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Amante de su Marido [2Min] por Bora2minFlamer

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Notas del capitulo:

A leers!! n.n

Lamento subir actu hasta ahorita, tuve ensayo desde temprano y no pude hasta esta hora ;;

Espero disfruten n.n

Minho insistió en que quería que tuvieran una ceremonia religiosa, para sorpresa de Taemin, pero aún lo sorprendió más el nerviosismo que lo invadió al traspasar las puertas de la pequeña iglesia del pueblecito donde hasta entonces habían vivido.

Aunque Minho se había ofrecido a comprarle un traje de novio, el menor se había negado en redondo. Era un chico con sentido práctico, y la primera vez ya le había parecido un despilfarro gastarse un montón de dinero en algo que sólo iba a lucir un momento, así que esa vez optó por un traje y chaqueta de color crema.
Volvió la cabeza hacia su hijo, de pie a su lado, y le preguntó tiernamente:
— ¿Listo, Yoogeun?

El chiquillo había estado esperando ese día muy emocionado, pero habiendo llegado el momento parecía algo intimidado por los invitados sentados en los bancos de la iglesia, que se habían vuelto hacia ellos al verlos llegar.
Puso su mano en la de su madre, y juntos, al compás de la marcha nupcial interpretada al órgano por la señora Kim, la hermana del párroco, avanzaron por el pasillo central hacia Minho y el sacerdote, que los esperaban frente al altar.

En medio del insoportable tira y afloja de las emociones contradictorias que le agitaban, el castaño recorrió los últimos pasos conteniendo a duras penas las lágrimas. Kibum tomó el sencillo ramo de lirios que llevaba, pero cuando iba a acercarse a Yoogeun para que fuera con su esposo, su hijo, y él, Minho sacudió la cabeza con una sonrisa, y tomó la otra mano del pequeño.

Y así, con Yoogeun entre ellos, una mano enlazada con la de Tae y la otra con la de Minho, el párroco dio comienzo a la ceremonia que volvería a unirlos no ya sólo como esposos, sino también como padres.
— ¿Estas bien?

Con las campanas repicando a su salida de la iglesia y el sol brillando sobre ellos, Taemin asintió en silencio. El frío beso que el moreno le había dado cuando el sacerdote había consagrado sus votos había hecho que una estúpida melancolía se apoderara de él. ¿Qué había esperado? Al fin y al cabo no se casaba con él porque aún lo amase, sino por Yoogeun.
Y ésa era la misma razón por la que había accedido a casarse con él, se dijo con firmeza. «Déjate de romanticismos y pon los pies en el suelo, Taemin», se reprendió

El almuerzo se hizo en un restaurante del pueblo, y al término del mismo, tras despedirse de los invitados, entre los cuales no había familiares pero sí amigos, vecinos, y compañeros de trabajo, se fueron en el coche de Minho al aeropuerto, donde los tres tomaron un vuelo hasta Italia, donde iban a pasar unos días.

Al principio el castaño había protestado, pero Minho había insistido en que necesitaban pasar un tiempo los tres juntos y a solas, lejos de su entorno habitual, para empezar a acostumbrarse a ser una familia. Yoogeun desde luego no estaba teniendo ningún problema para adaptarse a la nueva situación. La palabra «papá» abandonaba sus labios con creciente frecuencia. Taemin, sin embargo, no era feliz, aunque sabía que debería alegrarse por su pequeño, y no podía quitarse de la cabeza algo que el moreno le había dicho la víspera de la boda:
—Quiero adoptar a Yoogeun, quiero que sea legalmente mi hijo.

Él , presa de la frustración y el dolor, había sido incapaz de responder. ¿Cómo iba a adoptarlo cuando ya era su hijo?.  Abrió los ojos perezosamente, no queriendo que se disipara del todo el sueño que acababa de tener, en el que estaba en la cama con Minho, los dos desnudos y abrazados a después de hacer el amor. Sin embargo, no estaba en casa, sino en la suite del hotel de Italia donde estaban alojándose, y al volverse en la enorme cama vio que el lado donde había yacido Minho... su marido, estaba vacío.

La noche anterior, al entrar en la espaciosa habitación y ver una camita supletoria junto al armario, se le había escapado sin querer un « ¿Vamos a dormir los tres aquí?».
—Creí que lo preferirías así —había respondido el moreno.
—Sí, sí, por supuesto —había asentido él, apartando el rostro para ocultar su sonrojo...

Y era lo más sensato que el mayor y él no tuvieran una habitación para ellos solos, pero aun así no pudo evitar comparar las circunstancias de su segunda luna de miel con la primera. Tal vez en esa ocasión el lugar donde se habían alojado no hubiese sido tan lujoso, pero el aire de la pequeña habitación había estado tan cargado con el amor y el deseo que sentían el uno por el otro, que él no la habría cambiado por la suite más elegante del mejor hotel del mundo. Sin embargo, aquellos días pertenecían al pasado, y no volverían, se dijo incorporándose.

Se fijó en que la cama de Yoogeun también estaba vacía, y algo intranquilo, se levantó de la cama. Habían llegado tan tarde al hotel la tarde anterior y él había estado tan cansado del vuelo, que cuando el mayor empezó a describirles las características del hotel y de la suite, apenas lo había escuchado, pero en ese momento, al abrir las puertas acristaladas que daban a un patio interior, se quedó sin aliento.

El hotel había sido antiguamente un pequeño palacio, y Minho había pedido que su habitación estuviera en la primera planta para que el niño pudiera corretear por el patio. Desde allí se veía la impresionante piscina del hotel, y el ruido de un chapoteo llamó su atención. Al salir y mirar en la dirección de donde provenía, se quedó de piedra. Yoogeun estaba en la parte poco profunda de la piscina, con Minho a su lado, y estaba nadando. ¡Nadando! Pero... era imposible... Él mismo había intentado enseñarle desde muy pequeño, pero cada vez el chiquillo se había aferrado a sus brazos asustado y había salido llorando, por lo que había acabado por dejarlo estar.

Minho, en cambio, lo había conseguido. Taemin sintió que los celos hacían presa de su cuerpo. De repente se sentía excluido, inútil. Era absurdo que estuviese celoso de Minho, se reprendió enfadado. Al fin y al cabo era su padre: Su padre...
Minho le había dicho que quería volver a casarse con él por Yoogeun, pero de pronto tuvo la sensación de que su interés por el niño no había sido tan altruista como él había pensado.

Minho siempre había querido un hijo, y en ese punto de su vida, habiendo triunfado en el mundo de los negocios, sin duda quería aún más. Probablemente quería un heredero para su fortuna y para tomar el relevo al frente de las empresas que poseía, y aquello nada tenía que ver con el amor paternal que él había creído que sentía por Yoogeun. ¿Había hecho lo correcto al casarse con él?, ¿o se había equivocado al dejarse llevar por las emociones? Quizá había sido un iluso al pensar que, tal vez, con el tiempo, Minho aceptaría que Yoogeun era hijo suyo, y que...
En ese momento, sin embargo, interrumpió sus pensamientos y dejó a un lado su ansiedad al ver que el mayor y su hijo había salido de la piscina y se dirigían hacia allí.
— ¡Mami!, ¡mami! ¡He nadado! —exclamó corriendo hacia él. Taemin lo tomó en brazos, sin importarle que su cuerpecillo mojado le calara la camisa.
—No puedo creer que no le hayas enseñado a nadar—comentó Minho, quitándole al niño y tomándolo él en brazos.

Taemin sintió una punzada de dolor al ver a su pequeño rodear confiadamente el cuello del mayor con sus manitas.
—Lo intenté —se defendió de la crítica implícita en las palabras del moreno—, pero desde que era un bebé le ha tenido miedo al agua.
—Bueno, pues ahora ya no lo tiene —replicó él—. Vete al baño, Yoogeun, yo voy enseguida —le dijo al niño, poniéndolo en el suelo—. Nos daremos una ducha para quitarnos el cloro, y luego, cuando mamá esté listo, bajaremos los tres a desayunar.

Cuando el pequeño hubo desaparecido tras la puerta del baño, el moreno se volvió hacia Taemin.
—Quizá el chico intuía que tú tenías miedo por él —le dijo con los brazos en jarras—. Los niños necesitan saber que los adultos confían en ellos y que no hay peligro.
—Gracias por la lección —farfulló el menor irritado—, pero por si lo has olvidado, he sido yo quien ha criado a Yoogeun desde el momento de su nacimiento.
—Y ahora yo soy su padre —respondió Minho con firmeza.

Durante los días siguientes de su breve «luna de miel», el vínculo masculino entre Minho y Yoogeun se estrechó, y Taemin empezó a sentirse aún más excluido.

Notas finales:

aigo tonto rano ;; pobrecito minnie, pero pues el rano quiere recuperar el tiempo n.n <3



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