Trafalgar Law, el temible cirujano de la muerte, exactamente el se tenia que haberse enamorado.
Lo peor.
De otro pirata.
Algo mucho peor.
Tenia que ser de Mugiwara No Luffy.
Y para colmo...
Tenia competencia.
Desde que inicio su viaje junto con su nuevo y aniñado aliado, habia sentido una gran atraccion hacia el, sentia el querer estar siempre a su lado, protegerle aunque el no quisiera, esos eran sus pensamientos de siempre, pero frecuentemente se reprendia por tenerlos, ya que el no se podia enamorar.
Esta Atraccion comenzo aquel en ese archipielago, aquel dia en que las 11 supernovas se reunieron, en aquel momento que lo miro golpear ese estupido noble no se que chingados sintio que su corazon se movia por el, pero no podia permitirse el enamorarse, no cuando su plan comenzaba a echar vuelo.
Pero no pudo evitar ir en su ayuda cuando la necesito en marineford, y en ese momento se agradecia a si mismo el haber ido en su ayuda, por que si no ubiera ido, no estaria junto a su querido y revoltoso pelinegro, aunque no solo se alegraba de haberlo salvado de la muerte, si no, que aunque no contara, el primer beso del chico se lo habia dado el mientras dormia.
Si.
Asi era.
Ese dia...
Lo beso.
Y no se arrepentia.
No se arrepentia de haber besado esos deliciosos labios.
La noche en quedecidio que Mugiwara seria suyo, no solo fisicamente, si no emocionalmente, esa misma noche se lo advirtio al espadachin, mas bien le declaro que ese pelinegro era suyo.
Bien sabia quienes eran su supuesta competencia, pero sabia que ellos dos confundian sus sentimientos con el respeto, cosa que el ojeroso no hacia, por que el sabia perfectamente que lo queria.
O mas bien.
Lo amaba.
Y agradecia que el incidente con Doflamingo se habian acabado, en realidad estaba en la parte baja del Sunny mas que asegurado con Kairoseki, en ese momento se dirigian a su siguiente isla, donde la tripulacion del ojeroso lo esperaba.
Por ahora lo que tenia que hacer era que los otros dos no lo molestacen mientras trataba de llegar a su monito.
En ese momento estaba apoyado en la barandilla de el barco mirando al mar, detras de el estaban Usopp, Tony y su querido Luffy jugando, por otro lado el espadachin peliverde haciendo pesas, las dos chicas Nami y Robin tomando el sol, mientras el rubio ocultaba su homosexualidad revoloteando alrededor de las chicas ofreciendoles bebidas y dulces, el extrabagante hombre peli-azul se encontraba en la parte baja del barco modificando sus maquinas, y el esqueleto parlante se la pasaba cantando y tocando su violin.
-oe torao, ¿te pasa algo?-dijo luffy extrañado por el extraño comportamiento de su aliado.
Y no es que el hecho de estar serio y alejado de los otros fuera raro en el.
Si no que.
Nuestro monito podia ver que algo lo...
Se podria decir...
perturbaba?.
-Nada Mugiwara-ya-le dijo con un tono, nada normal en el...
Un tono...
Tranquilizador.
La sola pronunciacion de estas dulces palabras hacia el peli-negro, con ese tono tranquilizador...
Hacian que el menor se sintiera...
Reconfortado?
Un leve sonrrojo se hizo presente en las mejillas del menor.
Sin duda esa imagen se quedaria grabada en la memoria de el ojeroso.
El monito se retiro y siguio jugando con sus nakamas.
Pero en fin.
En ese momento el ojeroso solo sabia algo.
Y ese algo era.
Que el...
Tenia definido su proposito.
El cual claramente era.
Conquistar a su monito.
Aunque maldecia que fueran de diferentes bandas piratas, eso no quitaria que ese pelinegro ya era de el.
Por que el sabia.
A quien.
Le pretenece su corazon.
-fin del capitulo 2.-