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The lords of the mafia por Momoka Black

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Notas del capitulo:

Hola hola! Bonitos y queridos lectores y lectoras!

Espero que se encuentren bien bien!

Lamento la tardanza con las actus: me desocupe de la universidad recien y debo reorganizarme en todo esto. 

LEs traje esta actu, de la cual es larga, y es un cap especial donde Tsunderima cuenat parte de la historia desde su punto de vista. Al final del cap vienen aclaraciones y demás por lo que hay vocabulario.

Hice adaptaciones de algunos terminos para este fic, espero comprendan puesto que es primera vez que incursiono en el mundo de la mafia y aun ando verde ahi xD.

Saludos e infinitas gracias a estas personitas que me leen y me comentan!

Se los agradezco mucho mucho!!

Los amo!

naruke-love, mariapaula, Sumeri, Patata Noemi, Jessi, magic_lovers23, tatychan29, tp, MIK, AnabelY,meru-chan, so0lazy, paolaefp, Sora Uchiha, Sae, libijones, hiroki1993, Tseje, MB, charlotte, sasulink, Mae-chan, Alevass M., Mad-Geovi, nori-chan, Anónimo, Yune Leagrove y Lucy.

Aclaración: chicas y chicos, no escribo en wattpad, tengo una cuenta ahi pero no la he habilitado para escritos. Si ven algun fic mio ahi pero con otro nombre...avisenme, no permitan el plagio!

Sin mas los dejo para que lean!

 

Tokyo, Japón.

—Midorima-Oyabun*, estos son los informes de la última semana. Akashi-sama se los mandó con carácter urgente.

—Está bien, Miyaji-sempai, puedes retirarte a descansar, nanodayo.

Sentí un fuerte golpe en la cabeza producto de una piña. Me sobé la cabeza y miré a mi enfurecido asistente el cual me calcinaba con sus ojos.

—¡Deja de llamarme sempai, idiota! ¡Aquí tú eres mi jefe! ¡Toma! ¡Arruinas mi buen humor, mocoso!

Jefe, eso era: no era fácil de ser el Oyabun* del distrito de Shuutoku. Liderar toda la zona principal era un privilegio que me había sido encomendado a mí. Midorima Shintarou, 28 años de edad, mafioso de sangre y con la contraparte de ser un médico de tapadera. Vaya vida me llevo, pero este es mi destino.

Me acomodé los lentes y levanté el abanico, el cual era el amuleto de la suerte de mañana, y me recargué en mi sillón. Miré por la ventana como las gotas de lluvia resbalaban y unos fuertes truenos resonaban en el lugar. La lluvia azotaba en la ciudad en la oscura noche, sin cesar ni piedad, dejando salir toda su fuerza con cada trueno y cada relámpago. Acomodé mis lentes y me levanté de mi sillón para prepararme un trago. La noche estaba algo tranquila, a mi parecer y demostrando mi gusto por las lluvias, y un trago se me hizo muy apetecible.

Pasé mi vista por el mueble que contenía numerosas botellas con distintos tipos de bebidas, debatiéndome mentalmente cuál de ellas escogería…mi vista reparó en una botella de whisky…un whisky en las rocas no estaría nada mal. Fui al mini bar de mi oficina y cogí unos hielos del congelador y los coloqué en un vaso. Serví whisky de la botella que previamente y mientras servía pensé con qué iba a acompañar mi trago…

—¡¡¡MIDORIMACCHI!!!

Del susto tiré el vaso derramando mi ansiado trago. Fulminé con la mirada a Kise, Oyabun del imperio de Kaijou, el cual venía entrando por la puerta después de haberla derribado. El muy descarado entraba como Pedro por su casa y lo hacía con numerosos brillitos que parecía farol de festival.

—¿Qué demonios quieres Kise? ¿A qué demonios has venido, nanodayo?

—¡Mooo! ¡Midorimacchi! No te enojes, además no vengo solo. ¡¡Vine con Kurokocchi!!- suspiré al ver a Kuroko, Oyabun de Seirin, salir detrás de Kise haciendo gala de sus dotes fantasmales. Tenía una mano sobre su abultado vientre y una pequeña sonrisa en su inexpresivo rostro. Vaya que el embarazo cambia a las personas. En especial a Kuroko.

—Hola, Midorima-kun, hace mucho que no te vemos.

—Hola Kuroko. Solo fue hace un mes.- moví mi mano restándole importancia al asunto y sirviéndome otro trago.- ¿Dónde dejaste al idiota de tu marido?

—Kagami-kun no es idiota. De hecho él viene…

—Subiendo, cuatro ojos, te alcancé a escuchar.

Bufé frunciendo el ceño. Kagami Taiga y yo nos llevamos bien aunque tengamos nuestras diferencias de egos. ¿Cómo alguien tan tranquilo, paciente y agradable como Kuroko terminó casándose con ese bruto, torpe y bueno para nada de Kagami Taiga? Claro, el amor.

Kuroko, tan obstinado, desde que vio a Kagami en aquel departamento de bomberos de Tokyo quedó completamente enamorado. Pese a las advertencias de Ogiwara, su mejor amigo, Kuroko siguió a Kagami sin importarle que violara las reglas de nuestro mundo. Hasta que hubo un incendio en una de las bodegas del distrito de Seirin del exterior, bodega a la cual había ido la escuadrilla de bomberos a cargo de Kagami.

Desgraciadamente, el incendio se debió a una riña entre unos grupos rebeldes y antes de que se desatase el incendio uno de ellos hirió de gravedad a Kagami. Kuroko, quien había recibido la alerta, fue de inmediato a calmar la situación. Una vez que el incendio se propagó a gran velocidad, y después de que sus hombres se hicieran cargo de la situación, Kuroko se llevó a Kagami hacia su sede en el distrito de Seirin. Kagami estuvo bajo su cuidado y poco a poco se fueron enamorando sin importarle a Kagami que Kuroko es un mafioso. Los padres de Kuroko, más bien el padre, puso el grito en el cielo ya que no permitía que su hijo se quedase con un ser al que consideraba inferior y no apto para estar con su hijo.

Pero Kuroko y Kagami, estando ambos enamorados, no se detuvieron ante nada. De hecho Kuroko acudió ante Akashi, el jefe de Rakuzan y su alcahuete personal, para que lo ayudara…y a Akashi no le duele ni un callo para mover todas las piezas con tal de ver feliz a su querido Kuroko. Un año entero después, luego de que Akashi pusiera a prueba a Kagami, los tórtolos se casaron y unos cuantos años después encargaron al bebé que ahora espera Kuroko.

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—¿Midorima-kun?

—Bastardo, te estamos hablando.

—Ya los escuché, idiota, ¿A qué han venido, nanodayo?-gruñí sintiéndome avergonzado por recordar hechos del pasado y preparé mi trago de nueva cuenta- Porque Seirin y Kaijou quedan muy lejos.

—¡Vine a compartirte una buena noticia, Midorimacchi! ¡Muy pronto serás tío! ¡Aominecchi y yo seremos padres!

Literalmente escupí en la cara de Kagami por la noticia. Me quedé estupefacto por la noticia. ¿Ese par serían padres? ¡¿ESE PAR?!

—¡Midorima! ¡Eso fue asqueroso!

No me lo esperaba, honestamente no me lo esperaba. Cuando me enteré del embarazo de Kuroko, casi me da algo. Sé que no lo demuestro, pero Kuroko es una persona muy importante ya que es parte del grupo y todos los demás también. Aunque no se los demuestre. Aunque algunos no se lo merezcan. Pero Kuroko es como mi hermano menor, demasiado noble e inocente, así que le ayude a Akashi a probar si Kagami era apto para estar con Kuroko.

Pero eso de Kise, bueno…aunque es un idiota, chillón y exagerado, también lo aprecio. A pesar de que me saque de mis casillas casi todo el tiempo.

—¿Midorimacchi? ¿Todo bien?

—…Sí. Felicidades, Kise.- me tomé otro trago de golpe- Felicítame también a Aomine. Debe estar como un gorila con banana, nanodayo.

—Muy gracioso, Midorimacchi, pero cuando se lo dije a Aominecchi se desmayó del susto.- una gota salió en mi cabeza. Aomine no podía ser más idiota.-Y por cierto, Akashicchi ya lo sabe: me felicitó pero andaba medio raro.

—Ese enano siempre anda raro.- murmuró Kagami en voz baja limpiándose la cara-¡Kuroko!

Kuroko lo había pateado en la pantorrilla de manera inesperada y luego lo fulminó con la mirada.

—Akashi-kun no está raro, él…mejor que se los cuente después.

—Como sea, debo suponer que se quedarán a pasar la noche aquí…¿Dónde están tus escoltas, Kise?

—Kasamatsu-san está afuera conversando con Susacchi-san, Kimuracchi-san y Miyajicchi-san. Vinieron todos porque Aominecchi quería que viniese bien protegido.- suspiró el rubio recargándose en el respaldo del sillón-También vino Kiyoshicchi-san para cuidar a Kurokocchi. Hubo altercados en el distrito del sur de Okayama, en mis dominios. Al parecer unos rebeldes quieren pasarse de listos pero ya Aominecchi está tomando cartas en el asunto.

—También hubo altercados en Nigata, cerca de las  fronteras con Yosen y Shuutoku, Midorima-kun. Esto es serio.- vi a Kuroko demasiado serio pero con preocupación en sus ojos. Kagami lo ayudó a sentarse mientras me enviaba una mirada cómplice-Los disturbios están en zonas fronterizas de los imperios…

—Trata de calmarte, Kuroko, no le hace bien a tu hijo que te alteres.- miré a Kagami y a Kasamatsu, el cual recién había entrado a la habitación- Mañana nos reuniremos en la sede central de Tokyo: avisen a Murasakibara y a Aomine mientras yo avisaré a Akashi y a Nijimura-san. Esto nos compete a todos. Kasamatsu, Kagami: llévenlos a que descansen, fueron muchas emociones por hoy, nanodayo.

Ellos se retiraron mientras yo procedía a hacer las respectivas llamadas. Avisarles a los líderes de los imperios y más por esta situación es desgastante.

—Sí, Shintarou, sé lo que está pasando y ya he habilitado la mansión.- suspiró Akashi, Oyabun de Rakuzan, del otro lado de la línea- De hecho ya estoy en la ciudad, y marqué a Shuuzou-san: está ocupado solucionando unos negocios en Alemania pero brinda todo el apoyo para lo que se vaya  a hacer.

—Esto es serio, Akashi, estos disturbios son muy sospechosos.

—Nadie se pasará mi autoridad. Mis órdenes son absolutas.

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Un mes después

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—Shintarou, ¿Me estás escuchando?

—Lo siento, Akashi, estaba distraído…¿Qué decías?

—Hablo de que en dos días más es tu cumpleaños. Y que te estoy organizando una fiesta en tu honor.- vi masajear el puente de su nariz-Ni vayas a escaparte.

La situación se pudo controlar pero aun así no podíamos descontrolarnos. Para mejorar la situación, nos movimos a la sede principal y de ahí monitoreábamos la situación. Aomine tuvo que moverse a la sede central para que cumpliera su papel como jefe de la policía a nivel nacional. Ese era su papel fuera de la mafia. Muchos debimos movernos haciendo más activo ese papel para no levantar sospechas en el alto mundo.

Kuroko, el Oyabun de Seirin, ejerce ahora como maestro de kínder y Kagami como cocinero del mismo lugar. Su Saiko-komon*, Ogiwara Shigehiro, trabaja como maestro de deportes. Sorpresivamente su Wakagashira, Kiyoshi Teppei, el cual está como director del lugar  está muy junto de la, ahora mano derecha, de mi antiguo sensei: Hyuga Junpei. Algo sospechoso, no se me pasaría por alto.

Kise, Oyabun de Kaijou, puso una casa de modas en el centro de la ciudad y Kasamatsu, su Saiko-komon, es su ayudante. En la misma trabajan varios de los Wakashu* de Kise como modistas, para el horror de los pobres hombres.

Aomine, Oyabun de Touou, es el jefe de la policía teniendo a su ahora Saiko-komon, Susa, como su segundo al mando. Esto porque el anterior a él, Imayoshi, recibió órdenes directas de uno de los antiguos de permanecer en el centro de la ciudad teniendo a cargo un club de amplia fama.

Akashi se estableció en una de las sedes de su cadena de empresas, especialmente de la de Tokyo. Se trajo a su trío maravilla: su Saiko-komon y asistente personal, Mayuzumi Chihiro, su Wakagashira* y Shateigashira*, Nebuya Eikichi y Hayama Kotaro respectivamente. No sé por qué, pero Akashi parecía muy feliz acerca de quedarse, de hoy no pasa para que le saque la sopa.

Murasakibara hizo lo mismo pero con su cadena de pastelerías. No sé cómo él llegó a ser un mafioso…pero bueno. Se trajo a su Saiko-komon (Fukui Kensuke) junto con sus dos miembros (Liu Wei y  Okamura Kenichi) y  a su séquito, descomunal, de guardias. Mis hombres me informaban de las constantes visitas de Murasakibara hacía el hospital privado de Tokyo, el cual es propiedad de mi antecesor. Debía averiguar un poco más del asunto.

Los “antiguos” o Kumicho*  (fueron informados de la situación y dictaminaron una solución: el exterminio de las amenazas. El más decidido en ello era mi antecesor, no sé por qué pero él quería que se exterminaran ya. Mi antecesor es una persona muy reservada, cuando estuve bajo su ala sus entrenamientos fueron muy duros pero llenos de disciplina. Aprendí todo lo que soy gracias a él, e incluso decidí ser un médico igual que él en su vida de “tapadera”.

Curiosamente revisaba uno de los sobres que me mandó el sensei y que según Otsubo, uno de mis hombres, tenía con carácter de suma urgencia. Eso es raro: sensei no me pedía esto a menos que fuese algo importante. Estuve a punto de terminar de revisarlos pero Akashi llegó y me interrumpió.

—Por favor no hagas nada tonto o raro para esa fiesta. Sabes que no me gustan como las que hacen Aomine o Kise, nanodayo…

—Por supuesto que no, Shintarou, como si no me conocieras bien. Tu fiesta fue planificada perfectamente y la vas a disfrutar.- su sonrisa maligna no me gustó para nada.-Ya me lo agradecerás después.

—Por cierto, Akashi, Miyaji me dijo que te habían visto en una lujosa joyería del centro de la ciudad. Tú no eres muy afecto de las joyas.- fruncí mi ceño al escuchar su risa mientras tomaba de su té y sacaba el juego de shogi para tener una partida. Lo organizó todo en menos de cinco minutos y al poco rato ya estábamos jugando.

—Eres muy perspicaz, Shintarou, pero está bien: te lo voy a contar.- movió una de sus piezas después de que yo lo hiciera-¿Recuerdas el día del tiroteo en uno de los puntos clave del distrito de Shizuoka?

—Por supuesto: fue un gran desastre ya que la situación se descontroló al punto en que tuvieron que intervenir tu antecesor junto con el antecesor de Kuroko debido a que el conflicto fue en el territorio de Seirin.

—Ese día yo estaba ahí para lograr unos acuerdos con  Kuroko para establecer una alianza en esa zona fronteriza: una triple alianza extra con él, contigo y conmigo. Pero hubo infiltrados de rebeldes enemigos quienes comenzaron a dispararnos. En ese conflicto yo resulté gravemente herido: una de las balas me dio en el abdomen, otra en el costado y otra en una pierna. Estaba perdiendo mucha sangre y casi no podía mantenerme consciente. Eikichi logró llevarme a un hospital antes de que me desangrara. Para que no hubiese mayor problemas me llevó al hospital de tu antecesor, en Tokyo, y ahí me pudieron atender.- prendió un puro y comenzó a fumar mientras yo preparaba unos tragos después de haber movido una pieza- Al despertar y querer fugarme de ahí, un enfermero joven me detuvo y prácticamente me obligó a quedarme ahí. Le amenacé porque no toleraba que alguien me desafiara, pero él no se doblegó por mis comentarios mordaces ni por mis amenazas. Estuvo cuidando de mí las dos semanas que estuve internado y prácticamente mangoneó a todos mis hombres cuando trataron de sacarme.-rió moviendo una pieza y dando un trago después- ¡Obligó a Eikichi a quedarse afuera de la habitación ya que este me traía comida decente! ¡A Kotaro le obligó a reparar una ventana que rompió para un escape! ¡Y a Chihiro lo dejó sin palabras cuando este se disponía a ayudarme a escapar! ¡¿Te has dado cuenta?!

—Akashi…

—Después de que me dieron el alta médica, regresé de inmediato a Kyoto pero no pude sacármelo de la cabeza. Su mirada, su voz, su aroma, su todo. Quedé completamente atrapado por ese chiquillo, por ese pequeño chihuahua que se atrevió a ponérsele al brinco al león.- tragué saliva cuando vi en la mirada desigual, y psicópata, de Akashi un brillo extraño y especial que tienen solo algunas personas…como Kuroko cuando encontró a Kagami.-No puedo quitármelo de la cabeza, cada vez que lo intento su recuerdo vuelve a mí con una intensidad que no puedo resistir.

—…Estás enamorado, nanodayo.- musité dando un trago largo y rellenándolo de nuevo-Puedo notarlo perfectamente: te escuchas igual que Kuroko cuando nos dijo de su amor por Kagami.

—Sé que sonará tonto pero tienes razón, Shintarou. Estoy enamorado.- suspiró moviendo una pieza dando finalizado su encuentro. Después me sonrió de manera tétrica tomando de manera elegante la copa para dirigirla a sus labios-Y él será mío: ahora que lo he encontrado no me detendré ante nada ni ante nadie para que sea mío. Haré lo que sea, mi voluntad es absoluta, Shintarou.

—Tendrás a una fierecilla a la cual domar. Pero espero que no te lleves una sorpresa… ¿No le dijiste quien eras?

—Por supuesto que no. No le dije quién era: él pensó que yo era un magnate.- murmuró de manera sardónica-Pero ya es hora de que actúe. Si quiero que Furihata Kouki sea mío debo actuar pronto.

—Como tú lo digas, Akashi, ¿Sabes algo de Nijimura?

—Shuuzou-san tardará en regresar, sabes muy bien que a raíz de lo sucedido con su abuelo lo que menos quiere es estar en Japón. ¡Qué ironía es esta situación! Enamorarse de la persona que fue criada para ser el nuevo esposo de su abuelo.

—Es una situación peculiar.- me acomodé los lentes recordando muy bien eso:

Nijimura Shuuzou, el ahora líder de Teikou, tuvo una infancia algo difícil: su padre desapareció cuando era un niño y el mandato quedó a manos de su abuelo, quien fue sanguinario y cruel haciendo un reverendo desastre de su mandato y provocando conflictos entre los demás clanes. Poco tiempo después, el viejo trajo a un bebé al clan y anunció que el niño sería su esposo cuando cumpliera la mayoría de edad. Con el paso de los años, ambos niños crecieron y se enamoraron uno del otro de manera incondicional. Nosotros, los demás herederos, fuimos testigos de cómo se amaban. Pero el maldito viejo mandó a Nijimura lejos, a un entrenamiento especial, cuando Izuki Shun- el que sería su nuevo esposo- cumplió los catorce años. A los pocos días, el anciano hizo oficial la boda y se casó obligando al más pequeño. Los “antiguos” vieron esto como un acto cruel y bajo, pero no podían hacer nada: una vieja ley lo impedía. Dos años más tarde, Shun consiguió escaparse y hasta la fecha no sabemos de él.

Nijimura regresó, ya que no pudimos avisarle porque nos bloqueaban de inmediato, pero al enterarse de lo sucedido entró en cólera y como legítimo heredero revocó la autoridad de su abuelo. El viejo se puso roñoso y quiso acabar con él pero nada pudo hacer: el grupo de los “antiguos” estaban apoyando a Nijimura y pronto éste lo desterró. Pero eso no fue de mucho consuelo: Shun estaba desaparecido y por más que lo buscó no lo encontró. Y en total ya van cinco años.

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—Pero lo hará pronto. Tengo un as bajo la manga que lo hará regresar pronto.- su sonrisita no me gustó para nada. Después frunció el ceño de manera inesperada-Shintarou, no sé si sepas de esto, pero…Atsushi anda viniendo mucho a tu territorio. No ha querido decirme a qué, pero se me hace muy sospechoso.

—Viene al hospital privado de Tokyo, el cual es propiedad de mi antecesor: viene a visitar a un paciente del mismo el cual se llama Himuro Tatsuya. Es un chico de 24 años el cual mi antecesor me pidió que tuviese a cargo: padece una enfermedad rara en el corazón.- saqué de mi cajón el expediente del chico y se lo entregué para que lo viese. Su expresión fue cambiando gradualmente a medida que leía-A mi criterio es una enfermedad grave, dado lo que me reporta sensei.

—¿Sospechas ya de algo en específico?

—Tengo una posible idea, creo que se trate de una llamada síndrome de Romano-Ward, nanodayo. Pero estaré más confiado en cuanto le examine y le haga las pruebas necesarias.

—¿Tomarás el caso?

—No puedo jactarme de una orden de mi sensei, Akashi, pero tu duda va más allá…- entrecerré los ojos y le observé ya que su gesto había cambiado drásticamente-¿Piensas que Murasakibara esté interesado en él?

—Atsushi es una persona extraña, sanguinaria y cruel. No es de las personas que andan haciendo caridades ni mucho menos visitan a completos extraños de hospitales.- siseó mostrándome de nuevo los archivos. Hizo énfasis en la fotografía en ellos-El chico es sumamente hermoso, lástima de su enfermedad y por el hecho de que sea invidente. Pero, es muy probable que Atsushi  esté interesado en él. Si dices que has sido alertado de su constante presencia en donde está este chico eso es un gran indicio, Shintarou. No por nada cuida de su presa y vela por él en persona.

—Deja de sonar como un depredador, Akashi, nanodayo.

—Como si no lo fuésemos, Shintarou. Ahora averiguaré como fue que Atsushi conoció a este chico.- se levantó y caminó a la salida-Mientras tú, Shintarou, prepárate para tu gran fiesta.

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El día de la fiesta llegó y ahora estaba reunido con todos mis amigos, supuestos, y demás personas allegadas a nosotros. El maldito de Akashi sí que se lució con la fiesta. El lugar estaba espléndidamente decorado y el ambiente era perfecto. Parecía como si estuviésemos en un elegante club, como en uno al cual Akashi y los demás visitábamos constantemente en Las Vegas. La música amenizaba muy bien el ambiente, y todo marchaba bien.

Vi a Murasakibara estar demasiado tenso y parecía que en cualquier momento iba a salir disparado huyendo del lugar. No parecía del todo cómodo en el lugar y gruñía de vez en cuando.

—Murasakibara, ¿Qué te sucede? ¿Por qué actúas de esta manera, nanodayo?

—Quiero irme de aquí, Mido-chin, no puedo permanecer en este lugar.- gruñó tomando de golpe el trago que le habían traído- Tengo que irme, ahora.

—Has estado actuando muy raro, Murasakibara, ¿Qué te traes entre manos? ¿Acaso la razón por la cual te quieres marchar se llama Himuro Tatsuya?- su cara se deformó entre la sorpresa y la molestia-Bingo, he dado en el clavo, nanodayo.

—Tu antecesor te lo dijo, ¿Verdad?

—Algo por el estilo, ¿Qué te traes con ese chico? ¿Qué es para ti?

—Ese no es asunto tuyo, Mido-chin, después hablaré contigo.

De repente Akashi se paró y se marchó en dirección fuera del salón donde minutos después apareció abriendo un poco el telón del escenario del lugar ocasionando que se escuchasen aplausos por parte de los invitados.

—Damas y caballeros, bienvenidos. Esta noche, estamos aquí reunidos para celebrar el cumpleaños de uno de nuestros miembros más importantes y valioso integrante de mi grupo selecto de amigos: mi fiel socio, mano derecha y mejor amigo, Midorima Shintarou.

De nueva cuenta los aplausos volvieron y Akashi los apaciguó para poder continuar.

—Amigo mío, esta noche te he preparado además de esta fiesta, un magnifico regalo de cumpleaños que nunca olvidarás. Solo me queda decirte que disfrutes del show.

No entendí lo último pero al abrirse el telón todos los invitados empezaron a jadear y a silbar como si estuviesen viendo a sus fantasías realizadas. Si bien eran bailarines con cuerpos muy sensuales no había manera de que cayera preso por uno de ellos.

Hasta que uno de ellos captó principalmente mi atención: su cabello es negro, brillante y sedoso al tacto; su piel, a pesar del maquillaje, tenía secciones donde lucía blanca y tersa; sus ojos, enigmáticos y cautivadores, de una tonalidad azul grisácea; sus labios carnosos y que te invitaban a besarlos; su silueta delgada y tonificada, con curvas perfectas, un hermoso ejemplar digno de ser admirado. Muchas gracias, Akashi, por tan magnifico regalo.

La música comenzó a hacerse más fluida y llena de ritmo y pronto ese bailarín junto a sus acompañantes comenzaron a danzar al ritmo de la música. No podía despegar mi mirada de él: como movía sus caderas, como su silueta danzaba, como su cuerpo exudaba erotismo y sensualidad. Literalmente estaba hipnotizado, me había vuelto loco por esa belleza de ojos azules.

Pronto comenzó a hacer su danza pero en el aire y moviéndose de manera descarada, provocándome, seduciéndome con sus sensuales movimientos y sus fieros ojos, incitándome a tomarlo entre mis brazos y a hacerlo mío. Única y exclusivamente mío.

Cuando estuvo a mi alcance no me lo pensé dos veces cuando lo tomé de manera firme interrumpiendo su danza aérea y lo besé sintiéndome dichoso y pleno al saborear sus labios carnosos. Su aroma era a frutas exóticas, canela y a vainilla, sus labios sabían a miel y a manzanas, un sabor exquisito; su piel era tan sedosa como imagine que no tuve reparos en recorrerla con mis manos a todo mi alcance posible.

—¡Midorimacchi! ¡Ya escogiste a tu regalo! ¡Tienes buenos gustos, picarón!

El chillido de Kise me sacó de mis ensoñaciones y lo hizo en el momento en que sentí los ojos azules de mí ahora obsesión en mí, tan cálidos y ardientes. Eso duró poco porque sentí que algo cubrió mis ojos y cuando me quité el lazo de seda él ya estaba lejos. Discretamente guardé el lazo en mi bolsillo viendo cómo se acababa el show entre aplausos. Vi a Akashi a poca distancia de donde estaba yo y en cuanto acabara esto iría donde él para que me dijese todo. Quería a ese bailarín en mi cama.

Lo que no me esperaba, y cosa que me hizo encender mi rabia, fue que uno de los invitados agarró a mi halcón de una pierna y lo estaba jaloneando. Me llené de furia al instante porque mi ángel trataba de liberarse y lucía asustado.  Me paré dispuesto a intervenir pero Akashi me detuvo y me indicó con la mirada para que no interviniera.

—¡O-oye tú, belleza! ¡B-baila para mí!- era oficial: ese imbécil iba a morir en mis manos por manosear lo que es mío. Pero lo que no me esperaba fue que uno de los bailarines arremetiera contra el tipo ese dándole semejante patada que lo dejó medio muerto.

—¡Suéltalo, idiota!

Los bailarines, los otros, se llenaron de pánico por lo ocasionado y esto comenzó a salirse de control cuando allegados del tipo ese se acercaron de manera amenazante a los bailarines. Akashi tronó los dedos dando órdenes silenciosas de que sacaran al tipo y a sus allegados y les dieran “un escarmiento” por lo que habían ocasionado. Los bailarines salieron huyendo del lugar de manera rápida sin dar tiempo a nada. Chasqueé mis dedos y de inmediato Miyaji acudió a mí junto a Otsubo y a Kimura.

—¿Sus órdenes, Oyabun?

—Quiero que vayan tras los bailarines, no los dejen escapar.- siseé levantándome de mi asiento y siguiendo a Murasakibara el cual me pedía con la mirada que lo siguiera-Y al de ojos azules, lo traen a mí. Los quiero sanos y salvos, especialmente a él.

—Sí, Oyabun.

Ellos se fueron corriendo y yo seguí a Murasakibara hasta la oficina principal donde estábamos todos. Bueno no todos: Kise, Kuroko y Kasamatsu no estaban en el lugar. Kagami estaba hecho una fiera caminando de aquí para allá y Aomine también. Akashi daba órdenes, al llegar al lugar, y su asistente marcaba y obedecía a toda marcha.

—¿Qué sucede, Murasakibara?- murmuré en voz baja-¿Qué es lo que quieres decirme?

—Quiero que salves a Muro-chin.-¿Muro-chin?... No hice muchas conjeturas para saber a quién se refería-No te lo dije porque tu antecesor me lo ha impedido, pero…sálvalo y estaré en deuda contigo por toda la vida. Si es necesario con un pacto de sangre…

—No hay necesidad de ello, Murasakibara, haré lo que esté en mis manos.- vi la desesperación en su mirada y solo atiné a suspirar- Vete ahora. Iré después.

Tan pronto como dije eso Murasakibara desapareció de manera veloz y en menos de cinco minutos escuché como un auto salía a toda velocidad de la propiedad. Akashi me miró con interrogantes en los ojos y procedí a explicarles a todos los que estaban presentes de la relación o lo que sea que tuviese Murasakibara con el muchacho del hospital.

—Es una belleza: delicada, cautivadora, sensual, como me gustan.

—Que no te escuche Kise, Ahomine, porque te deja sin pelotas.- rió Kagami y luego reparó en mi persona-¿Qué te pasa, Midorima? ¿Estás molesto porque tu pajarito se fue de tus garras?

—Mejor cállate, idiota, que Kuroko se te fue sin que te dieras cuenta.

Quince minutos después aparecieron Otsubo y Kimura luciendo malhumorados y Kimura con unos golpes encima.

—¿Qué pasó? ¿Dónde están los bailarines?

—Escaparon, Oyabun, además de que su “bailarín de ojos azules” noqueó a Kimura.- gruñó Otsubo y del coraje aventé mi trago hacia la pared haciéndose añicos.- Miyaji fue tras de ellos y me llamará en cuanto los ubique.

—¡Demonios! ¡Maldita sea!

—Cálmate, Shintarou, no te exasperes.- miré rabioso a Akashi el cual me ofrecía otro trago-Tengo la solución a tus problemas.

—¿Ah, sí? No me digas.- murmuré de manera sarcástica y burlona con un montón de venitas en mi cara producto del coraje. Todo por la culpa de ese imbécil que se atrevió a tocar a mi halcón, ese malnacido sabrá que la propiedad de Midorima Shintarou no la toca nadie.

—Tengo toda la información de tu adorado “halconcito”: su fecha de nacimiento, donde vive, su nombre completo, hasta el último detalle de puedas imaginarte.- Akashi me extendió un sobre enorme con muchos papeles y si mi enojo estaba por los cielos, ahora se esfumó dándole paso a la felicidad. Muy pronto lo iba a tener conmigo, muy pronto él iba a ser mío. –Feliz cumpleaños Shintarou.

Dos horas después Miyaji me llamó diciéndome que los bailarines estaban en el hospital privado de Tokyo. Me alarmé y de inmediato Otsubo me llevó al hospital por pedido de urgencia mío. Iba con el alma en un hilo mientras pensaba que demonios había sucedido. Miyaji logró contarme, en el trayecto por teléfono, que los bailarines habían huido y que en el camino uno de ellos, el mayor, se había sentido mal. Decidieron llevarlo al hospital y en el camino fueron agredidos por unos rebeldes callejeros. Uno de ellos estuvo a punto de abusar de mi halconcito pero afortunadamente Kise, Kuroko y Kasamatsu llegaron a tiempo. Los llevaron al hospital y más me alarmé cuando Miyaji me dijo que a mi halconcito lo habían internado debido a que había colapsado. Él correspondía al nombre de Takao Kazunari, y pronto iba a ser mío.

Al llegar al hospital, de inmediato fui interceptado por mi sensei el cual me guió hacia su oficina. No lucía muy contento, por su cara, y mucho menos me iba a dejar salir de ahí limpio.

—¿Qué tienes que ver en esto, Shintarou? ¿Qué demonios les hiciste?-cerré la puerta con seguro y después ambos nos sentamos-Quiero explicaciones Shintarou, ahora.

—No tengo nada que ver, sensei, yo no provoqué esto. Ni les hice nada.- siseé sintiéndome amenazado y un poco de luz me llegó iluminando mi razonamiento-¿Qué tienen que ver ellos con usted, sensei?

—Eso es un asunto que no te compete por el momento, Shintarou. Limítate a atender a Himuro Tatsuya, no te metas con ellos.-gruñó de manera amenazante pero aun así no me iba a amedrentar. Tenía que saber que parentesco tenía mi sensei con ellos para que reaccionara de esta manera.  

—¿Por qué actúa así, sensei? ¿Acaso trata de algunos familiares suyos?

—Lo único que te diré es que son mis protegidos. Mantente al margen del asunto.- su siseo sonó a amenaza y eso me hizo sentir un poco furioso: sé que está contra las reglas, la número 7 si no me falla la memoria, el ir contra la propiedad de los antiguos. Pero eso ya no me importaba: no ahora que Takao Kazunari estaba en medio de toda esta situación.- Considérate advertido.

—Sensei, hay algo que usted me había prometido cuando logré que lo sucediera para gobernar Shuutoku.- caminé a la salida y me detuve en la puerta para dirigirle una mirada-Y ya he decidido reclamar lo que me prometió.

—No te atrevas, mocoso, ni se te ocurra.

—Muy tarde, sensei, reclamo a Takao Kazunari como mío.-le miré desafiante sin amedrentarme- Él será mío cueste lo que cueste.  Y a quien se atreva a tocarlo, lo mataré con mis propias manos. Regla número 12 del código.

—Maldito infeliz.

.

.

Me fui a descansar a la mansión para pensar muy bien en mi próxima estrategia: debía hacer algo pronto para que Takao Kazunari estuviese pronto en mis brazos. Al precio que sea y sin perder más tiempo. Me serví más whisky a mi copa y lo bebí enseguida, me estiré en mi cama y revisé los papeles tanto de Himuro Tatsuya como los de Takao Kazunari.

Los papeles de Himuro Tatsuya no fueron tan difíciles de leer: los antecedentes médicos del chico delataban la enfermedad que yo ya imaginaba. Tendría que hacer estudios para corroborarla e iniciar un tratamiento de inmediato puesto que su vida se había visto ya amenazada. Más aún, me intrigaba saber cómo Murasakibara llegó hasta él, me pregunto cómo demonios lo conoció puesto que Murasakibara no es una hermanita de la caridad ni mucho menos es un misionero de buena voluntad.

Ahora los otros papeles: resulta que Takao Kazunari es el hermano menor de Himuro Tatsuya. Sensei debió cambiarles los apellidos por seguridad. Ambos quedaron huérfanos cuando sus padres murieron en un accidente y en el cual Tatsuya quedó ciego. Escaparon del orfanatorio donde estaban y fueron acogidos por Mibuchi Reo, un bailarín sumamente cotizado y el protegido número uno de mi sensei. Él junto con Hanamiya Makoto, el otro protegido de sensei, criaron a los niños y les cuidaron como una verdadera familia. Además de que ahí viven Furihata Kouki- al ver la fotografía supe por qué Akashi estaba muy apurado en quedarse en Tokyo- además de Izuki Shun y el pequeño hijo de este.

Esto si era una verdadera bomba. No pude evitar reírme de la ironía y lógica de la situación. Izuki Shun, el amor de toda la vida de Nijimura, estuvo todo el tiempo bajo mis narices sin que yo pudiese darme cuenta. Y por si no fuese poco, con un hijo. ¡Un hijo! Si el niño resultara ser hijo de Nijimura, o en su defecto del abuelo de este, Nijimura no se iba a detener hasta conseguir que volviera a él. No ahora, no después de haberlo perdido.

Regresé mi vista a los papeles donde me indicaban que Takao, Mibuchi, Izuki y Hanamiya trabajaban en el club nocturno de Imayoshi Shoichi, Furihata trabajaba en el hospital privado de sensei como enfermero y Himuro era cuidado por el mismo aunque venía seguido a revisiones al hospital.

Tomé la fotografía de Takao Kazunari y delineé el contorno del mismo rostro recordando la suavidad de sus labios, la sedosidad de su piel, la intensidad y belleza de sus ojos, seduciéndome en mi mente, incitándome a que lo tomara. No me lo sacaría de la mente nunca más.

Tomé esta fotografía y la coloqué en un marco hecho de mármol, además de que en una esquina anudé el listón de seda que me colocó. Era un hecho obvio: Takao Kazunari llegó a mi vida como una estrella, como una luz, una intensa luz que iluminó mi oscuro ser. Con su sola mirada me tuvo a sus pies, seduciéndome con su esencia, conquistando y robándose mi corazón como un gitano seductor. Takao Kazunari, ¿Cómo osas desafiarme de esta manera? ¿Cómo osas entrar a mi vida y causar estragos en esta sin hacerte responsable?

¿Sí, Oyabun?

—Ven a mi oficina de inmediato, Miyaji, y trae a Otsubo y a Kimura contigo. Hay mucho trabajo por hacer.

Enseguida, Oyabun.

Muy pronto, Takao Kazunari, muy pronto estarás en mis brazos. No me detendré ante nada ni ante nadie, haré lo que sea, hasta lo imposible. Lo que Midorima Shintarou quiere lo consigue, sin importar el costo o lo que sea.

Y tú eres eso que quiero.

Muy pronto serás mío.

Notas finales:

NOTA: Abreviaturas de posiciones de la mafia, adaptadas para este fic. Algunas no son las mismas, las adapté para los mismos propósitos del fic.

*Oyabun: Líder de la mafia en las zonas distritales (Kuroko y los de la Kiseki más Nijimura)

*Kumicho: Antiguos líderes de la mafia, son quienes rigen a los Oyabun (Aquí serían los entrenadores de los equipos de basket, después pongo nombres)

*Saiko-komon: Administradores de la mafia, segundos al mando en el caso del Oyabun (Ejemplo: Ogiwara, Miyaji, Imayoshi-ahora Susa-, Mayuzumi, Kasamatsu, Fukui)

*Wakagashira: Terceros al mando, se encargan de la seguridad y defensa del Oyabun (Otsubo, Kagami-cuando no está de esposo de Kuroko ni de Oyabun sustituto xD-, Susa, Okamura, Nebuya, Moriyama)

*Shateogashira: Cuartos al mando, se encargan de los “negocios sucios” y demás de los líderes (Kimura, Wakamatsu, Hayama, Liu, Kobori)

Aún faltan más, esto es solo el comienzo. Pronto les tendré listo el código de las reglas dentro de la mafia.

Hasta aquí le dejo yo. ¿Qué les pareció? ¿Les gustó? No olviden dejar sus comentarios. Nos leeremos pronto!

No hay adelantos en el cap puesto que como es un cap especial, los adelantos serían los del capítulo anterior a este.

Nos leeremos pronto.

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Moki Moki

Momoka Black ♣♠♦♥

 

 

 


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