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Todo tiene un final, menos el amor por NekoDanyHentai

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Notas del capitulo:

Sinceramente, muuuchas gracias por su apoyo. 

Recibi un comentario de que no le gustaba mucho cuando se separaban. Por ejemplo en este caso Ciel muere.

Pero si lo piensan hasta cierto punto, en realidad no muere, porque los recuerdos de Sebastian siempre existiran, ademas es otra forma de estar juntos.

No pienso revivirlo o reencarnarlo, porque no iria de acuerdo a mi idea.

Como dije antes -creo- se suben capitulos sin orden cronologico. Demostrando lo que vivieron mientras aun vivia el pequeño.

No busco ofender, a quien no le guste que Ciel muriera -creanme que a mi tampoco- Pero esa vez que escribi el capitulo, yo estaba deprimida, y le habia prometido a un amiga un fic sobre ellos.

A ella le gusto, y por ella tambien empece a subir mas capitulos. 

Eso es todo.

La tensión que rondaba constantemente la mansión era demasiado palpable, prácticamente podría ser cortada con un cuchillo. Y no, no era por alguna clase de trabajo destinado para el perro guardián de la reina, eso era por mucho más sencillo que controlar la verdadera razón del estrés que rodeaba al conde, aunque si lo pensaban mejor, de alguna manera si tenía que ver con perros, con uno demoniaco, y no era Pluto de quien estamos hablando.

E imagino que es fácil de determinar, sin embargo para este orgullo conde lo más obvio resultaba ser imperdonable además de un golpe bajo para su estatus, lo peor de todo es que el dilema se volvía cada vez más evidente.

Contrario a lo que se pensara, no era porque Sebastian tuviera alguna clase de acercamiento mas intimo con respecto a Ciel, mucho menos era el caso en que el demonio se alejaba del conde como si repudiara el contacto ni le mandaba miradas de indiferencia. Eso era lo más estresante, que el guardián de la reina se sonrojaba con solo verlo, deseaba probar aquellos labios de grosor perfecto, anhelaba sentir las manos de Michaellis por su cuerpo, todos esos pensamientos revolucionados por el tacto que tan acostumbrados ambos estaban a tener, entonces se preguntaran, si es algo común ¿Qué hace la diferencia ahora?, la razón es que un día de tantos, la mente del joven conde comenzó a divagar, detallando lo que tiempo atrás nunca se puso a analizar, al ver una rosa roja en el jardín los ojos carmín de su mayordomo volaron hasta su mente. Con una imaginación admirable –no por nada era el jefe de la compañía de juguetes en su familia – se dispuso a admirar cada parte de lo que su enigmático mayordomo le incitaba, desde aquellas miradas a su persona, hasta las veces en que lo salvaban.

La primera vez que pensó todo aquello fue algo realmente alarmante, donde no estaba muy seguro el de porque no quería admitirlo, Sebastian era un hombre ¿acaso era por eso? Rápido la idea fue desechada el realmente no le tiraba a nada pues no tenía contactos con ninguna chica que no fuera Lizzy pero ella…era simplemente Lizzy, era su prima, lo último de su pasado que en constantes veces deseo alejar, ¿era porque era un demonio? Claro que no, al fin y al cabo Sebastian se encontraba a su lado, ambos atados por un contrato que Ciel pidió y que el mayordomo acepto. El contrato, tal vez era eso, si lo pensaba, el ser demoniaco que en su mansión habitaba siempre realizaba algo si Ciel se lo ordenaba, como varias veces había acotado el que una pieza de juego no puede moverse sin el jugador, por lo que a Ciel le dolería de una manera horrorosa el que el oji carmín solo fingiera por la orden que este le diera.

Primero pensó que todo estaría bien, que las cosas debían seguir siendo tan normales como cuando Ciel no estaba enterado de lo que realmente sentía hacia el demonio, lejos de ser solo un aprecio por la protección que le brindaba, sin embargo le fue imposible no verse varias veces expuesto ya que unos sonrojos tan notorios eran difíciles de pasar desapercibidos. Así como las incontrolables ganas que sentía de acercarse tan solo un poco más, pero también eran sensaciones demasiado contradictorias, pues había en ocasiones otras donde quería pedirle a Sebastian que se fuera, sin embargo sabia que apenas estuviera lejos le querría de vuelta, además de tener que  inventarse una buena excusa.

-Bocchan, ¿le ocurre algo?- le pregunto el oji carmín frente a él.

-¡Eh!... no me ocurre nada- respondió rápidamente sin darse cuenta que el oji carmín estaba ahí.  

-Lo noto algo extraño últimamente, ¿está seguro de que se encuentra bien?- respondió el oji carmín con lo que le pareció a Ciel ¿preocupación?

-Estoy perfectamente, esas son puras tonterías- respondió como si nada, logrando ocultar su sonrojo, al ver como el azabache resoplo uno de sus mechones.

-Si es así, entonces podrá continuar con las clases de baile de esta tarde, además de las lecciones de violín y no olvide sus clases de geografía- ahora la sonrisa que expresaba el demonio era todo menos comprensiva o normal, el oji azul podría jurar había algo de maldad en ella.

-Si, si como sea- respondió tratando de evadir la mirada del oji carmín –Quiero postre- alzo la mirada topándose contra los de su mayordomo, mientras alistaba algunos documentos contra su escritorio.

-Arruinara su apetito, además su instructor de baile ya le está esperando bocchan-  dijo el mayordomo mientras sacaba el reloj de bolsillo en su frac.

Sin reprochar nada, solo se levanto de su lugar siguiendo el camino hasta la puerta, para llegar al salo donde se practicaba debían caminar un buen tramo, sin embargo todo estaba demasiado callado, Ciel no aguantaba ese silencio, ni los sirvientes hacían ruido, entonces pensó que al llegar aquella inquietud se libraría, pero no, su profesor aun no llegaba, por lo que lo que lo único que le quedaba al conde hacer era esperar.

-Bocchan, su sensei parece retrasado- dijo el mayordomo mientras revisaba  el reloj.

-Ya me di cuenta- dijo con simpleza –Sebastian, tu nunca me mentirías ¿verdad?- pregunto el niño con su típica pose de piernas cruzadas viendo a lo fijo al adulto.

-Bocchan, ¿a qué viene la pregunta?- el demonio había escondido a la perfección la sorpresa que sintió en primer lugar, para luego cuestionarle con algo de curiosidad.

-Solo responde- fue la altiva respuesta que dio.

-Nunca le mentiría bocchan, los humanos lo hacen, yo no- respondió con una mano en su pecho mientras se inclinaba.

-Sebastian… ¿tienes emociones humana?- le pregunto con algo de incertidumbre.

-Mmmm… creo que los demonios podemos desarrollarlas- dijo con una mano en el mentón pensativo –Pero solo con las personas indicadas- aunque ese fue un susurro mas para el que para su joven amo.

-¿Personas indicadas?- intrigo Ciel

-Lamento la tardanza Phantomhive-sama- entro un hombre de apariencia de no más de treinta años, con cabello castaño y ojos de color verde.

Después de haberse disculpado el conde hizo un gesto sin importancia que realmente no le había importado la tardanza, sin embargo estaba frustrado al ser interrumpido por su maestro. Al continuar la practica la música fue colocada, Ciel se puso en la posición que siempre se le indicaba, tratando de seguir los pasos que se le administraban sin embargo no era capaz de hacerlo por lo que el profesor algo fastidiado paro la música, mientras que Sebastian trataba de detener sus risillas discretas sin serlo tanto para su joven amo.

-Sebastian-san, ¿podría asistir al joven Phantomhive?- entonces las risitas pararon de manera abrupta. Ahora era Ciel quien sonreía de manera malévola

-Sebastian es una orden- dijo el joven conde, era un juego de dos, y una venganza por burlarse tanto.

-Yes, my lord- se inclino el azabache.

Ahora acercándose hacia su joven amo tomo la cintura de este, entrelazando la mano con la contraria mirando desde arriba, la música comenzó a sonar, Sebastian esperaba que le pisara los pies pero extrañamente eso no sucedía, incluso para el profesor el joven Ciel estaba bailando como nunca lo había hecho, acompasado con la música y a su vez dejándose simplemente llevar. Las mejillas de Ciel lucían sonrojadas y ahora no estaba muy seguro de que eso hubiera sido una buena idea, mientras los ojos de su demonio estaban sobre los suyos, a lo que su parecer estaba admirándolo.

Mientras Ciel estaba pensando en el demonio, este también pensaba en el joven conde, detallando lo que otras noches ya había hecho, desde los labios de fina contextura, rosas y deseables, las mejillas con un ligero tono carmín, el lechoso cuello listo para ser mordido así como la cadera que ahora apretaba tal vez con un poco mas de fuerza, apegándolo a su vez mas cerca de sus caderas. Ahora no existía nada más que ellos.

-Muy bien joven Phantomhive- el profesor nunca había visto bailar así a Ciel, por lo que estaba sorprendido –y Sebastian-san no lo hizo nada mal.

“Sebastian nunca hace nada mal” pensó Ciel con orgullo y seguridad.

El reloj toco avisando el final de la clase, Ciel tendría un pequeño descanso antes de ir a practicar el violín, mientras el sensei se despedía alagando a Ciel dentro de la habitación el niño pudo dejar escapar el aire que estaba sosteniendo, esperando a que su mayordomo regresara pues este había ido a acompañar a su profesor, mientras tanto Ciel se cuestionaba nuevamente si lo que estaba por preguntar era correcto o conveniente.

-Bocchan, ¿no sabía que podía bailar así?- respondió con algo de orgullo mezclado con burla.

-Tks, deberías dejar de contratar a tantos profesores después de todo eres aceptable para ser mi maestro- dijo con simpleza escapando de los ojos rubís que insistían en verlo.

-¿En verdad cree eso Bocchan?- en su voz Ciel percibió lo que creyó era algo como ¿felicidad? No, definitivamente no podía serlo.

-Sebastian, ¿A qué te referías con personas indicadas?- dijo Ciel sin tapujos, escondiendo su inseguridad.

Sebastian no respondió su pregunta, si no que solo se iba acercando cada vez mas y mas al cuerpo de Ciel que irremediablemente quedo contra el escritorio, sin poder hacer nada, solo observar, para luego sentir algo frio y a la vez cálido contra su piel, más específicamente sus labios, una extraña sensación se implanto en el, los besos imaginarios no se comparaban con este, que era simplemente perfecto tal como el ser que se lo daba, los ojos de su mayordomo se encontraban abiertos clavándose con insistencia en los contrarias, mientras que a la par con paciencia saboreaba los belfos del pequeño.

El penetrante ambiente que se formulaba en el iris contrario era tanto como la sorpresa de Ciel, aun teniéndolo sobre si, se negaba a creerlo. En shock no se dio cuenta cuando el calo desapareció siendo remplazado por algo que el bien identifico como algo más que un simple beso siendo depositado en su cuello, era una mordida, una que desbordaba sangre como a su vez era limpiada.

-¿Eso responde a su pregunta bocchan?- le pregunto el mayordomo con una sonrisa, que Ciel jura nunca haber visto.

-¿No estás mintiendo?- le pregunto de vuelta. Tragándose el intenso dolor que sentía por la mordida ahora acariciada con sumo cuidado. Casi como si temiera dañarlo, lo cual era irónico ya que él fue quien le mordió.

-Es descortés contestar una duda con otra, pero no. Yo no miento- respondió mientras pegaba su cuerpo contra el del conde, apretándolo en un abrazo cálido.

-Eres un idiota Sebastian- le dijo con algo de burla más que un simple enojo. -Te quiero Sebastian- pronuncio el pequeño con seguridad clavando su rostro en el plano pecho del otro, escondiendo su sonrojo, sin éxito pues su mayordomo le tomo del mentón incitándolo a verlo.

-Le quiero bocchan- respondió mientras depositaba otro casto beso.

Porque en ese momento lo que ellos consideraban un simple querer no era algo tan pequeño o mínimo como eso. Lo que inicio como una fuerte atracción, para luego pasar de la negación o aceptación prontamente seria amor. Uno del cual ni el demonio ni el contratista estarían percatados desde cuando sucedió, porque sin duda alguna a veces la falta de atención alentó las cosas con una increíble proporción.

Notas finales:

Ojala les gustara, aqui explico como se volvieron pareja. Faltan como dos o tres capitulos para que haiga lemmon, actualizare el proximo viernes 19, y asi sucesivamente. Quizas mas pronto...

Si alguien desea darme una idea porque quiere un capitulo de cierto tema, entonces diganmelo, yo acepto sugerencias.


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