La carretera del desierto. Nada de pavimento, solo millas y millas de arena por doquier. Ese era el lugar perfecto para los corredores que les gustaba vivir la vida a todo dar. La adrenalina, la rebeldía, la velocidad y diversión. Era lo esencial para ellos.
Carreras inmensas y extensas. No importase el clima ni el pronóstico. Mientras más arriesgado, mejor. Estos corredores vivían todos los días de su vida como si fuera el último. Amaban la velocidad y el calor del desierto. Las ansias y los nervios de ganar o perder. Las carreras lo eran todo.
Normalmente lo hacían por diversión, entre amigos o diferentes bandas. Había días en donde bandas opuestas se enfrentaban y apostaban cierta cantidad de dinero, propiedades o autos. Gracias a estas apuestas, había demasiados rivales al igual que amistades. Pero a la hora de competir por algún puesto ya no existían tales amigos. Todos querían ganar, y harían hasta lo imposible para hacerlo, sin importar que.
Muy pocas personas se animaban a ir solas al desierto a competir por un lugar en el mundo de las carreras, pues era territorio de los que más tiempo estuvieron compitiendo, y al ser unos simples novatos, el ego no estaba del todo presente. Sin mencionar la humillación y los insultos que se llevaban por encima.
Naruto Uzumaki era la excepción a todo eso. Él era a todo dar. Vivía como se le daba la gana y le gustaba competir solo. No tenía banda ni equipo. Amaba hacer las cosas por su cuenta, logros que recordar y victorias de las que estar orgulloso. Lo apodaban “El zorro solitario.”
Para la mala suerte de otros corredores, el rubio era un as al volante. Él solo valía como cien corredores, era uno de los mejores. Lo curioso era que, siendo tan bueno compitiendo y el más antiguo en aquellos lugares del desierto, jamás aceptó las invitaciones de unirse a algún bando. Por alguna razón no se mostraba interesado en eso. Sólo se enfocaba en una cosa…
Su presencia hacia hervir la sangre de otros sujetos. Naruto retaba a cualquiera que se atravesase por su camino, siempre tan seguro. Su confianza en sí mismo los fastidiaba demasiado, incitándolos a aceptar el reto y finalmente perder ante el mejor. No todos eran buenos perdedores, es por eso que habían ciertas peleas entre varias personas. El hecho de perder una carrera hacia bajar un nivel de su estatus, que era lo más importante, y la dignidad.
Por otra parte se encontraba Sasuke Uchiha, él pertenecía al bando de los Taka. Lo integraban algunos miembros de su familia y amigos. Era el equipo más difícil de vencer, puesto que ellos le ponían demasiado empeño a poder ganar. Su estatus era del más alto, eran privilegiados y respetados ante ello. Su arrogancia era de notarse por todas partes y obviamente tenían el ego hasta por los cielos, ¿Qué se esperaba de gente ganadora?
Sasuke era demasiado competitivo. Ese era su único defecto, ya que por culpa de eso muchas veces estuvo en riesgo de perder, y eso no es algo fácil de olvidar, mucho menos para su persona y equipo. Necesitaban mantener eso al margen y seguir progresando, sin ninguna falla.
El moreno se esforzaba día a día para poder superarse a sí mismo, modificando su auto y compitiendo. Pero lo cierto era que, detrás de las ansias de poder ser el mejor en todo, se encontraban las ganas de superar al rubio. Ambos competían a diario. La competencia entre ellos se había hecho rutina. Sus carreras eran legendarias ya que siempre fueron buenos al volante. Eran los únicos que podían hacer que uno de los dos pierda.
Ciertos días Sasuke era el perdedor, y otros los era Naruto. Los dos eran un par de orgullosos, antes muertos que aceptar una derrota. Es por eso que siempre había una revancha. Eran como agua y aceite. Pero esa teoría no era del todo cierta…
—Oe, Uchiha Sasuke — Naruto trataba de llamar la atención del moreno que se encontraba esperándolo mientras bebía algo de cerveza.
A la vista del público estos dos muchachos eran los rivales más feroces del mundo. Quien se atreviera a interferir en sus asuntos seria hombre muerto, eso lo sabían muy bien. Pero cuando no se encontraba nadie a su alrededor, algo muy extraño sucedía, sucesos del que nadie debía enterarse. Algo que sorprendería a más de uno en aquellos lugares.
Naruto era un maldito pervertido. Todos sabían eso, pero lo que no sabían era que al rubio le gustaba acosar a Sasuke. ¿Por qué? Luego de que el segundo nombrado se haya rebajado, obligadamente, a tener que prácticamente rogarle al rubio constantemente para que se uniera al clan Taka y formar el mejor equipo que pueda existir, a Naruto se le hizo costumbre. Obviamente nunca aceptó su petición, no lo hacía a propósito, simplemente no le agradaba la idea de estar en algún clan, pero no podía negar que le causaba demasiada gracia las veces que Sasuke le decía siempre lo mismo, “Uzumaki, únete a nosotros. “ Sin mencionar que aprovechaba de eso para poder ver al azabache mas de seguido.
Aparte de eso, Naruto se encontraba detrás del moreno constantemente, hasta podría decirse intimidándolo. Él tenía un algo que lo atraía. El rubio nunca entendió porque se fijó en Sasuke pero estaba seguro de que no se equivocaba al hacerlo. Le llamaba mucho la atención su rival/amigo, y cuando algo le interesaba de esa forma, no se rendiría hasta poder obtener lo que quería.
— Aquí estoy, ¿puedes siquiera voltear? — Preguntó el rubio un tanto impacientado.
Lo cierto era que Sasuke no toleraba a Naruto. No podía verlo ni por asomo, lo odiaba, pero más que odio era envidia. Su clan le decía que sí o sí debían tener a Naruto para poder completarse, olvidándose por completo que el mejor del clan era Sasuke, y eso le molestaba bastante.
¿Por qué debía ser Sasuke quien intentase convencerlo? Simple, porque desde el comienzo él y Naruto fueron rivales, siempre compitieron más que con otros corredores. Por eso Sasuke trataría de vencerlo, para demostrarle a su clan que no lo necesitaban para nada. Sin mencionar que su odio hacia el rubio también era a causa de que Naruto era un maniático sexual que lo acosaba a todas horas.
Sasuke sabía que debía voltear a encararlo, después de todo, él lo llamó. Pero su cuerpo estaba helado meditando los hechos. No quería escuchar la voz del rubio, tampoco verlo. Odiaba tener que citarlo ciertos días para tratar de convencerlo para que ingresase al clan. Si no fuera porque no le gustaba perder ya se hubiera rendido hace tiempo.
El azabache tranquilamente podría dejar su clan para siempre, pero ya se le había hecho costumbre por los años que pasó allí. Ese fue el clan que lo vio crecer y progresar en las carreras. Simplemente no podía dejarlo… sin su clan él no sería nadie en las afueras, sólo un corredor aficionado y eso obviamente no era cierto.
Al darse cuenta de que dejó pasar demasiado tiempo haciendo esperar a Naruto, Sasuke decidió hablar. Se levantó del asiento, dejando su cerveza en la mesada, y lo observó desafiante. Esta vez tenía una estrategia para —no sólo vencerlo— hacerlo unirse al clan.
—Uzumaki, te desafío a una carrera que definirá todo — Hizo una breve pausa para determinar bien la expresión del rubio en cuanto terminase de hablar. —. ¿Qué dices?
Por parte de Naruto, no se mostraba sorprendido por lo que acababa de escuchar, es decir, no era la primera vez que lo desafiaba… Pero algo en ese reto lo hacía notarse distintos a los demás. Las palabras de Sasuke permanecieron en su mente: “Una carrera que definirá todo. “ Algo así debía ser importante, ¿qué era todo?
—Infórmame — Respondió Naruto seriamente, demostrando ser alguien de negocios o algo por parecido.
—Es sencillo — Sasuke volteó su mirada, esta vez enfocándose en la pista de arena que no se encontraba muy lejos de allí. Luego continuó. —. Será una carrera normal, pero sólo que si tú pierdes te unirás al Clan Taka.
Ahora todo tenía sentido. No por nada Sasuke le estaba haciendo una propuesta así. Su plan era desafiarlo y las condiciones eran lógicas. Ante ese razonamiento, Naruto hizo una media sonrisa, pues lo que acababa de escuchar le resultaba muy interesante.
— ¿Y si yo gano? — Preguntó el rubio mientras se cruzaba de brazos. En su voz no emanaba ninguna expresión en específico, pero Naruto estaba haciendo esa pregunta a propósito, demostrándole al moreno que había demasiadas posibilidades de que ganara.
—Hmph… Eso dependerá de ti.
Naruto sonrió triúnfate ya que hizo que Sasuke tuviera una nueva perspectiva sobre su plan. El azabache estaba tan confiado de que podría vencerlo y tan entusiasmado porque por fin el rubio entraría a su clan para poder dejar de hablarle, que no se fijo en lo que pasaría si él llegaba a perder. Conociendo a Naruto, este no iba a pedir nada sencillo…
—A ver... — El rubio posó su mano sobre su mentón pensativo falsamente. — ¡Ya se! Jeje, Si tú pierdes tendremos sexo en tu auto.
Y eso fue lo que hizo quedar a Sasuke boquiabierto. Jamás haría semejante cosa, mucho menos con el Uzumaki, su principal rival. Ese maldito lo estaba desafiando con una condición completamente fuera de lugar, ¡antes muerto que hacerlo! Naruto pedía algo que Sasuke jamás consentiría en hacer.
La mente de Sasuke era todo un debate mental. No podía echarse para atrás, una vez propuesto el desafío tenía que afrontarlo y dar lo mejor para poder ganar, tenía que evitar tener que hacer algo así. Sólo un maldito pervertido como Naruto pediría eso. Seguro era una broma…
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó la voz del rubio hablar nuevamente, pero esta vez acompañada de otra risa que más de una vez hizo hervir la sangre del moreno.
— ¿Qué sucede Sasuke? ¿No puedes con el reto? — Decía Naruto entre pequeñas carcajadas.
Sasuke cerró con fuerza su puño y sus dientes. Quería golpear a ese tipo, pero no podía… tampoco podía echarse para atrás, ya estaba prácticamente hecho. Sólo tenía que esperar a que las cosas terminaran a su favor y no tener que hablar con Naruto nunca más, sólo para hacer carreras y ya.
El retomó la calma rápidamente y volvió a su mirada desafiante, demostrando completa tranquilidad y confianza en sí mismo.
—Déjate de idioteces — Y sin más, extendió su mano hacia Naruto para hacer el trato.
Ambos estrecharon sus manos. El trato estaba hecho, no había marcha atrás. Era ganar o ganar, ya que si Sasuke llegaba a perder… eso lo perseguiría el resto de su vida…
Ya quería apartarse del rubio e irse a su taller, pero no podía liberarse del agarre de Naruto, este seguía sosteniendo su mano mientras lo observaba detenidamente a los ojos, lo que hizo incomodar y molestar al moreno.
Intentó salir del agarre pero en cuanto lo hizo y se dio la vuelta, los brazos de Naruto lo rodearon por completo dejándolo sin escapatoria alguna…
— ¿Pero qué mier…— Se obligó a cerrar la boca en cuanto sintió las tibias manos del rubio acariciar su pecho por debajo de su camisa. Una vez más lo estaba acosando como si nada, y Sasuke no lo iba a permitir. Golpeó el abdomen del rubio con el codo para poder apartarse de allí, y para su suerte, resultó. Se alejó del rubio y lo miró con repugnancia. Por otra parte, Naruto se mostraba tranquilo, ignorando completamente todo.
Sasuke se retiró del salón y fue directo a su coche para ir al taller. Debía ganar, tenía que ganar. Lo haría de alguna u otra forma. Ya no podría ser vencido por Naruto. Todo se definía en una sola carrera.
Naruto fue a su coche y medito un poco la situación en la que estaba. No sabía si llegaría a ganar pero obviamente ansiaba poder tener a Sasuke sólo para él, asique haría hasta lo imposible por derrotarlo. No necesitaba modificar mucho su auto.
A Naruto no le molestaría mucho tener que perder y entrar al Clan, podría acosar a Sasuke cuando quiera. No se comparaba con poder hacerlo suyo sin nada de intermedio, por tanto, era ganar o ganar.
Todo se definiría pronto. Todavía no habían planeado cuando ni donde seria, pero mientras tanto tendrían tiempo para mejorar sus tácticas y habilidades. Demostrarse a cada uno que podían hacerlo, mejorar y ganar. Sólo uno de los dos podía tener el puesto del mejor y eso se estaría por verse pronto.