Pov Kai
–¿Qué haces aquí?
–Viena buscarte para que fuéramos juntos al instituto.
–No es necesario que vengas –respondió cortante.
–¿Qué te ocurre? –pregunté.
Se podría decir que Kyungsoo me había abierto su corazón, había sido dulce y mostró una parte de él, que lo hacía ver vulnerable y débil. ¿A qué viene este cambio de actitud?
–No me ocurre nada –dijo cogiendo sus cosas para salir por la puerta y caminar hasta el instituto. Corrí hasta ponerme a su lado.
–Es obvio que si, sabes que puedes contármelo –me fulminó con la mirada.
–Te he dicho que no me pasa nada, siempre soy así, parece que se te ha olvidado –soltó molesto, entrecerré los ojos confuso.
Es un chico difícil, pero siempre lo ha sido ¿no? Que consiguiera abrirse no significa que todo cambiaría a rosas y cursilerías. Además, la idea de un Kyungsoo cariñoso no me entra en la cabeza. Una cosa es que me abrace después de un dulce orgasmo y otra muy distinta que me espera en la puerta de su casa y entrelace nuestras manos mientras da saltitos. Sonreí y esta vez fue él, quién me miró confuso.
Entrelacé nuestras manos e intentó apartarla pero la agarré con fuerza. Me miró con el ceño fruncido,
–Suéltame –gruñó. Negué con la cabeza y me miró como si fuese estúpido –no pienso entrar al instituto de la mano contigo –enarqué una ceja.
–¿Acaso te importa lo que piensen?
–Sabes que no.
–¿Entonces? ¿Es una excusa para no darme la mano? –digo haciéndome el ofendido y esboza una sonrisa que me corta la respiración.
–Que bien que hayas entendido –dijo cambiando su sonrisa por una de fastidio. Tiró de su mano con una fuerza que no sabía que pudiera poseer, pero lo único que consiguió fue que mi cuerpo chocara contra el suyo, sonreí y solté su mano justo al instante en el que lo rodeé con los brazos inmovilizándole.
–Si solo querías abrazarme, tendrías que haber probado con algo como “Tengo frío Jonginie”. Rodó los ojos y me apartó con una mano en mi pecho.
–Estúpido –bufó y me reí.
–Estás muy gruñón hoy –volví a meter el tema.
–¿No te pone el Kyungsoo gruñón?
–Mucho, pero me molesta que algo haya pasado y no lo sepa.
–Discutí con mi madre esta mañana –dijo molesto –está empeñada en que vaya a esas charlas. Fui un poco borde, solo eso.
–¿Qué le dijiste? –dije aprovechando que estaba más o menos receptivo.
–Q-Que se metiera las charlas por el culo… –desvió la mirada y mis ojos se abrieron. No sé qué decirle, ¿qué coño se dice en estos momentos? Está aprendiendo a compartir sus cosas pero no sé ayudarlo, no sé como mierda actuar.
–No te preocupes, es un tema delicado y eres así, no lo tomará en cuenta –me miró con una expresión seria pero vi un atisbo de tristeza en ella y en seguida me arrepentí de haber dicho eso –no quise decirlo así –expliqué –Es un tema delicado, no se da cuenta de que te está forzando y acabas explotando, estoy seguro de que no te lo tomará en cuenta –intenté explicar.
–Soy una carga, estoy segurísimo de que sería feliz si no tuviera que aguantarme todas las mañanas.
–¿Por eso quieres irte de la ciudad? –razoné.
–No lo sé.
–V-Vivamos juntos –sugerí avergonzado.
–¿Qué? –enarcó una ceja.
–Cuando terminemos el instituto, busquemos piso y mudémonos, da igual si es en esta ciudad o si está a varias horas, tan solo vayamos juntos.
–¿Estás pensando lo que estás diciendo?
–Sí.
–¿Por qué? –dijo parando en seco y mirándome fijamente, rasque mi nuca ante su penetrante mirada.
–Porque te amo, ya lo sabes –Me miró con los ojos un tanto abiertos, tampoco sabe cómo actuar o que debe hacer, pasé el brazo por su hombro y lo atraje hasta mi –no quiero que dejes atrás esta ciudad, no quiero que la olvides. Tu madre te necesita, y esperará el tiempo que sea necesario. También, quiero que seas cercano a Luhan y Sehun, que confíes en ellos y seas feliz. Siempre has sido así y me enamoré de ti así, no tienes por qué cambiar, solo necesitas ser más sincero, eres grosero con tu madre pero a la vez eres sincero, le dices lo que piensas pero no lo que sientes.
–Jongin… –intentó hablar, pero lo interrumpí.
–Cualquier Kyungsoo me gusta, prefiero que digas lo primero que se te pasa por la cabeza a que te muerdas la lengua y me digas algo que quiero oír, actúa como quieras, todas tus facetas me gustan. Si me deseas los buenos días al salir de tu casa, se me para el corazón y si eres gruñón y me respondes con una típica sonrisita de la no me canso se me corta la respiración.
–¿Cuál es la diferencia? –pregunta confundido mientras continuamos caminando.
–Si eres dulce me entran ganas de hacerte el amor, y si eres gruñón de follarte –Sus ojos se abren como platos ante mi comentario.
–No tienes vergüenza –dice sorprendido.
–No sé qué es eso –me mira y sonríe con esa sonrisa que corta la respiración. Uff, ¿es consciente o me provoca sin querer?
–Entonces nosotros follamos, no hacemos el amor, ¿no? –sonríe pero noto una pizca de molestia en su voz. ¿Kyungsoo ofendido?
–No –respondo sonriente –aunque te cueste a veces eres dulce Soo, esos momentos duraban segundos, pero existen. Ahora solemos hacer el amor.
Sonreí recordando las diferentes facetas de Kyungsoo, cuando gruñía involuntariamente por el hecho de que no nos pudiéramos ver en un tiempo, cuando sin apartar la mirada de mis labios se acercaba a mí, haciendo que nos fundiéramos en un tierno beso. Cuando yo dejé de ser el que lo buscaba y comenzó a ser algo mutuo.
Cuando empezó a necesitarme.
Kyungsoo se quedó mirándome fijamente sin saber que contestar, así que optó por desviar la mirada y mirar al frente. Sonreí y revolví su cabello.
–Hoy creo que Sehun y Luhan no vendrán –Kyungsoo me miró pero no se inmutó. Sé que quiere preguntar pero no lo hace, así que le hago un favor y sigo hablando –ayer Luhan estuvo hasta muy tarde fuera y tuvimos que salir a buscarle –su semblante se tornó preocupado –y estuvo en vuelto en una pelea –finalicé. Miró al suelo, se que está sorprendido y quiere saber cómo está, pero esta vez me quedo callado, me mira expectante y me encojo de hombros.
–¿Está bien? –pregunta preocupado un poco molesto por hacérselo preguntar, y sonrío dulcemente.
–Tiene algunos cortes en la cara, pero él está perfectamente, el que lo pasó mal fue el muchacho al que le pegó. Por suerte Sehun los separó, Luhan estaba muy cabreado, sino llegamos a encontrarlo el muchacho ese no hubiese salido del hospital en meses.
–No me lo imagino.
–Lo sé, es difícil de creer. Me mandó un mensaje hace un ratito, dice que a lo mejor no van intentará convencer a Luhan de no ir. Me va a pedir los apuntes –dije mordiéndome el labio.
–¿Y tú no coges apuntes verdad? –dijo negando con la cabeza en señal de decepción.
–No –dije avergonzado. Me miró notando mi indirecta.
–Está bien, puedes fotocopiar los míos y se los llevas.
–¿No vendrías conmigo? Por favor ven conmigo –dije poniendo mi tono de “di que si o me pondré pesado”.
–No abuses de confianza, ve solo.
–Por favor ven, por fa ven, por fa ven, ¡Por fa ven! –comencé a alzar la voz y muchas personas empezaron a mirar –¡Ven! ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven!
–¡¡Está bien iré!! ¡Pero cierra la boca! –gritó llevándose los dedos a la sien.
–Entendido –dije con una sonrisa mientras hacía que sellaba mis labios.
Pov Luhan.
–Mm… –me quejé al sentir un brazo zarandeándome, obligándome a abandonar el mundo de los sueños.
–Luhan despierta… –tocaron mi mejilla con delicadeza y sonreí al escuchar su voz. Supongo que esto es mejor que un sueño. Acarició mi frente apartando mi flequillo de la frente y pestañeé varias veces aun con una sonrisa en mi rostro.
Cuando mi vista se aclaró, ahí estaba Sehun, mirándome fijamente con una tierna sonrisa. Acostado a mi lado, con su cabeza apoyada en la palma de su mano y el codo en la cama. Me miraba desde arriba, las hebras de su flequillo tapaban superficialmente sus ojos.
–¿No vas a despertarte? –pregunta con una radiante sonrisa. Mis ojos descienden a su torso desnudo, su piel pálida y sus músculos despertaron en mí una serie de sensaciones que bajaron hasta mi bajo vientre.
–Si esto es un sueño –dije con la voz áspera –no quiero despertar –me acerqué a él y deposité mi cabeza en su pecho abrazándolo para no soltarlo jamás –río en apenas un murmullo.
–Mi madre ya se fue y Hae también –mis ojos se abrieron, ¿qué hora es? –si nos damos prisa aún podemos ir al instituto.
–¿Por qué no me despertaste antes? –dije con un tono de voz demasiado alto, me incorporé en la cama con rapidez, pero Sehun me abrazó por la espalda.
–Eres hermoso cuando duermes, pasó el tiempo mientras te miraba –susurró en mi cuello, me encogí y mordí el labio al sentir su aliento sobre mí. ¿Hermoso? ¿Lo dice en serio? Mis heridas no desaparecen de la noche a la mañana.
–Mi rostro está horrible Sehun, ¿cómo dices eso? –al oírme gruñó con fuerza en mi cuello.
–No es horrible, solo tienes algunos pequeños cortes y eres hermosos de cualquier forma –rodé los ojos e intenté que me soltara en vano.
–Sehun, suéltame, debemos ir a clase –repetí.
–¿Y si nos quedamos hoy en casa?
–¿Qué nos quedemos en casa por pereza? –pregunté atónito, se encogió de hombros.
–Estás herido.
–No me duele nada, vamos a llegar tarde –dije quitando sus manos, pero cogió mi muñeca y me acostó a su lado, se puso encima de mi sin tocarme.
–No quiero salir con esto a la calle, tienes que hacerte responsable primero –lo miré con el ceño fruncido sin saber a qué se refería hasta que se dejó caer y sentí su erección en mi abdomen.
–¡S-Sehun!
–¿Qué? –dijo con una sonrisa.
–¡Yo no me hago responsable de nada, no es mi culpa!
–¿Cómo que no es tu culpa? ¿Quién crees que me la provocó?
–Es una erección mañanera.
–No, yo me levanté perfectamente, intenté despertarte varias veces pero solo gruñías y tus gruñidos son los más sexys del mundo Luhan –me sonrojé –Nunca me había fijado en lo erótico que te ves por las mañanas –se acercó a mi oreja, la atrapó entre sus labios mientras pasaba la lengua con lentitud y bajaba por mi mandíbula.
–Ahh… –gemí y como una señal se apoderó de mi cuello mientras acariciaba mi cintura –¡No es justo! –Dije apartando su cabeza –estás jugando sucio, vamos a clase –me miró con un puchero en los labios y se sentó encima en mi miembro mientras me miraba desde arriba.
Recé porque no se moviera, pero comenzó a mecerse lentamente sacándome varios suspiros.
–¿Estás seguro de que quieres ir a clase? –preguntó con una sonrisa de lado.
–Sí, lo estoy, quita –murmuré cohibido por sus dulces movimientos.
–No tenemos asignaturas realmente difíciles hoy, podemos pedirle los apuntes a Kai –lo miré con una ceja alzada.
–¿A Kai? ¿Acaso sabe lo que son apuntes? –Sehun soltó una carcajada.
–Se los podemos pedir a cualquiera –levantó un poco la camiseta de mi pijama, y comenzó a trazar círculos alrededor de mi ombligo –¿Nos quedamos? –volvió a preguntar, rodé los ojos.
–¿Acaso me vas a dejar ir si me niego a quedarme? –sonreí y me devolvió la sonrisa.
–Claro que no, si te hubieses intentado levantar, cogería las esposas –contestó.
–¿Esposas? No sabía que te iba ese rollo –dije coqueto, me incorporé aún con él sentado sobre mí y me acerqué a sus labios. Mordió mi labio inferior y engulló por completo mi boca casi con desesperación. Mi labio duele con solo rozarlo, pero con el tacto de Sehun, se vuelve una sensación exquisita entre dolor y placer.
Acarició mi cintura por encima de la camiseta y me la quitó por encima de los hombros interrumpiendo un segundo nuestro beso. Me acostó en la cama y llevó las manos hasta mi pantalón, subí el culo para que lo bajara y me di cuenta de que no tenía bóxer puesto. Seguramente me vistió él cuando me quedé frito sobre la cama. Llevé las manos hasta sus nalgas y bajé su bóxer tirándolo cerca de donde Sehun tiró mi pantalón.
–¿Podemos probar?
–¿El qué? –pregunté con miedo. ¿Ya? ¿Tan rápido? Ayer le confesé que en realidad si quería acostarme con él, ¿y ya quiere ir tan rápido?
–Te juro que no te la voy a meter –me prometió.
–¿Entonces qué quieres hacer? –pregunté confundido.
–Prepararte, pararé en cuanto me lo pidas, lo juro.
–¿C-Cómo que prepararme? –mi rostro se tornó rojo de la vergüenza. Comencé a sentir mucho calor.
Vi como su nuez subió y bajó al tragar saliva, se mordió el labio y llevó una mano a mi rodilla. Clavé los ojos en él, intentado averiguar su siguiente movimiento que no tardé en adivinar cuando ascendió hasta mi muslo. ¿Estoy preparado para esto? Cómo si hubiese leído mi mente, se mantuvo firme en mi muslo, sin seguir avanzando.
–Tú decides –habló. Lo miré con una mirada de advertencia.
–Si digo que pares, quiero que pares al instante.
–Está bien, lo prometo.
–Solo prepararme.
–Solo prepararte –asintió con una sonrisa. ¿Eso le hace feliz?
Abrió el cajón de la mesita de noche y saco un frasco. Ay Dios mío, seguro que es lubricante. Mis mejillas volvieron a teñirse de rojo y me besó para distraerme. El sonido del frasco abriéndose me mantenía alerta.
–Relájate –me susurró en el oído. Alzó mis piernas para tener acceso a mi entrada, me llevé las manos a la cara de pura vergüenza y escuché su risa –¿De qué te estás avergonzando? –dijo apartando mis manos, yo negué sin querer darle una explicación. Volvió a besarme y luego fue hasta mi cuello para luego seguir descendiendo…
Está intentado que me olvide de que va a profanar mi agujero y lo está consiguiendo.
Suelto varios gemidos cuando atrapa mi pezón derecho con sus dientes y sin previo aviso comienza a masturbarme sin descanso, con rapidez. Mis dedos se apoderan de su cabello y con la mano libre traza círculos alrededor de mi entrada.
–Sehun… Joder –jadeo.
Me besa con desesperación, jadea mi nombre y lo único en lo que pienso es en Sehun masturbándome, Sehun besándome, Sehun a punto de llevarme al éxtasis y noto su maldito dedo en mi interior.
–¡Ah! –cierro los ojos con fuerza. Esta sensación es muy rara, no se puede calificar como dolor, pero… es extraño. Sehun aumenta la velocidad de la masturbación y gimo con fuerza.
–¿Te duele? –me pregunta con ternura.
–No lo sé –respondo jadeante.
Comienza a mover el maldito dedo, sale y entra cada vez con menos cuidado, y yo ya no sé si esa sensación me desagrada o no. Muerde mi cuello y me aferró con fuerza a su espalda, notando las gotas de sudor bajando por mi frente y cuello.
–Hun… me voy a correr –gimo. Sehun niega y deja de mover su mano a lo largo de mi longitud, gruño en señal de protesta y aprieta mi miembro con fuerza mientras introduce otro dedo en mi interior. –Ah… Mierda… -gimoteo.
–No te corras hasta que termine de prepararte –advierte. Frunzo el ceño y niego con la cabeza.
–No… –gimoteo –quiero correrme –imploro.
–Y te correrás tranquilo –susurra en mi oído mientras vuelve a mover su mano a lo largo de mi pene con mucha lentitud agotando cualquier atisbo de sobriedad en mi mente. Comienza a mover los dedos en mi interior. La presión se hace más evidente pero empiezo a acostumbrarme a la sensación de tenerlos dentro. Él único problema es la lentitud con la que acaricia mi miembro.
–Más rápido por favor… –ruego.
–No eres el único que está sufriendo –gruñe, abro los ojos e intento mirar por debajo de su abdomen y abro la boca de forma exagerada al ver su masculinidad completamente erecta, roja y lubricada con su propio pre semen. Jadeo al verle y llevo con lentitud una mano hacia él, pero niega -¡No lo toques! –grita. Doy un respingo y apoya la cabeza en mi pecho mientras jadea –Como me toques me voy a correr.
–Sehun joder –me quejo.
–Quiero que te corras por el uso de mis dedos –murmura, sube hasta mi oreja –quiero que disfrutes esto Luhan –susurra en mi oído.
Estoy perdiendo la cabeza, como siga así me volveré loco. Introdujo otro dedo más y sin esperar a que me relajara por la intromisión siguió entrando y saliendo.
Dejó de tocar mi miembro, pero para entonces yo ya estaba moviendo mis caderas en busca de una mayor profundidad que sus dedos no podían proporcionarme, jadeante, sudado y deseoso de más.
Joder, estaba a punto de correrme.
Llevé mi mano al miembro de Sehun, y con dos pasadas desde la base hasta la punta se corrió con un ronco gemido mientras lo seguía mi tan preciado orgasmo. Cuando ambos expulsamos nuestra semilla, Sehun se dejó caer encima de mí.
–Ha sido genial, no puedo evitar imaginar lo que es estar dentro de ti Luhan –dice con la voz ronca. Me besa el pecho y acarició con lentitud su pelo, aún recuperándome de tan formidable orgasmo.
–No sé qué decir –digo confuso. Sehun coge la manta y nos tapa con ella.
–¿Te dolió?
–No estoy seguro, al principio fue una sensación muy extraña, pero al estar masturbándome y demás no era consciente de si me dolía o no. Había veces que si era molesto, pero no algo que desagradara por completo –confesé.
–¿Entonces crees que estás preparado? –me preguntó ansioso con la barbilla en mi pecho.
–¿Me metiste tres dedos?
–Sí, y mucho lubricante –se apartó de encima de mí y se acostó a mi lado rodeándome con los brazos. Apoyé la cabeza bajo su barbilla y desvíe la mirada a su miembro.
–Creo que meter eso si dolerá –dije mirando con miedo su zona baja –pero creo que puedo acostumbrarme –me abrazó con fuerza entendiendo mi “Si, estoy preparado” indirecto y me quedé profundamente dormido mientras Sehun acariciaba con delicadeza mi espalda con los dedos.