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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaa holaaa :D

Estoy M-U-E-R-T-A :C

Hoy fue mi primer día de universidad y lejos de ser algo agradable, fue simplemente TERRIBLE. 

Pero bueeeno! Aquí estoy con un nuevo cap. 

dasdadas no diré mucho, estoy muy cansada. 

Como siempre, ojo con la ortografía. 

Espero que les guste.

Un abrazote

Capítulo 29: Un cuervo, enjaulado. 


   —¡Fuera! ¡Fuera! —hice a un lado a los cazadores que se encontraban resguardando el gran portón de hierro. No debía dar mayores explicaciones, llevaba a Scorpion en mis brazos y le veía agonizar. Su corazón parecía bajar su ritmo con cada segundo que pasaba, sudaba frío y jadeaba, inconsciente. Lo que haya sido que le inyectó Alexa, lo estaba matando lentamente—. ¡Llama a Wolfang! —grité exaltado a uno de los hombres de Scorpion antes de adentrarme en su despacho, ir hacia el escritorio y apartar todo lo que estaba encima de un golpe y al no saber dónde más dejarle, le recosté sobre la mesa y tomé su pulso. Bajo, muy bajo.

Un médico entró. No era el que necesitaba.

   —¡Mierda! ¿¡Dónde está Wolfang!?

Mi guarida y la de Scorpion quedaban prácticamente cerca, sabía que Maximus Wolfang no tardaría en llegar. Él era el médico del escuadrón cuervo y confiaba ciegamente en él, era un verdadero experto en lo que hacía; en cambio, el idiota que acababa de entrar y que temblorosamente comenzó a realizarle chequeos de rutina a Noah que agonizaba sobre el escritorio, me parecía un completo inútil.

Comencé a pasearme de un lado para el otro.

   —Le han envenenado —dijo.

  —¡No me digas, imbécil! —le grité furioso y si no hubiese sido el único médico disponible en ese momento, le habría matado ahí mismo—. ¡Claro que le han envenenado! ¡Viuda negra le envenenó!

   —¿¡C-Cómo!? ¡Pero si ella y el señor Scorpion…! ¿¡Cómo ha pasado!?

   —¡Eso no es de tu incumbencia! —Mi voz pareció asustarle, porque no hizo más preguntas después de eso. Yo tampoco sabía muy bien como había pasado esto. Solo sabía una cosa: Alexa siempre odió a Scorpion, Alexa siempre odió a cualquier hombre que pisase la tierra, solo que Noah tenía la habilidad de comportarse más hijo de puta que cualquier otro. La conocía bien, fuimos compañeros en el ejército de E.L.L.O.S, desde antes que nos involucraran en el “proyecto cero” ella sentía cierta rebeldía hacia el sexo masculino. Ella es una mujer atractiva, lo era aún más en ese entonces y cuando nos tomaron y nos torturaron para prepararnos para esto, como era de esperarse, la violaron brutalmente, justificando que era un buen sistema para enseñarle a tolerar el dolor. No se equivocaron.

Alexa soportó como ninguna otra chica lo haría. Su odio aumentó considerablemente y su habilidad en la lucha y estrategia también. No tardó en posicionarse en el segundo escuadrón y no tardó en acabar, gracias a su seducción y encanto, con el líder del tercero. Pero cuando llegó Scorpion y creó su propio escuadrón y se quedó con el puesto del tercero, todo cambió. Él era su competencia directa y por algún motivo, Alexa nunca pudo hacerle caer en sus redes. Hasta ahora.

La puerta se abrió de golpe y reconocí la cabellera rebelde; corta y de color castaño  intentando ser, sin mucho efecto, peinada hacia atrás, la descuidada barba de tres días y los ojos de un azul demasiado claro, casi celestes, que me miraban tras los lentes rectangulares. Solté un suspiro, aliviado.

   —¡Hasta que llegas, hijo de puta!

   —¿Me extrañaste, cariño? —bromeó mientras se ponía los guantes de látex y terminaba de abrochar su blanco delantal que siempre, por algún u otro motivo, tenía manchado con sangre. Sin preguntar nada se encaminó al cuerpo de Scorpion y lo examinó de arriba abajo. Tomó una muestra de sangre, que a simple vista lograba verse más oscura de lo normal y la revisó cuidadosamente. Al cabo de unos minutos concluyó:

   —Está fregado.

Siempre tan directo.

   —¿¡Cómo que fregado, Max!?

   —Sí… —dijo en tono tranquilo—. Lo que tiene Scorpion en la sangre es veneno de otro insecto, precisamente ¿Adivinas cuál?

   —Pero el veneno de una araña viuda negra difícilmente logra matar a alguien.

   —Ah, claro que sí. Pero si está alterado como seguramente lo alteró Alexa, puede ser más que letal, fácilmente podría matarlo tres ve… —Se interrumpió así mismo. Scorpion se había movido.

Abrió los ojos levemente; unas intensas ojeras enrojecidas los contorneaban, su piel estaba excesivamente pálida y el sudor pareció aumentar cuando despertó. Nos miró a ambos, una y otra vez, y de pronto, soltó un grito desgarrador y doloroso, mientras comenzaba a sacudirse. Me acerqué con rapidez a él para intentar calmarlo.

   —¡Scorpion, cálmate!

   —¡Duele! —gritó en un tono de voz que había perdido la costumbre de oír.

   —¡Max! ¿¡Qué le pasa!? —Wolfang se acercó a él y le inyectó algo en el brazo que no alcancé a reconocer.

   —Se está quemando por dentro… —dijo—. Es efecto del veneno.

Scorpion miró a Wolfang con ojos asustados y preguntó aquello que me terminó de convencer de que algo definitivamente estaba mal:

   —¿Quién eres tú? —El médico pareció desconcertarse un poco con esa pregunta. Ellos sí se conocían.

   —N-Noah… —balbuceé. Me miró.

   —Branwen… —Un escalofrío me recorrió la piel. Él nunca me llamaba por mi nombre.

El Scorpion que tenía frente a mí definitivamente no era el que conocía; su cuerpo temblaba y no solo por el veneno, sus ojos reflejaban algo que creí él había perdido hace mucho tiempo ya.

Miedo.

   —¿Dónde estamos? —preguntó—. ¿Dónde está Cuervo?

¿Cuervo? Yo era Cuervo ¿Acaso no lo recordaba?

   —¡Ah, perfecto! —La voz de Maximus me apartó de mis pensamientos—. ¡Está delirando!

   —¿¡Qué!?

   —Está delirando, o algo así.

   —¡Pero no te recuerda! No recuerda que yo soy…

   —Es parte de su delirio… —interrumpió—. Vuelve a ser el de antes.

   —¿De qué demonios me estás hablando?

   —¿¡En serio!? —Él soltó una carcajada—. ¿¡En serio crees que existe un ser humano no preparado como tú o como yo, capaz de superar una situación tan horrible como la que él vivió en la guarida cuervo sin suprimir alguna parte de su personalidad!? —alcé una ceja, no entendí nada de lo que dijo—. ¡Estoy diciendo que en sus delirios, su antiguo yo aflora! —Se detuvo un momento, para tomar aire y mirar con cierta compasión a Noah que nos miraba confuso con los ojos apenas abiertos—. Él ha cambiado, sí. Pero nunca nadie cambia por completo, lo de Scorpion debe ser un típico trastorno de personalidad severo, personalidad múltiple, tal vez. Parte del estrés post-traumático.

¿Trastorno de personalidad? ¿De qué diablos…?

   —Él solo suprimió una parte de él, para sobrevivir, o hizo salir a flote a su psicópata interior —sonrió—. Llámale como quieras —Un escalofrío me recorrió la espalda. Él acarició mi hombro—. Pasa. Pasa mucho.

Oí algo retorcerse sobre la mesa. En ese momento, Scorpion volvió a dormir.

   —¿¡Qué pasó!? —pregunté en un arrebato de nerviosismo que nunca creí llegaría a sentir.

   —Se durmió ¿No ves?

   —¿¡Pero por qué!?

   —¡Le inyecté un calmante! —gritó, cosa que era muy rara en él—. Cálmate, Branwen —dejó una de sus manos apoyada sobre mi hombro al momento que yo apoyaba las mías sobre la mesa—. ¿Tanto te preocupa? —Su voz sonó punzante y provocativa—. Tu escuadrón podría subir si él muere…

   —¡Estás aquí para curarle, idiota! ¡No para hablarme de lo bueno que sería que muriese! —Me aparté bruscamente y caminé rápido hacia la puerta, en ese momento, algo sonó dentro de mi bolsillo; llevé la mano descuidadamente dentro y abrí los ojos con sorpresa al encontrarme con un pequeño frasco que contenía un líquido extraño.

Max se me quedó mirando, como pidiendo explicaciones.

   —No recuerdo haber guardado… —Me detuve—. ¡Toma! —caminé rápido hacia él y se lo entregué cuidadosamente en las manos—. Es el antídoto, estoy seguro.

¡Ese hijo de puta de Aiden! ¡Cuando tropezó conmigo…!

Él me miró, estaba dudando.

   —¿Estás seguro?

   —¡No hay nada que perder! —dije, entusiasmado—. ¡Si no, de todas formas él va a mori…!

   —Me parece que es muy poco antídoto para la cantidad de veneno que debe tener en el cuerpo… —interrumpió, escéptico. Le arrebaté el frasco de las manos y a la fuerza le quité una de sus jeringas. Era poco, sí, pero valía la pena intentarlo. Preparé la inyección y la llené con todo el contenido del frasco, tomé su antebrazo y busqué una de sus venas. Resultó ser más complicado de lo que pensé, pero finalmente logré atravesarle la piel e inyectar todo el antídoto en él.

Wolfang soltó un bufido tras de mí. Al final, él me resultó inútil también.

   —No entiendo qué demonios te sucede… —dijo. Pude sentir la mirada tras los lentes pegada a mi espalda. Me giré y le lancé una mirada de odio que pareció resbalar sobre él. Se me acercó y tomó mis mejillas con fuerza—. Se supone que tú eres un completo hijo de puta, ¿por qué estás tratando de salvarle? —Su boca se halló muy cerca de la mía.

   —Porque me conviene.

   —Lo que verdaderamente te conviene es que él esté muerto —gruñó—. No me mientas, Cuervo —Una sonrisa orgullosa afloró de mis labios. Pude sentir su respiración sobre mi rostro.

   —Estás celoso —solté, con desprecio.

   —Tú me perteneces —sonrió y me besó, mordiendo ávidamente mi labio inferior. Me aparté bruscamente.

   —¡Escúchame, Maximus! —grité, cabreado—. ¡No te pertenezco! ¡No le pertenezco a nadie! —aparté sus brazos de mí y le alejé con un empujón—. Lo que tuvimos, olvídalo —habíamos tenido sexo en el último tiempo, me gustaba como me golpeaba; me gustaba el trato salvaje y sádico que tenía conmigo, pero nada más.

Y ya me había aburrido de eso. Necesitaba más.

   —¿¡Cómo pretendes qué…!?

   —¡Ya lo dijiste! ¡Soy un completo hijo de puta! —Un puñetazo me hizo voltear la cara. Sonreí.

   —¿¡En serio!? —Me burlé—. ¿¡Crees que me afectará en algo ese golpe!?

   —Idiota. —tomó su bolso para largarse. No se lo impedí.

   —Te estás encadenando a ése imbécil —soltó, con los ojos fulminantes clavados en mí, antes de marcharse. Oí el estruendo de la puerta cerrándose de golpe y su figura desapareció.

Me quedé paralizado unos segundos, mirando hacia el umbral ¿Encadenarme…yo? No, no era eso. Scorpion me había dado eso que necesitaba, le estaba utilizando para mis propios fines, justo como lo había hecho con Wolfang. No era nada más que eso.

Yo era libre. Solo había algo que me aterraba en la vida.

Ser enjaulado.

   —Branwen… —Me giré rápidamente hacia él. No tenía que ser un súper-genio para darme cuenta cómo mis actos iban en contra de mis propios pensamientos.

Tenía los ojos bien abiertos, al parecer lo había oído todo ¿Wolfang no le había inyectado un calmante?

Aún sudaba frío y su fiebre no había bajado nada en lo absoluto. Comencé a dudar si lo que había en ese frasco era de verdad el antídoto. Jadeaba aceleradamente y de hacerlo así en otra situación me habría puesto duro como una roca en tan solo segundos, su cuerpo se sacudía en escalofríos también. Me senté en la silla del escritorio, viendo cómo se moría. Algo se alojó en el centro de mi pecho, molesto y doloroso. No recordaba haber sentido algo así antes.

   —¿Qué te pasó en el ojo? —preguntó, intentando mantenerse consciente mientras su rostro contenía una mueca de dolor. El veneno o el antídoto debían estar quemándolo por dentro; no sabía si esto era bueno o malo, lo único que sabía es que sus delirios seguían.

«Fuiste tú, idiota» pensé en decirle, pero no lo hice.

   —¿Fue Cuervo? —asentí con la cabeza, siguiéndole el juego—. Si quieres puedo tatuarte algo en él… —Su tono de voz sonaba extrañamente amable—. Yo también sé dibujar, tú lo hiciste por mí, debería devolverte la mano, ¿no crees? —Sí, yo había ayudado a cubrir con tatuajes lo que el antiguo Cuervo dejó en él, pero en ningún momento pensé que él podría hablarme de devolverme el favor.

   —Me gusta el parche… —dije, sin saber que más decir. Todo lo que había dicho Wolfang antes de irse… le encontraba sentido ahora. La gente no cambia al cien por cien, siempre hay algo; algo que queda de lo que fueron antes y por muy cabrón que fuese Scorpion, él no parecía ser la excepción.

Era como estar viendo al viejo Noah.

Tosió un poco y me apresuré en ayudarle.

   —G-Gracias… —balbuceó apenas, con poca fuerza. Clavó los azulados ojos en los míos, que generalmente me miraban con un odio que me fascinaba y que esta vez me veían distintos, extraños, amables y con una pizca de tristeza que solo vi mientras él estaba cautivo en la guarida; cuando lloraba.

Pero esta nueva mirada no me desagradó en absoluto.

Y eso fue lo más extraño. 

   —¿Qué pasó…? —preguntó de pronto, sacándome de mis reflexiones.

   —Te picó una araña —sonreí, falsamente—. Pero te vas a poner bien, ya te inyecté el antídoto.

   —A-Ah… —sonrió, con los ojos enfermos—. Me alegra…cuando salga de aquí podré buscar a Ethan… —Una ráfaga de ira me llenó por dentro ¿¡En serio tenía que nombrarlo!? Algo me revolvió las entrañas.

   —No hables más de Ethan… —ordené en un tono autoritario que, obviamente, no acostumbraba a usar con él—. En parte, es culpa de él que tú estés así —dije, aprovechándome de la situación.

Sus ojos me miraron cansados y él pareció entender. Creo.

   —Me duele todo el cuerpo… ¿Por qué estás tú cuidándome? —Sus palabras fluían aceleradas, pero balbuceantes, apenas entendibles y casi sin sentido. Mientras un impulso me hacía acercarme más hacia él.

   —Noah…

   —¿Sí? —sentí su respiración cerca de mi cara.

   —Cierra la boca… —Me abalancé sobre él y le besé. Extraño, en todo este tiempo jamás había tocado sus labios. Su cuerpo y su boca temblaron ante un escalofrío, seguramente se había asustado; dirigí una mano a su mejilla para tomarla y así calmarlo. Tampoco era como si pudiese resistirse mucho en ese estado.

Sabía que mi actuar iba contra mis propios pensamientos. Sabía que decía que lo utilizaba, cuando esto solo parecía una excusa. Creo que no importaba…si moría mañana o simplemente no lo recordaba. Estaba delirando, de todas formas podía atribuírselo a eso después.

Lo sabía y quizás saqué partido de ello. Pensé que no sería capaz de hacerlo, pensé que era solo interés y una forma de satisfacerme a mí mismo. Pero al parecer, me estaba dejando caer.

¿Me había dejado enjaular? 

Notas finales:

Uy si. Noah delira y Branwen se aprovecha de eso :o (A que no sabe lo que significa Branwen? D: Bueno, en realidad lo encontré por ahí. ''Bran'' era un dios que se relacionaba con los cuervos en la mitología céltica. Y bueno...Branwen iría siendo algo así como ''Cuervo puro'' xD o algo así :p 

Les gusto? No? Críticas? comentarios o alguna pregunta a algún personaje? Pueden dejarlo todo en un lindo - o no tan lindo - review :3

Intentaré ponerme las pilas para terminar otro cap antes del miércoles. 

Besos! 


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