Mientras que el Doctor Park le hacía un chequeo a KyungSoo, JongIn se dedicó a ordenar las pocas pertenencias que había traído el menor consigo. Rió silenciosamente al encontrar un peluche de Pororo, realmente el pequeño debía ser un gran fan de esa serie.
—Mañana por la mañana será tu operación, Soo— Comentó el doctor con un tono de voz aún más amigable que el que había usado ante JongIn—. ¿Asustado?
Nuevamente, sin emitir palabra alguna, sólo con un gesto realizado con su mano, KyungSoo mintió. Aquel gesto de negación con su dedo índice fue bastante bien actuado, cabe resaltar.
— ¡Esa es la actitud!— Con su diestra dio unas palmadas sobre el hombro del menor, mientras que con la otra mano le hizo señas a JongIn para que se acercara—. Este chico es impresionante, JongIn.
El joven enfermero se acercó, haciendo contacto visual con el pequeño KyungSoo. Sabía que el pequeño estaba mintiendo, pero no dijo palabra al respecto, por el contrario, sólo esbozó una sonrisa dulce y dejó al pequeño peluche de Pororo en manos de KyungSoo.
En el momento en que JongIn iba a hablar, la puerta de la habitación se abrió lentamente, dejando ver a un chico de piel blaquecina y cabellos negros. El ánimo del pequeño Do subió inmediatamente.
—Disculpe, Doctor Park, aquí está el resto de las cosas que necesita KyungSoo —Musitó el joven en un tono de voz suave, dejando la mochila que traía junto a las demás pertenencias del menor—.
El doctor Park sonrió y asintió pero, al notar la presencia del enfermero, quien no entendía absolutamente nada, se acercó al joven—. JongIn, él es Junmyeon. Joven Junmyeon, él es JongIn, él cuida de tu hermano.
¿Hermano? Ahora todo cobraba sentido para JongIn. El joven hizo una reverencia y mostró una sonrisa; este, aún perplejo, correspondió con una similar.
—Muchas gracias por aceptar cuidar de Soo, espero que no le de problemas —Ante las palabras de Junmyeon, JongIn negó rápidamente.
—No los dará, ya hemos tenido un buen comienzo.
—Oh, eso me deja más tranquilo. Cuando mi hermanito no adquiere confianza, puede ser muy molesto—. A JongIn le causaba mucha gracia el ver al menor haciendo muecas de desagrado mientras su hermano hablaba, aunque, claro, debía guardar la compostura.
Poco rato pasó antes de que llegara la hora del almuerzo. Junmyeon permaneció charlando con KyungSoo mientras que JongIn iba a comer. Como bien había dicho anteriormente, su compañero YiXing le esperaba en la fila para tomar almuerzo.
—Creí que tardarías más, Kai —Musitó el otro enfermero, mostrando una suave sonrisa. Kai se acercó a él y tomó una bandeja—. Ya sabes, como es tu primer paciente y todo eso.
—Sí, también creí que pasaría más tiempo con él, pero ha llegado de visita su hermano mayor y el Doctor Park me ha dado permiso de venir a comer.
El menú del día consistía en una porción de japchae y una de arroz. No era mucho, pero debían admitir que las auxiliares que trabajaban en la cafetería del hospital cocinaban como los Dioses. Ambos enfermeros tomaron asiento en una mesita cerca de la ventana, la cual tenía vista hacia los jardines del lugar, donde podía verse una variedad de personas distintas viviendo al aire libre.
El suspiro de YiXing llamó la atención de JongIn.
— ¿Qué tienes, Lay? —Preguntó con cierta preocupación— ¿Todo bien?
— ¿Ves a ese chico? —Señaló con sus palillos a un joven en silla de ruedas que estaba en la entrada del jardín. JongIn asintió—. Su nombre es Kim Minseok, llegó aquí hace una semana y aún no tiene visitas…
— ¿Enserio? —El enfermero menor no cabía en su asombro, el único caso que se le venía a la cabeza era el de KyungSoo, quien, llevando menos de dos horas en el lugar, ya contaba con la visita de su hermano—. Pero… Yo le veo feliz… Oye, ¿No es ese Chen?
YiXing asintió. En efecto, el joven muchacho era acompañado por un enfermero que vestía de la misma forma que ellos dos. Kim JongDae era practicante, el tercero de la pandilla, al cual habían dejado de ver hace un tiempo, ya que había conseguido “trabajo de verdad” primero. Él único que faltaba en eso ahora, era YiXing.
El nombrado sacaba un par dientes de león y hacía que el joven Minseok los soplara, este reía con gran ánimo y aplaudía al ver los cabellos del enfermero lleno de aquellas semillas voladoras. JongIn debía admitir que era una imagen simplemente conmovedora.
— ¿Cómo se siente tener un paciente, Kai? —Preguntó el mayor, disfrutando de cada una de las probadas que le daba a su japchae—.
Bien, siendo sinceros, JongIn detestaba cuando YiXing se ponía de esa forma. Tan melancólico y deprimido que podía hasta marchitar una flor. Con cierta amargura, tragó un poco de arroz y respondió.
—Depende de la persona.
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Después de aquel incómodo almuerzo, JongIn fue a ver a KyungSoo. El almuerzo había durado poco menos de una hora, tiempo en el que Junmyeon le había dado una mini-clase de modales al menor con la típica excusa de “nunca está de más ser un caballero, Soo”. El menor, ahora, se encontraba un poco molesto y eso podía notarse, JongIn se acercó a él a paso cuidadoso.
— ¿Y a qué se debe esa carita tan larga, KyungSoo? —Preguntó con dulzura, sabía que bromear en casos así, podía causar más enojo en algunos casos, y como todavía no conocía bien al pequeño, era mejor no arriesgarse.
KyungSoo tomó su libreta, sin dejar aquel estado de molestia y escribió en ella. Su caligrafía se había torcido un poco, típica de una persona que escribía de mala gana.
“Mi hermano es muy molesto. Él no cree que yo pueda comportarme bien estando sin su vigilancia. Es un tonto”.
El enfermero acarició los cabellos del menor con un tacto gentil—. Vamos, KyungSoo. Demuéstrale que se equivoca. Tú eres un niño educado y eso pude notarlo desde que te vi en la mañana—. El menor sólo le miraba incrédulo, sin ganas de mejorar su ánimo—. Oye, ¿Te parece si jugamos a algo?
KyungSoo negó y cruzó sus brazos. ¿Acaso era eso un berrinche?
— ¿Te parece, entonces, si leemos algo?
El menor, volvió a negar.
— ¿La televisión?
Esta vez, KyungSoo pareció pensarlo un poco. Bien, estaba molesto, pero… Algo tenía que hacer con respecto a la televisión, algo importante pero que no podía recordar…
—Bien, no se me ocurre qué más hacer, KyungSoo— Agregó JongIn mientras arropaba al menor y le acomodaba al pequeño peluche de Pororo—. Y… ¿Cómo se llama este amiguito?
Aquella palabra fue la clave en la cabecita de KyungSoo. Rápidamente tomó la libreta y comenzó a escribir; la expresión en su rostro ya no era de molestia, ahora el menor estaba totalmente preocupado por algo. Luego de terminar de escribir su mensaje, casi le lanza la libreta directo en la cara a JongIn, era imperativo que lo leyese.
“Hyung, por favor enciende el televisor. Mi mejor amigo participará en un programa de televisión y necesito verlo.
Y el peluche, sólo se llama Pororo”.
JongIn rápidamente encendió el televisor y sintonizó uno de los canales de entretenimiento. Suponía que era ese, hace poco había oído hablar de un programa busca talentos. Al terminar el corte comercial, el programa comenzó, KyungSoo aplaudió con euforia.
El enfermero no podía dar crédito a lo que veía; un chico de, aparentemente, la misma edad que KyungSoo cantando con una voz digna de un joven mayor. Sólo tenía una palabra para aquello y era “Espectacular”.
Cuando el menor terminó de cantar, y luego de aquella tensa charla con los jueces con respecto a su presentación, pidió permiso para dar un mensaje. JongIn, sin pensarlo mucho, subió el volumen del televisor.
“Quisiera dedicar la presentación de hoy a mi mejor amigo. Su nombre es Do KyungSoo. Pronto será operado por culpa de una amigdalitis. Dodo bonito, si estás viendo esto, quiero desearte mucha suerte. Yo sé que tú eres una persona fuerte y que podrás superar esto y más. Ánimo, amigo. ¡Fighting!”.
JongIn podía contar con los dedos de su mano la cantidad de cosas “curiosas” que había visto en lo poco que llevaba del día. Veamos, un pequeño fan de Pororo, cantante y de letra muy linda; un joven obsesivo con el tema de los modales, Chen y su paciente en el jardín, un mensaje por televisión… ¿Qué faltaba ahora? ¿Un pez que vuela?
Estaba entretenido en sus pensamientos hasta que escuchó los sollozos de KyungSoo. El pequeño nuevamente había comenzado a llorar pero, esta vez, el mayor creía saber la razón.
—Tu amigo ha hecho algo muy lindo, ¿Verdad, KyungSoo? —Su tono de voz se había suavizado completamente mientras tomaba asiento en un banquito junto a la camilla del menor. El pequeño Do no podía dejar de sollozar y nuevamente, tapaba su rostro. JongIn decidió acariciarle el cabello—. BaekHyun era su nombre, ¿verdad? —El menor asintió—. Me recuerda mucho a mi mejor amigo… SeHun y yo vivimos juntos, somos amigos desde una edad cercana a la tuya y, a veces peleamos, pero no podemos estar enojados por más de veinticuatro horas… Somos mejores amigos después de todo.
Poco a poco, KyungSoo quitó las manitos de su rostro y comenzó a escribir en su libreta. El mensaje tomó algo de tiempo, pero JongIn mentiría si negara que eso aumentaba su curiosidad. Finalmente, el menor le entregó la libreta para que pudiese leer.
“BaekHyun es el mejor amigo de la vida… Íbamos a cantar juntos en ese concurso, pero yo enfermé y le dije que participara él en nombre de ambos… Y, Hyung, esto lo ha hecho por mí más que por él mismo… Es un gran amigo, el mejor
Hyung, lamento mi rabieta de hace un rato, me apena mucho el hecho de que me veas así… Yo soy un niño tranquilo, pero muy orgulloso. Lo siento”.
Sin poder borrar la sonrisa de su rostro, JongIn asintió— Con esto queda más que claro que tu hermano sí estaba equivocado, eres una persona muy madura y educada, KyungSoo, aunque tengas sólo diez añitos.
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Luego de pasar la tarde jugando y riendo con el pequeño KyungSoo, el Doctor Park le había dejado marcharse a casa; le necesitaban al día siguiente muy temprano en la mañana para preparar al pequeño, por ende, debía descansar.
Al llegar al edificio pudo ver una motocicleta estacionada afuera, cosa que le advertía de que SeHun había llegado primero. Sin mucho alardeo entró al edificio y luego a su departamento. Ahí fue cuando se topó con la mirada completamente iracunda del otro chico.
— ¿Para qué tienes tu teléfono, Kai? —Preguntó SeHun con un tono de voz demasiado exasperado—. Te llamé casi veinte veces para decirte que compraras tú la comida hoy porque yo no podía. Ahora ambos estamos sin cena.
JongIn intentó disculparse inmediatamente, odiaba ver a su amigo así de molesto, sobre todo si era por algo tan “reparable” como eso—. Mira, SeHun, hoy me designaron finalmente a un paciente, he estado muy ocupado y no he tenido tiempo de atender el teléfono, sin contar que me dormí en el autobús de regreso. Además, yo he comprado y/o preparado la cena durante dos semanas seguidas ya, hoy comenzaba tu turno. ¿Qué ha pasado?
—El manager no me ha dejado dinero y el ensayo no me ha dejado tiempo—. Respondió el menor, aún con el entrecejo fruncido y sus brazos cruzados—.
— ¿Y es esa mi culpa, SeHun? Tus trabajos de trainee son absurdos… Y el manager pareciera como si intentase robarte.
— ¡No es mi culpa que tú no pudieras ser trainee, Kai! ¡No tienes derecho a decir tales pendejadas sobre mi trabajo! —SeHun elevó la voz, pero poco le duró al ver la reacción de JongIn, al pensar bien lo que había dicho.
El mayor rápidamente y sin decir palabra alguna, se fue a su habitación donde se encerró. Podía sentir como SeHun se disculpaba al otro lado de la puerta y sabía que no conseguiría siliencio hasta darle alguna respuesta. Hurgueteó en su bolsillo y sacó un poco de dinero, abrió la puerta y lo lanzó—. Pide una pizza, que sea individual, no son tan caras— Dicho esto, volvió a encerrarse.
Debía descansar, al día siguiente operarían al pequeño KyungSoo y él debía estar ahí, con su energía al 110%, acompañando al menor en todo momento.