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Bola de pelos. por d31d4ryt4-666

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Notas del capitulo:

Me disculpo por el retraso, este es un cap. más largo que los otros, el siguiente cap. será el final.

Actualizaré pronto, quiero terminar ete y el otro fic. antes de regresar a clases.

Disfrutenlo n.n

Los rayos de luz iluminaron su rostro, sintió la pesadez mañanera inundar su cuerpo, el recuerdo de la noche anterior lo hacía sentirse nervioso, él fue quien inició aquel abrazo, aunque éste no había durado mucho, pues el rubio tenía la mala costumbre de moverse como gusano con sal durante la noche. Esperaba, aunque no entendía lo que ocurría en su corazón, despertar al lado del ojiazul, decirle buenos días con un beso, y después… después vería qué pasaba.

A Sasuke le hubiese gustado continuar con el abrazo, pero pudo haber sido peligroso para sus partes bajas, así que optó por girarse y darle la espalda al Uzumaki.

Su corazón latía rápidamente, sabía que el joven kitsune[1] seguía a su lado, podía sentir el peso del chico sobre el colchón de la cama, había planeado y repasado un sinfín de veces en su mente la forma en que empezaría su día, posiblemente podría probar sus labios al final. ¿Pero en qué demonios pensaba?, no importaba, fuera lo que fuese, tenía que hacerlo.

-Buenos días, Naruto-. Esperó un momento sin recibir respuesta, era probable que continuará dormido. Su voz flaqueaba.- Creo que ya deberías de despertar…-. Empezaba a quedarse sin ideas, el joven seguía sin responder. Tomaría las riendas de la situación, lo despertaría con todo su encanto para que se enamorará de él, aunque no es como si le gustara el joven, ¿o sí?

-Naruto…-. Pronunció suavemente su nombre, a la vez que giraba su cuerpo para mirarlo dormir, para levantarlo acariciando su rostro somnoliento. Antes de siquiera terminar de girarse, un pajón de pelos anaranjados, chocando en su cara, lo sacaron de su ensimismamiento. Tratando de quitarlo de su boca, terminó por vislumbrar la cola del zorro y al mismo animal durmiendo en su cama.

Sobre la almohada había un pedazo de papel con algunas rayas que intentaban ser palabras.

“Fui a pescar, dile a Sakura-chan <3 que no habrá entrenamiento.

Regresaré en la noche.

Por cierto, babeas cuando duermes hehehe.

Naruto.”

La sangre se le subió a la cabeza-. ¡NARUTO! -. Con un portazo sacó al zorro de la habitación.

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-Gracias por traerme aquí, Kakashi-sensei.  

-Te lo debía, Naruto, te dije que te recompensaría por no abandonar a aquel animal herido. Hoy resultó ser un día sin misiones importantes, conseguí que Tsunade traspasara nuestros encargos a los equipos de Kurenai y Azuma, para tener el día libre, seguro que Sakura estará muy feliz, posiblemente Sasuke no.

--

Kakashi lo había dicho y tenía razón, Sasuke no estaba para nada contento, había amarrado al zorro, que medía fácilmente un metro más que la noche anterior, a un mástil recién clavado en su patio trasero.

--

-No es justo, Frentona, tú tienes el día libre y a nosotros se nos duplica el trabajo.

-Pero eso no es lo que viniste a escuchar. Pon atención. Sasuke me vino a buscar temprano por la mañana.

-¿Aquí a tu casa?-. Preguntaba Ino celosa.

-Sí *Ino debe estar celosísima*, yo estaba en pijama, me había levantado para prepararme para el entrenamiento.

-No le des vueltas, dime ya.

-Bueno, entonces mi mamá me llamó, me dijo que un joven quería verme-. La chica tenía una sonrisa de oreja a oreja-. Y bajé a ver quién era.

-¿Y?

-Era Sasuke-kun, estaba esperándome, aunque no se veía de muy buen humor, estaba algo cansado, a pesar de que él se levanta temprano todos los días. ¡Shaaa!, temo aceptarlo, pero me preguntó por Naruto, que si lo había visto porque se había ido muy temprano en la mañana. Enserio Ino, Naruto le está haciendo algo a Sasuke.

La joven de ojos azules contenía la risa, la pelirrosa le mandó una mirada acusadora y ya no pudo contenerse-. Hahahaha, querías presumirme de Sasuke y terminaste quejándote de su obsesión por Naruto, hahaha, no te salió bien el juego.

-Pero eso no es lo importante, Ino tenemos que hacer algo.

-Yo también estoy preocupada, ha mostrado mucho interés por ese tonto. Quizá deberías de ir esta noche a visitarlo apropiadamente.

--

Cerca de las seis de la tarde, el azabache se encontraba sentado en el patio trasero, había estado pensando todo el día sobre lo que había tratado de hacer en la mañana, en su mente se debatían cruentamente su raciocinio y el nuevo sentimiento que no entendía. Esa sensación estaba atribulándolo, le causaba una notoria incertidumbre, el gran Uchiha, incapaz de controlar sus emociones, incapaz de discernir aquel nuevo sentir, incapaz de soportar sus febriles ansias por estar cerca de aquel chico de ojos azules como el cielo.

Al mismo tiempo, zorro sostenía una batalla contra la soga que lo ataba.- Está tejida con cabello de mujer*, no lograrás romperlo-. Le decía al gran zorro frente a él. Cuando lo encontraron cabía a la perfección en las manos de ambos chicos, en la mañana medía lo mismo que un perro de raza mediana y ahora era como ver a un osezno de color naranja debatirse contra el mástil clavado en el piso. Al parecer, el “pequeño” Bola de pelos era más especial de lo que creían, su crecimiento apresurado era para alertarse. Cada vez que volteaba, sus ojos lo engañaban, para el Uchiha, la bestia crecía con cada pestañeo.

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-Ha sido un día divertido, Kakashi-sensei-. Decía el rubio mientras subía un gran saco con peces dentro de él.

-Sabía que querías ir a pescar, hace mucho que lo comentabas. Ahora cuéntame qué tal van con ese zorro.

-Ahora que lo dice, debería de haberle dicho a Sasuke que le diera de comer. Salí tan deprima que ya no le dije nada, a Sasuke no le gusta mucho Bola de pelos.

-¿Bola de pelos?-. Preguntaba el peliplata mientras guardaba las cañas de pescar.

-Así le puse, tal vez debería de cambiarle el nombre, no lo sé, algo así como “grandulón”. Ha crecido muy rápido, se curó en el mismo día que lo encontramos-. El rubio terminaba de guardar lo que sobró de carnada cuando el mayor lo tomó por los hombros.

-Creo que deberíamos de tomarnos más tiempo, Sasuke necesita pasar más tiempo con él. Ahora, ¿quieres malvaviscos?-. Sacó una bolsa sonriendo felizmente.

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-Esto ya no es normal, maldito Naruto, ¡a qué hora piensas regresar?-. El zorrito que habían recogido dos noches atrás, en tan sólo 3 horas tenía el tamaño de un tigre. Había dejado de luchar contra la soga que lo amarraba, ahora dormía pacíficamente enrollado en sí mismo.

¿Qué debería de hacer?, cada vez le daba más vueltas al asunto, pero en todas las ocasiones, llegaba al mismo punto: le gustaba Naruto.

No podía aceptar eso, él era un Uchiha, un ninja por excelencia, si no había sucumbido ante los encantos de ninguna joven, ¿por qué hacerlo ante el rubio escandaloso que ningún encanto tenía? Sí, era fuerte, a pesar de ser un torpe siempre se esforzaba y daba lo mejor de él, era animoso y muy energético, sin embargo era molesto, impertinente, impulsivo y sobre todo, era un hombre. No debía permitirse flaquear, debía mantener el pensamiento frío y firme, seguro de sí mismo.

Se sentía cansado, los hombros le pesaban, la cabeza le daba vueltas, ¿por qué el rubio?, ¿por qué no una de las tantas kunoichis sensuales que ofrecía Konoha?, quizás si fuera una chica rubia, así como la hija de los Yamanaka, podría darse el permiso de dejar de luchar, pero en este caso no podía darse ese lujo, era su mejor amigo y enemigo, ¡un hombre!-. ¡Aaaaah!-. Se levantó golpeando el piso con las plantas de los pies.

Bola de pelos despertó a la vez, comenzó a agitarse una vez más, a mordisquear la soga, a jalarse bruscamente; Sasuke quería arrancarse el corazón, dejar de sentirse así, confuso e impotente, inútil. Indefenso. Sintió nauseas, cayó al suelo con arcadas, golpeando el pasto con sus manos, escupiendo sólo saliva pues no había podido vomitar. El zorro lo miró desde el centro del patio. Sus miradas se cruzaron.

Aquellos ojos eran tan oscuros como los suyos, un negro profundo como el mar. Tan familiar. Se acercó a él con dificultad, arrastrándose en el suelo, llenando su túnica de tierra sin inmutarse por el acto. Se levantó frente al animal, tambaleándose en cada paso que daba. La bestia mostró sus fauces, gruñendo hacia el azabache, listo para atacarlo.- Tú tienes algo que decirme-. Como si hubiera estado jugando todo el tiempo, jaló la soga rompiéndola como a una telaraña, lanzándose sobre el albino.

El sonido de los perros ladrando, la noche estrellada vestida de azul oscuro, el aroma a tierra humedecida por el sereno nocturno, el aliento del zorro sobre su rostro y el peso de éste sobre su cuerpo fue todo lo que percibió antes de desmayarse.    

--

La niebla predominaba en la aldea, parecía vacía, no había ni un alma caminando por los alrededores. Se sentía pequeño, su nariz le informaba del aire gélido rodeándolo, pero él no sentía frío. En el parque, los juegos estaban completos, se sorprendió un poco, la última vez que los había visto estaban destrozados. En el columpio, un niño con el cabello rubio y unas marcas felinas en el rostro, lloraba a borbotones. Nadie lo escuchaba, la gente que alcanzaba a oler, se veía lejana, borrosa como si sólo fuera la sombra de la persona.

Los gemidos del niño estaban inundados de dolor, estrujaban al corazón del Uchiha con cada gimoteo.- <<No llores Naruto>>-. El menor levantó la cara, podría jurar que tenía tan sólo ocho años de edad. Sonrió hacia él, con esa inocente mirada, con esos ojos como el cielo nublado de tormenta.

-¿También te has quedado solo?-. Lo alzó en el aire, acomodándolo en sus pequeñas piernas, fue ahí cuando notó el cambio en su cuerpo.- Las personas me temen, he escuchado a los mayores decir que hay algo malo en mi interior, pero yo no siento nada-. Sus ojos volvían a nublarse. Sasuke se levantó en sus patas traseras y lamió las lágrimas del niño-. ¿No vas a abandonarme, verdad?- <<No lo haré, Naruto>>-. Trató de decir. Escuchó voces acercarse, más niños y un aroma bastante conocido. Se erizó y dio un saltó, bajándose del niño, ocultándose tras los arbustos.- Espera, ¡no te vayas!-. Le gritó el pequeño Naruto.

-¿A quién le hablas, Naruto?-. Preguntaba una ojiverde de cabellos rozados.

-¡Sakura, vamos a jugar!-. Gritaba una rubia que estaba acompañada de una niña con ojos lilas, que permanecía detrás de un niño con el cabello café en punta, junto a otros niños más.

-Vamos a jugar, Naruto-. La pelirrosa le sonrió ampliamente. Al mismo tiempo un niño pelinegro se acercó y le extendió la mano.- Sasuke-kun-. Dijo la niña asombrada. Volvió a sonreír.- Juguemos todos juntos-. Lo ayudaron a bajar del columpio, tomados de la mano caminaron hacia el grupo de niños que movían sus brazos en señal de saludo.

Quiso seguirlos pero la niebla se denso rápidamente y les perdió el rastro. Siguió caminando, la cola le estorbaba y encontraba difícil caminar en cuatro patas. No quería abandonarlo, pero saber que él mismo se acercaba a… a sí mismo, le produjo un cierto temor. Con cada pisada de sus patitas peludas la niebla se aclaraba, pronto llegó a un plano. El agua del río cercano aportaba una sensación de frescura al ambiente, el cielo estaba despejado, ni una sola nube. La imagen le recordaba a los ojos de un chico solitario, de un chico abandonado, pero que a pesar de todo, siempre había tenido ganas de vivir y ser el mejor. Ese chico, su mejor amigo y enemigo, ese chico, el amor de… de su vida. El paisaje frente a él se agitó como en un televisor.

Siguió avanzando, rodeando el río. Más adelante encontró un bulto de ropa en el piso, una camiseta blanca y unos pantalones cortos de color naranja, extrañamente le parecieron familiares. Se acercó a olfatearlo.- Espero que no estés pensando en huir con eso, si lo haces no tendré que ponerme-. Buscó al emisor de la voz, un joven rubio de escasos diez años de edad, que salía del agua.- Nadar ahoga las penas, pero a mí me recuerda malos momentos-. Se paró a un lado de Sasuke, levantó sus pantalones y sacó una galleta.- Tómala, creo que esto es lo que olías-. Le sonrió al mismo tiempo en que le extendía la mano, Sasuke la tomó con el hocico. En esta ocasión sus ojos estaban tan limpios como el cielo que había contemplado minutos antes, no había estado llorando y en ellos podía admirar la pureza de su corazón.

El joven Naruto se vistió, cuando terminó, lo miró y lo invitó a acompañarlo a caminar por la orilla del río, con un movimiento de bigotes aceptó y siguió al ojiazul. Al principio caminaron en silencio, después el rubio comenzó a contarle sobre el local de ramen que acababan de abrir, él, por supuesto, ya había ido. Hablaba de cosas vareadas, feliz de tener a alguien que lo escuchara, por otro lado el azabache lo escuchaba atentamente, la voz del chico le brindaba paz interior, se sentía tranquilo. Al cabo de un rato la hierba creció, se adentraba a un paraje donde él era más pequeño que las plantas a su alrededor, perdió al rubio de vista, se sintió alterado y comenzó a correr.

El piso desapareció bajo sus patas, cayó por una pendiente rodando, chocando su cuerpo contra rocas y árboles, sin posibilidad de detenerse por su cuenta, sintió un intenso dolor en una de sus patas traseras, quiso incorporarse pero la gravedad era más fuerte que él y lo obligaba a seguir cayendo. Se detuvo golpeando un árbol, no pudo ponerse de pie, se desmayó antes de siquiera ver en dónde estaba.

La luz del sol lo despertó, acompañada con el frío aire mañanero, escuchó un estruendo que alborotó a las aves, escuchó voces, pero él seguía confundido.

-Si no me hubieras dicho que iba a caerme, no me hubiera pasado-. Oyó la voz de un joven, una voz que conocía muy bien. Trató de incorporarse inútilmente.- ¿Qué fue eso?

- Cállate-. Es bastante extraño escuchar tu propia voz. Se asustó, sabía que estaba cerca de sí mismo, ¿y si se reconocía?, no sabía qué podría pasar si se encontraban, si era sólo un sueño, despertaría súbitamente. Volvió a hacer un esfuerzo por irse, se levantó percatándose de la herida en su pata trasera.

- Voy a ver-. Permaneció inmóvil.

- Ni siquiera estás armado, esa cosa podría matarte-. Gritó el joven albino. Los arbustos comenzaron a moverse.

- Tienes razón Sasuke-. El mismo rubio que todo el tiempo le sonría, volvió a hacerlo, cerró sus ojos para mostrarle una de sus más hermosas sonrisas a la vez que lo alzaba en sus brazos.

- Naru… to…

- Podría matarme…. ¡de ternura!, míralo, es muy hermoso- El joven dio la vuelta y lo mostró entre sus brazos al Sasuke humano. Un escalofrío recorrió su cuerpo y lo obligó a encoger las orejas.- No puedes negarlo. Me lo llevaré a casa.

- Ni siquiera sabes qué es.

- Claro que sí, es un zorro. Ve su hocico y sus patas- ambos chicos lo miraron, *ya veo porqué tantas chicas me siguen, no estoy tan mal* pensó el vanidoso Sasuke-zorro.- Quizás le pasó algo- dijo señalando la pata trasera lastimada-. *Es obvio que saldría lastimado después de caer desde un peñasco como ése* pensó.

- Eso no importa, su hogar es aquí en el bosque, debes dejarlo donde lo encontraste.

- Pero si lo hago posiblemente morirá.-Dijo el rubio.

- ¿Eso cambia algo en tu vida?

Reconoció que a veces podía ser exasperante, testarudo y obstinado. Hubo un gran silencio, ambos chicos callaron, no hicieron ruido alguno por un largo tiempo. El ojiazul agachó la mirada para verlo, en sus ojos toda la amargura de su indecisión era visible, seguramente recordaba su infancia o algo por el estilo, no podía saberlo, pero sí sentirlo. El Uzumaki se agachó, pensaba ponerlo en el suelo, pero sabía que no lo haría, no sólo porque ya había presenciado la escena desde su cuerpo humano, sino porque vio al Naruto de niño, al Naruto solitario que no comprendía. Después de que Itachi mató al clan, se quedó solo, pero nunca fue excluido por la aldea, como habían hecho con el niño kitsune. Ahora entendía que ese chico zorro le gustaba por el gran corazón que tenía, por su bondad y resiliencia, él en cambio se cegó por la venganza hacia su hermano y abandonó al chico cuando le había dicho que no lo haría. Sintió la presión de las manos del ojiazul sobre su débil y dañado cuerpo.

- No, no lo dejaré-. Alzó la vista, en sus ojos se veía la seguridad y la decisión de sus palabras. El moreno suspiro. Y él, el Sasuke que no era humano, sintió que por fin podría aceptar el nuevo sentimiento en su corazón.

- Haz lo que quieras-. Dijo su forma humana. En ese momento apareció Kakashi envuelto en una nube de humo.

- Es muy noble lo que acabas de hacer, Naruto, creo que esto merece un premio, pensaré qué sería bueno. Por el momento vayamos al claro, Sakura está sola-. Dijo el peliplata. Sasuke no había escuchado eso último, se había marchado molesto por la acción del rubio, ahora entendía también por qué el chico se había ido temprano esa mañana. *El premio* susurró a sus adentros. Naruto lo cubrió con su chamarra y se vio apoderado por el cansancio.

--

-Sasuke… Sasuke-. Oyó un murmullo, quizás una balada de los árboles en el viento.- Sasuke.

Abrió los ojos.

-Sasuke, regresé. No deberías dormir en el pasto a esta hora o con este frío, ayer tú eras el primero en quejarte por la temperatura.

-Naruto…-. Su corazón se llenó de conmoción. La bella imagen de esos ojos y esa alegre sonrisa impulsó a su cuerpo hacia el chico. Un estruendo se oyó, junto con la luz del relámpago resultado del mal tiempo. Los labios de ambos chicos se juntaron gracias al ligero movimiento del azabache y a un colazo del zorro (del tamaño de un oso), a espaldas de los chicos.

-No volveré a dejarte solo, Naruto.



[1] zorro

Notas finales:

Perdonen si encontraron faltas ortográficas, no me dí el tiempo de hacer una buena revisión.

Espero sus reviews y que la historia les haya gustado n.n

Qué tengan bonita semana.


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