu y yo Akihiko, aun tengo miedo de que todo esto se acabe- Sus ojos violetas tranquilizaron mi angustia -Ambos estamos igual de rotos y destrozados, yo pensaba que alguien podría intentar curar todas las heridas que aun tengo pero estoy en el fondo de un abismo muy profundo… contigo. Estamos tu y yo juntos para ayudarnos con nuestras duras penas pero seguiremos cayendo o lograremos salvarnos- Mis palabras captaron su atención
-No me importa si caemos más de lo que estamos- me sonrio -Si es contigo con gusto me hundo en el barro de nuestros pecados-
Después de sus palabras nos abrazamos y dormimos juntos esperando un nuevo amanecer. Un nuevo comienzo donde solo estemos Akihiko y yo.