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I’ll be your friend, bro… Forever and Always. por Kristy

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Notas del capitulo:

Antes de nada, pido disculpas por el retraso. Como dije en el anterior "capi" fue mi despiste el que impidió la actualización del capítulo final de este fic. 

También, como prometí, en cuanto me devolvieran el ordenador, actualizaría en el primer viernes de la semana en que me lo entregasen.

Me lo entregaron ayer ^^u. Y aquí me tenéis actualizando.

No voy a borrar ni editar el aviso, porque hubo gente que puso Reviews y me da pena que desaparezcan. Tampoco sé si, al editar dicho capítulo, va a salir como actualizado. 

Por lo que voy a tomar la decisión salomónica de dejarlo en 10 capítulos, con la interrupción por medio (ya lo editaré) por si meto la pata y se estropea el sistema (lo dicho, me da pena que desaparezcan reviews). Si alguien sabe cómo editar esto sin que se pierdan los mismos ¡decidmelo! 

Y ahora sin más, os dejo disfrutar del final de este fic. 

La música salía por los altavoces, mientras su mesa de trabajo terminaba de añadir la última nota que había introducido en la composición. No sonaba mal.

- Cántala mientras suena, a ver qué tal.

Dongwoo se acomodó en aquella silla de cuero, elegante y cómoda, mientras escuchaba los primeros acordes, antes de ponerse a cantar.

Un mes antes, en una de sus citas (discretas, por el tema de las fans), apareció con su cuaderno y le pasó la letra de una nueva canción. Ya era la segunda en la que colaboraban, tras Drunk with Music, del disco anterior. La verdad es que era un contraste leer la letra de Dongwoo (ahora Shinwoo o CNU para el resto de Corea del Sur), con las letras de Jinyoung. Unas eran siempre sobre el amor, pero en positivo. Las de Jinyoung daban la impresión que vivía en una desilusión constante con el amor, como si encadenara ruptura con ruptura. Era algo que siempre le había llamado la atención. Pero no era él nadie para discutirlo… En cuestión de inspiración, cualquier cosa valía con tal de crear una buena canción. Y no iba a ser un envidioso afirmando que Jinyoung no sabía qué hacía.

Mientras escuchaba lo bien que sonaba su voz con su propia música, se recreó, tranquilo en observarle. Seguía siendo sexy y como el buen vino (ahora que se había aficionado a dicha bebida), mejoraba con los años. Ya no tenía cara niño. A veces se ponía nervioso con los estilismos que le ponían porque, en su humilde opinión, podían pasar dos cosas: que le sentase demasiado bien (cuestión que le generaba un montón de problemas a él) o que le sentase fatal (lo cual le servía para “meterse” con él un rato, riéndose a su costa).

Pero, en ese momento, en ese lugar, en aquel estudio, se dio cuenta de que aún seguían juntos y no sabía cómo, la verdad. La gente pensaba que no se veían mucho, pero la realidad es que se veían más de lo que parecía. Dongwoo arañaba cualquier maldito minuto libre para llamarlo (si no le daba tiempo a ir), o para buscarlo y estar juntos. Luego estaba el hecho de que si él no podía desplazarse, iba a donde hiciera falta, solo para verle.

Más de tres años juntos. Le parecía un milagro. Sin embargo, a pesar del trabajo y algunos problemas menores (discusiones tontas, la verdad, porque ambos era posesivos el uno con el otro), Dongwoo solo tenía ojos para él y solo sonreía de verdad para él, estuviera medio muerto de cansancio o no.

Volviendo la vista a atrás, a aquella noche del viernes en la que su chico apareció por la puerta de su habitación asegurando que venía con su respuesta, su pecho sintió emociones entremezcladas: perplejidad, miedo, dolor, angustia… Para dar paso a la emoción, a la esperanza y a la oportunidad de poder amar a la persona que quería sin restricciones. Seguía sorprendido del discurso que fue capaz de darle, porque en pocas ocasiones había tenido la oportunidad de ver a Dongwoo seguro de sí mismo. Solo en el escenario y cuando estaba con él. El resto de tiempo, al menos en lo que veía en las cámaras, era el “personaje”.  La persona real no era tan tímida, era bastante cabrón para según qué cosas y era una persona normal. Lo único que sí era cierto es que lo de abrazar a todo el mundo era un tic que sí tenía en la vida real y que a veces le ponía de los nervios. Pero se lo pasaba, porque sabía que era el Dongwoo cariñoso el que salía flote, el amigo de sus amigos.

También recordaba su primera vez con cariño. Aún se reía al recordar a Dongwoo quejándose al andar o sentarse, sobre todo porque las pasó canutas en la comida, con su hermana. Fue muy extraña la situación. Su ahora cuñada les convocó a los dos para comer y anunciar que se casaba. La cara de Dongwoo fue un rictus de seriedad que nunca había visto. La mirada que le echó a su futuro cuñado fue casi mortal. Tanto su hermana como él había entendido bien el mensaje de su mirada: “Hazla llorar y te mato”. Su ahora cuñado se limitó a sonreír, comprensivo. Desde luego nunca había querido estar en su lugar. La comida fue amena, con bastantes preguntas sobre la repentina boda (que no era tan repentina, como descubrieron) y más detalles. Todo fue bien hasta que la hermana preguntó que si ya podía llamar a Jooyoung cuñado o tenía que esperar hasta la jubilación. La cara de tontos que se les quedó a los dos debió ser épica, a juzgar por la sonrisa de complicidad del futuro matrimonio. Le sorprendió gratamente el cuñado de Dongwoo. Parecía un hombre de mentalidad abierta, ni les juzgó y parecía encantado. Ambos fueron los primeros en enterarse de su recién estrenado estatus como pareja. Siempre les habían apoyado y la sobrina de Dongwoo la sentía como suya, igual que Dongwoo sentía a su propio sobrino como suyo. Con el tiempo más gente lo supo, amigos íntimos, los compañeros de trabajo de Dongwoo (cosa que al final se reveló como necesario, para ayudar a su propia intimidad como pareja) y algunos miembros de su familia.

Una de las cosas que  más le costó, sobre todo después de abrir instagram, fue convencerle poco a poco que no pasaba nada porque salieran en su red social. No es como salieran besándose o si fuera a producirse un escándalo por sacar a dos “colegas” en una foto. El día que consiguió subir la primera, tras machacarle hasta la saciedad, casi monta una fiesta de graduación por lograr semejante milagro. Fue divertido ver que luego colgó otra versión de la misma en su propia cuenta (el cómo acabó enganchado, no había que contar demasiado...). A veces entraba en el instagram de su pareja solo para leer el título: “With ma homie”. Ese era el lado macarra del señor “tímido y buena persona”. Era una manera bastante críptica de decir “aquí con mi colega, con mi hermano, con mi otra mitad”. Pero, claro eso era algo que sólo sabían ellos dos y sus íntimos.

- ¿Qué, nos sacamos una, Dong?

- ¡Vale!

- Pero que sepas que la pienso subir.

- ¡No puedes! Espera… no sé. La sacas, pregunto a esta gente, y luego decidimos.

Típico de Dongwoo, preguntar a sus compañeros si pasa algo por subir una insignificante foto. Eso sí, para la de su cumpleaños, o mejor dicho el día de su  no cumpleaños, sacó la foto, la subió y no dijo nada. Casi lo mata, pero estuvo estúpidamente feliz viendo la dichosa foto subida en su cuenta durante varios días. Esperaba que nadie entrase a robar a su casa porque tenía una carpeta solo de ellos dos que daba para escándalo y medio. O para el del siglo. De hecho, Dongwoo le obligó a ponerle contraseña. No pudo resistir a cambiarla por WithMaHomie. Pero eso no se lo había dicho a él, para evitar problemas.

Tras hacerse la foto, subirla, Dongwoo liarla, borrarla y volver a subirla (desconcertando a todo el mundo), estuvieron cotilleando un poco a ver qué decían y se sentaron en el sofá mullido de la sala de mezclas.

Dongwoo se dejó caer, apoyando toda su cabeza en su hombro derecho y buscando su mano, para entrelazarla. Hoy estaba cansado, pero había hecho un esfuerzo por ir ahí, trabajar un poco con él en la canción con vistas a introducirla en el siguiente mini álbum y robar horas al sueño, quedándose esa noche con él ahí. Respondió a su gesto y apretó esa mano suave, cuidada, llena de anillos. Demasiados anillos para su gusto, pero preciosos. Algunos eran de sus fans, para despistar, pero había uno en medio del caos que solo era de suya.  El mismo anillo que le había regalado por Navidad.

- ¿En qué piensas, Joo?

Su voz sonó cansada y medio adormilada. Jooyoung sonrió y, sin soltar su mano, alzó las manos juntas y empezó a “bailar” con ellas.

- Me sorprende que no se hayan dado cuenta.

- ¿De qué? -Bostezó y se pegó aún más a él.

- Los anillos.

- Porque los cambiamos cada dos por tres.

- Es verdad… Pero me gusta.

Su “homie” sonrió, dejando que Jooyoung moviese sus manos y los contemplase con orgullo. Por supuesto que estaba orgulloso. Estaba orgulloso de haberse arriesgado, de haber recorrido todo ese camino hasta ese mismo instante de su vida. Al principio, cuando Dong debutó en aquel sábado de abril, estaba tan nervioso que le despertó de madrugada. Hablando y hablando, le confesó que se sentiría mejor si le daba “algún amuleto” o algo que le recordase a él para subir al escenario. A fin de cuentas era la primera vez en su vida que subiría al escenario con un grupo, pero sin él a su lado. Fue extraño, pero muy en el fondo  le entendió. A él le pasaba lo mismo. Pese a que ya llevaba tiempo en la industria, como músico indie, se le hacía raro subir al escenario con otras personas y no tener a Dongwoo a su lado “berreando”. Así que le gustó la idea y la propuesta… y casi cuatro años después seguían aplicándola. Al principio solo eran colgantes, alguna que otra pulsera… pero desde que Dongwoo cogió la manía y el gusto a los anillos, lo que hacía eran regalarse anillos. Los que les gustaba a ellos. A veces cogían dos, en plan “pareja de anillos” y otras simplemente ponían el anillo que le había regalado el otro mezclado con otros. En el caso de Dongwoo, lo mezclaba todo. Anillos de promoción de turno, de fans y uno, solo uno, era suyo. Levantó  la otra mano y acarició sus manos, especialmente “sus anillos”.

- Mi anillo. -Canturreó, contento.

- Cursi.

- Sí. -Sonrió para sí.

Dong se movió para besarlo en la comisura de su boca. Se dejó mimar, hasta que Dongwoo decidió cambiar de opinión, levantarse, girar sus manos para ajustarse a la nueva posición y sentarse encima de él, para besarlo mejor. Jooyoung recibió cada uno de esos besos, suaves, cariñosos y casi infantiles con diversión y devoción. Tras el último beso, Dongwoo escondió su cara en su hombro, sin soltarle la mano. Jooyoung le abrazó con la otra libre.

- Ahora que lo pienso… el maldito cartel tenía un anillo. -Dongwoo susurró en su oído.

- ¿Qué cartel?

- El que llevaste el día que debuté. ¿No lo recuerdas, Joo? -La vibración de su voz le hacía cosquillas en el cuello.

- ¿En serio?

Su nariz asintió, contra su piel, divertido. La verdad es que no lo recordaba, pero si Dongwoo aseguraba que tenía un anillo le creía. Para ese tipo de ridículos detalles tenía un memorión. Aún se avergonzaba por ello, con sus mejillas sonrojadas en ese momento. Otro hecho que no olvidaría jamás. Después de “reconciliarse” y “empezar a estar juntos”, después de aquel emotivo fin de semana, él volvió a sus clases en Seúl y Dongwoo a los últimos ensayos en su compañía. Así que el día clave, aprovechando que tenía que llevarle “un amuleto” para que se quedase tranquilo el resto de la semana de stages, apareció ahí, encontrándose a una representación de fans, con muchos cartelitos. Habló con una, que se extrañó de verle por ahí, y le pidió por favor si podían compartir el cartel. Al principio la chica sospechó (no la culpaba, su aspecto no era muy confiable que digamos), pero al final, tras explicarle que era amigo de Dongwoo desde el instituto y que estaba ahí para apoyarle, cedió.  Así que ahí estaba, el único alto de toda la concurrencia con un cartel, mientras la fan podía sacar fotos totalmente emocionada. Estaba convencido de que la gente le tomó por el novio o hermano de la fan, cosa que le dio igual. Lo que realmente importaba fue su cara de felicidad cuando salió al stage y lo vio. Todavía recordaba el abrazo, aún con los ojos rojos de haber llorado (sin poder creérselo), en cuanto terminó su jornada de trabajo.

Recuerdos. Preciosos recuerdos. Su pulgar acarició su anillo, mientras escuchaba la pausada respiración de su pareja contra su sensible cuello. Se había quedado frito. No le extrañaba nada. Tampoco le importaba demasiado que le usara de cama o de almohada. Apreciaba esos tranquilos, sin hacer nada, los dos juntos, simplemente estando. Le gustaba tenerle encima y poder abrazarle. También le encantaba verle dormir, indefenso. Era gracioso ver su cara al despertarse, completamente incapaz de razonar o recordar que era una persona. Agradecía estos instantes, ya que aún no podía vivir junto a él y no podía disfrutar de una convivencia diaria total, que era lo que en verdad deseaban los dos. Pero eso debía esperar… por el momento.

Pero si había algo que siempre le encantaba recordar y pensar en ello, algo de lo que se enorgullecía completamente, era el recordar que Dongwoo sí que había cumplido su promesa de hacer música juntos. A pesar de estar en un grupo de música pop, a pesar de sus duros inicios… Le sorprendió el verano pasado cuando apareció por su casa, contento y sonriente. Le costó reaccionar cuando vio su cuaderno lleno de garabatos y que era la letra de una canción.

- ¿Qué te parece si creamos esta canción juntos?

- ¿Para qué necesitas que te ayude?

- Joo… Jinyoung me ha dado espacio para incluir mi solo en el siguiente álbum. Quiero que lo hagamos juntos.

Y sonrió, cegándolo, sorprendiéndolo (nunca dejaba de hacerlo, pese a lo que pudiera pensar la gente). Aunque luego uno de los colaboradores remató y arregló el trabajo que habían hecho juntos… No pasaba nada, la promesa estaba cumplida. Es más, ya iban por la segunda colaboración y sospechaba que en el futuro habría más. Dongwoo había cumplido todas sus promesas: la de componer juntos y colaborar en sus propias canciones, la de protegerse el uno al otro, la de proteger sus sueños propios… y ahora no tenían que esperar a nadie, ni en Seúl ni en ninguna parte.

Ahora quedaba por cumplir otra promesa. Esta era la más complicada de todas, porque la vida es caprichosa y nunca sabes con qué te va a salir.

Sin embargo, creía en el destino.

Creía en su futuro, juntos. Y si no les dejaban, no pasaba nada. Irían a dónde les dejasen ser ellos, ser felices.

La promesa implícita que esos anillos que se ponían, tenían un:

“Prometo estar a tu lado siempre”.

“Prometo amarte siempre”.

Y eso era lo único importante para Jooyoung.

Porque siendo Dongwoo y Jooyoung, siendo ellos, estando juntos, amándose cada día más, no necesitaban más. 

Notas finales:

FIN. 

Toda su historia tiene su final. Estoy muy orgullosa de este fic. Para mí, es como si "terminase la historia alternativa" de Only One, mi otro fic favorito :3 

Muchísimas gracias a todos los lectores (ocultos y no ocultos) por el apoyo y por los reviews. Esta historia exclusivamente Joonu ha tenido 16 reviews. ¡ESO ES UNA VICTORIA PARA MÍ!

Soy muy muy feliz de saber que hay tantos fans del Joonu dentro de las banas y no banas. Muchas gracias, de verdad. ¡Espero que sigáis shippeándolos aunque ahora hayan vuelto a su cueva de hibernación tras tanta exhibición!

Quiero agradecer a los lectores que han escrito su review a lo largo de la publicación de esta historia: Nadia, Catherine, Supernova31 (¿recibiste mi mail para hablar de la historia que me querías proponer? Te escribí pero creo que no te ha llegado. ¡Escríbeme por Twitter!), a mi amiga Rikku (la pobre se traga las teorías más imposibles que le suelto con mucha paciencia), Shin, Taemina y Erica.

Aprovecho para dar las gracias por adelantado a los futuros lectores que hagan su review en esta historia, porque de esos reviews nos alimentamos los autores.

¡Mil gracias! 

Espero que esta humilde historia AU sobre el Joonu os haya gustado.

Para los que "me seguís". Tengo un par de fics en proyecto, pero no tienen fecha de salida. Es muy probable que hasta marzo no vuelva a publicar nada. ¿Por qué? Porque aún me queda mucho para trabajarlos hasta que quede satisfecha. De todas formas, iré avisando por Twitter. 

 

¡Nos vemos pronto en otras historias!


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