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Cuidando de un Bebé por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos, disculpen la demora, estoy atareada con un encargo que me pareció buena idea escribir y tardara su tiempo, pero es que me encuentro también bloqueada con el cap de La lucha del amor,  intentare ponerme al corriente con ese fic, también me disculpo por el fic Horóscopo, no he podido conseguir el horóscopo en base a cual escribo, aclaro que a ese fic uso un horóscopo que sale semanalmente en un diario, no lo invento yo, pero no he podido conseguir el horóscopo, y si se preguntan ¿Qué no tiene página web? La respuesta es sí, pero no es el mismo horóscopo el de la web que el que publican los fines de semana.

El astro rey se levantaba por el horizonte tomando posesión del cielo, los doce templos estaban despertando después de unas pocas horas de sueño tras haber despedido a dos de sus santos más fieles y fuertes, la amazona de plata de agila y el gallardo santo dorado de leo. Desde piscis hasta tauro los santos dorados se levantaron para comenzar el nuevo día, algunos tenían que ir por víveres a los pueblos más cercanos y otros tenían destino el coliseo, a ver a los aspirantes a santos o sencillamente a estirar un poco sus cuerpos para no perder el ritmo.

En casa de Aries, la sorpresa se  llevaron todos al buscar a su guardián, encontrándolo en la cocina del templo preparando un variado desayuno, pero no era eso los que los asombraba,  sino la variedad de juguetes y mueblería para infantes que estaba esparcida por el templo, entre los que destacaba un corral y una sillita alta de caña. El santo de Aries al parecer había trasportado todo desde Jamir durante la noche, aprovechando que su pequeño inquilino dormía, y dispuso todo de tal manera para que Regulus tuviera acceso a los juguetes o a él se le facilitara cuidarlo.

Tauro y Escorpio no cabían de asombro al ver el orden en la cocina, Kiki desayunaba contento formando un bigote de leche, sonriendo alegre, Saga, sentado en la mesa tomando café, observaba absorto como entre susurros y canciones en Mandarín  Mu mantenía al pequeño de cabellos castaño tranquilo en sus brazos mientras tomaba su mamadera.

-¿De dónde sacaste todo Mu?- pregunto el peliazul mirando a su alrededor.

-De Jamir, cuando Kiki llego a mi compre todas esas cosas y cuando creció se arrumbaron en el último piso de la torre- contesto mirando al pequeño de ojos azules terminan su mamadera, se acercó a la mesada de la cocina donde la dejo y luego lo dio vuelta en sus brazos para darle suaves golpes en la espalda- buen niño, que lindo eres Regulus, ahora mismo debes sacar el aire como todo bebé.

-¿no lloro?- pregunto Aioros, irrumpiendo en la cocina.

-Desde las seis de la mañana, aun no salía el sol y se despertó pegando un grito- contesto Saga- creo que se asustó al ver un lugar nuevo y extraños a su alrededor...

-¿Cómo lo calmaron?- pregunto asombrado el dueño de la novena casa acercándose al pequeño, que acababa de eructar y comenzó a reír de haberlo hecho.

-Con esto- tomo Saga el celular de la mesa, que era de Mu, no era de alta tecnología pero tenía buena utilidad fuera del santuario, con solo apretar unos botones un par de veces logro poner en marcha un reproductor de sonido del aparato y seguido comenzó a escucharse sonido de fondo, el caminar de alguien que se acercaba.

-Hola Mu- se escuchó en el aparato, era claramente la voz de Aioria- mira, no sé qué le paso a mi armadura, se rayó ¿puedes repararla?- Saga detuvo la reproducción antes de que se escuchara la voz de Mu.

-Papi- exclamo Regulus sonriendo.

-¿Por qué tienes eso grabado Mu?- pregunto Milo alzando una ceja, incrédulo.

-Era la décima vez que Aioria me pedía lo mismo en menos de una semana, cada vez que venía pidiéndome lo mismo le hacía escuchar cuando fue la última vez que me pidió que reparara una ralladura de la armadura, a veces tenía hasta un golpe, creo que ya conozco al culpable de eso ¿no Regulus?- respondió el ariano mirando al pequeño- seguro tú con tu puño de león le das golpes cada vez que puedes a la armadura.

-Ahora que me he fijado bien tiene ojitos azules ¿Serán del color de Marin o de Aioria?- miro detenidamente Aioros al pequeño.

-Debe ser, porque si no es la copia exacta del padre- exclamo Milo sonriendo- Mu, debo ir a comprar unos víveres, si Camus pasa y pregunta por mí, por favor inventa cualquier excusa.

-¿Por qué no puede saber que vas a  comprar víveres?- alzo una ceja el de Aries- no estás haciendo nada malo.

-Si lo es, si yo tenía que haber comprado los víveres de la semana hace dos días y no lo hice, para colmo no hay ni leche para desayunar, le tuve que pedir a Dohko una caja- miro sonriendo sin perder su típica alegría, aunque internamente estaba asustado por cruzarse con Camus antes de que comprara la despensa de la semana.

-Muy bien, ve y compra también una caja de fórmula para Regulus- acoto el de Aries- nos servirá para todos.

-¿Por qué no le das leche de vaca?

-Porque su estómago debe estar delicado  no sé hasta hace cuento tiempo su madre lo estuvo amamantando, la leche de vaca contiene muchas grasas para él, es preferible la leche en formula- aclaro mientras mecía a Regulus con suavidad, Saga volvió a hacer sonar la nota de voz, para evitar que el pequeño se asustara al ver tanta gente nueva a su alrededor y todos desconocidos, aunque el menor estaba intrigado mirando a Aioros- una caja nos va a servir a todos los que nos toca esta semana con él.

-¿Qué me miras tanto?  Soy muy guapo ¿Verdad?- sonrió Aioros mirándolo al verse observando, se agacho poniéndose a la altura del menor en brazos y comenzó a hacerle caras, logrando que sonriera-Su risa es igual a la de Aioria y se ríe de las mismas cosas.

-Te pareces a su padre, eso te mira, no te alabes por bella que de eso no tienes Aioros- exclamo Saga mirando sereno, aunque fue una broma que el centauro no tomo bien, porque lo miro con enfado.

-Tiene once meses, mira esto, Regulus vuela- aclaro el dueño de la primera casa, levantándolo lentamente con telequinesia, dejándolo suspendido en el aire y luego bajándolo, para después repetir aquello varias veces, logrando que riera alegremente, lo regreso a sus brazos un momento después para abrazarlo- A los niños les encanta volar.

-¿A mí me gustaba maestro?- pregunto Kiki cruzándose de brazos ante la atención que recibía el menor.

--Eras terrible- bromeo Mu levantándolo con su poder telequinetico, y luego lo hizo volar por la habitación- no te gustaba bajar y si te bajaba llorabas, aunque admito que me daba temor.

-¿Por qué?- preguntaron todos a la vez, mirando con sorpresa ante la confesión.

-Verán, cuando se cruzan dos poderes telequineticos no puede pasar nada bueno- explico mirando con seriedad, mientras Regulus veía riendo a Kiki que volaba por el cuarto y le hacía caras graciosas cada vez que se acercaba a el- Por ejemplo, si dos poderes se enfrentan, uno predomina ante el otro, uno será superior con claridad, pero también ambos poderes podrían batallas por la superioridad, por ejemplo si Kiki en este momento usara su telequinesis podría haber alguna consecuencia, como que todos en la habitación flotemos,  una vez cuando era niño, mi maestro me conto que cuando era bebé el hacía exactamente lo mismo que hago con Kiki ahora, pero en algún momento comencé a usar mi telequinesis, momentos después al ser ambas fuertes, agregando que a mí solo me faltaba entrenamiento que ni siquiera había comenzado, la torre de Mu en Jamir quedo de cabeza, totalmente,  y no me refiero solo a la edificación.

-Eras terrible entonces- se burló Milo sonriendo- Bueno, me voy, se me va a hacer tarde y si no regreso antes que Camus este en el coliseo me encontraran en su ataúd de hielo, nos vemos chicos.

Mu sonrío y ayudo a Regulus a decirle adiós a Milo con la mano, el cual miro sin entender aunque cunado Kiki se le acerco miro contento y volvió a reír. El dueño del primer templo lo bajo con lentitud al corral de caña donde lo dejo rodeado de juguetes diversos, incluido su osito de peluche con forma de león sonriente, aunque segundos duro la tranquilidad, ya que Regulus con sus escasos meses de vida se levantó súbitamente y levanto los brazos para que lo levantaran.

-Regulus te tuve en brazos por horas- protesto el de Aries tomándolo en brazos.

-Déjame a mí- Saga actuó acercándose y llevándolo a sus brazos- ¿tu papá y tu mamá te deben tener todo el día a upa?- le pregunto al menor, el cual sonrío llevándose el dedo índice de su mano derecha a la boca- lo tomare como un sí.

-io- balbució mirando a Saga.

-¿io?-pregunto el mayor.

-Debe responderte a lo que le preguntaste- miro Mu pensativo mientras se servía una taza de té- dijiste que seguramente sus padres lo tenían en brazos todo el día, pero eso no es posible, nunca hemos visto a Aioria por las doce casas cargándolo, Marin también recorre a diario los doce templos, y de haberlo llevado consigo se hubiera notado,  lo mismo con Shaina que se la ve todo el día entrenando a los otros santos de bronce,  no tiene forma de estar con él, Regulus apenas camina y solo si alguien lo sostiene, sus pasos son inseguros, por lo que alguien lo cuida manteniéndolo siempre en brazos y solo hay una persona posible.

-¿Quién?- preguntaron todos mirándolo sorprendido.

-Posiblemente me equivoque, pero al decir io se refería a su tío, Aioros no lo conocía y mucho menos Seiya, solo queda uno.

-¿Touma de Ikaro?- pregunto Aioros- pero ese está en la luna con Artemisa.

-No estoy del todo seguro, pero si estoy seguro que Marin jamás dejaría a su hijo con un santo de plata, tiene mala relación con la mayoría, los santos de bronce son inmaduros, en su conjunto, salvo pequeñas excepciones, como Shiryu o Hyoga, y nosotros no lo conocíamos ¿a quién más le permitiría que lo cuidara sino es a su hermano menor?

-Touma tiene la edad del burro con alas- señalo DeathMask irrumpiendo- Mu ¿me dejas pasar? ¿Alguno se acordó que hay entrenamiento aunque tengamos que cuidar del mocoso?

- A quien llamas burro con alas tiene nombre, y es Seiya, trátalo con respecto,  y este pequeño se llama Regulus, y si, ahora mismo vamos- defendió Aioros a su sobrino.

-Cambiare a Regulus y nos vemos allá, adelántense muchachos- exclamo el de Aries despues de terminar su té, dejo el vaso de cerámica sobre la mesada de la cocina y tomo al pequeño en brazos- nos vemos en el coliseo.

Los demás santos fueron directo al coliseo, Mu fue a buscar entre la ropa que le habían dejado del bebé algo que ponerle que fuera cómodo  y deportivo, tenía planeado dejarlo gatear con libertar mientras entrenaban. Le coloco lo que parecía un equipo atlético de color verde claro y unas zapatillas de color blanco con rojo que se iluminaban cada vez que el daría un paso.  Lo regreso a sus brazos y fue por un coche que había traído de Jamir, miro a la cocina donde Kiki seguía jugando alegremente volando.

-Kiki, tenemos que irnos, trae el coche para llevarlo.

-Si maestro- sonrío el menor y volando fue hasta donde estaba el coche de bebé, el cual hizo levitar para llevarlo.

En el coliseo estaba la mayoría de los santos entrenando con afán, los santos de plata estaban aglomerados buscando a quien sería el niñero del pequeño Regulus, de quien se habían enterado esa misma mañana de su existencia. A la vista de todos los santos pronto el coliseo estuvo más que concurrido, no solo por los encuentros de práctica, o los aprendices de santos que estaban entrenando, todos miraban solo al santo de Aries para ver al pequeño llamado heredero de dos de los santos más fuertes en el santuario.

Shaina se acercó al ver a Regulus contento riendo en el cochecito de Bebé, ella era quien lo cuidaba en ocasiones y sabia de las limitaciones en el santuario, el propio terreno era un impedimento natural para que cualquier cosa con ruedas pudiera andar sin problemas. Regulus al verla no pudo no haberla reconocido bajo la máscara, él la conocía desde que tenía memoria y no evito alegrarse cuando se fue acercando.

-Ina-

-Hola muñequito- exclamo la amazona poniéndose a la altura del niño- ¿Cómo haces para que no te molesten las rocas?

-Telequinesia, muevo algunas, aliso el camino, nada del otro mundo- exclamo sonriendo el pelilila- ¿tú lo cuidas muy a menudo Shaina?

-Sí.

-¿Se porta bien regularmente?

-Muy bien- respondió sonriendo- no suele dar problemas, ustedes lo agarraron ya más grande, hasta los seis meses él era de llorar mucho.

-¿Quién lo cuidaba cuando tu no podías?- pregunto amablemente, quintándole el cinturón del cochecito con su telequinesis, así Shaina pudiera tener al pequeño en brazos, el cual levantaba sus bracitos pidiendo que lo levantaran.

-Touma, por ello se llama Regulus Touma- exclamo bajándolo para que gateara- o eso me dio a entender Aioria cuando le pregunte.

-Ya veo.

-Regulus, mi sobrinito hermoso- interrumpió Aioros acercándose- mírenlo, ya gatea.

-No es novedad- comento la amazona- antes que sus padres y yo nos diéramos cuenta ya gateaba, también suele usar las armaduras cuando no la portar Aioria y Marin de caballitos, la de Leo es su favorita.

-Pero la altura de esas armaduras es…

-Se trepa como mono, puedes probarlo.

-A ver- sonrío Aioros, y con una sonrisa de oreja a oreja, tan pronto como su deseo paso a su mente la armadura dorada de sagitario estaba delante de todos, en especial ante la mirada atenta del pequeño de once meses, que miraba intrigado la armadura dorada.

Algunos de los santos de oro, plata y bronce se acercaron a ver que iba a ser el pequeño, el cual miraba la armadura brillante sin hacer nada, solo miraba sorprendido al ver aquella armadura delante de él y de forma tan peculiar. Regulus solo conocía dos armaduras con las cuales jugaba cuando sus padres no le veían, la primera era su armadura favorita, la que se parecía a muchos de sus osos de peluche, un león dorado, a la cual se subía cada vez que podía, ya que siempre su padre la dejaba a su alcance, la otra armadura casi nunca la veía, era un ave muy grande de color azul, era su reto llegar a ella, ya que su madre siempre la tenía muy bien resguardada para evitar accidentes.

A la vista de todos Regulus no hizo nada más que tocar la armadura de color oro,  la mayoría de los santos se decepciono y regreso a su entrenamiento. Aioros sonrío antes de levantarse, supuso que su sobrino era demasiado pequeño para intentar trepar a la armadura, regreso a su entrenamiento con Shura, el cual ni siquiera había prestado atención. Mu sonrío igual, era irreal que un infante con las capacidades motoras en desarrollo lograra trepar para usar de caballito una armadura, lo que le dio gracia, se cruzó de brazos mientras miraba los entrenamientos.

Una sonrisa traviesa se dibujó en el rostro del menor, el cual al no sentir que lo veían se paró en seco aferrándose con sus manitas a la armadura dorada, y aprovechando que todos los santos estaban inmersos en los entrenamientos comenzó a buscar la manera de como subir sobre la armadura de oro que tenía delante de él, de la misma manera que lo hacía con la armadura dorada de leo casi a diario. No fue hasta que sus risas alegres se sintieron que todos se dieron cuenta de lo que había hecho, sin que nadie lo viera había trepado por los pies delanteros de la armadura de sagitario y ahora se encontraba parado, aferrándose a las alas de la armadura, pero sus manos estaban interesadas en buscar conque jugar y tenían un objetivo fijo, la flecha de oro.

-Ese es mi sobrino- sonrío Aioros dejando a un lado su entrenamiento y corrió a ver cuál sería el siguiente movimiento del menor.

Mu se acercó para poder quitarlo de la armadura, a sabiendas que el menor corría riesgos de golpearse o lastimarse si seguía explorando como llegar a otras partes de la armadura, pero Regulus tenía otro objetivo en su juego, alcanzas la bendita flecha que estaba colocada, y sin perder tiempo, sin importarle la estabilidad, intento llegar a la fecha, enredando su pie en el cordel del arco, lo que lo estiro y cuando se soltó la flecha fue lanzada.

-Oh no- gritaron los santos dorados al ver la flecha encaminarse  y lo último que escucharon fue una gran explosión.

-¿Qué fue eso?- exclamo Shura subiendo las escaleras, corriendo a ver qué es lo que había pasado.

-Regulus lanzo la flecha de Sagitario…

-Sera mejor ver que daño causo- exclamo Saga interrumpiendo- Quédense aquí, iremos por la flecha.

-¿Por qué debo ir yo?- pregunto Shura mirando molesto.

-La flecha lanzada fue la de Sagitario, de ir Aioros lo culparan a él, y Mu debe cuidar de Regulus- contesto tomándolo del brazo- vamos Shura…

-Aioros ayúdame- pidió el de capricornio extendiendo su mano hacia el santo de la novena casa, siendo llevado lejos por el santo de géminis casi arrastrándolo.

 Saga le dio un golpe en la cabeza a Shura cuando una vez se alejaron lo suficiente para que Aioros no los viera- Deja el teatro para cuando duermas con Aioros, esto es serio.

-Eso dolió y yo no duermo con Aioros- exclamo serio el español- aun no soy digno…apenas hemos recobrado nuestra amistad.

-Perdona, pensé que tú y el ya habían formalizado.

-No, no soy digno de él- miro hacia adelante y apresuro el paso.

Llegaron al pueblo de Rodorio buscando alguna edificación destruida por la flecha lanzada, encontrando que todo estaba normal, la gente caminaba tranquilamente por las calles. Vieron entonces una columna de humo negro y presintieron que el origen de la humareda debía ser donde la flecha había caído. Siguiendo el camino encontraron un grupo de casas aisladas y al acercarse más notaron un gran hueco y dentro de el a algunos santos de plata al parecer inconscientes.

-Con razón la flecha es tan poderosa- se acercó Shura a tomar la flecha dentro del gran hueco, a pesar de la enorme destrucción que había causado la flecha dorada no tenía ni un solo rasguño.

Regresaron al coliseo, donde devolvieron la flecha a su dueño, quien estaba aún sorprendido por lo que paso, mientras el resto de los santos seguía entrenando. Todos volvieron al entrenamiento tan pronto pudieron, Mu siempre sosteniendo a Regulus para que no hiciera una nueva travesura de alcances mayores.

Cuando termino la hora de entrenar todos regresaron a sus templos, Mu aun no cabía de la sorpresa que le genero lo que Regulus había hecho por accidente, pero de todas maneras continuo con la rutina preparada. `Preparo el almuerzo sin dejar de mirar al menor, el cual tomaba su mamadera sonriente, al parecer contento por su travesura anterior y después de almorzar lo llevo a su habitación para dormir la siesta.

Cerca de las dos de la tarde, después de mucho cantar logro que Regulus se durmiera abrazando posesivamente a su osito de felpa y fue hasta el cuarto donde trabajaba para seguir ocupándose de algunas armaduras dañadas en las misiones de semanas atrás, la mayoría armaduras de plata.

Después de un par de horas Regulus despertó y se vio solo en el cuarto donde había despertado en la mañana, tenía su chupete puesto y varias almohadas a cada lado, se levantó lentamente gateando  para salir de la cama. Miro a su alrededor muy intrigado, había muchas cosas nuevas para él y no tardo en comenzar a explorar y vio un cajón a su alcance, lo abrió sin ninguna dificultad tan solo deslizándolo hacia él, como hacía con los cajones de su casa y como le enseño su padre, viendo ropa y más ropa, la saco toda buscando juguetes, sus padres solían esconder sus juguetes en los cajones cuando comenzaba a hacer mucho ruido con su sonaja y pensó encontrarla pero no vio nada más que ropa y más ropa. Repitió lo mismo en cada cajón a su alcance, buscando su sonaja, pero no encontró nada más que ropa que esparció por todo el cuarto,  decidido a encontrar su juguete comenzó a gatear hasta la puerta y como estaba entreabierta salió sin demora a recorrer  para encontrar su sonaja.

La casa de Aries era mucho más extensa que la pequeña casa donde vivía con sus padres y mientras avanzaba solo tenía una pequeña imagen en su mente, encontrar su sonaja o algún juguete. Vio una puerta entreabierta de donde salía una gran luz que prendía y apagaba, entro sin miedo.

En la habitación todas las luces estaban apagadas, salvo una luz sobre una mesa muy alta, allí estaba el santo dorado de Aries reparando armaduras arduamente, no le era difícil, y en medio del cuarto estaba su armadura brillando de esplendor. Regulus gateo mirando todo y encontró una caja curiosa sobre la mesa, de la cual salía una luz brillante, gateo apresurado a la silla que estaba libre y trepo sin miedo, ya lo había hecho antes en su casa y no era difícil si se agarraba con fuerza, como un león a una presa. Se paró agarrándose en la silla y luego se trepo a la mesa, sin que el santo de Aries se diera cuenta, quien estaba muy concentrado en su labor.

Regulus vio la caja con asombro por qué brillaba, dentro había varias herramientas que brillaban con un color dorado, tomo algunas para verlas curioso, la primera tenía punta y era muy ligera, busco otra, era mucho más pesada y no la pudo levantar, por lo que siguió buscando conque jugar, dejándolas a un lado hasta que saco todas, salvo el martillo que no pudo levantar. Al ver nada con lo que pudiera jugar se dio vuelta y miro una bolsa de la cual salían polvos brillantes, tan solo dar dos pasos llego a ello y la vio, era pequeño y de ella los polvos caían derramándose, con su mano todo los polvos, los cuales brillaron, curioso por saber que era llevo su manita hasta la bolsa para abrirla.

Mu miro la armadura de Hidra, que acaba de terminar de reparar, satisfecho, se quitó el polvo de las manos sonriendo, y fue cuando una risa muy feliz le quito la poca tranquilidad que tenía, al mirar de donde prevenía vio a Regulus con la bolsa de polvo estelar en su cabeza, usándola como sombrero,  y el repleto de polvo, lo cual lo hacía brillar y se dirigía directo a donde estaba una armadura recién reparada sobre la mesa, la armadura de león menor, corrió a dando vuelta alrededor de la mesa para llegar más rápido a Regulus. Regulus llego a la armadura de león menor y la miro intrigado, se paró aferrándose a ella, cuando Mu llego lo tomo en brazos, fastidiado el pequeño comenzó a patalear y una de sus patadas pequeñas movió la armadura, haciéndola caer al suelo.

-No- Grito al ver lo que paso, la armadura no tenía remedio, no se dañaría mucho, pero al ver a Regulus cubierto de polvo lo miro molesto- Travieso.

Mu suspiro, no podía hacer nada, todo el desastre lo había ocasionado el al no prestarle atención a Regulus, aunque estaba seguro que el dormía, debía haberlo tenido con el todo el tiempo para evitar que algo así pasara.  Fue a la cocina y dejo a Regulus en la sillita alta para prepararle su mamadera, quizás tenía hambre y por eso no se durmió. Miro en la alacena, Milo le había dejado al leche en polvo para el bebé y rápidamente le preparo la mamadera, se la acerco, pero el menor no la agarro, sino que la tiro al suelo.

-¿No quieres? No estas sucio, te cambie antes de dormir, quizás una canción para dormir- sonrió el de Aries llevándolo a sus brazos para mecerlo mientras cantaba.

Regulus escuchaba pero no prestaba atención, miraba distraído buscando algo conque jugar, su sonaja o algunos de sus juguetes, pero no vio nada.  Inquieto comenzó a patalear para que Mu lo bajara, lo que mantuvo extrañado al de Aries, que no comprendía porque estaba haciendo berrinche.

-Regulus, tranquilo.

Regulus comenzó a patalear, queriendo que lo soltaran, cosa que el santo de Aries no iba  a hacer, comenzó a pasearlo por toda la casa, quizás un paseo sería suficiente para calmarlo, pero solo lo inquieto más.

Saga desde el tercer templo miro el primero,  dio un largo suspiro hasta que vio al santo de la primera casa dando vueltas con el bebé que lloraba casi a los gritos. Dudo en bajar, no podía interferir, sería un estorbo para ayudar si se presentaba ya que de cuidado de bebés no tenía la más remota idea.

-Saga, ve- exclamo su gemelo detrás de él- ve, sé que quieres ir.

-Solo voy a molestarle.

-¿Molestarle? Ama estar contigo.

-Kanon, no es correcto.

-¿Qué no es correcto? Llevas dos años suspirando por él, ve ahora- ordeno señalándole la primera casa.

-Está ocupado- miro tranquilo el gemelo mayor- no voy a ir a no serle de ayuda.

-Que vallas te digo- exclamo Kanon molesto, dándole una patada fuera del templo- y no vuelvas al templo si no le dices, si regresas y no has hablado te ganaras una explosión de galaxias Saga.

Saga bajo las escaleras hasta Aries molesto, si bien Kanon tenían razón en sus palabras tampoco podía exagerar con su amenaza, él era el mayor y era más fuerte que él, no podía amenazarlo de esa manera. Cuando estuvo decidido a ir a reclamarle a Kanon se dio cuenta que estaba en el primer templo, no le sorprendió no ver a Aldebarán en el segundo, siempre estaba a esa hora por algún lado en Rodorio. En el primer templo lo único que se escuchaba era el llanto de un inquieto Regulus que querían que lo bajaran de los brazos, Mu intentaba calmarlo pero no tenía éxito, Saga se apresuró a llegar a la sala donde se encontraba su camarada.

-Mu ¿Está todo bien?- pregunto al verlo, Mu estaba desesperado, intentando mantener la calma después de una hora de tener al pequeño llorando en sus brazos a todo pulmón,  Saga ni pensarlo dos veces fue a tomar al pequeño en sus brazos- ¿Qué pasa Regulus?

-No quiere comer, no está sucio, no quiere volar, no quiere nada- exclamo mirando desesperado- nunca me paso.

-Si no es nada de eso, quizás allá que pensar un poquito más como Aioria- sugirió sonriendo y bajo a Regulus.

Regulus al tocar el suelo se sentó a llorar desconsolado, comenzó a buscar algún juguete tirado por el suelo y a alcanzárselos pero no ocurrió nada, el pequeño seguía llorando.  Mu hizo igual, alcanzándole cada juguete que podía, recibiendo que Regulus los tirara o lo golpeara con ellos.  Saga saco de la cocina algunas hoyas y cucharas para dárselas al pequeño y que jugara con ellas, pero consiguió que hiciera rabietas pataleando con el suelo.  Siguió buscando hasta que encontró un frasco con arroz, el cual le acerco a Regulus y este en su rabieta lo hizo caer, produciendo el sonido que hacia su sonaja, por lo que dejo de llorar y fue tras él.

-¿Quería arroz?

-No, no, mira- exclamo mirando sonriente, Regulus tomo el pequeño frasco con arroz y lo agito con fuerza, produciendo ese sonido que tanto le gustaba- ¿Aioria no te dejo algún juguete?

-Muchos.

-Busca una sonaja, creo que debe quererla- exclamó levantando al menor, el cual seguía jugando maravillado.

Mu fue a buscar una caja con juguetes en la sala, no se le había ocurrido antes que Regulus no quería un juguete que abrazar o uno que golpear, quería uno que agitar, por lo que se sintió el hombre más tonto del mundo. Llevo la caja donde Saga estaba sentado en el sofá agitando la improvisada sonaja, mientras el buscaba la que era de Regulus, que no tardo en encontrar y acercársela al menor de cabellos castaños, el cual al verla soltó el frasco con arroz para tomar su preciado juguete, el cual al agitarlo sonaba como si tuviera cascabeles dentro.

-Aioria es un gato- aseguro el mayor- ya está feliz.

-No entiendo,  ¿Qué tiene esa sonaja que lo tranquiliza?- pregunto el de Aries sentándose al lado del gemelo mayor- soy un desastre.

-No es la gran ciencia, yo supongo que le gusta cómo suena, son cascabeles y a los gatos les gusta por alguna razón- exclamo mirando serenamente- no eres un desastre Mu, nunca estuviste antes con él, con Kiki lo tuviste desde que abrió los ojos al mundo, supiste de que quería cuando quería sin dudarlo, lo conociste bien.

-Kiki, por poco lo olvido- exclamo alterado y salió corriendo a toda prisa a buscarlo.

Saga sonrió mirando a Regulus jugando muy animado con su sonajero  mientras el gemelo mayor lo observaba sonriendo- ¿Crees que el guste de mí?- le pregunto inocentemente, obteniendo como respuesta que Regulus le acercara la sonaja para que el la agitara.

El mayor miro el pequeño juguete con una sonrisa y supo porque quería la sonaja, en ella había dibujos, que hasta un niño de cinco años pudo hacerlos mejor, pero claramente podía verse que en estaban dibujados Aioria y Marin tomados de la mano, y en medio de ellos el pequeño Regulus, la sonaja era blanca y habían dibujado en ella con crayones de colores, eran unos garabatos que claramente se podían identificar, pero el amor no podía dudarse que estaba presente, tras la familia de dibujo estaba un corazón que encerraba a los tres.

-¿Quién es el?- pregunto señalando a aquellas líneas de color marrón claro, con un cabello enmarañado.

-Papi- miro sonriente.

-¿Y este de aquí?-señalo las líneas rojas y azules.

-Mami.

-¿y el del medio?

-Nene- se señaló sonriente.

-Di Regulus.

-Nene.

-No, Regulus, así te llamas.

-Nene- repitió agitando la sonaja.

-Este nene travieso- miro sonriente.

Mu regreso casi una hora después de dejar a solas a Saga y al menor, con Kiki del brazo, el menor en un principio entreno con afán en el coliseo junto a Seiya y los otros, pero dado que Mu estaba a cargo del pequeño hijo de Aioria y Marin no tuvo mejor idea que irse a jugar con los santos de bronce entre las casas de Libra y Sagitario, donde estuvo gran parte del día. Al entrar a la sala vio a Saga con el pequeño Regulus en su rodilla, haciéndolo rebotar con suavidad, lo que le sacaba una sonrisa de oreja a oreja al menor león.

-Disculpa la demora, es que no encontraba a Kiki.

-No te preocupes- sonrió bajando al pequeño al suelo, el cual comenzó a gatear hasta llegar a Mu y levanto sus brazos para que lo levantara.

-Voy a hacer la cena.

-Déjame ayudarte- exclamo levantándose súbitamente, para acercarse a él y tomar en sus brazos a Regulus- necesitas tus dos manos para cocinar.

Mu sonrió y asintió, fue a la cocina donde comenzó a preparar de cenar, mientras Saga se ocupaba de tener entretenidos al pequeño bebé hijo de Leo y a Kiki, aprendiz de Aries.  Después de cenar y que se aseguraron que el menor tomara su mamadera fueron a la sala donde Mu tomo el teléfono celular, regalo de su diosa, para llamar a Aioria y Marin, quienes no tardaron en contestar.

-Hola Aioria ¿Está todo bien?- pregunto el de Aries antes de darle tiempo a responder al de Leo, y luego le ponía el auricular en la oreja al menor, quien espero curioso que algo pasara.

-Sí, estábamos por descansar- exclamo inseguro- ¿Cómo esta Regulus?

-Papi- grito al reconocer la voz en el teléfono,

Mu puso el alta voz y dejo el celular sobre la mesa de café, de ese modo tanto Regulus como el escucharían toda la conversación sin problemas. Saga sonrió al ver al menor sonreír contento, señalando que en el teléfono estaba su padre, y aplaudía emocionado.

-¿Cómo estas campeón? Mami y yo te extrañamos mucho, ¿Cómo te estas portando?- pregunto el de Leo desde el otro lado, recibiendo de respuesta la risa contenta de su hijo- ese es mi hijo, te portas bien he, nada de travesuras, Mu ¿Se portó bien?

-Medianamente bien, tarde en encontrar su sonaja y recibí golpes con todo lo que le daba, durmió poca siesta, me mojo con su mamadera, nada que no pudiera controlar- respondió mirando la sonrisa alegre de Regulus.

-Perdónalo, es algo inquieto, la siesta debes dormirla con él o no duerme, perdona por no avisarte, Regulus obedece a tus tíos, te quiero campeón, regresare pronto he, nada de llorar.

-Aioria ¿es una misión peligrosa?- pregunto dudoso el de Aries.

Por un segundo hubo silencio, aunque Saga escucho atentamente que al parecer del otro lado había un par de susurros, por lo que le pareció extraño que tardara en contestar- No, peligro no hay, no son batallas, solo combatimos insurgentes, nadie puede tocar a un santo dorado y a una amazona de plata poderosa.

-¿Dos semanas tardaran en combatir insurgentes?- pregunto Saga.

-Son los aspirantes a Santos que se convirtieron o apuntan a convertirse en caballeros negros al no poder desarrollar su poder, a algunos puede rescatárseles para soldados, a otros no y estamos en eso- contesto un poco inseguro- estamos en Asia, al sur de China.

-Aioria, al sur hay mar-exclamaron los dos santos a la vez.

-Estamos en una isla…no soy tan tonto para no darme cuenta ¿Qué creen voy  a flotar en el mar?

-Con tu ego puede ser que flotes en el agua- se escuchó la voz de Marin- como un salvavidas.

-¿De qué lado estás?- pregunto indignado el Heleno- Eres mi mujer, debes apoyarme Marin.

-Hiciste una pregunta, yo la respondí.

-Un consejo chicos, nunca se casen.

-Regulus amor, Mami y Papi van a trabajar, pórtate bien, estamos llegando a un pueblo, debemos colgar- finalizo la discusión la japonesa- nada de travesuras hijo.

-¿Mañana quien le toca?- pregunto el de Leo.

-Aldebaran- contesto Mu sonriendo.

-Regulus, obedece al tío Aldebarán- ordeno el de Leo.

-Mi amor nada de travesuras hasta que lleguemos- acoto la amazona.

-Eso crees, cuando le toque a Milo y a DeathMask cuidarlo yo le diré que se porte tan mal como pueda.

-Claro que no.

-Hijo tienes vía libre.

-Claro que no.

-Dile adiós a papi y mami pequeño, mañana hablaras con ellos- acoto Saga y tan pronto como termino de decirlo se cortó la llamada de parte del otro lado- no están donde dicen que están.

-Yo también lo note.

Tomando a Regulus en bazos lo llevo al baño del templo, donde le baño y luego le coloco el pijama de la noche anterior, el cual había lavado en la mañana cuando el pequeño se levantó. Lo acostó de nuevo, poniendo las almohadas a cada lado, y finalmente se acostó a su lado. Saga miro todo con una sonrisa, Mu era un hombre muy amable, paciente y cuidadoso en los detalles, si alguna vez él tendría un hijo seguramente sería un padre excelente, se sentó en la cama a mirar a los dos dormir, Regulus estaba inquieto, intentando escapar de la hora de dormir y el Ariano intentaba mantenerlo en la cama, sin demora y viendo una manera de acercarse más a Mu se recostó del otro lado de la cama, dejando en medio la imposibilidad para que el menor pudiera intentar escapar.

-¿Dónde quiere ir pequeño?

Regulus se quedó quieto observado para ambos lados como salir de allí, pero noto rodeado, por lo que permaneció quieto hasta que el cansancio por todo un día sin dormir lo dejo cerrar sus ojos. Saga y Mu no se movieron, permanecieron quietos viendo al pequeño dormir. Saga sonrió mirando al santo dorado de Aries, mirando casi con una ilusión en sus ojos, siempre viendo al menor de once meses, estiro la mano un poco, solo para tocar los dedos del santo descendiente de Mu, el cual cuando sintió aquella mano tibia entrelazándose con su mano sonrió y se sonrojo.

Continuara 

Notas finales:

Gracias por leer y disculpen el verso de arriba, lo que pasa es que me frustro de no poder escribir cuento quiero  y cuando lo hago me pongo feliz, pero con dos fics que están parados, más que no puedo instalar el bendito juego de los sims 4, esta semana fue de lo peor, pero así es la cosa, bueno disculpen que me descargue otra vez.

Info del siguiente Capitulo: El niñero de Regulus es Aldebarán.

Curiosidades de Regulus:

Cuando no está con sus padres o siendo cuidado por Shaina, Regulus pasa mucho tiempo con su tío Touma, quien solo lo visita para hacer de niñero, a quien el pequeño es muy unido. A pesar de cuidar de Regulus, Touma tiene muy mala relación con Aioria y una excelente relación con su hermana Marin.

Normalmente Aioria deja su armadura apropósito fuera de la caja de pandora y en su modo objeto para que Regulus pueda treparse a ella y usarla de caballito, aunque esta no se mueva, Marin suele regañarlo argumentando que pone en riesgo a su hijo por las puntas filosas de la armadura, Regulus sabe sacar partes de la armadura debido a su inocencia y que no quiere hacer nada malo (aunque lo termine haciendo). Marin no deja nunca al alcance de Regulus su armadura Argumentando que las puntas del pico, las garras y hasta las alas son peligrosas para Regulus.

Un abrazo fuerte  y nos vemos en la siguiente actualizaciones

Posdata:  Si alguien juega a los sims 4 y saben dónde conseguir este archivo SC-74174TS.rar que no sea en uploaeded (lo he intentado descargar pero por problemas de internet se descara más de la mitad del mismo pero no descarga más, llego a un 90%, y debo esperar horas para bajarlo de nuevo) me van a hacer un gran favor y muy feliz 


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