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Amor en tiempos de guerra por Saya Christopher

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Naruto no me pertenece, es obra de Kishimoto. Todos los escenarios de esta historia pertenecen a la mitología nórdica o a la griega

“Un joven doncel que guardaba en su corazón grandes heridas y el más grande secreto jamás antes contado. Un varón que ha heredado el trono de Asgard recientemente buscando esposo. La gran codicia de un hombre los unirá en matrimonio ¿Podrá el joven doncel y Rey de Camelot conquistar a su esposo o será una más de las batallas que tendrá que pelear en el nombre de su reino?”

I

Eos daba el anuncio de un nuevo día con el primer claror y las primeras aves cantando en los campos. Los soldados desde muy temprano alistaban sus armas para un nuevo día de batalla, daban el saludo al nuevo día pero no sabían si podrían ver al sol ocultarse de nuevo.

El joven rubio salió de su carpa con su espada en mano, empezó a hacer algunos giros simulando una batalla con un enemigo inexistente. Siempre hacía eso, desde niño, su madre solía decir que peleaba con sus propios demonios. Esa mañana tenía algo especial, no sabía que era, pero la brisa parecía más suave que de costumbre y traía un rico olor a jazmines, raro en esa época del año.

— ¿Tan temprano y haciendo gala de la esquizofrenia, amigo? —rió Gaara burlándose de su amigo que caminaba hacia la fogata en donde estaban entregando el desayuno.

— Muy gracioso, Mapache. Por cierto, esta es la primera batalla que pelearemos ¿No estás nervioso? —tomó asiento en un viejo tronco caído y roído por los años, acercando su tazón de lo que parecía leche, aunque ni él estaba seguro, tenía un olor bastante peculiar.

Gaara sonrió al ver a su amigo olfatear el líquido, luego de observarlo un rato fue hacia él y se acomodó a su lado.

— No olvides —le dijo mientras tomaba un sorbo de su bebida — que esta no es mi primera batalla como rey. Ya he tenido unas cuantas. Naruto, ya deja de oler la bebida, no sabe tan mal, solo tómala de golpe.

El rubio sonrió y lo imitó con mucha gracia, solo que a mitad del contenido fue presa del terrible olor que desprendía y lo escupió sin más remedio al piso, haciendo que su amigo riera a carcajadas. Bufó algo molesto y se limpió la boca con el brazo.

— Hay gente que se acostumbra al sabor de la comida en las batallas, yo personalmente no lo hago.

Ahí estaba nuevamente el caballero del pelo negro y largo al que habían visto el día anterior tan desgastado, ahora de verdad parecía un príncipe. Sonrió a los dos jóvenes y se sentó con ellos, claro que a diferencia de aquellos, él no traía un tazón de aquel líquido.

— ¿No vas a comer nada antes de irnos? —preguntó el joven rey de Asgard con mucha curiosidad.

— No, yo tengo lo que se llama un estómago nervioso. Por cierto, Naruto ¿Te han hablado de tu prometido? —sacó el tema a colación aprovechando que había pocas personas alrededor. Lo observó fijamente. En un principio se acercó al rubio porque sabía que sería su cuñado próximamente pero pronto se dio cuenta de que era un buen tipo.

— Hhhmm —dijo poniendo el dedo índice en su barbilla como si lo estuviera razonando — sé que es tu hermano pero tu padre no habla mucho de él, empiezo a pensar que es como el famoso caballero que nos salvará ¿Cómo se llama?

Itachi no pudo evitar pensar “Si supieras” pero no era su tarea revelar nada de eso. Después de todo, Naruto no sería el único en llevarse una sorpresa.

— Se llama Sasuke y pues… lo verás más pronto de lo que te puedes imaginar. —se levantó rápidamente y se alejó, ya no quería contestar preguntas, además estaba ansioso por ver a su pequeño hermano.

— Sasuke… —repitió Naruto mirando a la nada.

Aguas del Achlys.

En aquel barco podías ver a varios hombres afilando sus espadas, muy ansiosos por lo que ocurriría ese día. Otros, un poco más devotos, rezaban por volver a ver la luna aquella noche. El joven rey de Camelot, por su parte, estaba sentado dentro del barco repasando las formaciones.

— ¿Nervioso, mi señor? —preguntó el hombre de cabello gris detrás de él.

— Nada de eso, Kakashi. Solo estoy repasando formaciones. Nada puede salir mal hoy.

El hombre suspiró y se sentó en la silla que estaba al frente de la gran mesa en que el joven Uchiha tenía el gran mapa abierto. Sabía que el doncel no había dormido nada, se podía saber eso al solo verlo, su piel estaba más pálida de lo normal.

…l conoció a ese joven doncel hace un año, cuando llegó a Camelot alegando ser el rey por ley y su gran parecido con el antiguo Ángel de la muerte, ex rey y ex consorte del Señor del reino de Ávalon, le daba todos los derechos sobre el trono de Camelot.

— Mi señor, alístese, vemos tierra firme —avisó el joven soldado mostrando sus afilados dientes.

— Es hora. —dijo Sasuke para tomar su espada y salir junto a sus hombres.

Tierras de Alfheim, campo de batallas.

Demasiadas batallas había visto ese campo, pero no tan feroces como la que se vivía ahora. Los soldados se enfrentaban con mucha valentía, se podía escuchar el filo de las espadas chocar, una y otra vez sin cansancio y el casco de los caballos que galopaban a toda velocidad, llevando a sus amos a enfrentar a sus contrincantes.

— ¡Itachi! Retrocede, las filas se han adelantado demasiado. —gritó su padre para que su hijo lo escuchara en tan ruidosa batalla.

El azabache cabalgó a toda velocidad y con su espada mató a los tres hombres que venían tras él, dispuestos a tumbarlo del caballo. Corrió hacia su formación inicial, dando gritos a sus hombres para que retrocedieran. Estaba muy molesto, no era un buen momento para retroceder, los hombres de Orochimaru tomaría partido de esto. Entonces, cuando estaba más preocupado, vio al joven Namikaze pelear. Con el mango de la espada dio en la cabeza de uno, avanzó un poco y volvió a él para darle la estocada final ¿Cuándo dejó su caballo? ¿Acaso estaba loco? Era el único luchando en tierra.

— ¡Deja tu caballo, te entorpece! —le gritó el rubio.

Itachi le hizo caso y se unió a él en batalla, nunca había peleado con alguien más, pues generalmente nadie podía aguantarle el ritmo. Corrió hacia uno de los hombres que le había tratado de acertar con una lanza, la tomó y lo golpeó con esta, haciendo que cayera al suelo, en este instante Naruto le dio el golpe final. Hicieron lo mismo con los hombres que quedaban a su alrededor. Una vez muertos todos ahí, trataron de tomar aire.

— Tsk ¡En dónde demonios está el súper soldado de tu padre! Siento que me han estafado —parecía muy molesto y cansado.

Corrieron llamando a los hombres y pidiendo que se bajaran de los caballos. Volvieron a la formación de defensa, con los escudos al frente formando una barrera.

— ¡Padre! ¡¿En dónde está?! —preguntó Itachi molesto.

El viejo rey chasqueó la lengua y siguió observando el campo, en el que solamente se veía una nube de arena, era imposible para ojos humanos diferenciar algo en esos momentos. El rey corrió hacia adelante, tratando de formar a sus caballeros. Dejar los caballos de lado parecía lo más prudente en esos momentos, los formó en varias líneas, después de esas horas de combate, no había perdido muchos soldados, pero todos ellos estaban exhaustos.

— ¡Permanezcan en sus filas! —gritó corriendo a lo largo de su ejército al igual que Tobirama que estaba muy impaciente.

Vieron al ejército enemigo correr hacia ellos, pensaron en salir a su encuentro pero vieron que a las orillas del rio Achlys llegaban más barcos. Uno tras otro quedaron en la orilla llamando la atención de todos los presentes, incluso de los soldados de Orochimaru, que dejaron de avanzar para observar a aquella flota. Nadie salía, no daban señal de vida. Justo en el momento en que los hombres de Orochimaru avanzaron de nuevo una lluvia de flechas empezó a caer. Entonces, al levantar la cabeza, pudieron ver las banderas siendo desplegadas.

— Fortes fortuna adiuvat (la fortuna ayuda a los fuertes) —leyó Naruto en voz baja.

— Estás aquí —Madara entrecerró los ojos y apretó con más fuerza su espada.

En esos momentos se dispararon de nuevo las flechas y aprovechando que los soldados estaban ocupados tratando de salvar sus vidas con los escudos, los soldados de las embarcaciones bajaron, precedidos por un hombre encapuchado que llevaba una espada cuya hoja era negra, que resaltaba sobre todas las demás.

Con gran maestría aquel hombre encapuchado corrió girando sobre sus pies, como si de la danza de la muerte se tratase, dando en el estómago del primero, en la espalda del segundo y tirando al piso de una patada al tercero para luego atravesarlo sin piedad con una lanza.

Todos los ahí presentes observaban embelesados su forma de luchar porque a pesar de que parecía una danza tan pacífica, tenía muy poca piedad para aplastar a sus adversarios, había cortado por lo menos cuatro cabezas y eso asustó a los más novatos. Sus hombres le siguieron, sin dudar ninguna vez, hasta llegar al frente del ejército de Ávalon. Al llegar hizo que sus hombres se mezclaran con los demás.

— ¡Llegas tarde! —le gritó Madara muy molesto y a punto de abalanzarse hacia él.

— ¡FORMENSE AHORA! —gritó fuerte y claro aquel encapuchado y se pudo escuchar el rugido de sus hombres, haciendo que Madara se quedara en su puesto, tan solo mirándolo. Ciertamente era difícil negarse a lo que acababa de mandar, con una orden tan clara.

Entonces todos juntos corrieron al encuentro del bando enemigo, con furia se escuchaba el acero chocar, a los caballos relinchar y a los hombres gritar. El joven rey de Asgard corrió con la espada en mano y concentrado como nunca, hacia los hombres a los cuales mató uno tras otro hasta que quedó de frente con el encapuchado. No sabía por qué pero se quedó mirándolo, como embobado por algo que no podía comprender.

— ¡Muévete, dobe! —le gritó matando al que venía de frente, al que Naruto había dejado con vida.

— ¿Dobe? ¡Eso serás tú, teme! —le gritó pero al verse ignorado y al ver que aquel hombre ya se había alejado, corrió tras él.

Aquel hombre era rápido y ciertamente su forma de matar daba miedo, aún así el joven rey avanzó y justo en el momento en que clavaría su negra espada en su víctima, la espada de Naruto le ganó la partida, quitándole la victoria.

— Hay bastantes con los cuales luchar, sirve para algo y no estorbes. Como dije, eres un dobe —dijo arrastrando las palabras para alejarse corriendo.

Naruto quedó muy molesto y se ensañó con sus enemigos, prácticamente despedazando todo lo que encontraba en su camino.

Horas después…

El enfrentamiento había terminado sin muchas pérdidas, se dispusieron a limpiar los campos y retirarse. Todos tomaron sus caballos, incluyendo a los recién llegados que ya no subieron a su embarcación, a excepción de unos cuantos que estaban encargados de llevarlas al campamento, los demás tomaron los caballos que habían traído, incluido el encapuchado que hasta ese momento no se mostraba.

Llegaron al campamento e inmediatamente los altos mandos entraron a la carpa principal. Parecían muy felices, no fue una batalla fácil pero era una tremenda victoria. Tomaron asiento alrededor de la mesa que ahí habían puesto y llenaron sus copas de vino.

— ¡Fue una excelente batalla, solo como las libradas en nuestros tiempos! —gritó feliz el Rey de Ávalon que aunque generalmente era huraño, ahora estaba demasiado contento al haber demostrado su poderío.

— Ciertamente, pero también debo admitir que no habríamos salido tan ilesos de no ser por el ejército de Camelot. Esa frase en sus banderas… la recuerdo muy bien ¿No vas a llamar a su rey? —preguntó Tobirama sabiendo de los sentimientos de Madara.

Este lo miró con rabia pero al escuchar a los demás que pedían lo mismo, no pudo negarse, así que a regañadientes lo hizo.

— Itachi, ve a buscarlo.

El moreno sabía que eso tarde o temprano pasaría. Se levantó y caminó hacia las tiendas de los recién llegados. Abrió la carpa y sin previo aviso entró, allí se encontró a su hermano, al que no veía hace mucho aún bajo esa capucha, que no dejaba ver su rostro.

— Te llaman —anunció para luego retirarse.

El joven doncel no dijo nada, aún tenía su espada en mano así que la envainó de nuevo y caminó tras su hermano mayor a paso lento. No lo veía desde hace un año, solo sonrió con algo de nostalgia, no podía creer que después de ese trato frío aún quería correr hacia él y abrazarlo, pero su orgullo no se lo permitía.

Llegaron a la carpa, Itachi entró primero pero él se tomó unos minutos, este era el momento en que tenía que mostrar frialdad. Entró a pasos ligeros y muchas felicitaciones lo recibieron, aún así no dijo nada y solo caminó hasta quedar cerca del Rey de Ávalon, a la cabeza de la mesa.

Madara lo miró de reojo, no dijo palabra alguna ni tampoco se movió ni un poco. Entonces, Tobirama, que odiaba con toda su alma a Madara se levantó y caminó hacia aquel hombre encapuchado.

— Es un honor tenerlo aquí, más de uno siente que le debemos tan grande victoria.

Sasuke iba a decir algo pero sintió unos ojos azules sobre él, era aquel hombre que tanto le había molestado en el campo de batalla. No sabía por qué pero algo se encendió dentro de él en esos instantes. Tomó fuerzas y se dijo que era su momento. Levantó los brazos de a poco y de un tirón suave se quitó la capucha, dejando ver su negro pelo algo largo y su blanca piel. Su rostro tan fino como la porcelana anunciaba su condición de doncel pero la sonrisa sínica en los labios decía que no era uno cualquiera.

— Yo no vine aquí a escuchar halagos, vine a luchar. Después de todo soy un Rey más. — Sonrió victorioso al ver la cara de ese joven de cabello rubio al notar que era un doncel — ¿me ha extrañado, padre?

Entonces todos notaron el frio ambiente y la socarrona sonrisa del joven. Este no hizo más que tomar el lugar que estaba al lado de su padre y frente a Itachi. No habló, solamente sonreír burlonamente.

Madara se levantó, como si la silla le hubiera dado una descarga eléctrica y caminó a lo largo de la sala. Sasuke por su parte observó a su alrededor encontrándose con los ojos azules que lo asediaban desde que entró, entonces sonrió y movió los labios para que solo él entendiera el mensaje. “Dobe” le dijo viendo como al instante se alteraba, esto le dio algo de risa pero se guardó sus ganas y volvió su atención a su padre.

— Me sorprende ver que al fin llegó el día en que los hombres necesitan un doncel que los defienda.

— No te equivoques mocoso, no necesito que un títere que solo sirve para calentar camas me defienda.

Ahí estaba de nuevo, ese maldito Danzo. Lo odiaba con toda su alma, incluso a su mamá le había hablado como si fuera una prostituta. No pudo evitar enojarse y apretó con tanta fuerza la mesa y sus dedos perdieron el color.

— Hhmm no creo que nadie quiera calentar tu cama, maldito anciano. — espetó el doncel con sorna.

— Maldita puta. —le dijo Danzo levantándose listo para atacar pero Sasuke fue tan rápido que ya tenía su espada en el cuello del viejo. Los demás se levantaron tratando de calmar los ánimos, pero nada parecía calmar al joven.

— Repite eso de nuevo y te mato.

— Sigues siendo una vergüenza para tu familia. — ahí estaba esa voz de nuevo, recordándole que solo tenía un sentimiento de odio hacia él. Se volvió un poco y vio en los ojos de su padre cuánto lo odiaba.

— Eres capaz de defender al que trataba a tu esposo Hashirama como una puta, cómo puedes vivir siquiera al saber que este tipo sigue con vida.

— Ese no es tu problema. Ahora siéntate y deja de dar problemas.

Sasuke bajó la cabeza, sus ojos fueron tapados por la sombra de su pelo que caía ligeramente sobre ellos. Apretó con más fuerza la espada contra el cuello del mayor y nuevamente sintió esos ojos sobre él, como si quisieran descubrir algo.

— No… —dijo en un susurro.

— ¿Qué dijiste? —preguntó Madara confundido.

— Que no me sentaré ni escucharé las idioteces que dirás porque no me interesan, no mientras él esté aquí. No eres digno ni de besar los pies de madre —miró a Danzo con odio — no tengo por qué hacerte caso, no eres mi rey y hace mucho renunciaste a ser mi padre —sonrió al pasar frente a su padre y desafiarlo con la mirada.

Salió de la carpa sin decir más, simplemente se alejó de ellos y fue un poco más lejos, hacia donde estaban los caballos pastando, se sentó en un tronco viejo y solo se quedó mirando a la nada.

— Sabes que él te mataría si tuviera la oportunidad ¿Verdad?

Giró la cabeza y se encontró con la sonrisa de su hermano, eso sonrisa que tanto tiempo anheló ver de nuevo. No pudo evitar sonreír y que una lágrima cayera por sus mejillas. Solo por esa noche dejaría de ser el rey de Camelot. Fue hacia su hermano y lo abrazó, como queriendo que todas sus tristezas se esfumaran con esa acción. Enterró su rostro en su pecho y le dijo una serie de cosas que el otro entendió a duras penas.

Esta escena fue vista por el joven rey de Asgard que sin saber por qué salió tras el doncel. Ahí estaba, parado esperando qué sabe qué.

— Parece que su hermano fue más rápido. —dijo Gaara tras él.

El rubio golpeó a su pelirrojo amigo por aparecer como si nada tras él. Pero ciertamente, no pudo alejar sus ojos de esa escena, al ver sonreír al doncel no pudo evitar que algo se encendiera en él, era hermoso, salvajemente hermoso.

— ¿Qué…? Ahora que sabes que es tu futuro esposo, no piensas en nada más que domarlo ¿verdad? —se burló para luego alejarse.

Era cierto, lo había olvidado, se suponía que él debía casarse con Sasuke. Sasuke, hasta su nombre parecía un poema. Esperen… le había dicho Dobe.

— Maldito teme, cuando seas mío no te dejaré descansar, lo juro´dattebayo. —dijo para luego alejarse con una sonrisa en sus labios.

— Sasuke, trata de ahorrarte problemas ¿Quieres? —le dijo Itachi mientras acariciaba sus cabellos.

— Yo no vine a ahorrarme problemas, vine a crearlos, Itachi.

— Ototo, por cierto, mañana conocerás a tu prometido. —sonrió al ver la cara de furia de Sasuke.

— ¡Prometido!

Flashback            

Por última vez veía la foto en ese relicario, su madre sí que era hermosa, un joven doncel con largo cabello. Se veía muy feliz al lado de su padre Madara. Entonces… si tanto se amaban ¿Por qué su padre lo odiaba tanto? ¿Por qué si era fruto de su amor él lo rechazaba?

— Hashirama Senjü, el “Ángel de la muerte”… mi mamá —dijo el pequeño azabache quedándose dormido con el relicario entre las manos.

Continuará…      

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**Saya Christopher**

 

 

 

Notas finales:

Hola, gracias a todos los que me dejaron sus comentarios o a los que simplemente leyeron. En este capítulo creo que se aclararon varias cosas además de que tuvimos el encuentro entre Sasuke y Naruto. Hoy terminan mis vacaciones así que puede que el próximo capítulo se tarde, es que estoy haciendo el probatorio para medicina y no tengo tiempo ni para dormir. Espero que les guste el capítulo de hoy y les prometo que su espera valdrá la pena.


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