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The lords of the mafia por Momoka Black

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Notas del capitulo:

Hola hola lectoras y lectores!

Espero que hayan disfrutado de esta semana.

Una disculpa por no actualizar este fic pero como había puesto en mis otros fics, causas ajenas y de salud me lo impidieron. 

Les traigo la conty que estaban pidiendo. Espero les guste mucho.

Agradezco enormemente a las personitas que me han comentado. Espero no decepcionarlas y espero que disfruten mucho este cap que con todo mi cariño va para ustedes. 

Saludos a todas y disfrutenlo!

 

Desperté con un fuerte dolor de cabeza, punzante y doloroso. Apreté los ojos al sentir un pinchazo en mis sienes y me levanté abriendo por completo mis ojos percatándome de que estaba en un lugar desconocido para mí. Se trataba de una oficina muy pulcra y ordenada, con elegantes cuadros, muebles de caoba, múltiples libros y costosos adornos. Yo estaba en una pequeña cama cubierto con una fina sábana de seda azul y con un mullido almohadón. Sentí una mirada fina en mí y al voltear para ver de quien provenía me asusté al ver a Midorima Shintarou sentado a pocos metros de mí mientras tamborileaba sus dedos en su pierna de manera elegante y después esbozó una sonrisa un tanto perversa.

—Por fin despiertas, halconcito.

—¿Qué pasó? ¿Qué me hiciste?-me traté de levantar pero fallé-¡¿Qué demonios me hiciste?! ¡¿Dónde estoy?! ¡¿Dónde está mi hermano?!

—Por principio de cuentas, no pensé que te causara tanta impresión el verme. Tuve que sacarte de ahí ya que te golpeaste muy fuerte al desmayarte y tardaste en despertar. Llevas un par de horas así. Tranquilízate, no te preocupes por tu hermano. Tuve que darle una medicación fuerte debido a que se puso mal cuando escuchó que te desmayaste. Está estable por ahora.-vio mis intentos de quererme ir pero me retuvo sujetándome de los brazos- ¿A dónde piensas ir?

—¿No es obvio? Quiero estar lejos de ti. ¡Suéltame!

—Eso no decías cuando estuvimos besándonos.-mis mejillas se tornaron de un tono rojo, cosa que él no desaprovechó-¿Lo recuerdas, verdad?

—Eres un maldito, ¿Cómo me encontraste? ¿Cómo nos encontraste?

—Tengo ojos por todos lados…además de oídos y bocas, bajaste muy rápido la guardia. Pero hasta la más poderosa fiera tiene su debilidad.

—Suéltame, infeliz, o voy a gritar.

—Grita, hazlo.

Sin embargo no lo hice, no fui capaz de hacerlo. Momentos después él me soltó después de orillarme al punto de volver a quedar en la cama mientras él sacaba un juego de instrumental junto con otras cosas más. Me dio mucho miedo y traté de liberarme, pero él volvió a detenerme.

—Quédate quieto.

—¿Qué vas a hacerme?

—Tomaré una muestra de tu sangre. Necesito descartar todas mis posibilidades.

—¿De qué estás hablando?

—La enfermedad de tu hermano, de la cual yo ya sospecho, es una enfermedad autosómica dominante. Esto quiere decir que es muy probable que tu la padezcas también.- eso me dejó helado-Por eso quiero descartar todas las posibilidades de que tu la presentes. ¿Has tenido algún síntoma extraño?

—N-no, siempre he sido muy sano.

—Eso no me dice nada. Podrías caer muerto un día de estos en caso de que la puedas presentar.-mi semblante se puso pálido por sus palabras-Así que quédate quieto. Ya hice las demás pruebas y solo me falta una prueba de sangre.

Sacó las muestras necesarias de manera precisa y con cuidado. Vaya, era buen médico. Pero el ser un mafioso lo arruinaba todo. ¡¿Qué estoy diciendo?! Sacudí mi cabeza una vez que me dejó una torunda con alcohol en mi brazo y después de que él se acercó a la mesilla cercana yo aproveché para irme al extremo más alejado de la habitación. Escuché su risa de espaldas y después lo escuché suspirar.

—Eres un ser demasiado intrigante para mí, Takao Kazunari, deberías sentirte orgulloso.

—¿Por qué? No le veo nada bueno a ser de interés para ti.- contesté sintiendo temblores por mi cuerpo. No sabía si eran por miedo, por rabia, o por deseo-Ustedes, los mafiosos, ya han hecho demasiado daño.

—Hablas como si nos guardaras mucho rencor.-en un momento inesperado lo tuve frente a mi con su profunda mirada verdosa luchando contra la mía-Dime, ¿Qué te hicimos?

—…-no iba a decirle los verdaderos motivos por los cuales lo odiaba, a él y a todos los de su maldita prole-Mucha gente a la que amo ha sufrido por culpa tuya y de los tuyos. He perdido a seres importantes por culpa de ustedes, ¿Eso no es suficiente motivo?

—Me das respuestas ciegas, mi halcón de ojos azules, así que no puedes referir tu odio a mí si me das esas respuestas tan poco válidas.

Quise gritarle todo lo que sentía a la cara pero no pude. No podía arriesgar a los míos, no por un arranque de ira. Ladeé el rostro chasqueando la lengua dispuesto a salir de ahí pero nuevamente me retuvo deteniéndome del brazo. Traté de liberarme pero él me ganó en fuerzas sosteniéndome de ambos brazos por encima de mi cabeza y al mismo tiempo retuvo mis piernas entre las suyas.

—Aún no hemos terminado de hablar.

—Sí, porque no tuvo un inicio.-siseé dándole una mirada molesta-Tu y yo no tenemos nada de qué hablar. Limítate a tus deberes y a mí déjame en paz.

—Suenas demasiado convencido, halconcito, pero tu cuerpo no miente. Ya no luchas por librarte de mí agarre.-mi cara se tornó roja del coraje-Puedes engañarte a ti mismo, pero tu cuerpo te delatará siempre.

—Eres un maldito. Te crees todo un maldito señor que puede conseguir todo con un chasquido de dedos y que el mundo entero se ponga a tus pies con una palabra que salga de tus labios.-escupí con toda la saña posible-Pero conmigo no funcionará. Yo no caeré ante ti. Yo seré la única cosa que jamás vas a poseer. Nunca voy a ser tuyo.

—¿Estás realmente seguro? Por lo visto tienes agallas, eso es lo que más me atrae de ti, lo que me hace perder la cordura.- su voz siseante y ronca me hizo doblegarme solo un poco-Tu actitud fiera y salvaje, eres un ave exótica demasiado codiciada, pero únicamente yo seré tu dueño.

—Por lo visto aparte de ciego eres sordo. Escúchame muy bien, mafioso de cuarta, jamás voy a ser tuyo. Jamás.-eso último lo remarqué y logré quitármelo de encima. Antes de salir giré solo un poco mi rostro para dedicarle unas últimas palabras-Y si insistes, lo único que conseguirás de mi será mi odio.

—¿Ni siquiera por la vida tu hermano?

Eso me paró en seco y me quedé ahí sin moverme. Estaba congelado por sus palabras. Mi respiración se agitó y mi corazón se aceleró. El miedo invadió mi cuerpo instalándose en cada fibra de mi ser. Traté de emitir alguna palabra pero mi garganta estaba cerrada. No podía ser cierto, él no podía amenazarme de esa manera.

—¿Q-Qué…?

—Justamente eso, halconcito, tu hermano al parecer no te importa tanto, creí que estabas a hacer lo que fuese por él.- lo sentí a mi lado sujetándome por la espalda y susurrando su aliento en mi oído-La vida de tu hermano está en mis manos y yo puedo hacer que se salve o muera. Pero…tú tienes la última palabra. Tú decides el destino de tu hermano.

—Maldito miserable, canalla…-sollocé lleno de rabia-¿Por qué? ¿Por qué me haces esto?

—Ya te lo he dicho: me atraes, me vuelves loco, y quiero tenerte para mí. Además, usaré todo lo que esté a mi alcance y hasta lo que no para lograr que seas mío, y si eso significa usar a tu hermano como medio para llegar hasta ti lo haré sin pensarlo dos veces.-me giró de manera veloz el rostro y después de besarme me soltó suavemente para irse-Tienes siete días para pensarlo, mi halcón: la vida de tu hermano a cambio de ser mío.

Me quedé ahí donde lleno de rabia e impotencia liberé mis lágrimas y mis gritos sabiendo que nadie me escucharía. ¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto? No había mucho que decidir. La vida de mi hermano estaba en juego y yo haría lo que fuese con tal de salvarlo. No importa qué. Incluso si debo convertirme en el amante del maldito rey de la mafia de Shuutoku.

.

.

—¿Kazu? ¿En qué piensas, cielo?

Me vi distraído al escuchar la voz de Reo-san llamándome. Puse mi mejor cara para no preocuparlo. A él ni a los demás. El plazo que le había indicado Midorima Shintarou se cumplía mañana y mi respuesta debía estar ya.

—Estoy bien. Solo un poco intranquilo.

—Sé que esto es algo inusual para todos pero estaremos bien.-Reo-san se sentó a mi lado y me revolvió los cabellos-Tatsu está respondiendo muy bien a la nueva medicación.

Eso era un punto a nuestro favor: Tatsu estaba mejorando poco a poco con el nuevo tratamiento pero aun así debía cuidarse mucho. Nos habían dado de alta a todos unos días después y ahora estábamos en casa. Kou-chan no había ido a trabajar al hospital debido a que Masaaki-sensei lo había asignado para que nos vigilase además del nuevo enfermero de Tatsu: un chico rubio llamado Kensuke-kun. Aunque sensei estuvo reacio, notó que Tatsu se llevaba bien con él al igual que el mismo estaba especializado en pacientes con enfermedades cardiacas. Además de que no sería tanto trabajo para Kou-chan.

—Eso es lo importante. Que Tatsu esté bien.- había algo que quería preguntarle a Reo-san pero no había podido sino hasta ahora-Reo-san, quisiera preguntarte algo.

—¿Qué sucede, Kazu?

—¿Qué era de lo que estabas hablando con sensei días antes cuando los sorprendí?

Su cara se puso sorpresiva y un tanto seria. Emitió un suspiro mientras revolvía sus cabellos de manera nerviosa.

—Entenderé si no me respondes…

—Es algo de lo que hablaremos todos. Es algo que deben saber pero aun no es el momento.-me miró con cariño-Por ahora vayamos a comer. Ya después hablaremos.

Al llegar al comedor vimos a Mako-chan y a Shun-chan interrogando a Tatsu quien estaba rojo mientras abrazaba a un dormido Shuusei el cual mejor se acomodó en sus brazos mientras sostenía en sus manitas unos mechones de cabello de mi hermano. Su nuevo enfermero veía la escena divertido mientras acomodaba la medicación de mi hermano en unos pastilleros.

—Ya dinos quien es, Tatsuya, prometo no matarlo…bueno, eso no me lo creo ni yo.

—L-les repito que no se su nombre. Solo lo que les he mencionado…prometió decirme quien es cuando mi condición se restablezca.-habló todo tembloroso y rojo mostrando una sonrisa nerviosa-T-también prometió venir a v-visitarme aquí.

—Ya no atosiguen a mi hermano.- aunque yo por dentro estaba más que ansioso por ver a ese ingrato. Tenía tantos deseos por conocerlo y darle una paliza por haber hecho llorar a Tatsu-No es bueno que tenga muchas emociones.

—Hmp, lo dejaremos por ahora. Aunque eso no nos dice mucho.-bufó Mako-chan cruzándose de brazos-Podría tratarse de un hippie, incluso de esos malditos monos que ve Shuusei en la televisión.

—Se llaman teletubies, Makoto, y no existen realmente. Estás exagerando.

—Como sea, Shun, solo quiero que me expliquen cómo demonios encontraremos a una persona con el cabello color morado y que huela a dulces. Porque estas cosas no son nada baratas. Ni con mi pobre sueldo podría comprar una caja de estas.-señaló los libros y chocolates-Además, no hay muchas personas con el cabello morado y las únicas que yo conozco…-Mako-chan se quedó callado con una mirada demasiado sorpresiva y por demás aterrada. Iba a preguntarle pero hizo un ademán con la mano diciéndome que después lo contaría-…están muy, muy lejos de aquí. Y no se han parado en Tokyo en más de veinte años. Pero regresando a lo otro, nos pagan muy poco.

—Mako, nos pagan bien.

—Ese inútil nos negrea, Reo. Exigiré mi aumento.- se volvió a mi hermano quien aún permanecía rojo-Pero, Tatsu, merecemos conocer a este individuo…tú no sabes quién es, ¿O sí?

Mako-chan se dirigió a su enfermero quien al instante negó con la cabeza y caminó hacia mi hermano con unas píldoras y un vaso con agua.

—No, no lo he visto desde que fui asignado a Tatsuya-san. Pero estaré atento a cualquier cosa. Tatsuya-san, debe tomarse estas pastillas.- Tatsu asintió siendo ayudado por el rubio quien dejó el vaso en una mesilla cercana para después ponerle una muñequera ajustando unos botones-Se la dejaré para ver como su frecuencia cardiaca reacciona ante el medicamento. Debo ir al hospital por otros medicamentos para Tatsuya-san. Si necesitan algo no duden en llamarme.

—Vaya con cuidado, Kensuke-san. Le esperaremos para cenar.

Él se retiró y después ayudamos a Kou-chan a preparar la cena para no dejarle más trabajo. Aunque él tenía unos cuantos asuntos más que lidiar al igual que nosotros: Kou-chan seguía recibiendo regalos más caros y finos por parte del sujeto con las iniciales AS. Kou-chan ya estaba algo harto pero no podía saber quién era ya que ni podíamos espiar a quien mandaba las cosas. Solo aparecían en la puerta de la casa y ya.

—Como sea, averiguaré que es lo que pasa. Ya me enfadé de todo esto…pero tú nos ocultas algo. ¿Qué es lo que pasa, Kazunari?

—Kou-chan…no sé realmente que hacer.-sollocé sintiendo mis lágrimas salir-Estoy entre la espada y la pared. Maldito Midorima Shintarou…

—¿De qué hablas? ¿Y qué demonios tiene que ver el nuevo médico de Tatsuya?

De repente escuché un ruido forzado en la puerta y los cristales pronto se vieron destrozados. El pánico me invadió al instante y más cuando escuché detonaciones de armas afuera de la casa. Rápidamente abracé a Tatsuya quien se espantó en el acto y Shun-chan tomó a su hijo en brazos quien despertó llorando.

—Vámonos de aquí. Hay que irnos al piso de arriba.

Corrimos de inmediato hacia el piso superior de la casa trabando las puertas de inmediato mientras tratábamos de llamar a alguien por ayuda. Los ruidos se hacían cada vez más fuertes y el pánico nos estaba dominando. Teníamos que ponernos a salvo. No sabíamos quienes eran ni porqué lo estaban haciendo.

—Kazu, suban y escóndanse en el ático de la casa. No salgan por lo que más quieran.

Me llevé a Tatsu y a Shuusei junto con Shun mientras Reo-san trataba de poner cosas para que la puerta no cediera. Sin embargo la misma cayó ante nuestras miradas y de la nada entraron muchos sujetos vestidos de negro quienes tomaron a Reo-san de manera brusca y rápidamente lo sometieron desmayándole. Mako-chan nos gritó que corriéramos mientras él lidiaba con unos cuantos. Pero no pudimos ya que de inmediato otros nos taparon la salida. Uno de los tipos pudo someter a Mako-chan y lo dejó inconsciente después de taparle la nariz con un pañuelo y un golpe.

—Por fin, después de mucho tiempo tenemos al altamente codiciado Yasha junto con Black Widow.- habló uno de ellos, un castaño de ojos verdes, sosteniendo el rostro de Reo-san muy cerca de él. Me revolví furioso deseando patearle hasta el cansancio-Pero nos hemos encontrado con más tesoros en el cofre. Es algo altamente egoísta que estas bellezas permanezcan alejadas de los demás.

Tatsu temblaba asustado en mis brazos y Shuusei lloraba desde los brazos de su madre. De un movimiento rápido tomé un florero y velozmente lo estrellé contra la cara de uno de los tipos aprovechando que no nos veía. Pero otro me arrebató a mi hermano y prontamente lo noqueó con un golpe en la nuca.

—¡Tatsu! Miserable bastardo. ¡No lo toques! ¡Déjalo! ¡Déjennos!-bramé mientras dos tipos me sujetaban haciendo que me quedara en el suelo. El tipo que había hablado me tomó el rostro de manera fuerte para que lo mirara. Pude soltar mi mano como para alcanzar a darle un fuerte arañón en el rostro, hecho que me valió un fuerte golpe que me dejó mareado.

—Ahora comprendo por qué el bastardo de Midorima ha puesto los ojos en ti. Eres una fiera muy hermosa y salvaje.-traté de soltarme sin éxito y viendo como Shun-chan sufría el mismo destino que los otros al igual que el pequeño Shuusei y Kou-chan quien le clavó unas tijeras filosas a un tipo en un costado-Pero yo te voy a enseñar modales, fierecilla, valdrás cada centavo.

—Asquerosa porquería, suéltenme. ¡Bastardos!

Uno de ellos se disponía a tomar a mi hermano en brazos para sacarlo de ahí pero se vio brutalmente atacado por el perro de Tatsu quien lo mordía de manera fiera en los brazos al tirarlo al suelo.

—Maldito perro.

Un disparo se escuchó y horrorizado vi como Bob caía al suelo muerto dejando un charco de sangre. Grité desesperado tratando de soltarme pero el que me había golpeado guardó su arma y tomó un pañuelo sosteniéndolo con fuerza en mi rostro. Por más que traté de luchar no pude, era algo imposible.

—Ya quiero ver la cara de Midorima Shintarou cuando sepa que nunca jamás tendrá a su adorado amante.

Eso fue lo último que escuché ya que todo se volvió negro.

MIENTRAS EN OTRO LUGAR

 

Los líderes de la mafia estaban reunidos en la mansión principal en Tokyo junto con sus respectivos antecesores. Todos ellos discutiendo y armando un plan para acabar con todo aquel ser que se revelara a sus mandatos, y debían actuar pronto antes de que sus intereses se vieran amenazados. Ahora que Nijimura había vuelto al poder y con extraordinarias noticias por darles: la mafia italiana acababa de cerrar un jugoso trato con ellos para aumentar su poder y estrechar sus lazos.

—¿Todos están de acuerdo con el plan? ¿Alguien tiene duda sobre alguno de los puntos?

Nadie habló ante las palabras de Akashi Seijuurou. Todos estaban de acuerdo. Discretamente Midorima veía a su antecesor el cual parecía querer matar a medio mundo, en especial a él. Luego de reclamar a Takao, su protegido, nada podía hacer el mayor: cuando un oyabun reclamaba a alguien como suyo nadie podía rebatir. Estaba en todo su derecho.

El mayor, por otra parte, oraba porque ninguno de esos mocosos mequetrefes bastardos, como secretamente los llamaba, se atrevieran a hacer de las suyas al reclamar a otro de sus protegidos. Suficiente ya había tenido con que su pupilo haya reclamado a Takao. No toleraría que al otro mocoso gigantón amante de los dulces se le prendiera el foco y reclamara a Tatsuya.  Debía ponerse muy alerta también porque el pelirrojo menor andaba muy cerca de Furihata-kun. No, eso no debía ni podía ser. Le prometió a esa persona que cuidaría muy bien de él y no permitiría que cayera en las garras de ese. Ni mucho menos, permitiría que Shun volviese a las garras de la mafia nuevamente. El pobre ya había sufrido demasiado. Y había sido muy, muy cuidadoso en ocultar su rastro para que el mocoso Nijimura lo encontrara pese a que este no le haría nada. Tampoco a Makoto, aunque este podía acabar con todos esos mocosos, pero aun así era su debilidad. Al igual que Reo, Reo más que nadie.

—Akashi, espero que ahora sí me debas decir lo que me prometiste.-Nijimura dio una calada a su puro mientras posaba su expresión seria en el mencionado-Estoy esperando ansioso esa respuesta. Sabes que no me gustan las sorpresas ni los misterios. Anda, desembucha.

—Por supuesto, Shuuzou-san. Hay algo de lo que debes enterarte. Algo que no puede mantenerse oculto por más tiempo.- Akashi miró a Midorima y a su antecesor, el cual lo fulminaba con sus letales ojos: maldito enano pelirrojo-Algo que mereces y tienes todo el derecho de saber.

—¿De qué se trata?

Masaaki se encontraba listo para interceder. El mocoso de Rakuzan olvidaba la regla que alertaba que si se metía con la propiedad de un Kumicho era la muerte. Nijimura aún no había reclamado a Shun, así que no había problema. Aunque eso significase una guerra entre clanes, en caso de que Nijimura se enterase de la verdad. Más sin embargo, se vieron interrumpidos por la abrupta llegada de uno de sus agentes, malherido y jadeante. Todos comenzaron a reclamar los motivos, y los guardias se pusieron alertas.


—¡¿Qué ha pasado?!

—Oyabuns, kumichos, nos han atacado-jadeó el hombre sosteniéndose el costado-Fueron miembros de un grupo de los Hijikata. Uno de los rivales de los principales clanes.

—¿Qué estás diciendo? ¿Qué demonios pasó?

—Kumicho Masaaki… atacaron la casa de las afueras. Se los han llevado. Se han llevado a sus protegidos.

Midorima y los suyos se pusieron fúricos al escucharlo todo y sabiendo a quienes se referían. Se habían llevado a Kazunari, a su Kazunari y a los protegidos de su sensei. Debían averiguar lo que pasó y no perder más tiempo de lo debido.

—Váyanse ahora.-voltearon a ver a Nijimura quien les señalaba la puerta y sabía la importancia de la situación-Yo me haré cargo de lo demás con los otros kumichos. Es mi deber después de todo como líder y Ou* de todos los distritos. Es hora de que vuelva a tomar mi papel que me corresponde.

—Yo iré con ustedes.

—De ninguna manera Tetsuya, en tu estado es peligroso.-rebatió Kagami ante lo dicho por el peliazul quien lo miró molesto-Quédate aquí en lo que debemos averiguar todo esto.

—Taiga...es mi deber como Oyabun de Seirin.

—Él tiene razón, Tetsuya, mejor quédate y me ayudas a resolver los acuerdos. Tú y Kise se quedarán conmigo.-vio que el rubio se iba a poner en las mismas que el otro a lo que se adelantó poniéndose serio-Son mis órdenes y las van a respetar. Regla número 3 del código: las palabras del Ou de la mafia se respetan y se acatan sin ninguna objeción. ¿Les quedó claro?

—Sí, Ou-sama.

—Entiendan que hago esto por protegerlos: son vulnerables en su estado y no me perdonaría por nada del mundo si los perdiera junto con sus hijos.-murmuró con un nudo en la garganta-Ya perdí a Shun y no quiero volver a perder a nadie valioso para mí. No mientras yo esté aquí.

—Shuuzou-san/Shuuzoucchi.

—Nuestro asunto y lo que debo decirte queda pendiente, Shuuzou-san, en cuanto recupere a Kouki te lo responderé.- Akashi recuperó la voz después de calmarse un poco-Mientras tanto, debemos ir a la casa para reunir pistas y concretar una estrategia.

—Kasamatsu, Kagami, vayan con ellos y me mantienen informado. Vayan ahora y resuelvan esto, oyabuns de Japón.

—A la orden, Ou-sama.

Los líderes al escuchar esto no perdieron tiempo en ir a la casa de los mencionados. Todos ellos iban con pensamientos nada alentadores en sus cabezas y cada vez estos se tornaban peores. Masaaki hervía de rabia. Estaba que echaba lumbre por sus ojos y emitía gruñidos parecidos a los de una bestia: se habían llevado a Reo, a Makoto, a Shun, al pequeño Shuusei, a Kazunari, Kouki y a Tatsuya. Pero no era el único: Akashi estaba hecho una fiera: esos malnacidos bastardos tenían a Kouki y podrían hacerle cosas que le hacían perder la cordura. Midorima no estaba mejor que él: sabían perfectamente que el líder de esos idiotas traficaba con hermosos donceles para hacerlos parte de su harem y ya podía imaginarse el destino de su adorado Kazunari en brazos de su mortífero líder. Murasakibara estaba histérico y por primera vez lo vieron de manera terrorífica: Tatsuya estaba muy enfermo, según le había explicado Midorima, y no podía pasarle nada o su corazón no resistiría. Y esto era algo demasiado malo para él. Pero Masaaki sabía quién era la verdadera joya de interés de esos malnacidos: Reo. Una joya y muy codiciada. No lo habían tocado por ser de su propiedad, pero habían rebasado el límite. Y los otros fueron un plus: Makoto era la segunda joya de interés y había muchos que lo querían para él, y Shun no se quedaba atrás.

Al arribar a la casa vieron todo hecho un desastre: cosas tiradas, vidrios rotos, signos de violencia. Parecía que un tornado hubiese arrasado con todo. Recorrieron las habitaciones y llegaron a la principal donde Murasakibara encontró al querido perro de su adorado Muro-chin muerto por una bala en la cabeza. Se acercó al perro y con lágrimas llenas de rabia sostuvo el cuerpo entre sus brazos.

—B-Bob-chin…

Quería mucho al canino y lo adoraba en secreto ya que fue por él por quien conoció a su adorado Muro-chin. Lo que terminó por llevarlo a la locura fue el pequeño collar de plata que le había puesto a su Muro-chin no muy lejos de ahí. Gruñidos de dolor y furia escapaban de sus labios: esos bastardos mataron a su amigo y se llevaron a su amado. Los otros no estaban mejor que él. Sino mucho peor.

—Aka-chin…se lo llevaron…se llevaron a mi Muro-chin…quiero matarlos...si algo le pasa a Muro-chin los aplastaré...

—Lo vamos a encontrar. A él, a Kazunari y a los demás.-respondió Midorima hecho una fiera ya que Akashi estaba tan rabioso que no podía responder.-Aquellos que resulten culpables pagarán.

—Fukui me ha informado que comenzó a rastrearlos. No tarda en dar con ellos.

Masaaki les miró haciendo que le pusieran atención. Todos ellos tenían un objetivo en común: sus protegidos y agarrar a esos bastardos quienes los secuestraron. Esos malditos iban a saber que con la propiedad de un mafioso, y más con su respectiva pareja, nadie se metía. Y aquel que lo hacía no veía jamás el sol. Volvería a la acción, después de permanecer en las sombras durante muchos años. Ahora todos sabrían del abominable y terrible poder del kumicho de Shuutoku.

—Escúchenme todos: quiero que los escuadrones especiales de cada distrito estén listos. Debemos rescatarlos sanos y salvos. En especial a Himuro Tatsuya debido a que puede morir.- de inmediato los chasquidos de dedos con órdenes silenciosas por parte del kumicho de Shuutoku-Los demás también son mi prioridad: los quiero sin un rasguño y a salvo. Antes del amanecer debemos recuperarlos. Y a esos bastardos los quiero muertos: ellos serán la primera plaga en caer.

—Esos malditos Hijikata sabrán cuál es su lugar. Sobre todo cuando tocan lo que es de mi propiedad.

Órdenes fueron dadas. Posesiones de mafiosos fueron robadas. Las más importantes a decir verdad. La regla número 10 había sido violada:

“Si un mafioso se robaba la posesión de otro, siendo específico la del Oyabun, del Kumicho o del propio Ou-sama, su destino y el de los involucrados era la muerte”.

Sobre todo porque se habían llevado entre ellos al amante del Ou, al legítimo Ou consorte y al pequeño heredero de todo.

La carne y sangre de los culpables sería el pago.

Cuando los señores de la mafia salían a escena el cielo se tornaba rojo sangre.

Notas finales:

*Ou-sama: Rey. (El capitán arcoíris por supuesto que sería el líder de todos ellos. Y su sub alterno próximo sería Akashi)

LAs reglas junto con sus explicaciones saldrán conforme suba caps. 

Bien, sería todo por hoy. Nos estaremos leyendo el próximo fin de semana con otro especial del club de los corazones rotos. Si puedo, si dispongo de más tiempo, subiré un cap más.

Hasta entonces y les deseo un bonito inicio de semana para todos ustedes!

Momoka Black


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