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I’ll be your friend, bro… Forever and Always. por Kristy

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Notas del capitulo:

Algo me dice que dejé traumatizados a mis lectores con el capítulo anterior, el de Chicas... Espero no traumatizaros con este. ¡A leer!

- Puta mierda.

Aquel no era precisamente el mejor día de su vida. No era una persona precisamente violenta, pero en ese momento quería darse una paliza a sí mismo por gilipollas. Solo esperaba encontrarle a tiempo y arreglar las cosas.

Oppa… ¿Podrías hablar de otra cosa? Me molesta que Dongwoo salga en nuestras conversaciones.

Por supuesto… No lo había entendido. No hasta ese maldito instante en que Sunhee le obligó a elegir en la comida antes de la actuación: o ella o Dongwoo. Como si su amigo fuese una peste o algo así. Entendió que no podía salir con una chica que no concibiera o aceptase a Dongwoo en su vida. Su amigo era su otra mitad, ahora perdida. Se sentía jodidamente mal porque a lo largo de todos estos meses apenas se habían visto. La culpa había sido suya, por supuesto. El escaso tiempo libre que había tenido se lo había dedicado a su novia, dando excusas baratas a su amigo. El amigo que no se había quejado ni un momento, que había tolerado demasiado bien sus ausencias, con una sincera sonrisa en su bonita cara. El mismo que había pasado de ser su centro de interés a ser un simple personaje secundario en su vida. El mismo que escuchaba toda su verborrea en clase, sus problemas, en silencio, aconsejándole debidamente. Dongwoo el que le ayudaba a tapar “sus escapadas” y le defendía ante el resto de compañeros cuando se iba antes de la cuenta de los ensayos o llegaba tarde. Dongwoo el que ya no le llamaba por teléfono para quedar y mucho menos le avisaba si él tenía problemas.

- Puta mierda. ¡Soy gilipollas!

Curiosamente, cortar con su novia le había dejado indiferente. Era una monada y una chica encantadora, pero absorbente. Llevaba ya un mes agobiado porque necesitaba espacio y no se lo daba. Luego estaba preocupado porque había visto a Dongwoo juntarse con un grupo que no era precisamente “buena gente”. No en el sentido de macarras sino que, bueno, nunca le habían caído bien. Siempre había escuchado cosas no muy buenas de ellos. Y tenía miedo, porque sabía que Dongwoo era muy inocente y no veía venir las cosas. Hasta ahora él había estado para protegerle, pero en ese tiempo no lo había hecho demasiado bien. Hasta sus padres le regañaron la semana anterior porque consideraban que estaba siendo un mal amigo. La verdad era que tenían razón. Un mal amigo, no... pésimo.

Llegó al local donde iban a tocar (porque eran las fiestas del pueblo y, ¡sorpresa!, les habían cogido para actuar en ellas) y se encontró con sus compañeros de banda, quienes estaban comprobando que el sonido y los bafles estuvieran correctos. Se topó con Dongwoo, sentado en el borde del escenario, mientras daba una calada a su cigarro. En eso también se sentía culpable. Nunca debía haberle dado ese cigarro a probar… Jamás. Pero… ahora no podía retroceder. Se acercó a él, ya que no le había visto, demasiado ensimismado en sus pensamientos.

- Dong…

El mencionado parpadeó, sorprendido. Normal. La tarde anterior le había dicho que no contaran con él para el concierto, que era el cumpleaños de su novia y no quería faltar a la fiesta, que no podía estar en dos sitios a la vez. Dongwoo, amable y comprensivo como siempre, le dijo que no se preocupase, que se apañarían.

- ¿Qué haces aquí? ¿No dijiste…

- Lo hemos dejado.

Quería decir mil cosas a la vez, pero por primera vez en su vida no fue capaz de añadir nada más. Solo fue capaz de observar su taciturna y confusa reacción. Se quitó las gafas, se frotó los ojos y volvió a colocárselas con ese movimiento que tanto había echado de menos observar.

- ¿Estás bien? Quiero decir… No sé. No sé qué decirte.

- Perfectamente. Solo te pido que me dejes actuar con la banda, como estaba previsto, y luego me dejes invitarte a una ronda. Es lo único que te pido, tío.

Se le quedó mirando y algo parecido a la angustia empezó a instalarse en el interior de Jooyoung. ¿Ya no eres mi hermano, Dong? Dime que aún lo eres.

- Está bien - Dijo, dándole una sonrisa de complicidad -¡Chicos! ¡Jooyoung se une a la fiesta!

Alivio fue la palabra que le vino a la cabeza para definir sus sentimientos en ese momento. En ese momento quería hablar a solas con él, pero se dio cuenta que la charla tendría que esperar. Los chicos empezaron a revolotear y a ignorarle deliberadamente (como castigo por su estúpido comportamiento, pese a ser el líder de la banda). Justo en ese momento apareció Dongwoo y le dio la guitarra. Decidió no pensar más y centrarse en el concierto. El que él hubiera sido un vago y hubiera pasado de implicarse, no quería decir que para sus compañeros y su amigo no fuese importante. Lo era. Era su primer “concierto” fuera del instituto, contratados como amateurs, pero contratados.

Localizó un par de cervezas que alguien había dejado por ahí y las cogió. Bebió la primera, con la esperanza de que el alcohol le tranquilizase un poco. Estaba hecho un manojo de nervios, algo que nunca había experimentado en un escenario. Sin embargo, salvo los demás, Dongwoo estaba muy tranquilo. Iba, venía, comprobaba que estuviera todo en su sitio, se aseguraba de hablar con Minho (el batería) para tranquilizarlo un poco… Por alguna razón, observándole, había algo que sentía que había perdido en esos meses: ver a Dongwoo liderando el grupo. No era un líder carismático, enérgico o estrafalario como solían ser los vocalistas de las bandas extranjeras que admiraban, sino más bien tranquilo, sensato, organizado y comprensivo. Como diría su tutor de clase: <<No penséis que porque sea carismático y guapo es un buen líder. A veces los mejores líderes son los que nadie ve>>. Joder, tenía que darle la razón. Dongwoo había ganado la confianza suficiente como para convertirse en el líder de la banda, en su ausencia. El mismo que había conseguido que les contrataran para el concierto. Vale, solo serían cinco canciones, pero eso era un triunfo.

- Hola. ¿Sabes que no deberías estar bebiendo eso?

Se giró hacia la conocida voz, culpable, como si fuese un niño que le hubieran pillado rompiendo el jarrón de la abuela in fraganti. La hermana de Dongwoo. Vaya día de mierda…

- Hola. Lo sé. Pero estoy jodidamente nervioso.

- ¡Ese vocabulario!

- Sí, sí “mamá”.

- Relájate. Lo haréis bien. Y dame la otra botella.

Le acarició la cabeza, revolviéndole el pelo, como si fuese un crío. Jooyoung no fue capaz de llevarle la contraria y le dio la otra botella de cerveza. Después, sonriendo, se marchó para hablar un momento con su hermano. Observó la escena, sintiéndose perdido y desencajado del mundo. Ahora era consciente de que, desde que había llegado, Dongwoo no se había vuelto a acercar a él. Había hablado con todos menos él. Por un lado se sentía celoso y por otro se sentía miserable.

- Los siguientes somos nosotros. ¡Preparaos!

Reaccionó ante su voz. Cogió la guitarra, casi con miedo, sin  hablar con sus compañeros, quienes le miraban acusadoramente. Subió los escalones y buscó su sitio habitual en el grupo. Tocó un par de acordes, para comprobar la afinación y se quedó quieto, clavado, mirando al numeroso público de todas las edades que estaban ahí. Localizó a sus sorprendidos padres (que evidentemente pensaban que su hijo estaría en otra parte, no ahí), a los de Dongwoo y su hermana, curiosos. También reconoció a un montón de vecinos y amigos mezclados entre la multitud.

- ¿Por qué habéis tenido que venir? -La maldita frase reproducida por todo el recinto. Se había olvidado que tenía el micro abierto. La audiencia le miró extrañada, mientras él se quedaba rojo como un tomate y deseando que la tierra se lo tragara.

- Lo que quiere decir nuestro guitarrista y líder es: ¡gracias por venir! Agradecemos que hayáis venido y tengáis piedad de nosotros porque es nuestra primera actuación y estamos nerviosos.

Se volvió, sorprendido, ignorando por completo la risa general del público. Dongwoo le miraba divertido, como si en el fondo entendiese lo que había querido decir realmente. Estaba gratamente sorprendido que fuese capaz de salvar la situación de esa manera.

- Esperamos que os divirtáis. Joo…

Se rió, nervioso. Sin embargo, supo lo que tenía que hacer. Comenzó a tocar los primeros acordes de la canción, en su solo, antes de que la banda comenzase a unírsele en la canción y Dongwoo comenzase a cantar.

Ahora, sentando en la hierba, de madrugada, podía sentir la euforia y la brutal conexión intergeneracional que había vivido un par de horas antes, en el concierto. Casi podía oír a los “viejos” cantar con ellos, a los padres bailar rock (o intentándolo) y a los niños bailar a su manera, mientras Dongwoo “berreaba” (cosas del sonido). Y podía recordar la cara orgullosa de sus respectivas familias por verles ahí arriba, “inspirados”.

- Estás demasiado callado, Joo.

- Estoy borracho.

- ¿Con dos cervezas?

- Estoy borracho de culpabilidad.

- Calla… toma.

Un botellín apareció en su campo de visión. Miró a su amigo, apoyado como él en el murete, sentados en el suelo, observando a los últimos fiesteros disfrutando de la fiesta. Sus compañeros de banda se habían ido con otra gente por ahí, pero Dongwoo se había quedado con él. Eso era lo que realmente le importaba. Podía haberse ido y haberle dejado solo, pero no. Al terminar el concierto se quedó con él, sentado, y hasta le consiguió cerveza y cigarrillos.

Eran menores de edad, se suponía que no debían beber. Sin embargo, en las fiestas del pueblo los adultos solían ser indulgentes con los adolescentes y les dejaban probar, aparte de hacer la vista gorda si les veían con la botella en mano.  Sin embargo, le sorprendía que Dongwoo bebiese, teniendo en cuenta que ese líquido era el culpable de su desastrosa historia familiar.

- No sé ni cómo empezar… Pero lo siento. Lo siento, Dong - Debía ser el alcohol porque se sentía hecho una mierda y con ganas de deprimirse del todo.

- No sé por qué te disculpas. Pero si te quedas más tranquilo, quedas perdonado Joo.

- ¡Idiota!

- ¡Capullo!

Mantuvieron las miradas unos segundos hasta que empezaron a reírse histéricamente. Prácticamente no podían parar y solo lo consiguieron cuando sus propios pulmones y estómagos empezaron a protestar. Estuvieron un rato pasándose el botellín hasta que se acabó, mientras intentaban quitarse las lágrimas de los ojos, provocadas por la risa.

- Me has sorprendido, Dong. Parece que en mi ausencia has crecido un poco más.

- Anda, ¿lo has notado? ¡Ahora casi mido un metro ochenta! -Lo vio fardar, contento.

- No me refería a eso… Bah, da igual. ¿Un cigarro?

- Vale, pero el último. Que hay que ir a casa -Dijo, consultando la hora en su reloj de muñeca.

Jooyoung sacó el paquete del bolsillo de su cazadora y se lo pasó a Dongwoo, así como el mechero. Podía haberlo encendido él mismo, pero quería volver a verlo, quería, egoístamente hablando, volver a sentirlo: Sexy. El maldito movimiento al que era un adicto, sus labios expulsando el humo, la expresión de perfil de su cara, de placer, al recibir semejante veneno por sus pulmones. Pero la vista se quedó fija entre sus dedos, largos y finos, bonitos y el filtro siendo comido por sus labios. Verle era como si estuviera contemplando un orgasmo silencioso.

Es el hombre más sexy que he conocido. Y no quiero que nadie más lo vea.

Su pensamiento, fugaz y honesto, protestó pero no salió por su boca. Asombrado consigo mismo, podía entender por qué siempre hablaba de Dongwoo con la que había sido su novia (hasta hartarla, por lo visto). También podía comprender, asustado, el hecho que nunca había sentido celos cuando otros hombres habían rondado a Sunhee (cosa que sí había pasado con Dongwoo) y mucho menos había pensado que su novia era “sexy”. Ahora alcanzaba a comprender lo que la palabra sexy implicaba en cuanto a sentimientos. Sexy: sexo, líbido, deseo… Durante todo ese tiempo en el que se había creído “enamorado” de Sunhee, jamás había sentido deseo de desnudarla, de tocarla, de poseerla. Y en ese mismo instante, viendo los labios de Dongwoo, odiaba al filtro. Odiaba esos dedos afortunados envolviendo al cigarro. Ahora mismo solo quería besar sus labios, poseerlos, atraparlos, succionarlos…

- ¡Joder, estoy como una puta cabra! -Se dio un manotazo en la cabeza, a modo de distracción.

- ¿Eh? -Dongwoo se volvió, incapaz de entender por qué su amigo acababa de pegarse a sí mismo.

Apoyó el botellín sobre su propio paquete, intentando controlarse. Se había medio empalmado ahí, delante de él. ¡Qué vergüenza! Se obligó a respirar, a riesgo de parecer loco, mirando a los locales donde había gente bebiendo aún.

- ¿Has compartido mis cigarros? -Se maldijo a sí mismo, por hablar sin pensar. Empezaba a odiar esa extraña manía suya.

- De verdad, creo que deberías dejar lo de beber. No es lo tuyo.

- Por una vez, y que no sirva de precedente, te doy la razón. Pero a cambio, tú tampoco vas a coger ese vicio. Con uno vale.

- Vámonos a casa, Joo.

- Quédate a dormir conmigo, por favor.

Lo vio dudar, a través de aquellos ojos vidriosos por el alcohol, y fue solo un segundo, pero vio su dolor. Pudo verlo, palparlo, sentirlo como suyo. Un dolor terrible, angustioso, cortante, sangrante. Un dolor que no debía estar en aquella mirada tan bonita, en una persona como él. ¿Por qué le había mirado así? ¿Qué estaba pasando? No te vayas, Dong. Sea lo que sea, te protegeré. Esa es mi promesa.

- Por favor.

- Está bien, Joo. Anda, agárrate, que te sujeto.

Dongwoo debía estar más entero porque consiguió llevarle hasta su casa, subir las escaleras y tumbarlo en la cama. Ni siquiera se cambiaron de ropa, sintió a Dongwoo tumbarse, lejos de él. Sin embargo, algo irracional en él decidió que debía moverse. Se medio levantó, se arrastró hasta ponerse a su lado y lo abrazó. Sintió el cuerpo contrario tensarse y tratando de resistirse, pero no cedió.

- Eres mi mejor amigo. Mi hermano. Nunca pienses que estás solo. Así que no te apartes. Nunca.

El cuerpo atrapado entre sus brazos dejó de pelear y empezó a temblar. Al poco escuchó los primeros gimoteos y notó las lágrimas cayendo sobre su propia mejilla. Lo abrazó aún más fuerte, contra su propio cuerpo, sin soltarlo.

- A partir de ahora te protegeré, Dong. A ti y a tus sueños. Es una promesa.

- Te quiero, Joo.

- Y yo a ti. -Soportó aquella agonía del contrario, hasta que se derrumbó, agotado. Pero no le soltó, porque ahora sabía que no podía, ni quería soltarlo. Que en realidad, desde el primer momento, había caído en sus redes y había estado ciego hasta ahora.

 

Lo siento, Dong. Pero acabo de descubrir que no te quiero. Te amo más que a la música. Te amo más que al escenario y  los conciertos. No sé cómo lo voy a aguantar, ni si lo voy a soportar. Pero por delante de mí, por delante de mis sentimientos y de mi propia razón, te protegeré… Porque te amo.

Notas finales:

Bueno... ¡Jooyoung ya ha abierto los ojos! Por favor, aplausos, confetis... 

La semana pasada lo hizo Dongwoo. Ahora solo queda esperar a ver si reaccionan o se meten mutuamente en la Friendzone por miedo o por tontos... ¿Qué pensáis? :D

Antes de nada... Como ya avisé la semana pasada, el ritmo de actualización de esta semana es diferente. Lo he actualizado en la madrugada del jueves (miércoles a jueves) porque desde el jueves hasta el lunes estoy en modo "desconexión" por exámenes (tengo el primero el viernes y el último el domingo). No os preocupéis porque la semana que viene el ritmo es normal (actualizaré como siempre, en viernes, en este caso el viernes 19).

Tras la aclaración... Deciros que el capítulo de la semana que viene (del día 19) y se titula "Amistad". Os dejo pensando a qué puede referirse el capítulo, en base a cómo acaba este XD.Pero id pensando que la cosa va a su inexorable final :3

¡Feliz semana!


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