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Solo tenias que decirlo por -Raiden-

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Notas del capitulo:

Solo resta decir que... el pastel es de Portalsi sabes de donde es, te imaginaras como debe ser su delicioso saber.

Simplemente perfecto. XD

 

"Mi mundo... mi mente... mi miedo... mi encierro..."

 

 

-Bueno… No podemos dejarlo ahí… tirado. - empezó a decir Heat guardando el frasco en la bolsa de su pantalón.

-Joder… No pensé que se fuera a comer todo el pastel. - comento Killer dejando de apretar su sien con su mano.

-Nadie pudo predecirlo lo que pasaría… - la verdad es que el peliceleste si lo sabia pero no diría nada… hasta que fuera el momento oportuno.

-Espero que se despierte antes de que termine el turno. - el rubio ya cargaba al inconsciente chico para recostarlo en el sillón de la sala de descanso.

-Lo dudo mucho… - dijo su amigo con tono cansado. Si alguien sabia de fármacos era él, pues hizo las dosis cargadas para cada 24 horas.

-Penguin… eres un idiota. - susurro cuando le deposito con suavidad viendo su hermoso rostro.

 

Quizás el idiota era otro…

 

 

~+~

 

 

Flash Back

 

Un mes más tarde…

Regresaba al trabajo de siempre, aunque él no fuera el de siempre.

Las miradas que sentía no eran nada discretas, y los murmullos a sus espaldas eran todavía peor.

-He escuchado que le debía dinero a la mafia… - decían por ahí.

-Yo escuche que escapo de prisión por matar a tres personas en un tiroteo. – refutaba la otra.

-Es solo un pobre diablo. Míralo, no es más que un drogadicto que busca como robarse los medicamentos del hospital. - otra voz más sonaba a sus espaldas.

Al parecer en todo ese tiempo que se ausento solo hizo que su reputación empeorara, y era la comidilla del hospital. Las nuevas cicatrices en su brazo izquierdo y parte de su rostro tampoco le ayudaban mucho, quizás debió cubrirlas pero a él le importaba una mierda lo que pensara las demás personas.

-Bienvenido Killer… Pensaba que tardaríamos más en volver a verte por aquí. – escucho como alguien le hablaba.

Volteo para ver a su jefa pelinegra sonriendo de forma cálida con la bitácora de ese día.

-Ya sabes cómo va esto de las incapacidades Robin, el deber nos llama. - dijo un poco sarcástico para mostrarle su brazo.

Al parecer el doctor determino que un mes sería suficiente para que sanara y la verdad es ya estaba curado la segunda semana cuando sufrió ese…

-Te has recuperado con notable rapidez. Se necesitan por lo menos tres meses para que sane una fractura del todo. - la verdad es que su jefa se preocupaba por su estado físico pero algo le decía que ese no era el problema.

-Quizá es que me curo rápido… - dijo distraídamente para mirarla a los ojos.

Era una suerte que su rubio cabello tapara su mirada entristecida y parte de sus cicatrices. No estaba para hablar del tema con nadie como siempre había hecho.

-¿Seguro que estás bien? - volvió a preguntarle preocupada.

-Si… - contesto con frialdad.

-Como quieras… - la verdad es que si se paso un poco, pues la distante respuesta por parte de la mujer frente a él, le dijo que no necesitaba ser grosero.

Rasco su nuca a modo de disculpa e hizo una mueca de resignación para pedirle un favor.

-¿Puedes cambiarme de servicio?

-Claro que si, Killer. - la pelinegra volvió a sonreírle para buscar un servicio donde necesitaran un camillero.

No supo si fue su suspiro de alivio lo que hizo reír a la chica o el servicio al que lo mandaría a cubrir pero no pudo evitar sentirse algo extrañado.

-Necesitan a alguien en Pediatría. Creo que te acomodara perfecto. - fue lo último que le dijo para anotar su nombre en la bitácora y seguir con el recorrido de ese día.

-Al menos los niños no son hipócritas… - se dijo a sí mismo para caminar al elevador, pues el servicio de Pediatría estaba en el quinto piso.

 

 

~+~

 

 

Cuando llego al quinto piso, paso directamente con el jefe del servicio para decirle que él estaría por el resto del turno.

El jefe en cuestión, un tío algo pirado para el gusto del rubio, era un doctor canoso con un extraño peinado, con sus cabellos alborotados hacia arriba y a los lados y la ropa desaliñada. Le recibió con una sonrisa pasando totalmente de sus cicatrices, diciéndole que su ayuda sería muy necesaria y cosas así.

Lo primero que hizo Killer antes que nada fue a lavarse las manos por el protocolo de seguridad sanitaria del hospital.

En ese momento cuando estaba por secarse las manos…

-¿Killer~san? - la voz se le hacía familiar.

¡Claro que conocía esa suave voz! ¡Nunca la olvidaría por más alcohol que tomara o cuantos calmantes psicóticos tragara!

Esa era la voz que más le gustaba.

-Killer~san. - volvió a llamarle pero esta vez podía sentir las palabras morir en su espalda.

Se tenso por un momento cuando el cálido aliento traspasaba la tela de su ropa quirúrgica.

Le estaba abrazando con una extraña dulzura, como si de verdad le hubiera extrañado, como si fuera alguien especial para el…

-Penguin… - le dijo ya sin retenerse a voltear para abrazarle como muchas veces fantaseaba cada vez que lo veía.

Paso sus manos húmedas por su cintura con suma sutileza mojando su uniforme blanco ligeramente, para sentir como el cuerpo del menor se estremecía y más se pegaba a su cuerpo por inercia.

Oh, cuanto había esperado por eso…

Sentir las manos casi temblorosas del castaño en su fuerte cuello, su delgado cuerpo junto al suyo en esa mínima caricia, y su rostro… ¡Joder! Su hermoso sonrojado con sus ojos cristalinos por el agua contenida en ellos, sus labios entreabiertos y temblorosos por no saber porque estaba así por un simple abrazo.

Pero nada en este mundo dura para siempre… bueno al menos ese momento no.

-Disculpa… No debí hacer eso. - Penguin se separo rápidamente para sacudirse la ropa ocultando su mirada.

-No, yo no quise… es decir… No tienes porque. - Killer tardo un poco en reaccionar pues aun sentía el calor y las manos sobre su cuerpo.

-¿Qué fue lo que te paso? - el menor le miraba preocupado el brazo y su rostro cubierto por su flequillo.

-Nada importante… - dijo lo más indiferente posible.

Sabía perfectamente lo que había vivido en carne propia, lo que había pasado con nítido detalle, pero era obvio que no le diría nada de nada.

Era algo que él solo podía y debía manejar, pues el chico frente suyo no sabía nada de sus sentimientos que antes trato de ahogar con alcohol, drogas y muchísimos cigarrillos… fracasando patéticamente como ahora sus cicatrices lo delataban.

El enfermero seguía con la preocupación en su rostro y toco sutilmente la piel de su brazo expuesta donde está había cicatrizado lentamente, dejando los bordes de lasmarcas rojizos y algunos más rosados, y su blanca piel podía delatar que no solo daño su musculo sino también el hueso.

Siguió con esa suave caricia que solo tranquilizaba más a Killer, para finalizar en las de su rostro, donde sin querer las acariciaba de forma dulce, como reconfortándolo y sus suaves dedos seguían danzando sobre su mejilla hasta que el camillero le tomo la mano.

No es que no le gustara al rubio tal ternura y dulzura de ese chico que ya quería, pero la esencia del porque de sus marcas le hizo cesar esa caricia.

-Tienes pacientes que atender… - espeto algo rudo para soltar su mano y pasar a su lado.

Aún le dolía… y mucho… el simple hecho de que alguien más tuviera su corazón que no fuera él.

Quizás un pensamiento egoísta por su parte, pero después de haber sufrido tanto, lo que buscaba no era a su media naranja, la mitad de algo destruido, sino un  entero que pudiera llenar el hueco de lo que alguna vez fue su corazón.

Penguin por su lado… estaba desconcertado ante esas palabras…

 

 

~+~

 

 

Ese día pasó sin más incidentes de esa naturaleza… Y el día siguiente también.

Killer que tontamente pensó que Penguin se quedaría de ahora en adelante en ese servicio, regreso a su piso designado para no torturarse más.

Pero el destino es muy caprichoso y te da donde más te duele sin importarle nada que no sea que aprendas la lección, aún así sea a base de golpes.

 -Pensé… que te gustaban los niños… - le dijo el rubio cuando le vio llegar por el pasillo con su mochila en el hombro.

-Si me gustan, pero… la verdad es que… Ortopedia me gusta más. - respondió el castaño por lo bajo para intentar pasar de largo pero el otro se lo impidió tomándolo por la muñeca.

-¿Está todo bien Penguin? - Killer podía notar que algo no concordaba.

La sonrisa que tanto le gustaba no estaba en su fino rostro.

-Si… ¿Por qué no habría de estarlo? - la sonrisa forzada en la cara de Penguin le dijo todo al camillero.

Si algo caracterizaba a Killer era su extraño sentido de percibir la tristeza en el semblante de las personas, cosa que había comprobado con Heat cuando lo conoció y ahora con este chico que sostenía de su muñeca.

El menor por unos momentos trato de zafarse del agarre que lo retenía, haciendo que solo apartara la vista del mayor rindiéndose al fin cuando este le acercaba para abrazarlo.

Sabía que no debía hacer aquello, que no debía ceder a los deseos de reconfortarlo, que no debía tocarlo… porque después se lamentaría y pagaría el precio más alto, que era tocar eso inalcanzable para caer al suelo sintiéndose peor que una golpiza.

Se quedaron unos cuantos minutos así, abrazados en el desierto pasillo sin que nadie les molestara.

Cuando el aroma de la colonia de Penguin, la suavidad de su piel, el calor de su cuerpo, y las ligeras lagrimas que caían en sobre el uniforme de Killer, fue cuando más fuerte le abrazo, dejando que su cordura se fundiera en la tristeza que ahora sacaba el menor en sus brazos.

-Terminamos…  - eso fue todo lo que dijo para que el rubio entendiera el mensaje.

Esa callejera no se merecía ni siquiera sus lágrimas, y que Killer sonriera levemente tampoco era necesario, pero la verdad eso era algo con lo que soñaba desde que la conoció…

 

 

~+~

 

 

-¿Cómo te encuentras? - le pregunto al momento de ofrecerle un cigarrillo.

-Bien. - contesto con una pequeña sonrisa tomando el tabaco para encenderlo y ofrecerle fuego a su amigo.

-Supongo que con ese “Bien” quieres decir que tiene que ver “el”… - ya estaba dándole una fuerte calada a su cigarrillo.

-Supongamos que es un sí, Heat. - dijo despejando sus ojos azules para ver el cielo más claro que nunca.

-¿Y piensas decirle?… Killer… - exhalo el humo para mirar también el cielo.

-Quizás… - el rubio tiro la ceniza que se acumulaba en el pitillo.

-Pues deberías… Las oportunidades no vuelven solo porque tú te arrepientas… - el peliceleste ya encendía otro cigarrillo.

Ahí termino la conversación para que el sonido del viento los relajara junto con el humo intoxicante del tabaco en sus pulmones y quizás una que otra nube con una forma irregular pasando por el cielo.

-Encargado de Farmacología, se le solicita en el laboratorio… Encargado de Farmacología, se le solicita en el laboratorio… - la voz de una mujer en el alta voz hizo que toda la tranquilidad se disipara.

Heat solo movió la cabeza de forma negativa para apagar su cigarrillo.

Seguramente algunos de los practicantes tenían problemas con las dosis y necesitaban ayuda.

 

 

~+~

 

 

Ya había planeado decirle lo que sentía… de verdad que ya estaba decidido, pero no sabía qué día, ni en qué momento, ni donde, ni siquiera bajo que circunstancia…

En pocas palabras no sabía cómo decirle aquello.

“Mañana” era lo que siempre se decía al verse al espejo pero luego veía sus marcas y negaba mentalmente para tragarse ese sentimiento, reprimiéndose y seguir con ese día.

Pero lo que no sabía es que solo faltaba un día para ese “Algún día”.

 

 

~+~

 

 

Llego como siempre temprano y en forma para el trabajo cuando sin realmente quererlo escucho la conversación de sus dos compañeras de trabajo, su jefa y la enfermera en turno.

-Ah sí que… ¿El cumpleaños de Penguin es mañana? - pregunto la chica de los lentes para seguir revisando los expedientes que tenía en sus manos.

-Así es. Me gustaría que organizáramos una pequeña celebración, algo modesto para hacerle sentir más en casa. - la pelinegra sonreía al decirlo.

-Veré que podemos hacer en tan poco tiempo. - confirmó la enfermera para empezar con sus actividades del día.

Su jefa solo siguió su camino para anotar en su bitácora la asistencia de ese día, pero claro no sin antes de mirar detrás de ella. Sentía que alguien las estaba espiando…

 

 

~+~

 

 

Si la solo idea de pensar en que darle para su cumpleaños ya le mataba cada neurona de su cerebro, comprar el pastel para dicha celebración solo hizo que le diera una embolia.

Por un sorteo que se organizo en el servicio de Ortopedia… Killer fue el elegido para un pequeño cometido…

Comprar el pastel para Penguin.

-Me tienes que estar jodiendo. - se dijo por tercera vez frente a la pastelería donde se supone que tendría que comprar el susodicho pastel.

Aun quedaban algunas horas antes de que empezara su turno en el hospital y por tanto para comprarle un regalo y puñetero pastel.

Si tuviera que decidir entre estar ahí en el mostrador viendo al chico que vendía los dichosos pasteles y una pelea clásica de borrachos, quería la pelea mil veces y es más hasta con la mafia de la droga se metería con tal de desaparecer de ahí.

-¿Puedo ayudarle a escoger uno? - dijo el chico con la elegante vestimenta de un cocinero dándole unas muestras de los pasteles.

-Pues… - Killer no sabía cuál debía llevar. La verdad no tenía ni puta idea del dulce favorito de Penguin.

El sonido de la llamada entrante en su móvil hizo que saliera por un momento de la pastelería dejando al chico desconcertado viendo como el rubio abandonaba el local.

-Si... - dijo algo abrumado.

Sentía el estomago revuelto por no poder escoger un puto pastel.

-Killer es Heat… ¿Ya vienes de camino?

-Casi… - contesto con el mismo tono.

-¿Cómo que casi…? Sigues en la pastelería… ¿cierto?

-No sé qué sabor comprar… - dijo rendido para golpearse la frente con la palma de su otra mano.

Era una suerte que su cabello rubio tapara la marca rojiza que se dejo por ese golpe.

-Chocolate con cerezas…

-¿Qué? - susurro Killer sin entender nada.

-Cho-co-la-te con ce-re-zas…

-Entendí lo que dijiste. - le contesto molesto por la forma en que se lo dijo.

-Entonces… que estas esperando.

-Nada… - ya estaba entrando de nuevo a la pastelería para pedir el sabor que su amigo le había dicho.

-No tardes… Tengo una idea para el regalo…

Eso fue lo último que escucho Killer para pagar el pastel y ver como lo decoraban con el nombre del festejado, lo ponían dentro de caja y la cerraban con un listón rojo haciendo un moño en la parte superior.

-Espero que le guste… - susurro el rubio para tomar la caja y salir de ahí.

Quería saber cuál era la fabulosa idea de Heat, pues él no tenía ni puta idea.

 

 

~+~

 

 

-Solo tienes que poner una… - le dijo para darle el frasco.

-Bien… No puedo creer que le haga esto. - contesto tomando el frasco que le ofrecía, no estaba muy seguro del plan que habían discutido minutos atrás.

-Si no quieres continuar… Solo tienes que decirlo, Killer… - el peliceleste le veía dudar.

El regalo que habían planeado era: hacer que Penguin se tomara un medicamento psicotrópico para inducir un estado de somnolencia, con ese pretexto, Killer que tenía auto, llevaría al menor a su casa para decirle de una vez lo que sentía por él y si le rechazaba por lo menos… ya no se quedaría con la duda ni con ese sentimiento del “hubiera” y por lo menos… cuidaría de él a la distancia… la fría distancia…

-No… Es una única oportunidad que tengo, además siempre quise verlo dormir. - dijo el rubio con una pequeña sonrisa en su rostro.

-Pervertido… - le dijo Heat mirándolo de reojo.

-No soy un pervertido… - le gruño Killer para abrir el frasco y sacar una de las pastillas.

-Solo con una bastara… - volvió a decirle cuando vio a su amigo triturar la pastilla en el mortero para hacerla polvo.

-Si… ya habías dicho eso. - el camillero odiaba que le repitiesen las cosas.

 

 

~+~

 

 

-¡Feliz Cumpleaños! - gritaron al unisonó todos sus compañeros de trabajo cuando entro a los vestidores ahora con globos y algunas serpentinas como decoración.

-¡Muchas gracias a todos! - se sorprendió mucho el castaño cuando vio a todos ahí con regalos y con un gorro de fiestas.

Nunca imagino que le celebraran ahí su cumpleaños y sobre todo que Killer llegase con un delicioso pastel con una velita sobre este para dejarlo en la mesa de centro.

Todos le impulsaron felices que soplara la vela y pidiera un deseo.

Penguin cerró los ojos por un momento y soplo con suavidad para extinguir la llama.

Las felicitaciones por parte de sus compañeros de trabajo le hacían muy feliz, los regalos para él eran lo de menos, y muchos  de estos eran cosas de medicina. Libros, instrumental quirúrgico, y uno que otro subidito de tono como una caja de preservativos, con eso de que eran promotores de la salud no podía dejar de hacer alguno chascarrillo con eso.

-¿Comerás tu pastel? - le pregunto un compañero enfermero al menor.

-La verdad… es que quiero guardarlo para cuando llegue a casa. - dijo ligeramente sonrojado viendo el dichoso pastel.

-Bueno… Es hora de volver al trabajo. Penguin puedes quedarte un rato más si gustas. - Robin sabía que los pacientes no dejaban de estar enfermos por el cumpleaños de alguien y aun había cosas que hacer.

Lentamente todos le felicitaban por última vez al chico cumpleañero dejando solo a unos pocos que todavía no le daban su obsequio.

-Killer… Podrías recoger la decoración, no queremos que la supervisión vea todo este desastre. - su jefa se lo pidió amablemente para dejar a Penguin y al mencionado solos.

 

 

~+~

 

 

Estaba un poco nervioso para que negarlo, pero con todo el ajetreo que estaba haciendo lo disimulaba perfectamente.

Quitaba los globos con poca sutileza pero sin hacerlo explotar ni nada, las serpentinas se deslizaban suavemente con solo jalarlas y sentía la mirada atenta de Penguin a sus espaldas.

Y cuál era el motivo del nerviosismo de Killer…

Pues muy simple… Si no comía el pastel, no podría llevarlo a su casa, no podría declararse y peor aún, estaba seguro que al día siguiente no llegaría a trabajar por las dosis que puso al pastel.

Ya le había dicho su amigo que solo usara una…

Pero el polvillo blanco se veía raro en muy poca proporción al color marrón del chocolate, así que… puso unas cuantas mas…

Las que restaban en el frasco.

-Killer~san

-Dime Penguin. - volteo bajando del banco donde se había subido para bajar la serpentina.

-¿Tu compraste el pastel? - le pregunto para ver el delicioso postre frente a él.

 Cubierto con chocolate por todos lados, relleno con cerezas y mas chocolate, pero con unas cuantas frutillas más en como decoración con crema batida y lo que parecía ser azúcar glass espolvoreada.

Simplemente delicioso.

-Si no te gusta te puedo comprar otro. - Killer ya sentía la negativa contemplando también el pastel.

Quizás no era su destino decirle lo que sentía por el… pero…

-Para nada, son mis sabores favoritos. ¿Cómo sabias? - ahora le miraba con un ligero rubor en sus mejillas.

-Pues… solo adivine, supongo. - mintió. Una mentirilla blanca no hacía daño a nadie.

 -¡Muchas gracias!

-No tienes porque darlas. - sonrío levemente al ver la hermosa expresión del menor.

Le debía una muy grande a Heat.

-Sabes que… Lo comeré ahora. ¿Gustas una rebana? - el menor ya le ofrecía un pedazo con el tenedor que le dieron para que comiera su pastel.

La verdad Killer solo se movió por inercia hacia el menor para arrodillarse, ya que Penguin estaba sentado, abrió a boca y el menor le dio de comer en la boca.

 

 

~+~

 

 

Al final el menor termino por comerse el pastel el solo bajo la mirada del mayor pues hacia tiempo para que hiciera efecto la Benzodiazepina para decirle que si se sentía mal con gusto lo podía llevar a casa…

Pero cuando cayó al suelo desmayado asusto al rubio que de inmediato le llamo a Heat para que viniera…

 

Fin del Flash Back.

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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