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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa otra vez! OMFG Alondra has actualizado más temprano? Yep! les dije que podía hacerlo antes del miércoles...ahora el problema es sí podre volver a actualizar el miércoles... xD

Espero que la inspiración no me deje ;3 

Voy algo apurada así que me dejaré de hablar tonterías...como siempre si encuentran algún errosín avísenme n.n 

Espero que les guste :D

Un abrazo

Capítulo 23: ‘‘Cuervo II ’’


   —Scorp… —Me quedé callado al entrar y verle durmiendo sobre el escritorio, con la cabeza levemente escondida entre sus brazos que le servían como almohada. Rara vez le veía así y olvidé inmediatamente cuál fue mi motivo para entrar en esa habitación,  me quedé pasmado, mirándole. Él parecía agitado, su respiración se oía levemente alterada y el sudor caía por su frente y manchaba sus hombros desnudos. Me acerqué a él y me senté sobre el otro extremo de la mesa. Balbuceó algo que no alcancé a oír bien.

¿Una pesadilla? ¿Él aún podía tenerlas?

Le di una palmada en el hombro. Scorpion despertó sobresaltado.

   —¡Mierda, Cuervo! —pareció asustarse. Solté una carcajada.

En respuesta, recibí un fuerte golpe en el brazo—. Imbécil.

Dejé de reír cuando noté lo que se encontraba bajo sus bazos. Era el diario de ese mocoso, Aiden Rossvet. Al parecer se había dormido leyéndolo.

   —¿Qué haces aquí? —interrumpió mis pensamientos.

   —Eh, yo…

   —¿Qué?

   —Lo olvidé… —dije, sin apartar mí vista de aquel pequeño libro ¿Qué es lo que decía ahí dentro para que Scorpion perdiera tanto tiempo leyéndolo? ¡Existían mil mierdas más importantes que leer el diario de un adolecente!

   —No vengas a verme si no tienes nada que decir… —gruñó y pasó por mi lado para caminar hacia la puerta, le tomé del brazo en un movimiento inconsciente. Sus ojos me lanzaron una mirada molesta—. ¿Qué demonios quieres?

   —¿Qué mierda estás haciendo, Scorpion? —comencé, aun sujetándole del brazo—. Tus soldados abajo están desorganizándose y tú estás aquí leyendo esta basura de… —Un brusco movimiento de su parte me obligó a soltarle y a callar. Se acercó a mí, tomó mi rostro con ambas manos y enterró su dedo pulgar en el ojo donde me había clavado un cuchillo días atrás. La repentina punzada de dolor me molestó un poco, pero enseguida aquel delicioso escalofrío al que me había acostumbrado invadió mi cuerpo

   —No vuelvas a hablarme así si no quieres quedar completamente ciego… —dijo con voz ronca, clavando los inexpresivos ojos fríos directamente en los míos—. Este es mi territorio, mis reglas —dejé escapar un jadeo, el hijo de puta ya me había puesto duro. Él dejó de presionar sobre el parche de cuero que cubría la herida y una sonrisa burlona asomó de sus labios—. Joder… —rió—. Eres un puto retorcido… —sonreí para corresponder a sus palabras. De inmediato, me empujó y me tiró contra el escritorio, dejando caer todo lo que se encontraba sobre el. Saltó sobre mí como un animal sobre su presa y atrapó mis muñecas con una sola mano—. Retorcido… —repitió, mientras metía la otra mano bajo mi camisa y comenzaba a clavar sus uñas sin miramientos sobre mi pecho, haciéndolo sangrar en poco tiempo. Mi cuerpo reaccionó y solté un gemido al sentir algo duro levantándose desde su pantalón. A él también le gustaba, lo sabía.

   —Mira quién lo dice… —jadeé. Su respuesta fue una bofetada que me hizo girar el rostro. Sonreí—. Hoy estás muy suave, Noah… —le provoqué, sabía cuánto odiaba que le llamaran por su nombre. Los ojos azulados enfurecieron frente a mí. Se apartó para tomarme por el cuello de la camisa, obligándome a levantarme y me embistió contra la muralla bruscamente, dejándome de espaldas a él. Sus manos envolvieron mi cadera y se aferraron a ella y otra vez sus uñas se clavaron en mi piel, solo que esta vez con más fuerza. Su boca jadeante se acercó a mi cuello y lo mordió con ímpetu, sentí como tomaba un trozo de piel y lo jalaba, una y otra vez, causándome más placer. Se detuvo un momento para quitarme la camisa y así descender con sus mordidas, bajando por mis hombros y demorándose allí; eran duros y fibrosos y costaba romperlos, pero me encantaba la forma en la que lo hacían sus dientes, dejando en su camino grandes manchones rojos que luego se convertirían en marcas de las cuales sería difícil deshacerme. Me obligó a girarme hacia él para atacar mi cuello, arañándolo y mordiéndolo a la vez. Para ese instante, yo ya estaba en mi límite—. Q-Qué esperas… —balbuceé entre jadeos—. Entra de una puta vez.

   —Creo que aún no lo haré… —rió él, mordisqueando el lóbulo de mi oreja. Aquí comenzaba el verdadero dolor, él haciéndome llegar más allá de mis límites, quitándome aquello que me gustaba tanto. Quería sentirlo en mi interior, quería que me tomara con fiereza, que me partiera en mil pedazos. Pero él no accedía, no hasta que me viera enloquecer por ello. Tomó el cuchillo que siempre tenía sujetado a su cinturón y dibujó con él figuras en mi abdomen, la aparición de la sangre sobre mi piel solo hizo que el placer corriera más rápido por mi cuerpo.

   —¡Joder, Scorpion! —Mis manos se aferraron a sus hombros, pero él me apartó y con brusquedad azotó mi espalda nuevamente contra la muralla, sonriendo ante el gemido que escapó de mí cuando lo hizo. En un movimiento veloz, tomó los grilletes que solía llevar consigo y esposó mis muñecas. Se alejó un poco de mí, pero una de sus manos me mantuvo aferrado a aquella fría pared, mientras la otra se colaba dentro de mí pantalón y comenzaba a masajear lo que había dentro de el, desatando el caos en mí.

   —Si yo estoy muy suave, tu hoy estás demasiado fácil, puta. —La mano que tenía contra mi pecho subió hasta mi cabeza y jaló de mi cabello con fuerza, aumentando la sensación de éxtasis.

No podría soportarlo más

   —A-Ah… —gemí—. ¡A-Ah! Scorp…

   —¡Señor Scorpion! —La puerta se abrió estrepitosamente. Un chico de los nuevos nos miraba pasmado, asustado y sorprendido—. L-La-lamento interrumpir… —tartamudeó desde la puerta, sonrojado.

   —¿¡Lamentas interrumpir!? ¿¡Acaso eres imbécil!? —Scorpion se apartó de mí y se acercó amenazante al joven cazador.

   —¡E-Es urgente! —gritó él, cubriéndose el rostro con las manos, para no ser golpeado. El rubio se detuvo y soltó un montón de aire en un suspiro.

   —¿De qué se trata?

   —Tiene una llamada, s-señor…una llamada del segundo escuadrón.

   —Bien, desátalo. —ordenó Scorpion antes de salir de la habitación y lanzarle las llaves de mis esposas al chico. Le vimos desaparecer tras la puerta. El cazador se me acercó con temor y estuve a punto de reír en su cara por ello. Estiré ambas manos hacia él y él se dispuso a quitar el seguro de mis esposas, fallando en los dos primeros intentos. Sus manos estaban temblando, se notaba lo nervioso que estaba.

   —¿No le duele? —Se atrevió a preguntar cuando mis muñecas quedaron libres—. Usted…usted está todo ensangrentado, señor.

   —Sí me duele —sonreí—. Esa es la gracia… —Sus ojos me miraron extrañados, había visto esa mirada una y otra vez en los cazadores nuevos—. Pero la línea entre el dolor y el placer es muy estrecha, chico… —di un par de golpecitos suaves sobre su cabeza—. Lo entenderás en un tiempo más… —Él asintió, aún parecía nervioso—. Vamos, vete a trabajar… —ordené. Él hizo una pequeña reverencia para despedirse y salió temblando por la puerta.

   —Si estuvieras en mi escuadrón, ya amarías el dolor… —susurré, a pesar de que él ya no me escuchaba. A veces Scorpion era demasiado bueno con sus chicos, solo les enseñaba a matar y a disfrutar al hacerlo, pero no los castigaba si ellos le fallaban, solo les quitaba la vida. Mi forma de enseñar era inversa, les enseñaba tanto a matar como a sufrir y si me fallaban, les castigaba hasta que le perdiesen el miedo a la muerte. Solo entonces estaban listos.

Pero yo no era quién para cuestionar los métodos de Scorpion, a él parecía funcionarle esta forma de hacer las cosas, no por nada su escuadrón había llegado al tercer lugar en tan poco tiempo. Eso lo posicionaba casi en la punta de la pirámide.

Miré el desorden a mí alrededor y me propuse ordenar un poco. Mis ojos se posaron inmediatamente en aquel diario y la curiosidad me ganó. La tomé y comencé a hojearla distraídamente, deteniéndome en una página al azar.


«23 de octubre:

Ayer, el joven de ojos negros dijo que me podía quedar aquí ¿Debería alegrarme? ¿No estoy molestando demasiado, o si? No lo sé, al parecer no es tan idiota como lo pensé. A pesar de su terrible mal humor, parece tener corazón.

Ahora mismo está teniendo una pesadilla, balbucea un nombre que no alcanzo a oír desde aquí…él parece aterrado. Le llamé por su nombre un par de veces, me cuesta pronunciarlo, se llama Ethan…igual que mi hermano.

Han pasado dos minutos y sigue dentro del mismo sueño, está sudando y parece estar pasándola mal ¿Debería despertarlo? »

Mis se posaron sobre una frase. Ethan, ese nombre me sonaba familiar de alguna parte, quizás se lo escuché a Scorpion cuando aún estaba cautivo en nuestra guarida. “El chico de ojos negros” le había llamado ese mocoso en este diario. Tomé aire por la sorpresa, algo había hecho clic en mi cabeza.

« ¿Cuándo veré oscurecer esos ojos por las lágrimas hasta volverse completamente negros? »La voz de Scorpion resonó dentro de mí. Él tenía una extraña afición por el negro, al igual que yo. Creí que era algo normal, pero ahora ante la imagen que apareció súbitamente en mi cabeza, comenzaba a dudarlo. La nieve, el frío, el viento congelado. El día en que capturamos a Noah, él estaba con otro idiota, un idiota que intentó protegerle.

Cabello negro, ojos aún más oscuros.

¿Será que él…?

Oí unos pasos acercándose y dejé el libro a un lado. Scorpion entró enfurecido y sin decir nada, tomó su chaqueta, sus armas y llamó a uno de sus hombres.

   —¿A dónde vas? —pregunté.

   —Viuda negra tiene a Aiden… —gruñó él, mientras cargaba una de sus pistolas.

   —¿Y eso qué…? ¡Espera! —caí en cuenta de lo que trataba de decirme—. ¿Irás por ese chico?

   —Él es mí presa. Esa zorra no debería tenerle.

   —Y a Ethan tampoco…—solté con sarcasmo y de pronto me sentí molesto. Pensé que Aiden era el problema, pero al parecer no era el único. Él me dirigió una mirada furiosa, pero dijo nada sobre eso.

   —Yo comencé a cazarles primero, esa hija de puta no puede…

   —¿¡Sabes la abismal diferencia que existe entre el tercer y los dos primeros escuadrones!? —interrumpí y alcé la voz—. ¡Ellos tienen todos los beneficios, además del apoyo de ELLOS! ¡Solo cogerás problemas!

   —Solo iré a buscar lo que es mío.

   —Van a partirte el culo, Scorpion… —intenté hacerle entrar en razón, lo que él decía era una tontería. Él indiscutiblemente era bueno, pero esa manga de chicas locas…

   —Iré a patear un par de redondos culos femeninos, entonces… —rió él y caminó hacia afuera al notar que sus hombres ya habían llegado y se encontraban fuera de la habitación.

   —¡Estas armando una guerra! —grité—. ¡No puedes…!

   —¡No me des órdenes! —gritó él y giró para apuntarme con una de sus armas. Alcé las manos en son de paz, yo estaba desarmado.

   —Enloqueciste, N-Noah… —balbuceé—. No creas que iré contigo.

   —Nunca lo pensé —respondió secamente—. No te necesito. —bajó el arma y salió de la habitación, cerrando la puerta de un portazo que hizo temblar los vidrios de las ventanas.

   —Imbécil… —mascullé entre dientes—. Van a matarlo.

Como antes, algo dentro de mí deseó que no fuese así.



Notas finales:

Ah Cuervito, Cuervito :3 es tan adorable
Dudas? Comentarios? Críticas? Preguntas a algún personaje? Déjenlo  todo en un lindo -o no tan lindo- review :3 

Hoy es Lunes! Odiado lunees! 

Espero que tengan una buena semana :3 

Gracias por leer n.n 

Saludos :) 


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