Cuando desperté noté que Naruto no estaba en la cama y apenas pasaban de las 3 am, por lo que me parecía bastante extraño. No dude, me levanté de la cama decidido a buscarlo, aunque no sabía dónde o porqué.
No tardé en hallarlo, se encontraba en la sala, sentado en el sillón mirando a través de la ventana, ni siquiera notó mi presencia hasta que me senté a su lado y besé su hombro descubierto gracias a su playera sin mangas.
- ¿Todo bien? - pregunté apenas me miró.
- Sí, lo siento, me desperté y no quise molestarte. - se excusó de pronto.
- No necesitas justificarte. - avisé depositando un fugaz beso en su mejilla, causando un sonrojo de su parte.
- Al despertar me sentí extraño Sasuke. - avisó.
- ¿Extraño?
- Sí, me sentí mal.
- ¿Por qué?
- Bueno, nunca he dormido con nadie y además hace un par de días que te conozco.
- Naruto - llamé su atención. - , si te preocupa el que nos terminemos acostando, tranquilo, tampoco lo he hecho y no podría obligarte a nada, me atraes y me gusta pasar tiempo contigo, no busco sexo fácil, para eso recurriría a mis acosadoras y acosadores del colegio. Y si te incomoda que esté aquí, dilo y me regreso a casa, sin problema alguno.
- Es que no quiero que te vayas. Es complicado - comenzó diciendo. - , sé que no buscas sexo nada más, sé que tienes las mismas intenciones que yo, conocernos; pero me sentí casi fácil durmiendo contigo tan pronto.
- Naruto, si no lo deseas, no se repetirá.
- Es que no entiendes Sasuke, nunca te había gustado un hombre, ¿y si cambias de parecer?, ¿y si luego piensas cómo los demás? - a eso se reducía todo, a sus padres, a quiénes lo han molestado por homosexual.
- Puede que un día nos dejemos de atraer, de gustar, o cómo quieras llamarlo; pero no podría pensar mal de ti y menos por ser gay.
Naruto se aferró a mi pecho, abrazándome con ansias, buscando consuelo; pero lo que le había dicho apenas era cierto, ¿cómo podría pensar mal de aquél chico? Sonaba imposible.
- No puedes estar seguro. - sollozó apenas.
- Jamás podría odiarte o humillarte por ser homosexual, mucho menos porque contigo entendí que me importa un carajo si eres mujer, hombre o marciano, me gustas Naruto, me gustan tus pucheros y berrinches, tu risa, sobretodo la risa nerviosa que te da luego de que te beso, me gusta como me miras y me gusta mirarte, escucharte, incluso me gusta que seas tan molesto. - admití sin pena. Tres de la mañana y con sueño eran una mezcla perfecta para mi sinceridad.
Naruto permaneció abrazado a mí y cuando menos lo noté ya estaba perdidamente dormido, cosa que me provocó gracia, (si serás dobe) pensé mientras me reostaba en el sillón con suma cautela para evitar despertarlo, y me quedé dormido nuevamente con el rubio abrazándome.
Me desperté nuevamente a eso de las 9, al menos habíamos dormido unas horas más, aunque tampoco me despertaba por gusto la puerta sonaba estruendosamente, aunque Naruto seguía placidamente dormido, cosa que me hizo apenar, pues tendría que despertarlo porque tampoco podía atender yo.
- Naruto - susurraba moviéndolo gentilmente. -, despierta dobe.
Tras un par de intentos logré despertarlo y apenas escuchó la puerta sentí su cuerpo temblar.
- Sasuke ve a la habitaión por favor. - pidió en susurros, no pude negarme pues no entendía nada.
Me apresuré a la habitación y cerré la puerta para escuchar otra abrirse. Tras eso escuché algo chocar, un golpe seco seguido de un gemido ahogado, moría de ganas por salir a verificar que Naruto estuviera bien; pero no sabía que ocurría.
- Estabas con un hombre. - escuché una voz grave, parecida a la de Naruto; pero con mayor edad.
- ¿Qué hacen aquí? - preguntó la voz tímida de Naruto.
- Nos asegurábamos que no estuvieras con cualquiera y que además no te encontraras con ese 'individuo'. - la última palabra había sonado con verdadero odio y me preguntaba de quién hablarían.
- ¿Por qué habría de encontrarmelo? - si no me equivocaba lo decía con esperanza.
- Está en la ciudad, aunque supongo que si no lo sabías estabas con algún maldito revolcándote.
Apenas escuché otro golpe seco no pude contenerme más y corrí fuera de la habitación, sosteniendo a Naruto que perdía el equilibrio por aquél golpe. Giré el rostro para ver quién golpeaba a mi rubio y me encontré con un señor de cuarenta y tantos años, rubio de piel canela, era el padre de Naruto, sencillamente eran casi idénticos.
- No te metas. - amenazó su padre.
- No permitiré que lo siga golpeando - me erguí por completo para mirar al señor fijamente a los ojos.
- No es tu decisión o tu problema.
- Es mi problema porque se trata de Naruto. - atajé fríamente.
- ¿Quién se supone que eres? - preguntó molesto por demás.
- Sasuke Uchiha, salgo con su hijo. - avisé sin intentar esconderlo.
- ¿Otro Uchiha? - aquella pregunta llamó mi atención. - Espero encontrarte otro día que no te estés comportando como su zorra Naruto. - sentenció el señor.
La sangre me hervía, ¿cómo se atrevía a tratar a Naruto así? No tenía derecho alguno; pero tampoco dañaría a la familia de ese chico que tanto me atraía.
- ¿Estás bien Naruto? - pregunté lleno de preocupación apenas se cerró la puerta.
- No tenías que salir a eso Sasuke. - evadió mi pregunta con un reclamo.
- ¿Entonces dejaba que te golpearan? - lo abracé sin más al notar lo mucho que le dolía ver a su padre.
- Lo siento, es que... no soporta que sea gay. - se excusó.
- No me vuelvas a pedir perdón por eso - comencé. - , ¿sabes? Cambie de parecer.
Note que Naruto se tensaba e intentaba alejarse, aunque realmente tarde en comprender el motivo.
- Dobe, no cambié de parecer de ti o de nosotros, sino en lo que te dije de pagar tu alquiler.
- Teme, ya te dije que no es necesario.
- Vive conmigo. -solté sin más.
- Sasuke apenas te...
- Apenas me conoces, sí; pero no quiero que algo te suceda.
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