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Un mundo de climas cambiantes por lanitame

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Notas del fanfic:

Soy argentina, por lo tanto conozco mis tradiciones tanto escolares como hogareñas, algo muy diferente a otros países. Asi que si hay alguna palabra o costumbre que desconozcan o sea muy diferente a la suya, sepan que lo adapto a la cultura demi país

Notas del capitulo:

Es el primer fic de 'Invasor Zim' que he hecho. Aqui me puse un reto, no nombrar ni a Dib o a Zim durante los fics (si en las notas xD).

Es el prólogo de nuestra historia, el comienzo del final, donde los traicionados será la comida de G.I.R.

Nuestra historia comienza en una habitación en la que creo, todos hemos pasado años, con las piernas inmovilizadas, los incesantes ruidos de las charlas y risas que irritarían hasta el más cuerdo. Un lugar tan simple rodeado de cuatro paredes sin color (o así parecen), que lo único de paisaje son los cielos, que de sus casi inexistentes ventanas le proporciona al que está sentado. El calor ya comenzaba a agobiar a los alumnos de la eskuela, presionándolos a cambiar de posición (por si fuera poco, limitadas), agitar algo contra su cara para enfriarla, en otras palabras un día normal de verano.

En el aula está aquel que va en contra de todos, ya sea a propósito o no, su larga y oscura chaqueta con cuello y mangas cubren hasta la muñeca de el vanguardista cabezón, quien dedica su tiempo de estudio al observa miento de un ser que no encaja entre los humanos pero nadie lo nota como de otro planeta, solo otro chico ‘raro’. A éste individuo verde los segundos se le hacen milenios, los minutos años y las horas segundos cada vez que mira el reloj; si, es difícil mezclarse entre los terranoides y vivir como uno, no se puede evitar esa parte del día donde el aburrimiento disfruta el ver sufrir.

*me pregunto, como estará formado el cerebro de un extraterrestre. Es obvio que ahí debe de haber algo que compartamos, algo que tienen tanto los suyos como nosotros; si tan solo…*

-Oye ¿Qué crees haces?-  dio un brusco giro al sentir en sus antenas, estando ocultas bajo una oscura peluca pero con una gran sensibilidad, una mano acercándosele por detrás.

-Hmm- dijo sorprendido (más bien fingiendo sorpresa). Mientras escribía en un pequeño bloc de notas los datos que iba obteniendo- pudo sentir mi mano que estaba a un metro suyo, eso demuestra gran sensibilidad, ahora solo tengo que saber de dónde la obtiene.

-¡Lárgate de aquí, humano apestoso!- estando a medio girar, retrocedió su cabeza para evitar seguir siendo analizado/acosado por el atrevido humano-¿cómo es que llegaste hasta aquí?- comenzó a apretar las paredes de sus labios y a demostrar enojo con sus violetas ojos.

-Solo es la estrategia de alguien que te observa todos los días, aprendes a comer como el enemigo- una sonrisa comenzó desde los ojos hasta la mano donde el bloc se ubicaba y estaba siendo agitado. Y de un grito de la maestra, quien notó hasta recién el alto volumen que estas gotas de agua y aceite irken estaban produciendo.

La campana sonó en el momento justo, la tensión entre los tres y el ambiente pesado y caliente solo comprobaba que en el aula la comunicación por medios de subidas de tono, no colaboraban en enfriar la eskuela. Y como cucarachas a la luz, la corrida por tomar aire había comenzado, los primero minutos pico comenzaron a calmarse, ya todos estaban afuera, menos los tres.

-Muy bien… Recuerden decirles a sus compañeros que deben juntar el dinero para la fiesta de los egresados de séptimo grado.

-¿Y por qué no se los dijo antes que se fueran?- se quejó el pálido muchacho, a la vez que agitaba su brazo (de apariencia débil), hacia la única puerta de salida de la habitación.

-Lo hubiese hecho… ¡de no ser por sus gritos!- Replicó la maestra, acercó su rostro al la cara del chico y el alien.

-Yo  no tengo porque informar a las demás larvas- cruzó sus pequeñas extremidades de arriba, cerró los ojos con aire superior y se retiró caminando como si estuviese desfilando. Con los pies firmes. Eso indicó rápidamente, el joven de gafas tendría que hacerlo. Al día siguiente, en el aula antes de que llegase la anciana.

-Muy bien compañeros, la maestra Bitters me habló sobre la fiesta de nuestros compañeros del último grado. Hoy, este año nosotros tenemos la orden de hacérsela ¿alguna idea para ganar el presupuesto?

-Podríamos vender comida, como hacen todos los años- dijo una niña ubicada en el fondo. Algunos daban sus ideas, otros solo volvían su vista a la tarea sin ningún interés.

-Dib podría hacer un programa sobre sus cosas paranormales- propuso la chica del cabello violeta- ganaríamos audiencia con su locura-. La mayoría de los alumnos comenzaron a reír, es lógico, el mensaje era para ellos. Aún con el mismo calor del día de ayer, el humor seguía.

El sol abrasador era tan fuerte como meter la mano en el horno; y con este calor, hacia su casa el alien se dirigía. Cada pisada era más lenta, comenzando a tambalear levemente debido a la poca energía que en su organismo quedaba, ya no pensaba (por lo menos no coherentemente).

Extremadamente agotado y sudado, solo quería tirarse en el sillón, dejando a su paso las botas y los guantes-¡Mi amooo!- soltando una alegría con forma de waffle- le he hecho unos deliciosos waffles.

-G-Gir… ¿por qué este planeta mugroso y sucio tiene que ser además caluroso?- se quejó, luego ordenó a las computadoras activar el modo enfriamiento. Estas obedecieron y descendieron la temperatura a 0°C.

Dos horas pasaron, la temperatura seguía constante y el pequeño robot continuaba cocinando waffles. Al terminarlos notó que los primero que hizo presentaban una delgadísima capa de algo transparente-¡Amoooo!- salió corriendo en dirección a la base principal.

-G.I.R, hace demasiado frío, mis antenas comienzan a sentir menos- mientras comenzaba a temblar debido al ambiente repleto de máquinas y baja temperatura empeoraban la situación-¡Computadora!... ¿Computadora?- comenzó a observar en los alrededores- ¡G.I.R tenemos un problema!

-¡Mis waffles!- y como un berrinche de bebé, comenzó a gritar, preguntándose que era esa capa que cubría y le daba un mal sabor a su almuerzo. El tembloroso chico verde lo calló para explicarle.

-Es hielo G.I.R, debido al descenso brusco de la temperatura tu comida se congeló y en consecuencia ¡toda la base también!-. Todas las máquinas y la base estaban cubiertas, por ahora, de finas capas de hielo.

-¿Qué vamos a hacer amo? No puedo comer esto- mientras miraba con pena y tristeza lo que una vez fue un delicioso almuerzo. Había que pensar rápido, si G.I.R se congelaba no podría moverse y sería más inútil de lo que ya es; luego de 5 minutos el joven alienígena tuvo una idea fresca y recién inventada.

-Tenemos que salir de nuestro hogar y buscar refugio en otra parte. Me pondré el disfraz y saldremos-. Luego de ponerse el segundo lente de contacto, jaló de la correa a su esclavo robot-vámonos G.I.R, tenemos que irnos. Minialce, tú te quedarás y cuidaras del hogar- una lágrima rodó por el pequeño cuerpo del pequeño alce.

-¿Pero hacia dónde amo?- G.I.R dio un largo suspiro mientras era arrastrado, sin saber adónde lo llevaba, acompañó a su amo por las aún pesadas y calurosas calles, dejando en la base los waffles, cuya capa se engruesó un poco más, y con el guardián flotando en la lejanía.

Notas finales:

Espero no habrlo hecho muy corto, pero no quería aburrirlos. Si os gustó me alegro por ustedes.

Espero haberlos entretenido, y ahora que tengo su atención quiero decirles que mientras leían esto yo ya estuve en su casa. Tenía calor  y tomé de su agua.

¡Adios!


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