Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Voy a ser... por Inferna-sama

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Si, yo sé que nos tardamos un siglo, pero el señor UrosSS no ha tenido absolutamente nada de tiempo y yo tampoco, esta vez nos alternamos escribiendo, las advertencias son las mismas, podría tener trama incoherente o faltas ortográficas, sí aún así está dispuesto o dispuesta a leer, adelante.


 


Esta vez el POV va de parte de Shintaro y el emperador se limita a actuar, no prometemos el próximo capítulo rápido y sabemos que este es más corto que el anterior. Lo sentimos por eso.


Sin más. el pedacito de capítulo.

No podía creer lo que estaba haciendo, pero sí no lo enfrentaba ahora no lo haría nunca, nuevamente mis actos no eran tan “inteligentes” como mis palabras, me había atrapado, ese pequeño manipulador, volviéndome loco con su cercanía más que voluntaria, acosándome con su voz, pero bien, podía intentar sacar algo de eso, podía mantenerlo a línea, tanto él como yo sabíamos que no era más que querer poder hablar con atrevimiento libremente, solamente eso.

Nos retiramos juntos esa noche, caminando sin mediar palabra, habíamos hablado demasiado, por lo menos más de lo normal, entonces noté que me observaba con una sonrisa, con esa tan típica en su rostro, sin malicia pero digna de temer, tenía algo en mente y no sabía qué, tan tarde, tan oscuro y tan peligroso, nadie podría vernos sí algo ocurría, el nerviosismo, o quizás debería decir la paranoia en mí me estaba jugando en contra, poniéndome ansioso.

Aun así no se atrevió a decir nada, sabía que me estaba incomodando y no paraba, era así para todo, su conducta, su estrategia, someter y ganar, era suficientemente temible e imponente como para ganar por su simple presencia en un juego de básquetbol, hacía lo mismo en los juegos de mesa en los que compartíamos tiempo y no creo que fuera diferente en sus relaciones, le conocía desde hacía ya mucho, pero como amigos, callando la mayoría de lo que se quería manifestar, haciendo mención de lo indispensable y dando lugar a la imaginación, espacio al pensamiento y silencio al ruido, era una relación amena.

Ahora que lo pensaba, era totalmente alterna a cómo describiría la que tenía con Takao, eran muy contrarios, pero entonces ¿por qué era posible que me hubiese fijado en los dos?, entendía que Kazunari y yo nos complementábamos, pero con Akashi no tenía sentido, probablemente por eso quería una relación madura y reservada con él a pesar de estar lastimando en silencio a mi azabache, esto no le iba a gustar.

Finalmente nos separamos en la estación pues su familia insistía en que no viajara en transporte público, eran personas importantes altamente asechadas y su hijo no era la excepción, posiblemente me divertiría escuchar que el pelirrojo fuese raptado, porque no lo creía operable y porque sus secuestradores lo liberarían inmediatamente, los sofocaría, quizás no debía pensar tan irresponsablemente pero podía conservar la inmadurez en mi conciencia sin sufrir consecuencias.

— ¡Midorimachi! — Uh, solo había una persona que me llamaba así y no sería bueno verle.

—Kise — voltee para verle saludando secamente con su nombre.

—     Se dice Ryota —frunció el ceño levemente con un gesto gracioso de confusión.

—     Kise — insistí con cara de póker, no me haría cambiar de postura

—     Como sea, ¿qué haces a esta hora por aquí?

—     Podría preguntarte exactamente lo mismo — observé hacia afuera por uno de los transparentes cristales recordándolo, era mejor sí callaba, inventar excusas no era lo mío.

—     Eh, pues, yo… —le observé de reojo.— ¡No me veas así! — lloriqueó infantilmente.

—     No eres razón para ponerme  a pensar, no iba a decir nada — ese rubio era en realidad molesto.

—     Midorimachi es de mal gusto ser así

—     Es feo ser malo — se añadió a  la conversación con una voz ronca y con sensación de somnolencia proveniente de un cierto peli lila detrás de Kise, entonces alcé mi rostro encontrándome con el suyo, me veía con ese cierto decaimiento propio de sus ojos, no dije nada, era la única persona hasta el momento a la que tenía que observar hacia arriba, era… ¿cómo decirlo?, ¿reconfortante?, los complejos nunca se acaban.— Mido-chin — me llamó posando su mano bajo mi mentón, retrocedí de inmediato— oi, está rojo.

—     Es cierto Midorimachi, parece enfermo, ¿de dónde…? — dejó la cuestión en el aire para luego exaltarse súbitamente con cara de consternación— ¡¿de qué viene?!

—     Mo— por su parte Murasakibara hizo un gesto de molestia que hacía buen rato no le veía.

—     De caminar Kise — respondí seriamente, el muchacho tenía imaginación de más.

—     No le creo, ¿tú le crees? — le estaba consultando a alguien con su coeficiente intelectual, esta conversación se estaba tornando de retrasados.

—     Tú no has respondido — agregué quitándole lugar a la vagancia que se estaba por hacer espacio.

—     Me lo encontré en un bar —inclinó la cabeza a un lado rodando los ojos y dejándole ir una palmada pasada de fuerza en la cabeza al rubio.

—     ¿y es a mí a quien le preguntas de dónde vengo?— entre cerré los ojos observándole.

—     Yo no estaba haciendo nada malo, es decir, tú sabes, yo no, no bebí, no estaba allí por — tartamudeaba atropellándose de palabras aceleradas pronunciadas en desorden con una risa nerviosa.

—     No me importa — respondí — ¿podríamos solo guardar silencio?

 

Asintió efusivamente mientras Murasakibara se limitó a desviar la vista, si, se me hacía aun más irritante de lo normal tratar con personas ruidosas después de hablar con él, su voz colaboraba con el ambiente, su tono siempre estaba correcto y sus palabras eran bastante meditadas, era satisfactorio.

Suspiré inconscientemente, prolongado y suave, sin pesadez ni muestras de cansancio, no lo tenía, solo llené mis pulmones de oxigeno, su rostro… esa heterocromía que en vez de hacerlo sentir acomplejado la lucía como a uno de sus muchos trofeos, le hacía atractivo a mi parecer, una mirada que por causa de su gran auto confianza consecuentemente la volvía profunda, exótica, cautivadora e hipnotizante, cerré mis ojos escuchando. Solamente haciendo eso. Para cuando volví en sí sentí el peso de dos miradas sorprendidas observándome acusadores, por suerte ya era hora de bajar para mí, por lo que me di la vuelta retirándome sin despedidas inútiles con ese par, después de todo la mala hierba nunca muere, por supuesto que los vería luego.

________________________________________________

Pasó así el tiempo, varias semanas en las que el contacto para con toda esa gente fue muy limitado, Akashi no me volvería a dar problemas diciendo cosas peligrosas en voz alta de nuevo, era una de las ventajas del acuerdo, pero yo, por mi parte, a pesar de ser una persona que tiene un buen autocontrol estaba empezando a perder cordura, no era fácil ver a Kazunari todos los días con culpa, y lo que era peor, sabía que él notaba el cambio y no se atrevía a preguntarme nada por miedo, no habíamos terminado para nada bien con lo que ocurrió en la cancha y estábamos simplemente ignorando el tema, no iba a durar mucho así, alguien traería en algún punto toda esa molestia a colación y esperaba no ser yo, sí Takao lo hacía tampoco era mejor, pero era más llevadero pensar que sería él.

Nos estábamos distanciando y Akashi últimamente me llamaba a menudo, en el receso y en la tarde tras salir del instituto, pues decía no parecerle factible para mi desempeño distraerme con textos en medio de clase o en el tiempo libre una o dos horas luego de salir del instituto pues era cuando cada uno debía hacer sus deberes como estudiante, era en realidad considerado y serio, como se debe ser, procuraba no distraerme más de lo debido y no me llamaba en la noche porque no lo creía correcto, extrañaba ser el centrado de la relación, era obvio que en este momento no era el dominante, sí me descuidaba podía terminar siendo llevado a posturas difíciles de tolerar… y no me refería exactamente a las posturas de lanzar el balón.

Intentaba aparentar que todo estaba bien, consultando mi horóscopo cada mañana, comprando el objeto de la suerte y asistiendo al instituto meramente a estudiar, la tarde la utilizaba en mi tarea y practicar, la rutina me empezaba a asquear, pero definitivamente no sería yo quien propusiera una salida al grupo, no al de Shutoku, a ellos raramente les aceptaba algo por el estilo, estaba perdiendo compostura a una velocidad alarmante, o al menos eso era a mi parecer porque nadie me había hecho un comentario o reclamo al respecto, no parecía notorio.

Eran ya tres semanas desde el inicio de mi relación con Akashi, tres semanas exactas, y cumplía también dos meses con Takao, por lo que me encontraba nuevamente en problemas, caminaba por los diferentes locales de la ciudad buscando algo que le gustara a mi azabache sin mucho éxito, estaba entrando a una tienda cuando un mensaje de Akashi fue recibido en mi móvil, quería que nos encontráramos en un lugar muy cerca de donde me hallaba en ese mismo momento, iba a responder con alguna excusa escolar que sabía no se negaría a atender cediéndome la palabra cuando dudé un momento sí enviarlo o no, con él no servían esas cosas, entonces calló otro.

“Usualmente habría esperado tu excusa y la habría hecho pedazos enseguida pero estoy cansado de esperar y te estoy viendo, borra ese mensaje y date la vuelta, ojo, no muy rápido que hay transeúntes en la acera”.

Diablos, enserio me había atrapado, no tendría tiempo de decir que no era para él, no tenía caso, suspiré obedeciendo y encontrándome con que, ciertamente, la dirección era exactamente esa, el restaurante a mis espaldas, ¿Qué querría?, caminé hasta allí y entré al lugar que por cierto era muy llamativo y elegante, muy al estilo de Akashi de cierta forma.

—     Shintaro — le oí referirme, voltee para verle, allí estaba. — toma asiento — me ordenó, me dirigí hasta la mesa e hice lo que me pidió.

—     ¿Qué necesitas? — cuestioné esperando no sonar atrevido.

—     Primeramente,  a Kazunari dale algo romántico, es su estilo, pero sí rompes mucho el hielo quizás se le vaya la mano haciéndote preguntas y soltando todo lo que no te ha dicho, asumo que por el momento no eres muy de su agrado, y en segundo, no quise esperar a que pasara un mes de nuestra relación para hacer algo por ti, sé que no te parecerá correcto estar a solas en un lugar público conmigo, porque no es debido a nuestra edad y porque no quieres que nos vean, eres demasiado paranoico, pero, haz un esfuerzo y dame tu tarde, espero no importunar, no te ofreceré mi ayuda en la búsqueda del regalo de Kazunari porque sería cínico de mi parte, pero ten en cuenta que habría sido un gusto hacerlo de no estar en la posición en la que me encuentro— expresó fluidamente con la elocuencia que tanto me agradaba de él.

 

Me preocupé, porque tenía razón con lo del regalo de Takao y porque le llamaba Kazunari, por otro lado, sus intenciones no eran malas, es decir, dentro de lo que cabe, con lo que ocurría era claro que ninguno de ambos las tenía, éramos cómplices en una mala jugada contra el de ojos plata, por otro lado, con lo que me había dicho sobre el regalo, era obvio que sabía los gustos de Takao, lo que planeaba con mencionarlo era advertirme de lo que ocurriría sí eso le afianzaba conmigo de nueva cuenta, no lo había pensado, era todo un encuentro emocional, y la última de las razones, que me sintiera altamente halagado y avergonzado por la invitación.

 

Asentí observándole, ensanchó una sonrisa que esbozaba con anterioridad, por poco lo olvidaba, tenía algo qué darle.

 

—Agradezco tu invitación, me quedaré siempre y cuando me des tiempo para el regalo de Kazunari, pero antes, también tengo algo para ti, no sé sí te gustará, pero a mí me recordó a ti desde que la vi— expliqué dándole un estuche que observó al verme desviar la vista, en realidad me preocupaba que no le fuera a gustar, entonces le noté, con esa expresión de seriedad con un leve sonrojo cruzando sus mejillas, había logrado bajarle un poco la frialdad, me observó repentinamente y no pude evitar perderme en sus ojos, como ocurría cada que le miraba, entonces abrió el estuche y pestañeó un par de veces.

 

—Es un hermoso detalle de tu parte, me encanta, pero, me gustaría pedirte algo más, sé que es molesto, pero, ¿me lo pondrías? — pidió con normalidad, su gesto era el que me estaba volviendo loco, ¿cómo decía algo tan frescamente con su rostro de esa forma?, me desequilibraba con cosas como esas, mis detalladas debilidades, y estaba seguro de que no era casualidad,  tomé el estuche sacando un anillo de plata con enredaderas talladas en el contorno y una piedra roja incrustada en el centro, le extendí mi mano en petición a la suya sin demostrar nerviosismo, me estaba costando exageradamente, entonces me ofreció la suya, deslicé el pequeño ornamento por su dedo anular y le quedó perfecto, se le veía hermoso, ajusté mis lentes para luego recostarme un poco en mi asiento sin soltar su mano, la situación era tan incómoda y agraciada que me hacía avergonzar, cosa que no era de todos los días.

—Me alegra que te gustara, no es ninguna molestia, se trata de lo justo — respondí esmerándome por cubrir todas esas sensaciones que me daban vueltas por dentro, ahora sabía a lo que se referían con la ridiculez de “mariposas en el estomago”, me sentía estúpido, lo mío no eran mariposas, era todo un circo.

—Shintaro, me encuentro en la incapacidad de omitir lo mucho que me encanta oírte hablar, puedes ser tan carismático y discreto, eres realmente increíble — musitó sin ninguna reprimenda, era extraño escucharlo así, me estaba ruborizando, la situación era más empalagosa de lo que acostumbrábamos por mucho.

 

Me limité a bajar la vista, algo debía pensar para Kazunari, algo que le gustara, aún sí eso significaba tener que enfrentarlo no podía pasarme con la frialdad en pleno aniversario, no era justo.

De repente, algo me sacó de mi ensimismamiento, otros labios rozaron los míos, Oh no, esto no estaba bien, se suponía que nosotros dos no éramos de ese tipo de personas, se supone que no podíamos pasarnos, se supone que ambos habíamos acatado, eran demasiadas las cosas sobre entendidas y yo no podía retractarme de ese tipo de acuerdos, en especial sí eso significaba que realmente estaba engañando a Takao.

 

—¡Akashi! — Exclamé separándome con brusquedad, no necesitaba pensarlo más, no permitiría que se me saliera de las manos otra vez, le vi quedarse quieto observándome con monotonía, su ojo dorado emitió un brillo intensificado al  entrar en contacto con un rayo de sol cruzando la ventana, no sabía la razón, pero no me daba un mal presentimiento.

Tenía una teoría sobre el repentino cambio de personalidad que había sufrido mi ex compañero hacía ya unos años en Teiko, cambio que por cierto se había repetido varias veces desde entonces,  esta nueva personalidad hacia apariciones algo fugases y su diferencia para con el carácter del pelirrojo no era mucha, pero la que se ejercía en comparación a su forma de actuar era notoria, alguien que le conociera bien lo habría notado, llegué a creer que se trataba de algún tipo de efecto secundario de su mal temperamento, pero no, era más agresivo en sus maniobras, fue entonces que llegué a una conclusión:  que esta se afloraba cada que el más bajo se encontraba bajo una presión mayor a la habitual. Nunca creí que fuera fácil ser Akashi con el peso de su apellido sobre los hombros causando expectativas de dimensiones colosales en quien le observara que estaba obligado a sobrepasar con creces, debía ser molesto tener que cumplir todo ese tipo de ordenes indirectas e involuntarias de todo el mundo, quizás por eso estaba tan obsesionado con ser el emperador, alguien con todos al poder de su antojo, que no recibe dictamines, tantas cosas eran las que podía especular, pero era seguro que ninguna me ayudaría en este momento.

—     Shintaro… Esa no es manera de tratar a un amigo — entrecerró los ojos observándome por el rabillo de los mismos, sin inmutar su postura— Te ofrecí un agradecimiento, solamente eso, lamento que te cause molestia, pero resulta que una vez es emitido no es retornable — se alzó un poco para tomarme por la camisa y acercarme groseramente hacia él, que esbozaba una amplia sonrisa— Discúlpate —ordenó ladeando su cabeza sin perderme de vista, enserio estaba en problemas— No estoy dispuesto a repetirlo, hazlo.

—     Lo lamento —musité sin deseos de contrariarle con aires de prepotencia, tomé su mano observándole fijamente— No lo volveré a hacer en tanto tú no repitas eso—sentencié finalizando lo que resultaba más como amenaza que como disculpa o inclusive advertencia.

—     ¿Ah si? — cuestionó con un gesto de fastidio que parecía distante a la situación, ¿con qué o quien estaba peleando sí no era conmigo?, soltó mi prenda lentamente y noté un leve temblor en su mano, parecía estar colérico  e irónicamente en intentos por contenerse— Juguemos entonces — su expresión cambió, se sentó de inmediato y sonrió con superioridad como usualmente, calmando el anterior movimiento involuntario en su cuerpo como sí jamás lo hubiese tenido, suspiré asintiendo, no sabía a qué juego se refería exactamente pero era mejor sí se distraía de esa forma— ¿Te gusta el ajedrez? — cuestionó aún sabiendo la respuesta, pestañee un par de veces con la intensión de hacerlo proseguir— siempre te estás limitando a movimientos cortos con piezas pequeñas, sin disposición a sacrificarlas, no sé sí te gusta en realidad — explicó haciéndome notar a lo que refería ante mi falta de respuestas, agitó su mano llamando la atención de uno de los meseros que se dirigía hacia otro lugar hasta percibirlo, ahora que lo notaba, el lugar estaba vacío.

—     Akashi, ¿por qué estamos solos? — cuestioné al aire, puesto que el muchacho frente a mí atendió al recién llegado.

—     Queremos la orden número cuatro y… Shintaro, ¿tú cuál quieres? — volteó su rostro hacia mi, bajé la vista hasta el menú y la alcé de nuevo sin interés.

—     Elíjelo tú, elije el plato, elije el juego, elige la meta, elige todo — sentencié frunciendo el ceño con levedad.

—     De acuerdo, la orden cuatro y la seis — el muchacho se retiró y hasta entonces noté un detalle desconcertante, eran nuestros números en el basket, me había perdido en lo absoluto, me sentí inútil, ¿en qué momento dejé de estar a su altura?, no, tenía que calmarme, solo eran coincidencias o detalles muy pequeños, miserables, el joven sufría algo de demencia y decía cosas al azar por eso no le comprendía. — Shintaro, yo siempre elijo todo, no tienes que recordármelo, será basketball, lo tienes claro ¿no?, y creo que después de eso sería sobre explicar el detallar la meta — Me estaba tratando como a un retrasado, ¿a eso se refería con presionar?, ¿provocarme a la desesperación?, que juego tan sucio, de hecho, que estrategia tan buena y molesta, claro que era válida, el problema era que ciertamente me había dejado atrás, no entendía sus referencias y las que mencionaba parecían tan obvias que me hacían sentir idiota. — ¿pasa algo?.

—     Todo lo sabes, y todo lo predices, dímelo tú — le observé con molestia.

—     Pase entre as y defensa, se ve prometedor. — jamás me sentí tan estúpido por no entender algo, comenzó a reír en un tono bajo descaradamente frente a mí, no estaba ni cerca de su nivel, siempre era él quien se bajaba al mío para interactuar, probablemente desde el inicio— ¿pasa algo? — volvió a interrogar

—     Creo que sería mejor sí simplemente esperamos en silencio ¿no crees? — ya no podía hacer nada más que rendirme, era lo más cobarde que jamás hubiera hecho, pero ¿qué más podía intentar?.

—     No puedo creer que soltaran la pelota tan rápido, son un oponente tan miserable que dan asco — expresó paseando su mirada como sí estuviera en busca de algo más interesante, por alguna razón eso me calló pesado.

—     Perdóname ¿bien?, lo siento, lo reconozco, me pasé, te dije que por favor no te molestaras conmigo sí me echaba para atrás en un momento crucial, lo siento, me… yo... —desesperé totalmente, me atropellé de palabras con un nerviosismo tan grande que no había sentido hace mucho, entonces su mano acarició mi mejilla.

—     Si, lo sé y lo acepto, te dije que sabía cómo tratar con esto — explicó en un tono apacible, sus facciones nuevamente acomodadas como se me presentaban en normalidad me hicieron sentir calma, mi pecho se había adolorido por el bombeo de sangre tan acelerado, qué manera de lidiar con eso, no me lo había esperado, pero sabía que él nunca se equivocaba, así que no le podía reprender por usar un trato como ese al respecto.

—     Bien… ¿te molesta sí cortamos la plática ahora? — rogué.

—     Ven aquí — ese tono era el de una petición, era suave, me senté a su lado recibiendo su tacto en mi rostro, comenzó a dejar cortos besos en mi rostro sin tocar la boca, aún tenía ese desagrado hecho un nudo en la garganta, ¿qué había sido todo eso?, ¿enserio podía hacerlo cuando le viniera en gana?, de ser así tenía muchas peleas que perder por delante.

Notas finales:

Gracias por leer, la trama tendrá un giro difícil y calculamos otros seis capítulos largos para terminarla, pedimos paciencia y agradecemos la que ya hay.


En el siguiente habrá interacción Aguíla/Emperador, si, es lo que se imaginan, pero no bajo condiciones tan obvias.


Algún dia corregiremos la horrografía del primero.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).