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Amor en tiempos de guerra por Saya Christopher

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Naruto no me pertenece, es obra de Kishimoto.

“Un joven doncel que guardaba en su corazón grandes heridas y el más grande secreto jamás antes contado. Un varón que ha heredado el trono de Asgard recientemente buscando esposo. La gran codicia de un hombre los unirá en matrimonio ¿Podrá el joven doncel y Rey de Camelot conquistar a su esposo o será una más de las batallas que tendrá que pelear en el nombre de su reino?”

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VI

Sasuke despertó sintiéndose la persona más pesada del universo, sentía que el cuerpo le dolía mucho y que los pensamientos no se organizaban bien en su cerebro. Se removió en la cama siendo casi atajado por el cuerpo que se encontraba detrás de él. Dio la vuelta el rostro y muy, muy cerca de su espalda vio a Naruto, con el brazo en su cintura, aprisionándolo aún a su cuerpo. Se sintió aún más encarcelado y asfixiado por el contacto. Tomó su mano y lentamente la alejó de él para así quedar libre.

Se sentó sobre el colchón y al instante sintió como si un cuchillo se hubiera atravesado en su trasero.

— Maldito Namikaze… —maldijo en voz baja mientras rengueaba hacia el cuarto de baño.

Grande fue la sorpresa que se llevó al ver que la tina que estaba ahí no tenía una pizca de agua. Qué demonios esperaba, estaban solos en ese chalet, sus empleados estaban muy lejos de él, así que tendría que hacerlo solo. Tomó su ropa con mucha precaución y fue a la cocina para poder calentar algo de agua. Afortunadamente no hizo falta salir a buscar agua de algún pozo, la tenían en grandes botellones dentro de la casa.

Vertió el contenido de uno de esos bidones en una gran olla y la puso en el fuego. Mientras esperaba miró por la ventana, ese lugar era increíblemente tranquilo. Grandes árboles actuaban como un muro protector para el chalet y la nieve que ahora caía algo espesa le daba un toque tan hogareño que casi no tenía ganas de irse. Ahora lo notaba, hacía algo de frío, más para él que llevaba poca ropa encima. Caminó hacia la chimenea y nuevamente la encendió, haciendo que reviviera la noche anterior.

No había sido tan malo como él lo había imaginado, claro que ahora se sentía sucio y viscoso en varias partes del cuerpo, pero en general… no estuvo tan mal.

— Despertaste temprano. —dijo Naruto apoyado en el marco de la puerta con solo una sábana blanca tapando su desnudez.

Sasuke se volvió con asombro para escuchar su voz pero al notar que estaba tan desnudo como la noche anterior decidió volverse de nuevo, con un poco de carmesí en las mejillas. Naruto lo había notado, pero no dijo nada pensando que la timidez era normal después de la primera noche de cualquier mujer o doncel.

Caminó hacia él, pensando en acercarse un poco, pero luego se alejó para tomar un poco de pan. Sasuke había pensado que vendría hacia él pero al verlo alejarse de nuevo, tomó un poco de aire y actuó como si nada.

— ¿Te duele? —preguntó Naruto sin demostrar aparente interés en el tema.

Sasuke hizo sin percatarse un pequeño saltillo, no quería hablar de eso con ese hombre al que apenas conocía ni tampoco quería, si se pudiera, traer a la mente esos recuerdos.

— No es nada que no pueda soportar. —contestó con orgullo.

Naruto lo observó un momento más, el doncel estaba como él… solo tapado con las suaves sábanas de seda blanca. Aun así pudo notar las manchas rojas que habían quedado en su piel.

Sasuke notó la pesada mirada sobre él, pero no pudo hacer más que evadirla. Suponía que con el pasar de los días la cosa cambiaría y que se sentiría más cómodo, pero él por su propia personalidad o bien por las experiencias antes vividas, no confiaba tan fácilmente en las personas.

Se volvió hacia Naruto y apoyado en la mesa de madera que adornaba aquella gran cocina lo observó.

— Nos hemos casado rápidamente y hemos emprendido de inmediato un camino que aún no conozco. Sabes que yo tengo un reino del que debo ocuparme, así que dime ¿A dónde vamos?

Naruto tragó el pedazo de pan que tenía en la boca y suspiró con todas sus fuerzas. Sabía que tal vez a alguien como Sasuke no le gustaría lo de dejar su casa e ir a la de su marido, viviendo como un arrimado, así que debía elegir bien las palabras.

— Vamos a Asgard… Antes de que te ofendas, hay una razón —trató de tranquilizar al doncel que ya lo estaba increpando con la mirada. —la cláusula dice que para ser Rey debo mandar desde el trono de los castillos de Asgard, no puedo irme ¿Lo entiendes? Sé que dejarás tu pueblo sin su cabeza pero dime qué otra cosa puedo hacer.

Sasuke apretó las sábanas con algo de furia contenida, pero se tranquilizó rápidamente sabiendo que no conseguiría nada… en algo tenía razón y es que él podía reinar a la distancia, dejar Camelot no suponía un gran sacrificio para él, debería dejar a alguien en su lugar e ir periódicamente. Aun así, él no era alguien que cediera tan fácilmente.

— Tú sabes que no puedo dejar ese pueblo así como así ¿Qué pasaría si nos atacan y yo no estoy ahí? Tengo un trabajo. —espetó molesto.

— Si eso sucediera me tendrías con todo mi ejército a tu lado. —lo observó mientras bajaba la mirada— Juro que iré contigo siempre que quieras pero sabes que no puedo irme, además casi no pasará tiempo para que vayamos a luchar de nuevo.

Sasuke iba a contestar pero al escuchar el galope de los caballos supo que ya no estaban solos y que deberían partir en cuestión de minutos.

Bosques de Asgard.

Llevaban ya un buen trecho recorrido pero aun así les esperaba un largo camino. Sasuke miraba por la ventana del carruaje sin querer decir nada, solo concentrado en ver pasar los árboles ante sus ojos. En cambio Naruto, volteaba de vez en cuando para ver a su ahora esposo, no era sorpresa que ahora más que nunca le causara tanta intriga.

— Me miras una vez más y te rompo la cara, dobe —espetó Sasuke ya cansado de ser el centro de atención.

Naruto se dispuso a contestar pero se vio interrumpido por el brusco giro del carruaje y el relinchar de los caballos. Una vez este se detuvo, miró por la ventana sin ver nada.

— Quédate aquí. —ordenó a Sasuke desenvainando su espada.

No vio venir que el joven doncel se bajaría tan rápido como él, con la espada en mano. Se acercaron pues ambos al frente del carruaje, con mucho sigilo. Sasuke miró hacia el cochero buscando una respuesta pero al parecer ni este entendía lo que había sucedido.

— ¿Qué pasó? —inquirió Naruto al llegar a él.

— No lo sé, mi Señor. El caballo de repente se asustó y salió del camino.

Sasuke sabía perfectamente que algo sucedía, el caballo no habría salido del camino si no se hubiera sentido atacado. Caminó metiéndose entre los árboles, buscando con los ojos el camino que antes seguían.

Al verlo alejarse Naruto corrió tras él. Algo le olía mal en todo eso. Caminaron con mucha cautela, escuchando solo el crujir de las ramas bajo sus pies. De pronto, una flecha amenazó con rasgar la piel del rostro de Sasuke, siendo esquivada justo a tiempo, cayendo de lleno en un árbol que estaba a solo dos pasos de él. Claramente veía ahora tres figuras enfrente de ellos. Una mujer portaba el arco que antes lo había atacado y dos hombres desenvainaban sus espadas en ese momento.

— ¿Qué quieren? —preguntó Naruto parándose al lado de Sasuke.

Este miraba de reojo a su ahora esposo, le parecía sumamente idiota preguntar eso. Era más fácil arrancarles la cabeza y ya, era obvio que intentaban matarlos.

Ninguno de ellos contestó, simplemente avanzaron ahora mucho más rápido, buscando acercarse a Sasuke. Este se hizo hacia atrás en tres pasos ágiles y detuvo con su espada el golpe del hombre más corpulento. Naruto mientras tanto trataba de lidiar con el otro, mientras la mujer lanzaba las flechas buscando darle.

Sasuke sabía que eso no se veía bien y no por los corpulentos hombres, sino por la mujer con el arco que estaba preparada para un combate a larga distancia, obviamente les cuidaba la espalda a sus compañeros. Dio un golpe en el estómago del hombre, lo vio tomarse del abdomen buscando el aire que le fue robado de los pulmones, en ese momento Sasuke tomó toda la fuerza que pudo y le separó con un solo movimiento la cabeza del resto del cuerpo, viendo como caía a sus pies.

Naruto miró hacia atrás al escuchar el golpe seco y sonrió al ver a Sasuke, en una imagen algo grotesca, lleno de sangre que obviamente no le pertenecía.

Rápidamente, y como si de un gato se tratara, fue tras la mujer que ahora corría bosque abajo, lanzando flechas al azar, tal vez rezando porque una le diera. Lastimosamente para ella, Sasuke ya había estado muchas veces en esa posición y sabía exactamente como revertirla, haciendo el espacio entre ellos muy pequeño. Corrió tras ella hasta hacerla quedar con la espalda puesta frente a un valle sin salida, con solo piedras formándole unas altas paredes. La mujer miró hacia atrás, estaba asustada y Sasuke lo sabía porque al apuntarlo con el arco, no podía mantener la flecha en una posición horizontal fija. Se acercó a paso lento a ella, sin que se diera cuenta de que había tomado una gran piedra antes de que se volteara.

— N-no te acerques más— advirtió ella.

Sasuke lanzó la piedra sin previo aviso y esta cayó de lleno en el rostro de la joven que se tomó con las manos, tratando de parar el sangrado. El joven doncel le dio la estocada final, escuchando un casi imperceptible quejido.

Volvió sobre sus pasos rápidamente, encontrando a Naruto con la espada ensangrentada todavía en la mano, con el cuerpo inerte de su adversario muy cerca. Sasuke no dijo nada, simplemente caminó hacia el carruaje de nuevo, sabía exactamente por qué esas personas estaban ahí y no tenía ganas de explicar nada.

Naruto caminó tras él, lo tomó fuertemente del brazo y lo aprisionó contra un árbol, impidiendo así que pudiera moverse.

— Suéltame, Namikaze. —advirtió.

— Ese hombre dijo que venía por ti, pero que te necesitaba vivo. Dime por qué.

— Cómo se supone que he de saberlo yo. —hizo un movimiento brusco zafándose del agarre. —mira, hay cosas que deberás ignorar porque son parte de mi pasado, no puedo borrarlas pero puedo hacer como si no existieran. Haz lo mismo tú. —dijo para entrar de nuevo dentro del carruaje.

Naruto no dijo nada, simplemente miró hacia atrás de nuevo, hacia el cadáver de ese hombre. Apretó los puños con más fuerza, guardando el papel que tenía entre ellos en el bolsillo del pantalón, sin que su ahora esposo se diera cuenta.

 

Notas finales:

Siento mucho haberme tardado tanto y que el capítulo haya quedado tan corto. Estaba rindiendo finales y he estado estudiando mucho. Trataré de actualizar más seguido, lo prometo. Gracias por leer y espero que les guste

   

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