Asuntos sin resolver
Deidara pasaba hoja tras hoja divisando innumerables nombres de pacientes y sus datos correspondientes. Todo hasta ahora estaba completamente normal, nada de qué preocuparse; se dispuso a observar la hora en su teléfono, eran las ocho de la mañana, se sorprendió, no pensaba que en el transcurso de arreglar algunas cosas con Tsunade y Sasori, visitar a los pacientes y hablar con uno que otro doctor o enfermera se le pasara el tiempo tan rápido.
Suspiro, realmente era un suplicio ese trabajo, además de la universidad, porque sí, Deidara a pesar de tener solo veinte y dos años era un prodigio en lo que hacía, por lo tanto era siempre la persona predilecta de sus superiores; pero ciertamente no era nada fácil serlo, pues tener siempre la presión de tener que hacer todo a la perfección para no defraudar a nadie no era sencillo.
Se preguntó si el Uchiha mayor ya habría despertado, esperaba que no, pues no era nada divertido despertar solo y lo decía por experiencia propia. Bufo, Itachi había estado tan atento a el que incluso daba miedo, que la barrera de indiferencia que se interponía siempre para que el Uchiha mostrara su afecto hacia Deidara de la nada desapareciera era inquietante. Pero no era que no le gustara que Itachi demostrara sus sentimientos libremente, estaba maravillado con eso, pero con tres años de relación son suficientes para conocerlo y claramente algo está perturbando al Uchiha y por supuesto estaba dispuesto a saber que era.
Dejo los papeles a un lado y salió de la habitación, nada extraño pasaba con los pacientes, así que el resto del trabajo se lo dejaría a Sasori e iría a descansar un poco. Pudo localizar una máquina de bebidas, así que pidió una soda para refrescarse la garganta, tomo asiento y se dispuso a disfrutar de su bebida.
En eso la misma mujer con la que se encontró cuando llego paso para repetir la acción que hizo el rubio, sobresaltándose al ver al rubio atrás suyo; aún no entendía el porqué de las reacciones de aquella mujer.
-Vaya ¿Tanto tiempo para unos informes?- pregunto mientras tomaba asiento a su lado y bebía un poco de la lata.
-Tsunade-sama quiso que nos aseguráramos de lo más mínimo, por lo tanto tuvimos algunas complicaciones- Deidara pudo notar unos rastros de sangre en la ropa de Guren alertándose en el proceso, cosa que no pasó desapercibida por Guren.
-Eh, no te preocupes, no es precisamente mi sangre- Deidara arqueo una ceja.
-Si no es tuya ¿De quién es?-
-Orochimaru-sama a veces se le va a la mano en las autopsias por tanta... fascinación-
-¿Autopsias? ¿A ese tipo de trabajos no se los encargaban a la morgue?-
-Ya ves, a los buenos doctores los consienten-
-Pues si para él eso es consentirlo, bien por él, supongo-
-Deidara, el trabajo está listo, nos podemos ir de una vez- dijo entrando en el lugar Sasori.
-Al fin. Bueno fue un placer conocerte... Guren- decía mientras se levantaba y se colocaba al lado del pelirrojo.
-Igualmente, Detective-san- le dijo mientras le dedicaba una amable sonrisa y salía del lugar.
-Vaya, parece que te divertiste un rato- bromeaba el pelirrojo dándole un pequeño codazo al rubio.
-Si serás idiota, cállate y vámonos- culmino Deidara mientras se dirigía a la salida. Sasori se limitó a seguirlo y soltar uno que otro comentario indecoroso sobre que iría a hacer al llegar a su casa Deidara, por supuesto recibiendo unos acertados golpes por parte del mismo.
Cuando llego, para alivio del rubio, Itachi seguía durmiendo tal cual como lo dejo. Tomo la nota que le había dejado y la rompió en pequeños pedazos para luego tirarlos en la basura; se despojó de sus ropas y se posiciono al lado del Uchiha, procurando no despertarle y en cuestión de minutos quedo profundamente dormido.
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Ya habían pasado dos horas, Itachi abrió sus ojos lentamente gracias a la sofocante luz que proporcionaba el sol mientras las cortinas estaban abiertas. Se fijó en la persona que descansaba tranquilamente a su lado, Deidara, sonrió enternecido al ver como el rubio murmuraba algunas cosas sobre la molesta intromisión de luz, ya que como Itachi se había sentado, aquellos brillantes rayos tocaban la piel del blondo; cerró las cortinas de manera que la luz no perturbara el sueño del otro y cuidadosamente se levantó.
Al tener puestos sus pantalones rebusco una cinta en su bolso, pero no se encontraba en ese lugar, sonrió con arrogancia, esa familia era realmente predecible; el hecho de tomar la cinta en la que tenía grabada la voz de Karin amenazando a su padre era lo que probablemente ocurriría, y como se esperaba de un Uchiha, su anticipación fue acertada.
Y no es que tuviera una copia de esa cinta ni nada por el estilo ¿La razón? La voz de la chica sonaba distorsionada, por lo tanto era inútil esa grabación; pues conocía los bienes de la familia Uzumaki y su bufete de abogados era uno de los mejores.
Suspiro, realmente todo eso era muy complicado, además de que sospechaba que había una razón secundaria para todo eso; según tenía entendido Naruto y Karin el tiempo que pasaron juntos estuvieron muy unidos, hasta que la familia de la chica decidió expandir un poco más su negocio y viajaron a diferentes países... definitivamente algo estaba fuera de lugar; Karin y Naruto tenían una relación muy parecida a la que este último tiene con su hermano menor, por lo que dudaba mucho que la chica solo por estar enamorada hiciera todo eso; aunque ciertamente no debía subestimar lo que la gente puede llegar a hacer si están enamorados.
La relación de Karin y Sasuke de por si era mala, pues a Sasuke odiaba a las mujeres histéricas y escandalosas, y esa era la descripción en pocas palabras de la chica. Sabía que su hermano era el prototipo de chicos que le gustaban a las chicas, claro, físicamente, pues la personalidad de su hermano era arrogante, soberbia, taciturna, fría y desinteresada, no muy acorde a lo otro... ¿Entonces Karin era una masoquista? No, el orgullo no faltaba en la familia Uzumaki, de hecho se podría decir que están al mismo nivel que la familia Uchiha, solo que con sus claras diferencias, por lo tanto dudaba mucho que la chica se dejara rebajar solo por el enamoramiento.
Algo malo estaba sucediendo, lo presentía; además ¿Qué fue lo que hizo la chica el tiempo que estuvo desaparecida? Era imposible saberlo... ahora que se lo planteaba, no había llegado a conocer a la madre de la chica, pues su padre era el único que respondía por la chica con las cuestiones que tenía con los Uchihas, lo único que sabía de esa mujer era que su nombre era Uzumaki Emi.
Se volvió para nuevamente observar el rostro de su amante, se preguntó si debería decirle la verdad sin esconder algunos detalles, no, definitivamente no lo debía preocupar con esas cosas, aunque realmente le serviría mucho su ayuda, pero claramente el blondo estaba muy ocupado con las cosas de su sobrino, su hermano y la mujer que llego a ser su cuñada.
Ahora que lo pensaba, Kushina entro en coma, sí, pero ¿Solo por sobredosis y el alcohol? No es que el fuera un experto en medicina ni nada de eso, solo que era muy extraño que la pelirroja todavía no hubiera despertado, ya que ya habían pasado cuatro meses; dudaba que Kushina tuviera las defensas tan bajas, pues cuando tuvo la oportunidad de conocerla demostró ser una mujer muy energética.
Negó con la cabeza frenéticamente, ¡Él fue a visitar a Deidara para olvidarse de todo eso! ¡No para adentrarse más en el tema! Tiro su bolso en alguna parte de la habitación y se fue a duchar, tenía que olvidarse de todas esas cosas y relajarse, cuando volviera a Canadá se encargaría de organizar todo eso.
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Naruto caminaba molesto, sin saber a dónde se dirigía, pues aquel collar realmente le había molestado... suspiro, su padre estaba en el pleno derecho de estar con quien quisiera, ya no estaba atado al matrimonio; pero aun así, era un tanto egoísta de su parte.
-Disculpa, ¿Tú eres el amigo de Gaara?- una voz lo saco de sus pensamientos, abrió los ojos lo más que pudo al reconocer esa voz ¡Era la hermana de Gaara!
-Eh, si, si lo soy ¿Por?-
-Sino te molesta, ¿Podríamos hablar un momento?-
-Claro- respondió el rubio. Fueron a una cafetería que quedaba cerca de ese lugar, ambos pidieron cafés, un momento después de que los trajeran Naruto decidió hablar- y bien ¿De que querías hablar?-
La rubia suspiro y miro los azulinos del chico- Sé que probablemente esto no sea asunto tuyo, pero la verdad necesito que me ayudes, veras yo y mi hermano Kankuro no tenemos una buena relación con Gaara, y yo de verdad quiero cambiar eso...-
Naruto asintió, al parecer no necesitaría la ayuda de Deidara en ese tema- Esta bien, pero con una condición, quiero que me cuentes la historia-
Temari lo miro entre sorprendida e incrédula, pero los ojos del chico demostraban seguridad en lo que decía, así que supuso que sabía lo que hacía- Nuestra madre tuvo a Gaara cuando Kankuro tenía ocho y yo nueve, muriendo minutos después de que nació, nuestro padre se deprimió y se encerraba durante mucho tiempo en su habitación, por lo que nuestro tío Yashamaru empezó a cuidarnos a los tres, teniendo como preferido a Gaara, al pasar unos meses se tuvo que ir, mi padre por fin había salido, pero no era el mismo, era violento e incluso algunas veces- Temari hizo una pausa y respiro lentamente- abusaba de mí; Kankuro y yo empezamos a tener cierto odio hacia Gaara, culpándolo por todo lo que sucedía, sin darnos cuenta de que el sufrió mucho más que nosotros de sus abusos... cuando Gaara ya tenía seis años nuestro padre murió, esa fue la gota que derramo el vaso, aborrecíamos completamente a Gaara, no queríamos tener ni el más mínimo contacto con él, lo considerábamos el culpable de nuestras desgracias, así que se lo dejamos a nuestro tío Sasori, logramos restablecer nuestra vida, yo estudiaba diseño de modas y era feliz haciéndolo, al tiempo me enamore, pero el peso de la familia lo arruino todo al momento en que cumplí dieciocho años, tuve que retomar la empresa de nuestro padre porque él tuvo unos problemas con unos Yakuzas* , para proteger a quienes amábamos Kankuro y yo les mentimos, logrando que nos odiaran y salieran con otra persona y justo ahora están casados con ellas, empezamos ambos a trabajar en la empresa, ambos infelices, pero por supuesto Gaara estaba totalmente alejado de todo eso, pues esos cargos nuestro padre nos lo dejo a nosotros y Gaara estaba totalmente fuera de eso, él era feliz a nuestros ojos, lo odiábamos inmensamente, hasta que unos años después Sasori nos aclaró todo, nuestro odio era totalmente incomprensible al saber todo lo que sufrió Gaara, por lo que decidimos tratar de arreglarlo todo al meditarlo con delicadeza- culmino Temari, dejando completamente sorprendido al rubio menor.
-Vaya... ¿Entonces quieres qué yo te ayude a mejorar la relación con Gaara?-
-Si- respondió sin rodeos.
-¿No crees que lo mejor sería simplemente que hablaran los tres?-
-Pues no creo que nos salga bien, aún tenemos cierto rencor hacia el, aunque ambos queremos eliminarlo, así que suponemos que si hablamos con el prácticamente le escupiríamos todo eso-
-Yo pienso que aún no se han desahogado-
-¿Ha que te refieres?-
-Te puedo asegurar que ustedes han cargado con todo eso por años, no han llorado, gritado o golpeado cosas como medida para calmar ese odio-
-¿Estás seguro de que todo eso funcionaria?-
-Sí, pues han estado cargando con toda esa frustración por años o me vas a decir que no te sentiste más tranquila al contarme todos esos problemas-
Temari sonrió agradecida, tenía razón, para ser solo un adolescente tenía razón- Es verdad, muchas gracias-
-No es nada, de todos modos Gaara también me ha ayudado mucho- decía levantándose- bueno, me tengo que ir, adiós- dijo mostrándole una amplia sonrisa mientras salía del lugar.
-Bien, adiós- dijo imitando al rubio menor.
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Sasuke se despertó, encontrándose con Sai sentado en el sillón de al frente ¿Meditando?
-¿Qué estás haciendo, copia barata?-
Sai levanto la vista y le dedico una de sus sonrisas falsas a Sasuke- ¿Sabías que tu peor pesadilla acaba de volver?- respondió con otra pregunta.
-¿De qué estás... oh, no- dijo al ver como una pelirroja bajaba las escaleras.
-Vaya ya has despertado Sasuke- dijo con una amplia sonrisa al ver como el moreno la miraba incrédulo.
-¿Justo ahora? ¿Justo cuándo la tranquilidad está de maravilla? ¿De verdad no pudiste llegar en otro momento?- Sasuke se levantó, dispuesto a irse a su habitación.
Mientras pasaba al lado de la chica observo sus ojos, tenían una mirada indescifrable; ¿Cómo era posible? Si esa chica siempre había sido completamente transparente para el, lo mejor seria ignorarlo, pues no es que le interesara lo que le sucediera a esa pelirroja.
La chica abrió la boca en un intento fallido de articular una palabra, así que se tuvo que limitar a ver como el azabache subía las escaleras.
-Qué extraño...- dijo Sai al ver como la chica bajaba la cabeza, ocultando sus ojos gracias al reflejo de sus lentes- usualmente eres muy escandalosa- la chica levanto la cabeza y por primera vez Sai pudo sentir algo parecido ha ¿Lástima? Su mirada mostraba una tristeza profunda, confundiendo y dejando perplejo a Sai.
La chica camino hasta la salida totalmente taciturna, era notorio que estaba cansada. Sai restándole importancia a la chica, creyó que simplemente seria mero cinismo y subió las escaleras para ir a su recamara.
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Al llegar a su casa Naruto pudo ver como Itachi y Deidara conversaban mientras miraban televisión.
-¡Pero yo quiero comer bakudan!- discutía Deidara haciendo un puchero.
-Mejor comemos eso mañana, preparemos comida normal por hoy-
-¿Qué estás tratando de decir?
-Solo una comida no repetida-
-Pues tampoco vamos a comer dangos hm- dicho esto Deidara se levantó cruzado de manos y se dirigió a la cocina, Itachi sonriendo y negando con la cabeza le siguió.
Naruto iba a subir a su habitación pero unos golpes a la puerta lo detuvieron, al abrir la puerta un montón de felicidad y nostalgia lo invadió.
-Hola, Naruto...
Continuara...