Capitulo 6. Sebiel M. Phantomhive
-Bien, ¿qué haremos al respecto? –Un moreno y un pelicastaño tomaban el té con una expresión fría en sus rostros.
-Por lo que me cuentas, no sabría que medidas tomar, los humanos son salamandras sembradoras de cizaña –el ojiverde ajusto sus lentes- si hacemos algo, tal vez respondan, y eso puede ser aun peor.
-Estas diciendo, ¿Qué debemos dejarlo pasar como si nada? –El ojicobre fruncía el seño- dejaremos que maltraten a nuestro hermano y nos haremos la vista gorda.
-¿Qué sugieres entonces?
-Darles una lección de etiqueta básica, y que aprendan a no meterse con nosotros.
-Siempre has tenido un cierto complejo de superioridad Sebastian, pero debes aceptar que la sociedad tiene sus propias reglas.
-CON UN DEMONIOS WILLIAM –Se levanto estrepitosamente ya no soportaba su estúpida cara de poker- esas alimañas no respetan las reglas, atormentar a un mocoso de diez años, por culpa de un maldito apellido.
-Espero que no le hables de esto a madre.
Sebastian se dejo volcar nuevamente en el asiento –no soy un idiota.
-Pues lo pareces –por un instante, realmente quiso asesinarlo- Por los momentos la solución es que el mocoso aprenda a defenderse, por favor no me involucres en asuntos innecesarios –dio un ultimo sorbo a su taza y se retiró, Sebastian continuó desplomado en su silla.
-William, en ocasiones, honestamente no te soporto –De cualquier forma, ¿qué pasaba con él? Comportarse de esa forma por culpa de su supuesto medio hermano. Aunque tenía lógica, se encontraba encerrado en un cuerpo humano, cargado con esas estúpidas emociones humanas, y había visto a Claude crecer, era imposible que no naciera un afecto por el enano.
******************* Días después ********************
-¡Oigan! ¿Qué hacen? –Un chico pelinegro de orbes azules les miraba con recriminación.
-Disculpa creo que nadie te invitó a la fiesta –Un grupo de caras bonitas tenían a un menor acorralado- descuida, solo estamos jugando un poco.
-Un juego –El chico notó la incomodidad del menor- no me parece divertido, saben, me dijeron que solo lo molestan por llevar el apellido de su madre.
-Oye chico, deberías meterte en tus propios asuntos –los cara bonita se estaban disgustando por la intromisión- además, le hacemos un favor a todos en el colegio, el de librarnos de un hijo de nadie, que no tiene quien lo defienda, después de todo no tiene padre.
-Uuuuummmm, pues la verdad no veo que tiene de malo ser hijo ilegítimo, después de todo yo llevo el apellido de mi madre –el chico se tomaba del mentón y observaba el cielo pensativo.
-¡¿Y quién demonios eres tu, impertinente!? –todos voltearon a verle, les estaba colmando la paciencia esa actitud.
El chico les miro, meditando la pregunta –jeje, en ese caso, supongo que la mejor respuesta seria decir… PHAN-TOM-HI-VE –prácticamente deletreo su apellido- entonces díganme, ¿acaso tiene algo de malo que no lleve el apellido de mi padre?
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Marianne no lograba contener las lágrimas que brotaban de las orbes miel idénticas a las de su hijo menor. No podía entender la crueldad humana, y pensar que el sufrimiento de su pequeño fuera su culpa.
-Debe estar tranquila Marianne-san, no creo que esos chicos molesten en un rato, aunque si hay que tomar cartas al respecto jejeje –El chico jugaba con los mechones azabache de su pelo.
-De verdad muchísimas gracias por cuidar de él.
-No hay de qué, la verdad, he sabido que en esta casa se acogen muy a los Phantomhive, debería agradecerle igualmente por cuidar de mi familia.
-Oh! Ciertamente, joven, conozco a los Phantomhive de hace años y la verdad no imagine encontrarme con un familiar cercano a ellos, es decir, tengo entendido que no se permite mas de un heredero en la familia.
-Aaaah, si bueno, sucede que yo compongo la rama principal de la familia, podría decirlo así como la cabecera o el líder. Disculpe, no me he presentado apropiadamente –Se levantó de su asiento para tomar la mano de la dama con suma delicadeza, con una parsimoniosa inclinación poso los labios en los nudillos plantando un delicado beso- Mi nombre es Sebiel M. Phantomhive.
Continuará…