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Luna de plata por golddie

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Se besaron por un largo rato, sin dejar que la pasión de ese momento se escapara. Daehyun gruñía, sosteniendo las caderas del menor, moviéndolo hacia arriba y, también, forzándolo a rozar más con su cuerpo. Youngjae, por su lado, no dejaba de tocarlo. Sus manos se paseaban por sus hombros, su cuello, jalando su cabello, y volviendo a su estómago.

Eventualmente, se dieron cuenta que necesitaban más.

“Youngjae”, le llamó Daehyun, “Youngjae, te necesito”, gimió contra la piel del cuello del menor.

“También”, soltó el otro, intentando que se entendiera su mensaje, ya que realmente no podía hablar con elocuencia en ese momento. Su cuerpo estaba en llamas, mucho más de lo que había sentido con alguna vez, y Daehyun ni siquiera había entrado en él.

Youngjae rogó por que le quitara su ropa, y así lo hizo Daehyun. Le empujó suavemente hacia atrás, dejándolo sobre sus rodillas, y sus manos se deslizaron por debajo de su playera mientras las manos de Youngjae no se quedaban quietas en su tarea de tocarle, dificultando un poco el desnudarle. Cuando por fin quedó con el torso expuesto, Daehyun no esperó más y atrajo a Youngjae hacia sí mismo desde su cintura y le mordió suavemente un hombro.

“Ah, Daehyun”, gimió Youngjae, intentando controlarse, pero se le hacía imposible. No podía creer que Daehyun, siendo un Beta, fuese tan apasionado, tan rudo con su cuerpo.

El mayor gruñó, ahora moviendo sus labios a su cuello y morderle suavemente ahí también. Youngjae llevó sus manos a la espalda baja de Daehyun, tomando en sus puños el final de su camiseta de dormir y levantándola hacia arriba, pidiéndole en un pequeño suspiro que se la quitase también.

Daehyun no pensaba que podía hacerlo de otra forma, por lo que, cegado en deseo, tomó las muñecas de Youngjae y lo obligó a recostarse. El menor soltó un pequeño grito, por la sorpresa y la excitación mezclada. Daehyun llevó sus manos a las piernas del menor, rápidamente tomando el inicio de su ropa interior y quitándolo de sus piernas, dejando a Youngjae desnudo y a su merced.

“Youngjae”, musitó, moviéndose más abajo y separando las piernas del aludido para comenzar a olfatearlo completo, “Youngjae, Youngjae, Youngjae”, soltaba, bastante fuera de sí.

Pero el Omega no estaba en mejores condiciones: en ese momento lo único que quería era que el otro muchacho tomara su cuerpo y le diera lo que ansió durante esos tortuosos días de celo. Deseaba su nudo, y su cuerpo también. Quería sentir a Daehyun lo más profundo que pudiera.

Los labios del otro se unieron con los suyos, el beso fue aún más pasional que el anterior. Solo lenguas y dientes, la desesperación comenzando a apoderarse de sus acciones a cada segundo que Daehyun no lo penetraba. Youngjae quería gritar, quería soltarse completamente, quería ser uno con el Beta de una vez, pero no encontraba su voz. Sus manos se movían, intentando animar a Daehyun a tomarlo de una vez.

“Apresúrate”, ordenó Youngjae, pudiendo pensar en algo lógico qué decir. Separó sus piernas, dejando a la vista su entrada, preparada para que el pene de Daehyun entrara a lo que más pudiera.

El mayor gruñó, se tomó a sí mismo con un suspiro y solo tocó ahí con la punta. Ese mínimo contacto hizo a ambos perder sus mentes.

Al segundo, Youngjae sintió cómo, por fin, Daehyun entraba en él, haciéndose espacio entre sus paredes de piel sensible y caliente, haciéndole respirar agitadamente. A Youngjae le atravesó una agradable corriente de placer por su espalda, haciéndolo tensar sus músculos, arquearse en la cama y cerrar los ojos. Su cuerpo estaba reaccionando al apareamiento, no permitiendo que Daehyun saliese de su interior.

Sabiendo esto, el Beta comenzó a moverse lentamente dentro del otro muchacho. Sus paredes lo aprisionaban, no dejándolo ir, haciéndolo sentir deseado y, aunque apenas pudiera moverse, el deseo de estar con Youngjae de esa forma, no quedaba sublimado.

“Muévete”, pidió el menor con sus ojos cerrados. Daehyun no quería mirarlo mucho, tenía miedo de no aguantar.

Intentó hacer caso a lo que decía Youngjae, pero no era sencillo.

“Estas muy apretado, no puedo”, soltó, decidiendo bajar hasta besar a Youngjae en los labios, intentando así que se relajara.

El Omega pareció responder a esa estimulación. Cerró sus piernas alrededor de las caderas de Daehyun, y sus brazos alrededor de su cuello, aprisionándole contra su cuerpo tal como la otra unión de sus cuerpos.

Siguieron besándose, esta vez más suavemente, hasta que tuvieron que separarse porque Daehyun pudo empezar a moverse con un poco más de libertad, arrancando los más sensuales gemidos que había oído en su vida de los labios del menor.

Youngjae no tardó en tener un orgasmo. Daehyun sonrió ante eso, el pequeño grito que emitió, sus ojos cerrados y cómo tembló su cuerpo era algo que no quería olvidarse. Daehyun había escuchado los sonidos que hacía Youngjae cuando estuvo con los otros, pero ahora que estaba con él, en piel contra piel, era como si antes a eso nunca lo hubiera escuchado.

“Daehyun, Dae-hyun”, susurró el menor, “lo puedo sentir”, anunció.

El aludido no sabía a qué se refería, hasta que él mismo puso atención a su cuerpo. Estaba formando el nudo. Y cuando se dio cuenta, fue como un cubo de agua helada sobre su cabeza.

Daehyun recobró su pensamiento lógico.

Daehyun detuvo todo movimiento.

Youngjae le miró desde abajo, algo molesto por la interrupción.

“Youngjae, ¿estás seguro de que quieres esto?”, le preguntó con una expresión preocupada. “No hemos pensado en lo que esto conlleva”, agregó.

El aludido frunció el ceño.

“Me has gustado desde antes del celo”, soltó Youngjae rápidamente. Si su rostro no hubiera estado ya sonrojado por el esfuerzo físico y por lo agitado que estaba, seguramente el sonrojo provocado por lo dicho hubiera sido más notorio. “Quiero esto”, afirmó con tono serio.

Daehyun respiró profundo. Él también quería esto.

El vaivén de sus caderas continuó. A momentos Youngjae se quejaba, y su cuerpo apretaba a Daehyun aún más, por lo que el Beta intentaba moverse de manera más lenta, porque estaba seguro de que a Youngjae le debía estar doliendo. Él mismo podía sentir como su miembro empezaba a expandirse ligeramente dentro del muchacho, a la vez que su orgasmo estaba a punto de llegar.

“E-eso es”, musitó Youngjae, con los ojos cerrados, ambas manos sosteniendo las sábanas, porque necesitaba afirmarse de algo o iba a desmayar, “eso es, Daehyun, vamos.”

El muchacho gruñó, tomando las caderas del otro e intentar penetrarlo con más fuerza, pero la resistencia del interior de Youngjae era mucha, así que apenas lograba moverse un poco a pesar de la lubricación.

“Voy a hacerlo”, le avisó a Youngjae, quien asintió efusivamente, no confiando en su voz.

“Hazme tuyo”, pidió bajito contra la piel ajena.

Daehyun sostuvo con una mano el miembro de Youngjae y bastó con que le masajeara al mismo ritmo lento que llevaba para que volviera a tener un orgasmo, ante lo que Daehyun tampoco pudo resistir más. Entró con toda la fuerza que pudo en él, y sintió las corrientes de placer por su cuerpo, soltando un fuerte grito cuando se liberó.

Youngjae gimió lastimosamente, sin poder negar el dolor o el placer que sintió en ese momento.

El mayor cayó sobre el otro, totalmente exhausto. Youngjae le abrazó por la espalda, acariciándole el cabello aun si estaba cubierto en sudor.

Lo habían hecho, pensaba Youngjae, con una sonrisa. Estaba genuinamente feliz.

Después de un momento, Daehyun se levantó en sus codos y se besaron dulcemente, aun estando el Beta dentro del menor.

“Va a tardar un poco en deshacerse”, dijo Daehyun, mirando al otro muchacho a los ojos.

Youngjae acarició el rostro del otro un momento, sin borrar su sonrisa.

“No importa”. Y realmente no importaba, porque gustaba de tener a Daehyun así, tan cerca y unido a él, como siempre supo que tenía que estar.

.

“Estamos felices por ustedes, ¿sabes?”

Youngjae miró a Himchan, quien le sonrió al momento que sus miradas se cruzaron.

“A pesar de que hayas tenido que pasar por todos nosotros, al fin has encontrado a tu par”, soltó luego, y el deje de burla en su voz no estuvo ausente.

Youngjae gruñó, pero sabía que tenía razón.

“Lo bueno es que ahora no tendré que compartir a Yongguk”, continuó el mayor, “a menos que, claro, Daehyun no esté o bien si–”

“–entiendo, Himchan, gracias”, le interrumpió el otro Omega.

Himchan estaba recostado en la cama de Yongguk, mientras Youngjae estaba sentado a su lado. Los demás habían salido de caza, y como Himchan aún no había salido de su ciclo de celo por completo, no había podido acompañar a los demás, provocando que Youngjae también se quedara en casa a cuidarlo (de la manera menos sexual posible, había puesto Yongguk como condición).

“Debe ser lindo”, musitó Himchan, luego, cuando Youngjae pensaba que ya se había quedado dormido. “Procuren no tener cachorros aún, son jóvenes para irse de la manada”, agregó.

Un mueca de extrañeza se hizo presente en el rostro del menor.

“Nada de cachorros, Himchan”, aclaró Youngjae, “ni loco me iría sin haber visto a Jongup o a Junhong sin pareja aún”, comentó.

Himchan frunció el ceño.

“¿Y qué hay de mí?”, inquirió.

Youngjae rió bajito, sin contestar.

“Te estoy hablando”, le llamó la atención al no recibir respuesta.

“Después vuelvo, Himchan”, le dijo Youngjae, moviéndose hasta salir de la habitación y cerrar la puerta.

Tal como si lo hubiera sabido de antemano, justo cuando Youngjae llegó al salón de estar, la puerta fue abierta por un muy feliz Yongguk, cuya sonrisa estaba casi de oreja a oreja.

“¡Nos fue excelente!”, exclamó a Youngjae, y este le sonrió. “Hoy cenaremos ración triple”, le dijo antes de acercarse a él y darle un suave beso en la sien, porque cuando Yongguk estaba muy contento regalaba gestos de cariño a todo el mundo.

Youngjae rió mientras que Yongguk iba a su habitación para contarle al miembro restante de la manada la buena noticia.

“¡No lo dejes caer, Jongup!”, escuchó a Junhong gritar desde afuera.

Youngjae se acercó a la puerta principal, al mismo tiempo que Junhong estaba entrando, y le sonrió.

“Lo que sea que hayas hecho con Daehyun, sigue haciéndolo”, dijo, “capturó dos de esos él solo”, le contó, pasando de él para entrar a la casa.

El Omega observó hacia afuera, notando a Daehyun y Jongup arrastrando tres venados de un buen tamaño sobre sus espaldas. Daehyun llevaba dos; Jongup llevaba uno, por lo que este último fue el primero en llegar a la puerta y dejar al animal muerto en la entrada.

Youngjae le sonrió cuando pasó y Jongup hizo lo mismo, realmente contento.

Las cosas eran un poco incómodas con Jongup (normalmente su convivencia era incómoda, pero desde el encuentro en su habitación, las cosas eran aún más incómodas), a pesar de que intentaba que no fuera así. El momento donde más hablaban era en la caza, y hacía casi dos semanas que no salía con el resto de la manada con esos propósitos.

Youngjae bajó los peldaños que había antes de bajar a la tierra, y fue directo hacia Daehyun, quien apenas lo vio le sonrió enormemente.

“¡Mira todo esto!”, exclamó.

Youngjae rió, poniéndose al otro extremo del venado para llevar las patas.

“Mírate, ya eres todo un cazador”, musitó el menor con una sonrisa que Daehyun no podía mirar por estar de espaldas.

Daehyun rió por lo dicho.

“Últimamente estoy descubriendo cosas de mí que ni sabía que podía hacer”, soltó con descuido, “me pregunto si será por nuestro compromiso”, agregó luego, girando su cabeza un momento para poder sonreírle.

Youngjae se quedó pensando.

“Puede ser”, comentó.

Cuando llegaron a la entrada de la casa y dejaron caer los venados, Daehyun se le acercó y le dio un suave beso en los labios.

“Iré a dentro a limpiarme un poco y después los cortamos”, dijo ansioso, con un movimiento de manos como si fuera a ser la primera comida en días.

Youngjae asintió y Daehyun entró.

Ya solo, Youngjae miró a los venados que Daehyun había capturado, pensativo.

Había escuchado sobre licántropos Beta que se transformaban a Alphas u Omegas, y no podía creer que quizás Daehyun sería uno de esos. Junhong, siendo Alpha, nunca había cazado dos venados enteros.

Era extraño. Y Youngjae sabía que si algo así sucedía, iban a haber problemas dentro de la manada, porque el que hubieran dos Alphas era pasable (después de todo, Junhong era mucho menor que Yongguk, por lo tanto, no habían disputas de dominancia aún), pero Daehyun ya era uno maduro. Y ya había apareado.

Youngjae mordió su labio inferior, esperando que nada malo fuese a ocurrir.

“Traje todos los cuchillos porque no sabía cuál sirve para cortar algo así de grande”, escuchó a Daehyun hablar luego.

El aludido miró hacia la entrada y rió. Daehyun había traído, literalmente, todos los cuchillos de la cocina y ahora tenía problemas en evitar que se cayeran de sus manos.

No, era imposible que un tonto como él fuera un Alpha escondido.

Notas finales:

 

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No sé qué me pasa. Dejo finales con posible nuevo plot y ni siquiera me digno a hacer continuaciones, hueheuheue, soy horrible, pero es que la inspiración llega al final(?). 

Así que sí, este es el final. Decidí terminarlo hoy para dedicarme a mis /otros/ fics, porque he tenido todo muy abandonado últimamente y en compensación mejor terminar este de una vez, ya que parece que a varios les gustó bastante (muchas gracias a quienes me lo hacen saber, por cierto<33). Espero sinceramente que les haya gustado, y creo que cuando me quede sin nada que escribir podría volver a tomar esta historia y jugar con ella, pero naturalmente no prometo n a d a, porque cuando me comprometo me siento atada y los artistas(?) odian eso.

En fin, nos leemos en otro fanfic. Diganme qué pensaron del final o dejenme amor en los comentarios o el ask que tiene polvo ya(?), sino, solo agreguen a favorito o solo ignorenme que para eso no les pago(?). Nos leemos<33333333


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