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Amante de su Marido [2Min] por Bora2minFlamer

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Notas del capitulo:

Aigo, y nuevamente el rano se hace odiar(?) jaja estos dos son más bipolares que el clima de Xalapa ;; (a los que no conocen el clima de xalapa, tenemos las malditas 4 estaciones del año en un día(?) ;;)

 

A leer! <3

Lo se, lo se, capítulo muy corto, pero es que no les podía adelantar más(?) xD

¿Estamos listos? —preguntó Minho entrando en la sala de estar. Se agachó, extendiendo los brazos en dirección a Yoogeun, que corrió hacia ellos de inmediato, y lo alzó en voladas. A Taemin, en cambio, ni siquiera lo miró. Había estado frío y distante con él desde la noche en que habían hecho el amor.

Seguían compartiendo el mismo lecho, pero Minho dormía de espaldas a él, y el espacio que dejaba entre ellos se le hacía al menor tan insalvable como una cadena de montañas coronadas por nieves perpetuas.
—No hace falta que me lleves al hospital, Minho, y tampoco hace falta que venga Yoogeun -le dijo el menor—. Sólo es una revisión. Según el médico ya estoy totalmente recuperado.
—Creía que habías dicho que de paso también querías acercarte a echarle un vistazo a tu casa, a ver cómo está —contestó él.
—Sí —admitió el castaño—. La agencia inmobiliaria me ha dicho que ya ha encontrado a una persona interesada en alquilarla cuanto antes.
—Harías mejor en venderla —dijo Minho—. Te quitarías de problemas.

Taemin apartó la vista. ¿Cómo podría explicarle a él, que le sobraba el dinero, lo que sentía por aquella casita, después de haber trabajado tan duramente para poder comprarla? ¿Y cómo podría decirle que una parte de él temía que, de algún modo, la historia se repitiera y se encontrara de nuevo solo? Por eso no quería vender la casa. Cuando salieron fuera, Minho dejó a Yoogeun en el suelo. El niño corrió hacia el señor Park, que estaba recortando los arbustos, y aprovechó ese momento para decirle a Kate:
—Ayer hablé con mi abogado del tema de la adopción.

Taemin, sabiendo que de nada serviría insistir en que no hacía falta que lo adoptara porque ya era su hijo, no dijo nada.
—Por mucho que tú quieras convencerme y convencerte a ti mismo de que Yoogeun es mi hijo, la realidad es que no lo es, Tae. A mis ojos y a los de la ley no soy el padre, Tae, y quiero solucionar esa situación lo antes posible, tanto por mí como por Yoogeun.

El menor, demasiado dolido como para responder, se limitó a seguirlo hasta el coche en silencio.
—No hace falta que entréis conmigo —le dijo Taemin al mayor, mientras aparcaban frente al pequeño edificio donde tenía su consulta el médico.

Sin embargo, él no le hizo el más mínimo caso, y no sólo entraron con el menor, sino que también se levantaron de sus asientos de la sala de espera y lo siguieron cuando la enfermera le dijo que podía pasar.
—Bueno, debe comprender la preocupación de su esposo —le dijo el doctor—. Ese virus que pilló no era ninguna tontería
—Quizá debería hacerle un examen más completo, con alguna prueba del corazón y los pulmones —sugirió Minho.
—No digas tonterías —replicó Taemin enfadado—. Estoy bien.
— ¡Mami vomito en el baño esta mañana después de desayunar!

En el silencio que siguió al inocente pero revelador comentario de Yoogeun, los tres adultos se volvieron hacia él.
—Yo... creo que ha sido por el vino tinto que tomé anoche para cenar — explicó Taemin incómodo.
—Puede ser —asintió el médico—. Si todavía tiene el estómago delicado, pudo sentarle mal.
—Pero si apenas tocaste tu copa... —intervino Minho cuando salían de la consulta.
—Es que... ya cuando estaba tomándolo me pareció que no me estaba sentando bien —se apresuré a decir Taemin.

Y para su alivio, el mayor no volvió a mencionar el asunto. Cuando hubieron salido a la calle, éste le propuso:
— Te parece que vayamos andando. Tu casa está aquí al lado y hace muy buen tiempo.

El menor  asintió, y echaron a caminar calle abajo. Tenía tantas cosas en la cabeza, que en un momento dado, cuando Yoogeun se soltó de su mano y gritó el nombre de su amigo Leo, al que acababa de ver doblando la esquina con su madre en la acera contraria, no reaccionó  rápidamente sobre todo lo que hubiera hecho si hubiera ido más atento.
Y es que, antes de que pudiera darse cuenta, Yoogeun se había bajado de la acera y había empezado a atravesar la carretera. Sí vio en cambio la camioneta que avanzaba hacia él, y oyó su propia voz llena de terror, gritándole que se apartara mientras corría hacia él, aunque sabía que no llegaría a tiempo.


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