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Amor en tiempos de guerra por Saya Christopher

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Naruto no me pertenece, es obra de Kishimoto

       
“Un joven doncel que guardaba en su corazón grandes heridas y el más grande secreto jamás antes contado

“Un joven doncel que guardaba en su corazón grandes heridas y el más grande secreto jamás antes contado. Un varón que ha heredado el trono de Asgard recientemente buscando esposo. La gran codicia de un hombre los unirá en matrimonio ¿Podrá el joven doncel y Rey de Camelot conquistar a su esposo o será una más de las batallas que tendrá que pelear en el nombre de su reino?”

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V

Los barcos estaban preparados para zarpar, él los veía desde la parte más alta del castillo. Miles de barcos que exploraban de nuevo las aguas para buscar mejores armamentos para una batalla tan difícil como aquella. De repente sintió frío, eran las seis de la tarde y en unos momentos más debería alistarse. Se casaría… ese era el sueño más grande de cualquier doncel pero ¿era el suyo? No le quedaba más que ser fuerte y enfrentarse a la nueva etapa de su vida, debía casarse porque eso significaría ser el Rey indiscutible de Camelot. Es solo que se casaba con alguien a quien no conocía en lo más mínimo.

Se preguntó si Naruto estaría igual de nervioso, si se estaría preguntando como él qué le deparaba su nueva vida. Escuchó la puerta cerrarse tras él y como si el viento que agitaba sus cabellos le hubiera dado la vuelta el rostro, giró para ver a su tío Tobirama parado con la espalda apoyada a la pared, mirándolo fijamente.

— No puedo creer que ya no serás un Uchiha. —dijo su tío con un deje de tristeza.

— Nunca lo fui. — respondió Sasuke y ciertamente no estaba mintiendo, nunca había sentido ese apellido como suyo.

Su tío no dijo nada, sonrió y se sentó en la amplia cama. Al ver que Sasuke no entraría del balcón le dio unas suaves palmadas al colchón para indicarle que le acompañara. El menor no tuvo otra opción, así que avanzó y se posicionó tan cerca de su tío que casi juraba poder sentir todas sus preocupaciones. Extendió el brazo y lo pasó por los hombros de este. Tobirama levantó la cabeza y le sonrió de una forma paternal.

— Me siento como cuando Hashirama iba a casarse con tu padre, como si perdiera una parte importante de mi vida que no volverá jamás. Claro que sabía que viviríamos muy cerca pero aún así yo sabía que él ya no estaría cuando despertara, que ya no iba a estar en el momento de tomar el desayuno, que yo lo extrañaría.

— Siempre fuiste demasiado sobre protector —bromeó Sasuke.

— No puedo creer que apenas nos vemos después de un año y te vas de nuevo. No pienses que porque tu padre es un idiota y que Itachi es tan distraído como para caer en un pozo sin darse cuenta, que estás solo y que si él te hace algo debes callar y mantenerte a su lado solo por mantener un trono que tiene Rey desde hace muchos años.

— No creo que él sea esa clase de hombre, tío. De todas formas, no dejaré que me haga nada. Si algo he aprendido ha sido a defenderme. Además, no será por mucho tiempo. Vamos… preocúpate por otras cosas como tener tus propios hijos y hacer feliz a tu esposo.

Sasuke vio a Tobirama ponerse de pie y caminar en círculos frente a sus ojos. De repente se paró, le dirigió una mirada que no pudo interpreta y se puso a caminar como un frenético de nuevo.

— Sasuke… ¿Tú sabes tratar con un hombre? —preguntó al fin.

— ¿Cómo? Tengo miles de subordinados, tío. Claro que sé tratar con hombres.

— No… hablo de… tú dijiste que sería por poco tiempo y que luego se separarán, a lo que me refiero es… Cuando un doncel se casa su marido espera… ya sabes.

Entonces Sasuke entendió lo que estaba tratando de preguntarle, quiso disimular el sonrojo de sus mejillas y que estaba levemente asustado por ese tema. Simplemente estiró las piernas y asumió una actitud despreocupada.

— Tío, no te preocupes por eso. No tienes que hablarme de esto, veo que tú estás menos preparado que yo para la situación —sonrió— aunque me alegra que te preocupes por mí. Ya lo manejaré, no te preocupes.

Tobirama no estaba muy seguro de que su sobrino entendiera lo que significaba estar casado y lo que representaría para él cambiar su apellido por el de su futuro esposo. Aún así no quiso insistir y cuando vio a su dulce esposo Izuna ingresar a la habitación, decidió que ciertamente él no era la persona más indicaba para hablarle a un joven doncel sobre el encuentro entre los personas que se acaban de casar. Simplemente se puso de pie y abrazó a su sobrina como si fuera la despedida más difícil por la que pudiera pasar.

— Quiero que sepas que eres el hijo que aún no tengo, que te amo como si te hubiera cuidado desde bebé y que si él te hace algo, no lo dudes, iré por ti. —dijo para luego separarse y besarle la frente.

Izuna lo reconfortó con una sonrisa y al pasar por al lado suyo le tocó levemente el hombro. Al escuchar la puerta cerrarse a sus espaldas, avanzó hacia el armario y lentamente quitó el vestido que usaría el joven doncel. Lo tendió sobre la cama y observó detenidamente a su sobrino, que parecía esperar que la prenda le dijera algo sobre su destino.

— ¿Hay alguna pregunta que quieras hacerme? —preguntó aún observándolo.

Sasuke parecía no querer mostrar el miedo y las dudas que en esas circunstancias eran tan normales. Su tío lo supo al instante, esa mirada de hierro que muy en el fondo estaba teñida de inocencia, desconocimiento acerca de algo que nunca había experimentado con ningún hombre.

— Sabes… el día en que iba a casarme estaba muy asustado porque sería la primera vez que dormiría fuera de mi casa y que despertaría con alguien a mi lado. En ese entonces, yo era muy joven y tu tío y yo habíamos tratado apenas unas veces. Nadie me dijo cómo sería y cuando caminé al altar sentía que vomitaría en cualquier segundo. Sé que tal vez estás asustado, aunque no quieras demostrarlo, pero no es algo malo. Nada sucederá, Sasuke. Mañana despertarás y sentirás lo mismo que sientes hoy con una diferencia… no te sentirás tan solo. Si él vuelve a las 7 de la tarde, te pondrás feliz porque no eres el único que vive en una gran casa, tan fría como las noches que has pasado solo ¿lo entiendes? Tal vez y hasta sea bueno para ti.

Sasuke no contestó, simplemente sonrió y tomó el vestido con sus manos. Lo examinó un momento y le envió una mirada cómplice a su tío. Fue quitándose la ropa con la lentitud con que se sacudía su antigua vida para tomar esta nueva y tratar de vivirla. Se había subido a miles de barcos para ir a distintas batallas, por esta vez esperaba que este barco no le llevara a una tan difícil.

Abadía del Monte Cassino.

Sería media noche en solo cinco minutos, la hora acordada para la unión. Naruto había llegado a las once y treinta minutos, al encontrarse con el sacerdote que oficiaría la unión no hizo nada más que saludar con la cabeza y dedicarse a mirar por doquier. La abadía, como podría suponerse estaba cerrada para las personas del pueblo, que en realidad no acudían mucho a ella por estar tan lejana al pueblo. El sacerdote se encargaba en realidad de un orfanato que estaba solo a unos cuantos pasos. El viejo padre, que probablemente contara con unos 60 años, accedió a oficiar la ceremonia con toda la prudencia que se le pedía, entendió que los jóvenes novios enlazaban sus vidas y que esta unión podría tener mucha importancia para los reinos que a partir de ese día se unirían.

En ese momento de verdad sentía que le faltaba Gaara. Había dicho que haría cualquier cosa por mantenerse como Rey de Asgard pero estaba tan nervioso que ya no sabía ni su nombre. Se repetía que era lo mejor que pudiera hacer y que pronto se acostumbraría a la vida con Sasuke.

Pronto escuchó los caballos galopar por el bosque y detener el paso en la parte trasera de la Abadía, por la que él también había ingresado. Su corazón se aceleró al ver a una hermana ir hacia la puerta y correr el cerrojo. Rápidamente vio a Itachi entrar y dirigirse hacia el sacerdote que lo abrazó muy contento. Rápidamente esquivó la cabeza de nuevo, buscando al que sería su esposo. Ahí lo vio, entrando con un vestido tan rojo como la sangre, que resaltaba tan bien su piel que casi pecaba al imaginarse su tacto.

Izuna ingresó detrás de él con el ceño fruncido y aún más atrás Tobirama sonreía. Entendió al instante que Izuna se había enojado porque Sasuke no había querido usar el vestido blanco tan tradicional, sino el rojo que se usaba para la proclamación de una nueva reina. Tobirama simplemente sonreía por el berrinche de su esposo.

El azabache avanzó haciendo caso omiso al doncel, saludó al padre que le tomó de las manos y luego, casi por inercia, sus ojos se encontraron con los de Naruto. Se mantuvo frente al padre aún dudoso y trató de no mirar hacia el rubio. Este entendió que debía avanzar para comenzar, así que lentamente fue hacia Sasuke para segundos después estar a su lado mirando al padre.

A Sasuke se le habían hecho eternas las oraciones, sentía que la sangre le corría por las venas con más violencia. El padre parecía tan metido en la ceremonia que Sasuke se sintió casi culpable por no estar escuchando. Miró de reojo a Naruto y este pareció tan tranquiló que no hizo más que perturbar su espíritu.

— Señor Namikaze, ¿Acepta al joven Uchiha como su esposo, para amarlo en la salud o en la enfermedad, en la riqueza o en la pobreza, hasta que la muerte los separe?

— Acepto —respondió el joven rubio.

Sasuke casi no escuchó lo demás que había dicho el padre, estaba tan concentrado en ese acepto que sentía como si estuviera volando por otro mundo. Sintió vergüenza por perder así los estribos.

— ¿Señorito? —volvió a preguntar el sacerdote.

— Aceptó. —respondió así, uniendo su vida a aquel hombre.

Unos movimientos más, en que se pusieron los anillos y juraron que estarían siempre juntos. Se sintió al principio como un gran mentiroso pero pronto se dijo que eso haría, que habían acordado estar juntos aunque ya no los atara el matrimonio, había decidido que después de mucho tiempo confiaría en alguien.

Naruto lo atrajo delicadamente hacia él, entonces Sasuke entendió que la ceremonia había acabado y que debían besarse. Torpemente se acercó y más bien dejó que Naruto tomara sus labios. Apenas se juntaron pudo sentir que estos se amoldaban ligeramente a los suyos y cuando apenas empezaba a rendirse al suave contacto, Namikaze se separó haciendo que el extrañara esa primera experiencia.

Al momento el rubio tomó la mano del sacerdote que le deseó mucha suerte en su nueva vida. Así también lo hizo Sasuke sin casi separarse de él. No firmaron ningún contrato, no volvieron a pensar siquiera en eso, porque ambos sabían que ninguno traicionaría porque los dos perderían algo. Nadie dijo nada, simplemente salieron al patio trasero, Sasuke tomando la falda de su vestido para no caer. Algo no había abatido y es que pensó que tal vez su padre se aparecería en algún momento, pero no fue así.

No dejó que su espíritu se quebrantara y de hecho poco le duró el hilo de pensamientos porque Naruto tomó con delicadeza su brazo para ayudarlo a subir al carruaje. Sasuke no dijo nada, simplemente se dejó llevar y antes de adentrarse a él, tomó a su tío Izuna de los hombros y lo abrazó como despidiéndose de él, dejando al doncel con lágrimas en los ojos. Itachi lo tomó entre sus brazos, con una promesa muda de siempre estar dispuesto a ayudarlo y a escribirle tanto como él lo necesitara. Por último Tobirama, casi sentía que su corazón se iría en ese carruaje, muy lejos de él. Sasuke hizo algo que no pensó hacer jamás frente a otros, le besó la mejilla y subió al carruaje sin una palabra más.

Naruto se despidió de todos y prometió estar en contacto. Subió y se sentó justo al lado de su ahora esposo, que tenía los ojos perdidos en la ventana. Pronto sintieron el balanceo del coche y el galopar de los caballos. Sasuke suspiró, casi quitándose la tensión de encima, ganándose una mirada de Naruto.

— No te preocupes, no soy tan malo. —bromeó.

— No suelen gustarme los cambios, es solo eso. —respondió dejando un poco de su orgullo de lado.

— Creo que salir a estas horas es peligroso, sobre todo porque ya no tenemos guardias con nosotros, así que habrá que pasar desapercibidos. —dijo Naruto en voz baja. — pasaremos la noche en un chalet que le pertenecía a mi abuelo y mañana temprano nos vamos ¿Te parece?

Sasuke asintió ligeramente para luego volver el rostro hacia la ventanilla del coche, estaba muy consciente de que esa noche las cosas para él cambiarían y no podía evitar estar nervioso.

Después de un corto trayecto llegaron al chalet, que estaba divinamente escondido en el bosque. El galope de los caballos cesó y pronto estuvieron frente a la linda casa. Naruto bajó primero y ofreció una mano a Sasuke para que él también lo hiciera.

Bajó dando un pequeño saltito, mientras el cochero bajaba con unas maletas que reconoció eran las suyas.

— Otori-san, no se le necesitará más hoy. Espero pueda recogernos mañana a las cinco.

El hombre asintió con la cabeza, hizo una reverencia y subió al carruaje para alejarse minutos después. Sasuke se había aproximado a las maletas, presto a cargarlas, pero Naruto las tomó y avanzó hacia la puerta. Abrió con un movimiento maestro, invitando al azabache a pasar.

— Puedes ir a la cocina, debes tener hambre. Yo llevaré las maletas arriba. —informó Naruto.

Tenía que decir algo, estaba muy nervioso y eso hacia que afirmara con la cabeza como un idiota. Se aventuró a observar el lugar, era realmente hermoso... una mesa larga adornaba el pequeño comedor y finos pisos de madera hacían que la casa se viera muy acogedora. Vio la chimenea prendida, supo entonces que Naruto había venido antes, tal vez para ver que estuviera en condiciones para su estadía. Paseó los dedos por la mesa, no tenía ni una pizca de polvo. Caminó hacia una pequeña mesa de té, adornada a los lados con finas sillas. Casi parecía una casa hecha para una mujer.

— Piensas bien, mi abuela la decoró. —dijo Naruto bajando las escaleras.

— ¿Hace mucho que la tienes? —preguntó siguiendo sus pasos.

— Sí, nadie de mi familia ha vuelto, yo la he mantenido a salvo, supongo.

Tomó dos copas y las llenó con vino, para luego darle una de ellas a Sasuke, que la tomó mirando fijamente su contenido. Se la llevó despacio a los labios, bajo la atenta mirada de Naruto.

El joven rubio caminó hacia la chimenea y se sentó en un amplio sillón frente a ella. Sasuke casi podía jurar que sus cabellos quemaban como lo hacía el fuego entre las leñas. Avanzó hacia él y se sentó sin decir nada, aún con la copa en mano.

— ¿Tienes hambre? —preguntó el rubio.

— No... he comido bastante hoy —bromeó. — ¿tú?

Naruto no contestó pero sus ojos se clavaron tan hondo en los suyos que casi pudo sentir que en cualquier segundo él se convertiría en su alimento. Sasuke se lamió ligeramente los labios, como si se le hubieran secado en segundos y desvió la mirada hacia el fuego.

— A-ahora que... —preguntó dándose un golpe mental por haber tartamudeado.

Naruto acercó su copa a la boca y succionó su contenido casi como si no hubiera tomado nada en siglos. Se removió un poco y puso su copa en el piso, muy cerca de sus pies.

Lentamente se acercó más a Sasuke que nuevamente volvió a mirarlo. Sus ojos lo buscaron y poco a poco se fue acercando a sus labios, los rozó ligeramente, observando la sensualidad de estos. Entonces tomó el labio inferior entre los suyos y lo estiró ligeramente, para luego alejarse un milímetro y mirar al azabache de nuevo a los ojos.

El joven doncel trataba con todas sus fuerzas de mantener el ritmo de su corazón normal, pero era imposible con esa mirada clavada en sus ojos y esos labios acercándose de nuevo. Entonces, levantó las manos y acarició el pecho de su ahora esposo en un movimiento ascendente hasta llegar a su rostro. Se besaron de nuevos, pero esta vez, ya no había tenido contacto solo su labio inferior... esta vez abrió ligeramente la boca para permitir la apretada intromisión. Poco a poco el beso se volvió más intenso y poco a poco las manos de Naruto fueron bajando por su espalda hasta llegar a su cintura en donde se detuvo, haciendo que la electricidad hiciera estragos en todo su ser.

Naruto se alejó de nuevo, esta vez con la respiración entrecortada. Tomó la copa que Sasuke aún tenía y la dejó sobre la mesa de té. Lo tomó de la cintura e hizo que se levantara con él. Lo apretó contra su cuerpo, mientras se miraban con intensidad a los ojos. Pronto nuevamente se besaron, pero esta vez Naruto lo cargó entre sus brazos, mientras devoraba su boca. Subió las escaleras lentamente, como si no quisiera perderse ningún detalle de aquella boca.

Abrió la puerta y entró a aquella habitación tan solo alumbrada por unas pocas velas. Puso a Sasuke en el piso mientras aún lo besaba, hizo que este le diera la espalda y lo abrazó por detrás. Las sensaciones eran tales para aquel doncel que se tomó con las manos de los pilares de la cama mientras Naruto pasaba sus manos por su pecho para detenerse en su abdomen. Lentamente besó su cuello, mientras él hacia la cabeza hacia un lado para darle más espacio, cerrando los ojos ante el contacto.

Poco a poco fue desabrochando el vestido, besando a su paso su espalda desnuda. Poco a poco pasó sus manos por los brazos, haciendo que el vestido resbalara hasta casi la mitad de ellos.

Le dio la vuelta de nuevo y lo apretó a su fuerte cuerpo. Separó sus labios y lo miró a los ojos, haciendo que la ropa de Sasuke cayera por fin completa al suelo. Lentamente hizo que caminara de espalda y lentamente se acostó sobre él en la cama. Se desabrochó la camisa bajo la atenta mirada del doncel, que parecía estudiar cada espacio de su cuerpo, un poco apenado por la desnudez. Se deshizo de la camisa y nuevamente se dispuso a devorar el cuerpo del doncel. Tomó un pezón y lo estiró levemente, escuchando un sensual gemido de Sasuke. Pronto desabrochó sus pantalones también y se apegó más al joven, que al sentir el miembro hacer contacto con su trasero, se asustó ligeramente.

— ¿Tienes miedo? —preguntó Naruto muy cerca de su rostro.

Sasuke negó con la cabeza algo dudoso. Naruto admitía haber pensado que talvez el doncel ya no fuera virgen pero al ver cómo reaccionaba y lo apenado que estaba, juraba que aún lo era. Naruto bajó las manos de forma rítmica por todo su torso hasta llegar a la ropa interior, que bajó con mucha delicadeza. Sasuke sintió que se moriría de la vergüenza, pero aún así se mantuvo sereno.

Naruto metió su mano bajo su pantalón y sacó el pene para darle suaves masajes, mirando a Sasuke a los ojos. Este desvió levemente los ojos y pudo admitir por primera vez que estaba asustado. El rubio besó sus labios con paciencia para luego lamer uno de sus dedos y meterlo dentro de Sasuke.

El azabache se quejó por la intromisión, cerró los ojos mientras sentía que aquel dedo se movía en su interior. Poco a poco se fue acostumbrando, hasta que lo siguieron otros dos. Se tomó de las sábanas con fuerza mientras trataba de soportar. Se prometió que sería fuerte, que él no era una mujer por lo que no derramaría una sola lágrima, pero cuando sintió el miembro de Naruto abrirse paso en su interior abrió los ojos abruptamente y se tomó de los brazos del blondo que estaban a cada lado de su cuerpo.

— ¿Estás bien? —preguntó algo agitado, con solo la mitad de su miembro adentro.

— No te preocupes, puedo soportarlo. —respondió Sasuke con la voz entrecortada pero aún así tratando de mostrarse orgulloso.

Entonces en un solo movimiento, Naruto quedó dentro de él, haciendo que el joven doncel abriera un poco más las piernas. Sasuke se abrazó laxamente a su espalda, aún con el torso completamente sobre el colchón y empezó a observar y a sentir a Naruto... moverse lentamente en su interior, mientras cerraba los ojos por segundos haciendo eternamente lento el proceso de retirar el pene para, sin salirse totalmente, volver a entrar.

De repente, Sasuke dejó de sentir dolor para sentir placer. Sintió que algo le escurría entre los muslos, Naruto se detuvo al ver algo de sangre pero su ahora esposo movió las caderas para que no se detuviera. Rápidamente el ritmo se aceleró y sus respiraciones chocaron tan cerca que casi sentían que eran la misma.

— V-voy a... correrme. —dijo Naruto mordiéndose el labio inferior.

Sasuke no dijo nada, lo acercó más a él y lo miró tan fijo a los ojos que casi pudo asegurar que nada le había causado más deseo que ver la excitación en ellos. Entonces sintió el palpitar entre sus piernas para luego sentirlo... Naruto se dejó caer ligeramente sobre su cuerpo. Se vino por primera vez, la primera de tantas de esa noche...

 

Continuará...

 

 

 

Notas finales:

Perdonen la tardanza y si hay algún error, apenas lo terminé lo subí. Esta semana dormí muy poco y aproveché el feriado para escribir, espero que les haya gustado y ya saben, en serio siento mucho tardarme.

       

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