CAPÍTULO 1
‘Estoy bastante seguro de que la perdición de los humanos puede ser atribuida completamente a su curiosidad.
Al menos esa es la filosofía de vida que yo, Kim Kibum, he desarrollado en mis 23 años de existencia.’
~ ~ ~ ~
Kim Kibum era un chico ordinario, vivía solo ya que no tenía padres, era bastante pobre, y estaba estudiando en la universidad gracias a una beca que había ganado después de sesiones intensas de estudio y muchas noches sin dormir.
Kim Kibum era un chico ordinario, pero… con una ocupación fuera de lo normal.
Trabajaba en una oficina bastante sospechosa.
Mafiosos, para ser exactos.
Un mundo donde el dinero se ganaba de manera fraudulenta, las personas no conocían el significado de la palabra “moral”, y solo se podía ganar el respeto de otros pisoteando a los demás.
Y a pesar de estar relacionado con gente que manejaba dinero sucio, podía decir con seguridad, que no pertenecía a la mafia.
Podía decir también, con total certeza, que las dos personas que arruinaron completamente su vida eran Kim Jonghyun y Lee Taemin. Esos dos bastardos. No les bastaba con restregar su relación en su cara, sino que también se encargaban de joderle la existencia.
-¡Buenos días jefe! – saludó junto a sus colegas, un grupo de gánsters, con quienes llevaba una relación bastante agradable.
Observó a los merecedores de su odio entrar por la puerta del despacho.
El apuesto y bien formado hombre de tez morena le envió una mirada gélida, ignorando completamente el saludo y a sus subordinados que charlaban amenamente.
-¡Oye, tráeme un poco de ese licor que bebí anoche! – gritó, sin un ápice de amabilidad.
-Café helado para mí – agregó Taemin, mientras ocupaba un lugar en el sillón, junto al moreno.
Y allí estaba él, cumpliendo los pedidos como un niño obediente, pero…
¿Cómo fue que llegó a esa situación?
Para comenzar su historia, habría que retroceder un par de meses….
-¡OYE! ¡¿NO TE ADVERTÍ QUE IMPIDIERAS QUE TUS OJOS BUSCARAN A PERDEDORES?! – el estridente grito llegó a sus oídos mientras un libro se estrellaba contra su cabeza. Taemin asesinándolo con la mirada.
Lee Taemin hasta hace un par de meses, había sido su pareja. Pero, desgraciadamente, tanto para él, como para su novio; él era un casanova, de esas personas a las que les sobra amor para dar, así que, por naturaleza, él era una persona cariñosa, y… le daba cariño a todo aquel que se cruzara en su camino.
Los problemas comenzaron cuando noprovocó la mayoría de sus peleas, sobretodo porque pelear era más bien el modo en que funcionaba aquella relación, era bastante raro, pero llevaban un buen tiempo como pareja, ambos aguantándose las mierdas que se hacían entre sí, Kibum cumpliendo absurdos caprichos, y Taemin soportando lo coqueto que era su novio.
Para empeorar las cosas, la tentación lo llamó en el momento justo, y de repente, su curiosidad despertó…
¿Es posible tener sexo increíble con alguien a quien ni siquiera amas?
Una duda que carcomía los pensamientos de Kibum. A pesar de ser un jodido casanova tenía un –muy escondido– lado romántico, no creía que se pudiera sentir tanto placer mantener relaciones coitales con un extraño, como si lo hicieras con alguien con quien tienes sentimientos compartidos.
Aquella pregunta no salía de su mente, así que decidió intentar.
Pues… Si era posible.
Si pudiera retroceder el tiempo, para no cometer la pendejada que hizo…
-¡Oye, tú…! – Taemin empujó la puerta con fuerza, sus ojos abriéndose de la impresión, no creyendo lo que veía: Kibum, sentado en la cama, mientras otro chico desconocido dormía desnudo cubierto por las sábanas.
La calentura que aún quedaba en su cuerpo se esfumó por completo mientras veía a Taemin darse la vuelta para ir a su departamento, agarró las primeras prendas que vio entre la ropa regada en el piso, y salió tras del menor.
Taemin estaba tan decepcionado… solo ignoró sus gritos, lo siguió por un par de cuadras, soltando excusas tontas, e intentando explicar aquello que evidentemente, no tenía justificación.
-T…Taemin! ¡Espera! ¡Todo tiene explicación!
-¿Qué sentido tiene que salgamos si haces esa mierda? – Lo enfrentó - ¡Olvídalo! ¡TERMINAMOS! – gritó totalmente enfurecido el chico castaño.
Esa maldita curiosidad fue la culpable.
La curiosidad es un problema. También lo fue para él.
‘Por favor. Contesta.’
‘Lo siento Tae.’
‘¿Dónde estás?’
‘Soy un bastardo despreciable, lo sé, Minnie.’
Pasó un mes de suplicas de perdón, sin repuesta.
Hasta que volvió a ver a Taemin. Nada más y nada menos que con un tipo muy guapo.
Quería regresar con el castaño, haría todo lo que estaba al alcance de sus manos para que Taemin accediera a regresar a su lado, estaba dispuesto a todo, aunque tuviera que competir con el tipo que acompañaba a su ex.
Ese hombre tenía la belleza de un modelo. De facciones increíbles, una barbilla y perfil perfectos, mirada intensa, hombros anchos, cuerpo bien formado que se le marcaba por la ceñida camisa, piel color canela, y un porte que imponía autoridad.
Si ese hombre era la nueva pareja de Taemin, comprendía el porqué de sus llamadas y mensajes ignorados por el castaño; aquel era un semental, un hombre tan exquisito que ni el mismo dejaría escapar.
Fue la segunda vez en su vida que veía un tipo tan apuesto.
-¿Taemin? – Vio a su ex detrás de aquel hombre -¡¡Taemin!! –gritó con la esperanza de atraer su atención. Quiso acercarse, pero antes de percatarse, el moreno ya se había puesto en medio de su camino.
-Tú debes ser el cabrón que ha estado acosando sin parar a Taemin – los ojos ajenos lo escanearon de pies a cabeza.
-¿Disculpa? – fue lo único que alcanzó a decir, antes de caer al piso por el fuerte golpe en la cara que le asestó el pelinegro.
-Si te vuelvo a ver otra vez, será la última vez que alguien te vea – escupió.
Ese día marcó también la segunda vez en su vida en la que le patearon el trasero tan gravemente.
Pero el dolor del golpe no se comparó en nada al que sintió con la humillación que sintió después de oír las palabras de Taemin.
-Oye, en vez de eso, ¿Por qué no le das un trabajo en tu oficina y lo pones a prueba? – Taemin se acercó a ellos, lanzando una mirada socarrona al rubio – .Además, has dicho que no te gustan las chicas porque nunca duran. Él limpia, hace buen café… resultará útil. Estoy seguro de que harías eso por mí, tu antiguo amante. ¿Verdad Kibum?
Y así es como había empezado su vida como subordinado de la mafia.
‘¡¡Si tan solo me hubiera disculpado justo después de que nos peleáramos!!
¡Si solo hubiera ignorado mi molesta curiosidad!
¡Si tan solo hubiera intentado, habría podido enmendar las cosas entre nosotros!’
Pensamientos como aquellos eran constantes en su mente, de haber hecho bien las cosas desde un principio-comenzando por No haber traicionado a Taemin- su vida seguiría siendo la misma de antes, solitaria y aburrida, aunque su rutina era monótona, prefería vivir tranquilamente a estar relacionado con un mafioso. Un bastante apuesto mafioso debía admitir. Pero ya era bastante tarde para querer reparar sus errores…
Miró su reloj, iba tarde para sus clases, estar tan atareado no implicaba que tenía que descuidarse en sus estudios.
-Chicos, me tengo que ir ahora – tomó su mochila dispuesto a salir.
-¿A dónde? Es sábado, así que no tienes clases – Taemin lo miró acusadoramente, como cuando desconfiaba de sus palabras.
-Quizás va a una cita. – dijo Changmin – Amigo, los chicos de hoy no pueden mantener sus manos lejos de otras personas, ¡Y menos controlar sus hormonas! – la pandilla rio animadamente.
-¡¿UNA CITA?! – Taemin se paró del sofá, su rostro enrojecido por la molestia que sentía. Al parecer la idea no era para nada de su agrado.
-¡N…No! ¡No, no es así en absoluto! – Kibum le lanzó una mirada amenazante a Changmin, a veces ese tipo decía cualquier estupidez – Solo tengo ensayo previsto para el lunes.
-Trabaja en eso aquí, ¿Por qué no puedes trabajar en eso aquí? – cuestionó el castaño, ya más tranquilo, mientras caminaba serenamente en dirección a Jonghyun, quien una vez que Taemin llegó, lo recibió en su regazo, acomodando al más delgado entre sus piernas.
-Quiero decir… - suspiró pesadamente, obligándose a sí mismo a desviar la mirada del par.
‘¡¡Sería capaz si no fuera por ustedes dos!!’, quiso gritar, mientras presenciaba el demandante beso que compartían ese estúpido mafioso y su ex…
‘¡Por supuesto que lo escucho todo! ¡Maldita sea!’
Los sonidos casi vulgares que emitían ese par eran bastante difíciles de ignorar. Y tomando en cuenta que uno de ellos era alguien con quien mantuvo una relación, lo hacía sentir aún más incómodo; era digno de admirar como sus colegas no le tomaban mayor importancia a ese par, cuando el sentía que esos dos tenían un altavoz al lado de sus bocas.
-¿Qué? – aquellos ojos levemente tapados por el flequillo castaño lo miraron amenazantes.
-He… he terminado mi ensayo, así que… – tragó duro – ¿Puedo irme ahora?
-Entonces lárgate - escupió Jonghyun, antes de retomar su anterior tarea. Kibum le patearía esa hermosa cara que tenía, si no supiera que lo más probable era que él saldría perdiendo si se enfrentaba al jefe.
La vida de Kim Kibum era así desde el día en que se topó por primera vez con el moreno.
Entre la escuela y el trabajo para la mafia estaba demasiado ocupado, y a la vez tenía que ser precavido para que nadie descubriera en que trabajaba; esas preocupaciones no le permitían tener la típica vida social que deseaba, y mucho menos tener una cita para buscar pareja.
Estaba forzado a la soledad por haberle sido infiel a Taemin, era la forma del castaño de vengarse, y realmente estaba funcionando.
‘Estoy tan desgraciadamente solo…’
~ ~ ~ ~
-¿Qué sucede de repente? – cuestionó Jonghyun, mientras prendía un cigarrillo.
-Nada… solo me siento un poco… – Taemin abrazó su torso desnudo, intentando darse un poco de calor.
-Joder con tus sentimientos. ¿Qué se supone que sientes? ¿Lo quieres o no? – humo saliendo de sus labios.
No recibió respuesta.
Aquel silencio decía mucho más de lo que las palabras podrían.
~ ~ ~ ~
El rubio había tenido el tiempo justo para terminar un par de trabajos pendientes, la universidad lo absorbía, pero valía totalmente la pena. Esa mañana estaba dispuesto a tomar una siesta un poco más larga por ser fin de semana, para descansar su cuerpo del agotamiento acumulado, cuando recibió una llamada de su jefe, exigiéndole que fuese al despacho.
Lanzó el teléfono lejos de su vista, maldiciendo una vez más el momento en el que aquel tipo había aparecido en su vida, antes de levantarse de la cama para tomar una ducha.
Después de tomar el bus rebosante de gente, y ser perseguido por un perro, al fin estaba en la oficina. Entró al lugar dando los buenos días a Jonghyun, quien era el único en la oficina, aunque como casi siempre, su saludo fue ignorado.
-Han pasado algunos meses… - Jonghyun ni siquiera lo miró.
‘Tan temprano y fumando’, pensó Kibum, mientras el pelinegro tomaba un encendedor y sacaba un cigarrillo del bolsillo del elegante traje que llevaba puesto
-Y has hecho bastantes tareas desde que te uniste a nuestra familia, así que ahora quiero que empieces a hacer cobranzas.
-Pero no soy de la familia… – Demonios, solo quería mantenerse al margen de los problemas.
El puño del jefe se asomó amenazante entre su elegante traje. Nada bueno salía de sus puños.
-¡Esta bien! ¡Lo haré! – Aunque prefería correr el riesgo de meterse en problemas a amanecer al día siguiente con todas las costillas rotas, en la cama de un hospital – Jefe, ¿Hay algo más que quiera que haga?
Jonghyun lo miró complacido por su respuesta, sus facciones relajándose brevemente, para de un momento a otro, cambiar drásticamente, volviendo a ser la misma: Amenazante, como usualmente era.
–Pero si no lo haces, tendrás que dejar la ciudad.
-¡¿PERDÓN?!