–¿Estás mejor? –preguntó Kai.
–Si... –dijo Kyungsoo que estaba acostado encima de su pecho –tengo que estudiar, mañana quizá nos pregunten.
–A ti no te preguntaran –rió –siempre te las sabes, le preguntarán a gente como yo, que seguramente no sabría la respuesta.
–Da igual... –dijo levantándose lentamente de encima de Kai. La verdad es que estaba comodísimo pero tenía que estudiar.
–¿Por qué quieres buenas notas? ¿A qué universidad quieres ir o que quieres estudiar?
–No lo sé –dijo encogiéndose de hombros.
–¿Entonces? ¿Quieres asegurarte una buena universidad? –preguntó curioso.
–No sé si ir a la universidad –los ojos de Jongin se abrieron como platos.
–¿Que...? –Dijo confundido – ¿Entonces que harás?
–Mm... Quiero irme de aquí. Me mudaré, buscaré un trabajo. Ya sabes –dijo encogiéndose de hombros –ser independiente, no quiero que mi madre me de dinero. La otra opción es conseguir una beca, pero no se que estudiar.
Kai lo miró incrédulo.
–¿Malgastas tiempo de tu vida estudiando y no sabes ni para qué? –Kyungsoo lo miró pensativo –tu cara me dice que nunca lo habías pensado. Entonces... si las notas no te importan, no quieres hacer nada productivo, ¿te gusta ser el mejor? Sin ofender, pero no eres una persona a la que le guste destacar.
–Lo sé.
Kai empezó a juntar las piezas en su mente. Su hermano era el favorito. ¿Acaso intentó ocupar su lugar? Se miraron y ambos pensaron en lo mismo. Kai quería preguntar pero no se atrevía. Kyungsoo pareció entenderlo.
–No estoy seguro de si es por eso –dijo respondiendo a la pregunta no formulada de Jongin –yo... no era él, y eso a mis padres les dolía. Me... regañaban y cambié pero nunca fui lo suficiente bueno.
–No es que no fueras suficiente, nunca se podrá reemplazar a alguien, al igual que no puedes ocupar su puesto, nadie puede ocupar el tuyo.
–Pero nunca fui capaz de traer felicidad.
–Puedes hacer feliz a tu madre.
–Mi madre... Cuando era pequeño escuché la conversación que tuvieron ella y los médicos. Se sintió culpable, se sintió como una mierda. Pero aun así se fue.
–¿Por qué se sintió culpable? –Kyungsoo respiró hondo. Puedo hacerlo se dijo a sí mismo.
–Mi padre me culpaba, me regañaba y mi madre había caído en depresión. Mi padre llegaba cabreado a casa y lo pagaba con alguno de los dos, pero ella nunca me ayudó. No es que piense que fue por mi culpa Kai... él me lo dijo, lo hizo porque yo nunca pude ocupar su lugar –un nudo en su garganta se apoderó de él haciendo que la última frese sonara muy aguda. Esperó unos segundo y continuó hablando– Cuando llegué del colegio él estaba sentado en el sofá, inerte y no entendía por qué no se movía… Había dejado una nota para mí – una serie de lágrimas invadieron su rostro poco a poco y se las fue limpiando con la muñeca en vano – mi madre llegó unos minutos después de mi. En ese momento necesitaba que me dijera que no era mi culpa, pero su mirada solo transmitía odio, tristeza, ansiedad –Kai lo abrazó y lo acostó encima de él, en su pecho– Todo mi mundo fue cayendo poco a poco y después de dejar de ir al psicólogo, ella se fue. Se fue porque no podía soportar verme sin recordarlos... Me enviaba dinero de vez en cuando y volvió hace casi dos años, como si fuese la madre que siempre quiso a su hijo. La madre perfecta cariñosa que yo necesitaba en ese momento y nunca tuve. Pero ya es tarde. Al igual que ella recordaba a mi hermano, cuando yo la veo, recuerdo a mi padre, lo recuerdo gritándome y...
–Soo... –Kyungsoo comenzó a llorar más fuerte. Decir todo eso sin paradas le tuvo que costar muchísimo. Kai no sabía que decir, ¿acaso hay algo que se pueda decir en estos momentos?
–Siempre sobré en esa familia –dijo hipando – toda mi vida he pensado que tuve que haber muerto yo –Kai parecía que iba a replicar pero Kyungsoo lo interrumpió –pero ya no quiero morir... siempre he pensado que morir en su lugar HIP era lo correcto y me consideraba un cobarde por no ser capaz de abandonar este mundo HIP pero ahora, no quiero desaparecer... Quiero quedarme a tu lado... –dijo pasando las manos por el cuello de Kai.
Kai se sorprendió, ¿esas palabras habían salido de la boca de Kyungsoo? El no sabe como reconfortar personas, nunca se le dio bien.
–Te amo Soo... –fue lo único que alcanzó a decir antes de que Kyungsoo hablara.
–Y yo a ti –dijo aún llorando. El corazón de Jongin dio un vuelco, y lo apretó hasta casi ahogarlo pero Kyungsoo no se quejó. Eso era lo que necesitaba, que le abrazaran y le recordaran que era importante para alguien.
**
Luhan estaba acostado en su cama dando vueltas ¿cuánto tiempo necesitaba Sehun? ¿Y él? Luhan no necesitaba tiempo, solo quería estar a su lado. Habían pasado unas horas desde la última vez que se vieron, pero aún notaba el beso en la frente que Sehun le dio antes de continuar caminando.
Estuvo dándole vueltas al tema, quería ver a Sehun, extrañaba su voz, pero sabía que no era buena idea llamarle. Llevó una mano a su rostro y se sorprendió al no ver el anillo. Sus ojos se abrieron y se levantó de un salto de la cama.
–¡El anillo! –gritó.
Cogió el móvil y que tenía bajo las sábanas y se quedó pensativo mirando el número de Seulbi. Después de lo que pasó hoy, ¿estaría bien si la llamaba y le decía que le diera el anillo? Parecería un niño de primaria pidiéndole a su malvada madrastra que le devolviera el juguete, así que decidió mandar un mensaje.
~Devuélveme el anillo~
En seguida se arrepintió, ¿cómo le había dicho eso? Se puso en línea y escribió.
~No lo tengo, lo tiré~
Los ojos de Luhan se abrieron.
~¡¿Dónde lo tiraste?!~
~No te esfuerces en buscar esa cosa~
~¿Dónde lo tiraste?~
~Al río. No lo encontrarás~
Se levantó cogió una chaqueta para luego salir corriendo por la puerta mientras la insultaba de todas las formas posibles. Ese río es muy poco profundo, el agua llega hasta un poco más del tobillo, pero era grande. No había mucha corriente así que seguramente no se mueva de donde está. Aún quedaban unas horas para que se hiciera de noche así que tenía tiempo de empezar a buscar. Era posible que Seulbi mintiera, que el anillo ni siquiera estuviera ahí, pero era lo único a lo que se podía aferrar.
Cuando llegó al centro corrió hasta el río. La gente lo miró raro cuando se introdujo en él y comenzaba a mover las piedras. Quitó varias piedras para ver si era muy profundo y se sorprendió al saber que no, pero eso sí, el fondo es asqueroso, con razón está lleno de piedras. Caminó a paso lento para que las hondas no le impidieran mirar el fondo. El agua no estaba muy sucia pero tampoco era cristalina costaba buscar y sobre todo esa cosa tan pequeña.
Ya había empezado a oscurecer y el campo de visión se hizo más difícil. Podía irse y volver mañana pero no quería. ¡Era su anillo! ¡Era el objeto más importante que poseía y lo quería con él esa noche! Siguió buscando y se resbaló cayendo de culo en uno de los hoyos que había hecho escarbando. El agua le llegó hasta el ombligo y se levantó corriendo.
–¡¡Joder!! –gritó. La gente ya casi había desaparecido y ya era de noche. El frío estaba empezando a calar sus huesos –no lo voy a encontrar...
***
Toc Toc
–¿Sehun?
–Dime.
La madre abrió la puerta.
–Luhan no está aquí –dijo la madre al teléfono, tras mirar la habitación. Sehun frunció el ceño –La madre de Luhan está preocupada, aún no ha llegado a casa y no coge el teléfono, ¿sabes dónde está? –Sehun negó y se levantó rápido de la cama.
–¿Cómo que no ha llegado?
–La vecina dice que salió corriendo de casa, pero aún no ha llegado.
–¿Hacia dónde corrió? –preguntó Sehun. La madre se puso el teléfono en el oído de nuevo, y le preguntó a la madre de Luhan.
–Subió la cuesta de su casa y cruzó la primera calle a la derecha –dijo tras unos minutos. Sehun asintió y cogió una chaqueta, se puso los zapatos y se despidió de su madre con un beso en la frente –Sehun –el nombrado se dio la vuelta –ten cuidado es muy tarde.
–Estaré bien.
Corrió en la dirección que le dijeron mientras llamaba a Kai.
–¿Sehun?
–¿Luhan está contigo?
–No, es muy tarde... ¿qué pasa?
–Aún no ha llegado a su casa. La última vez que lo vieron fue en el primer cruce que hay cuando termina su casa. Pensé que podría haber ido a la tuya – dijo corriendo más rápido.
–¿Estás ahí?
–Estoy a punto de llegar.
–Voy contigo, espérame llego en dos minutos.
–Gracias.
Al cabo de dos minutos Kai llegó corriendo hasta la esquina Sehun estaba recargado en la pared.
–¿Estás bien? –preguntó Kai.
–He estado mejor –dijo frustrado.
–Hey Luhan está bien, no pienses cosas extrañas.
–No puedo evitarlo, ya es muy tarde debería estar durmiendo, ¿qué hace en la calle?
–¿Quieres que nos separemos?
–Los padres buscaran por allí así que me gustaría que vinieras conmigo por aquí –Kai asintió –gracias.
–No es nada, para eso están los amigos, deja de preocuparte.