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Amor en tiempos de guerra por Saya Christopher

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Naruto no me pertenece, es obra de Kishimoto. Todos los escenarios de esta historia pertenecen a la mitología griega y nórdica, aunque su existencia no afecta realmente al curso de la historia.

     

“Un joven doncel que guardaba en su corazón grandes heridas y el más grande secreto jamás antes contado. Un varón que ha heredado el trono de Asgard recientemente buscando esposo. La gran codicia de un hombre los unirá en matrimonio ¿Podrá el joven doncel y Rey de Camelot conquistar a su esposo o será una más de las batallas que tendrá que pelear en el nombre de su reino?”

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III

Se podía ver el ambiente tenso entre los ahí presentes e Itachi pudo notarlo apenas vio sonriendo a Sasuke. Tomó entonces la decisión de dejar solos a aquellos que tan fieramente se miraban.

Menma miraba alternadamente a Naruto y a Sasuke, buscando algún indicio de que aquella noticia no fuera más que un engaño.

— ¿H-hace cuánto se conocen? —preguntó al fin Menma, con un tono de voz tan ahogado que Sasuke casi sonríe por el placer tan inmenso que esto le causó. No pudo dejar de notar, sin embargo, que Sakura no dejaba de observar a Naruto, es más, parecía molesta aunque, claro está, trataban de disimular con mucha dificultad.

Se dijo entonces que haría una locura para cerrar la fantástica noticia. Se puso de puntillas de pie y con algo de esfuerzo depositó sus labios en las mejillas del joven Namikaze. Este giró suavemente el rostro encontrándose muy cerca de aquel doncel. Se sonrieron con mucha gracia mirándose fijamente a los ojos.

— Voy a buscar a mi tío Izuna. Te dejo con ellos. —dijo para luego desaparecer.

Sasuke sabía perfectamente que Menma lo seguía con la mirada así trató de perderse entre la gente.

— Disculpen, quiero aprovechar también para buscar a alguien. —anunció el azabache para desaparecer entre el gentío.

Naruto simplemente asintió pero apenas el hombre había desaparecido se dispuso a hacer lo mismo pero un débil agarre en su muñeca se lo impidió.

— Señora, no es correcto que una mujer casada toque a otro hombre que no sea su esposo.

— Te he tocado tantas veces que siento que conozco tu cuerpo mejor que el mío.

Naruto no dijo nada, simplemente se mordió el labio inferior con todas sus fuerzas y se alejó de ella. Lo recordaba perfectamente, la sensación de tenerla bajo su cuerpo... pero eso no era lo único que recordaba, recordaba aún mejor que lo había rechazado para casarse con otro.

— ¿De verdad estás enamorado de él? Vas a casarte porque tienes que hacerlo, no me mientas. En todo caso... te parece atractivo. —sentenció bajando la mirada.

— No voy a negar —empezó queriendo con toda su alma herirla— que deseo a ese doncel como no he deseado jamás pero hay más que eso, a él de verdad le importa lo que les suceda a las demás personas. Me caso con él porque sospecho que voy a disfrutar de su compañía. — dijo para luego alejarse con una sonrisa en los labios.

Sasuke se movió tan rápido que pronto pudo ver cómo la cantidad de gente a su alrededor se iba volviendo cada vez menor. Caminó sin importar que las personas parecieran tener un gran interés en él, solo quería alejarse de ahí, sentía que su corazón saldría por su boca en cualquier minuto. Se suponía que había superado aquel sentimiento hacia Menma, que lo había enterrado en lo más profundo de su mente y que de ahí no debía salir jamás... pero verlo de nuevo después de enterarse de que se había casado lo había tomado por sorpresa.

Caminó por fin a paso más calmado hacia los jardines traseros. Se podía ver un hermoso laberinto de los más finos arbustos, no esperaba menos derroche de dinero de su madrastra. Simplemente tomó asiento en un banco de sólido roble posado debajo de una hermosa terraza de fino material y respiró lentamente.

— Sasuke...

Al mirar hacia adelante vio al hombre a que menos deseaba ver, estaba casi falto de aliento y se pasaba nerviosamente la mano por los negros cabellos.

— ¿No debería estar gozando de la fiesta con su esposa? —increpó con frialdad.

— ¿No deberías estar tú con tu flamante prometido?

Sasuke simplemente suspiró para luego levantarse y tratar de seguir el camino contrario, pero el agarre en su antebrazo se lo impidió.

— Nadie ha anunciado nada aún, así que creo que esto todavía no está confirmado. Eso quiere decir...

— Eso no quiere decir nada ¿qué crees que hago aquí? No seas iluso, todo esto es para anunciar mi futura boda. —replicó sin mirarlo a los ojos.

— ¿De verdad quieres casarte con él? Sé que no eres el mismo de antes y que si no quieres no lo harás... Tú ¿quieres hacerlo? —preguntó en un hilo de voz.

Sasuke se volvió entonces hacía su antiguo amor, lo miró fijamente a los ojos y dibujó una suave sonrisa en sus labios.

— Es obvio que no lo haría si no quisiera hacerlo, pero creo que demasiadas cosas me han dicho que lo haga. Sabes una cosa... creo que no me arrepentiré. —dijo para luego alejarse caminando rápidamente hacia los demás invitados.

Caminó tan rápido que casi ni se dio cuenta cuando estuvo en medio de la gran clase alta. Cómo es que parecían tan indiferentes cuando todos los días se desarrollaba una nueva batalla en campos lejanos. Casi le daba asco ver a esas señoras sonreír gustosas, mientras sus labiales pintaban las copas de vinos del juvenil color de una vida sin preocupaciones que fueran más allá de la ropa que se pondrían o de con quién casar a sus hijas. Era como un círculo vicioso, veía a esas pequeñas damitas, tan coquetas como sus madres, buscando por doquier un rico terratenientes que las tuviera viviendo como unas reinas a cambio de calentar sus camas. Casi le daban ganas de vomitar, pero como culparlas... así como ellas solo habían conocido ese mundo tan ajeno al dolor y la necesidad, él solo había conocido el mundo de las privaciones, aún siendo hijo de un Rey.

Caminó unos pasos más para verse presa de los odiosos ojos que lo estudiaron durante toda su niñez y adolescencia, ahí estaba esa fastidiosa mujer con esa espeluznante sonrisa. Aquella mujer llegó a su vida cuando tenía siete años y se dedicó a hacer trizas sus esperanzas de un mínimo de amor y atención de su padre... Mikoto Uchiha... ahora ya no era solo la amante de su padre, había tenía un bebé recientemente, eso lo convertía a él en hermano ¿verdad? Ahí tenía a esa pobre criatura, diciéndoles a todos los invitados que era el sucesor legítimo de Madara. Maldita mujerzuela, no se comparaba en nada a su madre.

—Es molesto verla... pero nuestro pequeño hermano no tiene la culpa. Aún no lo has visto ¿verdad? —dijo Itachi tomando una copa, siguiendo con la mirada a su madrastra.

—No... Dudo mucho que ella permita un acercamiento.

Ambos se quedaron en silencio pero Itachi de verdad quería decir una cosa. De verdad pensó que Sasuke se mostraría sumamente herido al ver a Menma ahí, para su sorpresa él y Namikaze habían actuado de forma muy natural, pero aún se preguntaba el por qué.

— Sasuke... ¿Has aceptado el compromiso?

El susodicho paseó la vista entre las personas buscándolo. No tardó mucho en encontrarlo, su cabello rubio era inconfundible, así como los ojos azules que ahora lo estaban estudiando pensativamente.

— Necesito saber que él y yo tenemos algo en común... —dijo para luego ir al encuentro del joven rey de Asgard.

En unos segundos estuvo a su lado y en otro más posó suavemente su mano en el brazo del joven caballero. Este se volvió de inmediato y lo miró tan profundamente a los ojos que Sasuke se sintió desnudo ante él.

— Quiero hablarlo. —declaró el doncel en voz baja y muy cerca de él.

Justo en el momento en que Namikaze se disponía a contestar se escuchó el sonido de un suave golpecito al cristal de una copa, buscando llamar la atención de los presentes. Todos se volvieron hacia la mesa principal en donde se podía ver al rey de Ávalon sosteniendo la copa en alto.

— Queridos amigos —dijo con una voz muy potente— me agrada tenerlos aquí a pesar de estos tiempos de penurias, quiero compartir con ustedes una noticia que espero traiga muchas bendiciones de las manos de los jóvenes protagonistas. Me complace anunciar el compromiso de Namikaze, rey de Asgard, con mi joven hijo Sasuke, rey de Camelot. Me complace afirmar que este matrimonio traerá muchos beneficios, especialmente a nuestros ejércitos. Por la unión... —dijo levantando su copa aún más.

Los aplausos no se hicieron esperar y las miradas curiosas se volvieron hacia los jóvenes. Sasuke se sentía apenado, no le gustaba ser el centro de esas miradas pero su orgulloso carácter le hizo mantener la cabeza en alto en todo momento, sin despegarse ningún instante de su prometido. Naruto pasó suavemente su mano sobre la del doncel para tomar su copa y subirla bien alto, ganándose vítores de los hombres, que decían cosas como "tendrás un doncel así en tu cama, ya quisiera ser tú" pero ante la fiera mirada de Sasuke todos callaron.

Para la suerte del joven doncel, pronto las copas se les subieron a la cabeza a los invitados y pronto la razón de la celebración se había perdido en sus mentes para dar lugar solo al deseo de la diversión y del goce con el sexo opuesto. Ahí estaban las jóvenes buscando el mejor postor y ahí estaban los viejos ofreciendo sus fortunas a aquellas señoritas. El joven doncel ya no lo resistía más, así que hizo lo que debía hacer... fue hacia el joven Namikaze y con un movimiento extremadamente sutil le dejó un papel en la mano para luego desaparecer.

El rey de Asgard se alejó de todos y fue hacia los jardines, pensando que tal vez ahí lo encontraría, pero al no ser así tomó el papel, lo desdobló y lo leyó en voz baja: <<Necesito hablarle pero no aquí. Venga al castillo más próximo a esta propiedad a medianoche... lo estaré esperando>>. En esos momentos eran las 11:30 así que llegaría temprano. No podía negarlo, la cercanía de ese doncel le gustaba y no podía evitarlo, era la primera vez que sentía esa clase de atracción, pero también sabía que ese no era un doncel cualquiera ¿Debía tener cuidado entonces?

Dejó de pensarlo tanto y se dirigió al encuentro con el joven Uchiha, no sabía por qué pero suponía que sería interesante.

Castillo Senjü.

Estaba nervioso y no sabía por qué... caminaba de un extremo al otro de la habitación. Nadie sabría de su encuentro, todos aún estaban en la dichosa fiesta, pero no era eso lo que le preocupaba, sino otra cosa... qué diría.

Miró por la ventana una vez más y vio una sombra moverse con mucha sutileza entre las sombras. Se encontró nuevamente con esos ojos, que aún detrás del cristal de la ventana lograban clavarse en él. Caminó hacia la puerta lentamente, como si desconfiara de sí mismo, tiró de ella con una delicadeza que no se conocía e indirectamente invitó a su acompañante a pasar. Este entró en la habitación sin dejar de observarlo, se paró en el umbral viendo cómo el doncel cerraba la puerta pausadamente, para luego mirarse... casi perdiéndose en su mente.

Sasuke apartó la mirada y caminó pasando tan cerca de él que el filo de su aliento rozó su nuca. Su idea era esa al principio, tratar de seducirlo para que hiciera lo que quisiera, esa idea ya no parecía tan convincente de repente. Siguió hasta una mesa en frente de la chimenea. El fuego hizo que al instante sus mejillas enrojecieran. Alargó el brazo y le ofreció a Naruto la silla más próxima a ella.

El joven caminó hasta él y tomó asiento. Aún así, Sasuke se mantuvo de pie y con la mirada clavada en el rubio. Se acercó a él y se sentó ligeramente sobre la mesa, sorprendiendo al joven Rey por la cercanía.

—Quiero casarme con usted. —declaró sin rodeos el doncel.

A Naruto le costó un tiempo procesar la información, incrédulo se puso de pie y se acercó al doncel, esta no era una conversación cualquiera.

—Dime tus razones. —dijo.

— Prométeme que no me traicionarás y saldrás beneficiado también. Esa mujer, Sakura... tenía algo con ella ¿no es así?

Qué tan suspicaz podía ser un doncel, se preguntó. No pudo evitar sonreír ante la astucia de ese joven.

— Dígame una palabra que me haga confiar en usted. —replicó aún sin contestar concretamente.

— Le quiero proponer un trato. —Sasuke se alejó como un felino, acercándose al fuego de la chimenea que rápidamente alumbró sus finas facciones. Miró a Namikaze sin una pizca de dudas. — quiero que se case conmigo porque sé que usted y yo tenemos mucho en común. Si me jura que lo hará, que no se echará para atrás y que no me traicionará, le juro que estaré a su lado en todo momento ¿No quiere tener mi apoyo? Debe casarse... lo sé, igual que yo usted está por perder todo por lo que ha peleado. Vamos, dobe... —dijo sin ser consciente del apodo que había usado. — ¿está dispuesto a casarse con una mujer tan superficial que solo sepa hablarle de telas finas y no comprenda nada de la vida? Usted al igual que yo ha perdido la persona con quien tal vez hubiese querido casarse.

Naruto lo escuchó todo detenidamente y en el instante supo que ese doncel había descubierto que él estuvo enamorado de Sakura y no solo eso, que debía casarse urgentemente. Al menos el joven estaba en las mismas. Tal vez estaba cometiendo una estupidez, pero al instante pensó que cuanto el doncel decía había pasado una y otra vez por su mente... además ese doncel era extremadamente interesante.

— ¿Qué quiere? —preguntó por fin para luego ver sonreír a Sasuke.

— Yo solo quiero convertirme en Rey permanente de Camelot... Además quiero otra cosa... Venganza.

— ¿Venganza? ¿Contra quién? —preguntó interesado.

—Orochimaru... destruirlo es más que una causa noble para mí, si acepta no solo logrará ser Rey, tendrá el apoyo de mi ejército en esta guerra y Sakura... ella no solo se ha reído de usted, Menma se iba a casar conmigo... pero me dejó por ella, así que supongo que usted y yo tenemos más en común de lo que creíamos.

Naruto se mantenía con una sonrisa en los labios pero aún así no sabía si confiar. Algo le decía que podía confiar, que sería beneficioso tener al doncel de su lado, pero por otra parte aún temía.

— Necesito creerle... ¿deberemos vivir como esposos? —preguntó con un tinte de lujuria en la voz.

Sasuke se heló ante la pregunta pero nuevamente la rasposa voz de ese hombre vino a su mente, al igual que sus sentimientos hecho trizas ante la traición y ante esos años encerrado en una torre tan fría como su actual corazón... qué podría perder, después de todo los sentimientos de amor lo habían abandonado hace un año.

— Seré tu esposo en regla si así lo quiere, pero usted y yo seremos tan inseparables como el cerebro y el cuerpo. Mis asuntos serán los suyos y los suyos los míos, hasta que logremos lo que queremos. Luego puede hacer lo que quiera con su vida y yo con la mía, siempre y cuando sigamos siendo fieles al acuerdo original.

Naruto sonrió y supo que en ese momento lo único en lo que estaba pensando frenéticamente era en aceptar. Estrechó la mano del doncel con una mirada tan determinante que hizo que el corazón de Sasuke pegara un salto.

—Acepto. —contestó cerrando el trato al fin.

Continuará...

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**Saya Christopher**

 

Notas finales:

Ya sé que me tardé una eternidad pero es que la facultad de verdad es muy difícil, Neuroanatomía está por terminar con mi vida y la verdad tengo muchos compromisos en la semana. Les pido una disculpa porque sé lo que es leer una historia y sentir que la continuación nunca llega así que les propongo un trato. Desde ahora actualizaré cada semana, sin falta y si no se puede o tengo una semana muy cargada estaré avisando. Están en todo su derecho de presionarme :D, gracias por leer y no se preocupen que no abandonaré la historia. Sé que el capítulo me quedó corto pero es que quería avanzar hasta aquí, díganme qué piensam :D

     

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