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Extra-Fujoshi por Miny Nazareni

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Notas del capitulo:

Que el yaoi esté con ustedes, que así sea mis queridos amantes de la puercada y el morbo ;)

Cómo han estado? Espero que muy bien :D

(No sé cómo decirlo así que lo haré directamente)

Este es el último capítulo de los extras, lo siento mucho, espero que les guste, a mí me agrada porque es como cerrar un ciclo y al mismo tiempo dar pie a que empiece otro.

Como siempre les agradezco su compañía, sus lecturas, todo, sus hermosos comentarios y el simple hecho de darle una oportunidad a toda la serie del CAFF. Hace tiempo, cuando todo esto vino a mi cabeza, no pensé que agradaría, me siento muy afortunada y mierda, me he puesto cursi.

Así que para despedirnos de este hermoso especial, haré un especial de confesiones. Quiero saber sus impresiones, cómo fue que llegaron hasta aquí o en el camino. Lo que piensan de las historias, ésta, Fujoshi de mi corazón o el CAF. Puede ser una anécdota graciosa o algo lindo. Lo que se les ocurra. Yo les haré mi confesión, se morirán de risa, yo lo sé :D

Se las dejaré en las notas de abajo.

Dejando la cursilería de lado, este capítulo me gusta mucho, espero haberlo hecho bien, muchos me dieron muchas ideas y la mayoría estuvo cerca, pero no completamente, ahora lo sabremos. Muchísimas gracias de verdad y me callo porque ya hice la introducción muy larga jaja

Los amo mucho, ojalá les agrade.

 

Capítulo 10-Feliz cumpleaños Fujoshi de mi corazón.

 

Aclaración: Este es el último capítulo de los extras. Aquí la acción ocurre un poco después de la graduación de Kobashi, ubicada en la historia “El Club de Acción Fujoshi”, pero antes de que los personajes entraran a la universidad. Es necesario explicar que, varios de los personajes de “Fujoshi de mi corazón” hacen una aparición en este capítulo, pero ahora ellos son mayores, pues en su historia, tenían 17 años y se debe recordar que “Fujoshi de mi corazón” está ambientada cinco años antes que “El Club de Acción Fujoshi”. Eso quiere decir que los personajes como Takashi, Enjou, Yuu, Ren, Misaki, Izumi , Aoi, Tomoki, Rui y Kunihiro tienen 22 años ahora y personajes como Yamato, Miharu y Chihiro tienen 24. Kotoko es la única que tiene 20 años.

****

                —Los tengo reunidos aquí por una razón importante que nos concierne a los tres—la mujer mayor observó al par de hombres sentados frente a ella. Uno era su ex-esposo y el otro su actual pareja.

Cualquier mujer en el mundo podría creer que era una locura tener a ambos personajes en el mismo sitio, pero llevaba casi más de 5 años divorciada de Tenshi y toda aspereza había sido limada entre ellos. Además, Fusaki y Tenshi compartían el amor respectivo a sus hijos.

                —¿Cuál es esa razón Kanako?—preguntó Fusaki, el hombre con apariencia de contador.

                —Es muy simple, se trata de…—se interrumpió a sí misma al ver cómo Tenshi no se concentraba, pues miraba al techo de esa casa. Giró los ojos—. ¡Tenshi regresa!

                —Oh sí, lo siento—miró al otro hombre y comentó como si nada—. Tu casa es muy bonita Junko-san. ¿Cuánto ganas al mes?

                —Bueno… Tenshi-san… yo…

Ella entrecerró los ojos y aplaudió con fuerza para que ambos hombres le dedicaran su atención.

                —¡Debemos concentrarnos! Lo que trato de decirles es serio—ellos la miraron ansiosos de que se explicara y Kanako dio un gran suspiro antes de soltarlo con nerviosismo—… es… es sobre Takashi y Enjou… yo… bueno… ellos… ellos son homosexuales y mantienen una relación.

Fusaki se quedó callado por unos breves instantes, no hizo movimiento alguno y hasta podría decirse que dejó de respirar. Por el contrario, Tenshi comenzó a reír con ganas, incluso se encorvó un poco para poder hacerlo mejor y Fusaki, al verlo, también trató de reprimir una risa. Kanako se indignó al ver semejante reacción para algo tan importante.

Si algo tenía que decir en su defensa era que no los había descubierto a posta, eso era seguro. Sus hijos, tanto Takashi como Enjou se encontraban en vías de terminar la universidad. Su hijastro había tomado el camino de la medicina veterinaria, pues ayudar a los animales era lo suyo. Según su esposo, el pequeño Enjou tenía la maña de recoger animalitos heridos y curarlos para después darles la ansiada libertad que les caracterizaba.

El que le preocupaba siempre, y más cuando le dijo que quería estudiar enfermería fue Takashi. ¿Ese chico siendo enfermero? ¿En serio? Se le iba la vida, no comprendía cómo le haría para salvar las vidas de otros si no podía con la propia. Pero su hijo con el paso de los años y mucho esfuerzo había demostrado poseer la vocación necesaria.

Por eso estaba orgullosa de ambos y tenía la costumbre de visitarlos siempre en la pensión que ambos compartían, en un afán por economizar gastos según ellos. Obviamente avisaba cuando hacía su visita, pero ese día en especial, la contadora había realizado un trabajo cerca del hogar de sus hijos y creyó que sería una sorpresa demasiado buena el visitarles.

La que se llevó la sorpresa fue ella. Había sido algo muy simple en realidad. Llegó a la pensión y se alarmó de ver la puerta abierta. Seguramente Takashi había olvidado cerrarla, a veces le pasaba cuando el chico vivía con ellos. Entró al lugar, y estaba por gritar un saludo cuando se percató de ruiditos extraños provenientes de la habitación. Ese fue su error, acercarse para escuchar y quedarse helada ante lo que sus ojos contemplaron.

Takashi y Enjou se besaban, recostados en su cama y sin ropa alguna mientras su hijastro parecía estar teniendo sexo o algo parecido con su hijo. Los ruiditos habían sido producto de Takashi y, sin decir nada, desapareció de ese lugar corriendo a toda prisa mientras hacía llamadas y reunía a los respectivos padres de ambos hijos.

Así que no veía lo gracioso en toda la situación.

                —Oh por Dios Kanako…—dijo entre risas Tenshi y prosiguió ante la mirada ceñuda de ella—… pensé que era algo más grave.

                —¿A qué te refieres? Esto es…—se detuvo y agudizó la mirada en ambos—. Ustedes lo sabían… ¿Verdad? ¿Desde cuando es que eso pasa?

                —Desde hace cinco años—explicó Fusaki con tranquilidad y comenzó a narrarle la historia.

Enjou y él no tenían secretos. Si había algo bueno dentro del hecho de haberse quedado solos cuando su madre falleció, era que su vínculo se había intensificado por completo. El joven no le ocultaba nada, por lo mismo, Fusaki siempre estuvo al tanto de la sexualidad de su hijo, del hecho de que había conocido un jovencito que conquistó su corazón en el pasado y también lo rompió. También sabía que el chico había resultado ser Takashi y los enredos que se suscitaron a su alrededor con Aoi, Rui y Kotoko. En cuanto terminó de contarle todo eso a Kanako y Tenshi, respectivamente, ella estaba sorprendida y él tranquilo, feliz por su hijo.

                —Yo no conocía esa historia tan linda—comentó Tenshi y Kanako pasó a mirarle con curiosidad.

                —¿Entonces cómo fue que lo supiste Tenshi?

El aludido encogió los hombros y respondió como si fuese lo más normal del mundo mientras tomaba un poco de botana que tenían en su mesa de centro y comía.

                —Los descubrí casi follando en la Furgoneta del amor—entrecerró los ojos con malicia—. Ya sabes, de tal palo tal astilla.

Kanako enrojeció por completo y Fusaki miró a ambos como si se estuviese perdiendo de algún chiste privado. Tenshi continuó comiendo como si nada y ella se aclaró la cabeza negando. Ahí fue cuando Fusaki intervino.

                —Lo importante aquí Kanako es saber tu opinión.

                —Eso es cierto—intervino Tenshi serio de repente, cosa rara en él—. Ellos han mantenido esa relación durante cinco años a tus espaldas y creo que el motivo es porque temen tu reacción.

Ella levantó las cejas sin comprender. ¿Su reacción? Era cierto que no se lo esperaba, sus planes de vida para su hijo eran otros. Sabía del carácter de Takashi pero también de su capacidad, por lo mismo sabía que él estaría bien. Había soñado con que un día su hijo llegara y le presentara a una linda novia, después tener nietos y jugar con ellos en el jardín, ver su vida pasar y a sus hijos realizados. Esos eran sus sueños.

Pero exactamente, la palabra clave en todo era esa. “Sus” sueños. Takashi quizá tenía otros deseos, el haberse enamorado de su hermanastro de esa forma y planear su vida a su lado. Porque era obvio que lo pensaba, el hecho de que vivieran juntos como si fuesen una pareja de recien casados era la prueba. Además, él ya no era un niño de 17 años que no sabe qué rumbo tomar en la vida. Era un hombre, un adulto responsable que más o menos sabía lo que hacía.

Y si Enjou había sido su elección, ella no tenía nada más que decir, solo esperar a que fuese feliz.

                —Me temo que le doy la razón a Tenshi, Kanako—agregó Fusaki al verla tan callada—. Nuestros hijos temen ser sinceros contigo y yo creo que tendrías que considerarlo, si tan solo los pudieses ver juntos una vez, te darías cuenta que son…

Kanako sonrió con mucha luz interrumpiendo el discurso de su esposo, el cual se le quedó viendo como idiota ante el brillo. Quizá la cualidad de las sonrisas deslumbrantes había sido heredada a Takashi, por ello el joven deslumbraba con sus enormes ojos y esa luz en su risa. Tenshi, distraído como siempre, ni siquiera la notó, perdido en los colores de la casa de Fusaki. En verdad era bonita, pensaba sin parar.

                —Yo lo entiendo, ellos no tienen nada que temer, los amo demasiado y mi único deseo es verlos felices—respondió con firmeza la mujer y Fusaki sonrió con cierto alivio tomando su mano entre la suya.

Tenshi volvió a la tierra e hizo un gesto satisfecho mientras seguía comiendo.

                —Sabía que lo tomarías bien, te conozco lo suficiente.

                —Gracias Tenshi, gracias a los dos—dijo Kanako con camaradería y cariño, Tenshi sería siempre su mejor amigo. La mano entre la de Fusaki fue apretada con mayor fuerza y ella recordó el otro asunto—. Es verdad, hay otra cosa que debemos discutir. Como seguramente saben, el cumpleaños número 18 de Koti-chan es este fin de semana. Yo quería su ayuda para organizar algo grande. ¿Qué dicen?

                —Cuenta conmigo—respondió Fusaki, quien adoraba a la chica desde que era una niña.

                —Y obviamente conmigo—agregó Tenshi casi asfixiándose con la comida.

Kanako sonrió, sería una fiesta sensacional.

****

Para ser la primera boda a la que lo invitaban, estaba muy nervioso. Takashi siempre había pensado que al asistir a una celebración de ese tipo, donde el amor es el punto sublime, debía tratarse de personas sumamente importantes en la vida de esa persona. Y que él, junto a Enjou hubiesen sido invitados, le generaba aún cierto conflicto. Más cuando se trataba de un ex-novio.

Chihiro le había explicado que sin él, las cosas con ella no se habrían dado y obviamente era de imperiosa necesidad que estuviese ahí. Sin otro remedio aceptó la invitación y se preparó para el gran día. Incluso pidió permiso en el hospital donde trabajaba. Era cierto que llevaba menos de un año en ese sitio, pero todos le tenían buena fe. Suponía que era a su trabajo y no a la adorable forma de ser que tenía con los pacientes. Era tan amable y cálido, que todos lo querían a él y siempre accedía porque Takashi se decía que, si eres enfermero, es para ayudar a los demás a sentirse mejor con lo poco que sabes.

Se acomodó el traje color gris perla y se inspeccionó en el espejo con cuidado de no arruinar nada. Un joven un poco más alto que él se colocó en la orilla de la puerta y le miró a través del espejo mientras hacía un halago.

                —Estás muy guapo, no creo que tengas que arreglar mucho.

Takashi enrojeció por completo y observó de reojo a Enjou, quien llevaba su traje negro. Sobrio, elegante, casi encantador. Maldito, él era quien se veía demasiado guapo. Podrían pasar mil años y nunca se explicaría cómo le había hecho Enjou para poseer semejante atractivo. Su corazón latía a cada mirada que le lanzaba y estaba seguro que si, en ese instante, Enjou decidiera acercarse, moriría de hiperventilación.

                —Gracias, pero en realidad temo más por ti que por mi.

No se acercó, pero hizo algo peor que medio mató a Takashi. Le ofreció su mano para que salieran, pues se les hacía tarde y el castaño la tomó con demasiada emoción. Casi en el momento en que sus dedos se tocaron, Enjou acercó el cuerpo de su novio al suyo y lo abrazó con fuerza mientras susurraba entre sus labios.

                —Si no fuese porque debemos ir a la ceremonia, te haría el amor ahora mismo.

Le besó fugazmente y Takashi se dejó llevar, abrazándolo también. Sin importar que ahora fuesen mayores, para él, hacer el amor con Enjou siempre se sentiría igual de especial que la primera vez.

                —No soy padrino de nada—replicó entre besos dándole luz verde y Enjou sonrió.

No irían a la misa, eso era seguro.

****

Y no, no fueron.

La fiesta estaba en todo su esplendor. Al parecer Chihiro y la familia de su novia habían lanzado la casa por la ventana, en una forma coloquial de decir que todas sus cuentas bancarias fueron vaciadas para la extravagancia de la fiesta. Era un salón muy elegante, las personas ahí vestían de etiqueta y hasta había una orquesta tocando música de fondo para bailar. Los novios bailaban emocionados y felices, haciéndose una que otra broma y los niños que habian sido invitados corrían para esconderse detrás del pastel y acecharlo cuando fuese el momento.

Kunihiro había aparecido casi al principio, desde su llegada y Takashi, aún temeroso por los antiguos roces, le había estado evitando. No quería que él y Enjou empezaran una pelea. Sin embargo, se llevó una enorme sorpresa, pues al tomar asiento en donde les había tocado, fue el propio Kunihiro quien les dio la bienvenida.

                —Espero que lo estén pasando bien chicos.

Ambos le miraron sin comprender por qué tan buena vibra y Kunihiro lanzó una carcajada.

                —Gracias… supongo—dijo Takashi aún con recelo y el hermano menor del novio negó.

                —Relájense. No pasa nada. Antes que nada me gustaría pedirles una disculpa a ambos, fui un tipo muy inmaduro, de verdad mis acciones no se justifican, pero ahora espero que podamos comenzar desde cero, sin rencores. ¿Qué dicen?

Extendió la mano en dirección a Enjou, pues era con él quién había tenido más roces. Su novio no era una persona rencorosa, lo sabía, pero también era consciente de lo mucho que llegó a detestarle en realidad. Enjou expulsó todo el aire de sus pulmones y asintió dándole la mano.

                —Me parece, podemos hacerlo.

Él sonrió y les preguntó si no necesitaban nada. Después de una larga charla acerca de lo que habían estado haciendo cada uno, Kunihiro alegó que debía atender a más invitados y los dejó en su mesa. Takashi y Enjou estuvieron sentados frente a su mesa a solas durante mucho tiempo, hasta que ésta, interesantemente, fue ocupada por otro par que en seguida reconocieron a pesar de los años. Yamato Atsushi hasta parecía más alto y Miharu había decidido no frenarle a la hora de beber alcohol y divertirse a costas de Enjou. Aún si ya no era el pequeño niño de 15 años que causaba más ternura que cualquiera, siempre sería divertido molestarle.

                —Y pensar que Jun-kun se volvió todo un galán… Ea Takashi, apuesto a que se te cayó la quijada cuando lo volviste a ver—bromeó el mayor bebiendo otro poco y Miharu giró los ojos pero también se rio.

El aludido enrojeció por completo. Recordaba perfectamente su reacción cuando se encontró con Enjou, en la entrada de su casa en ésa época, con su hermana fujoshi persiguiéndole y él a punto de darse de lleno con el suelo, como era su costumbre. Cuando sus ojos se encontraron con los del hijo de Fusaki, el cuerpo entero se le estremeció. Bien que lo sabía, la quijada no fue lo único que se le cayó, también la baba, recordaba la sensación perfectamente.

                —Yamato, deja de avergonzarlo—respondió Enjou apretando con fuerza su mano.

                —Oh mírate, eres tan sobreprotector, eso en ti no ha cambiado—se burló una vez más.

                —Hay cosas que nunca se corrigen—dijo Miharu mirándole mal y éste no se percató del gesto, pero los otros dos sí.

Enjou siempre había pensado que ese par se llevaba demasiado bien como para ser solo amigos. Discutían como locos, todo el tiempo se decían cosas hirientes y llegó a escuchar, en las épocas en las que aún era presidente del Consejo, que llegaron a los golpes. Pero para él, era el par de consejeros disfuncionales que le dieron todo su apoyo cuando intentó ganarse el corazón de Takashi por primera vez. Siempre les tendría cariño por eso.

Takashi, ajeno a esos pensamientos, observó con detenimiento a la pareja y dijo lo más obvio del mundo. O al menos para él, era lo más obvio considerando su forma de ser tan distraída.

                —Ustedes son pareja… ¿Verdad?

Su novio reprimió una risita burlona y Miharu frunció el ceño, pero no dijo nada. Fue Yamato quien le dio una respuesta sumamente convincente. Tomó la cara del joven y le dio el beso más apasionado que en su vida ese par había visto. Takashi hasta enrojeció con tanto desenfreno y Enjou de plano estuvo tentado a taparle los ojos para que no continuara pervirtiéndose.

                —Creo que eso responde tu pregunta—le dijo como si nada y para corroborar, Yamato levantó su mano derecha mientras continuaba besando al otro.

Ambos contemplaron el anillo con estupefacción y luego de unos minutos de besuqueo intenso entre ese par, Miharu les explicó que el muy idiota de Yamato lo había secuestrado una noche, lo subió a un avión, lo llevó a “Las Vegas” y ahí le propuso matrimonio. Se casaron al estilo de las películas de Hollywood y tanto Enjou como Takashi les felicitaron con varias sonrisas.

Después de ese episodio, vinieron otros reencuentros. Chihiro había reunido e invitado a muchas personas, pero al parecer la novia tenía nexos con los Maya. En una de sus tantas rondas de felicitación para la feliz pareja, Enjou se encontraba sonriéndole a los recién casados cuando una rubia preciosa, de rizos largos y rostro impecable, se acercó también a ellos y les felicitó. Takashi no la reconoció, obviamente, pero él si lo hizo y cuando la mencionada se percató de su presencia, no pudo evitar saludarles con una radiante sonrisa que contrastaba con el gesto de resignación que le vio la última vez.

                —¿Es verdad lo que mis ojos ven? Dios… Enjou Junko y Takashi Kotori… vaya… qué emoción encontrarlos aquí.

Enjou no supo qué decir en verdad, no era como si le guardara rencor, en realidad no era eso. Solo se trataba de su nerviosismo al percatarse de que ella actuaba con demasiada naturalidad. Fue Takashi quien se apoderó de la situación. Después de mucho escrutinio, supo por fin quién era.

                —Hola Aoi, es bueno verte después de tantos años. ¿Cómo has estado?

                —Bien, bien Takashi, un poco por aquí y un poco por allá. Estoy estudiando una maestría.

El joven castaño se emocionó como si hablara con una vieja amiga y ambos comenzaron una plática acerca de lo que habían hecho. Enjou solo les escuchó, enterándose de muchos datos. Kotoko y Rui habían iniciado una relación hacía un par de años y a los padres Maya casi les da un ataque cuando vieron al novio de su hija lleno de tatuajes y piercings por todo el cuerpo. Se rieron con ganas ante la anécdota y ella les explicó que por ahora estaba enfocada en su carrera y era lo único que le interesaba. Cuando terminaron, la orquesta fue interrumpida para darle paso al animador, quien dijo que era el momento de sacar a bailar a las parejas a la pista. Ella les guiñó un ojo animándolos y Takashi miró a Enjou con ganas. Él aceptó, no sin antes, terminar un ciclo.

                —Fue bueno volver a verte Aoi—dijo tímidamente el más alto y ella sonrió.

                —Lo mismo digo.

El ambiente que se instauró en ellos en ese preciso instante fue de calidez. Todo estaba sanado entre ellos, el tiempo cura heridas suelen decir, pero en realidad es más como aliviar tensiones, volverlo todo en equilibrio. Enjou fue arrastrado a la pista con Takashi y ambos comenzaron un baile lento y tranquilo junto al resto de los invitados. Aoi Maya tomó asiento y observó la fiesta con cierta nostalgia, justo entonces un joven se acercó a ella para invitarla a bailar y ella no tuvo que hacer mucho esfuerzo para reconocerle.

                —¿Tomoki Suhara? ¿Qué haces aquí? Sí que ha pasado el tiempo.

                —Al parecer soy familiar de la novia—ironizó el joven y señaló con sus ojos su mano extendida.

Aoi sonrió y la tomó, aceptando mucho más que el ofrecimiento de bailar. Ella lo sabía y él también, entre ellos, las indirectas funcionaban mucho mejor. Claro, cada objetivo cambia con el pasar del tiempo. Esta vez, las cosas se harían correctamente y quizá, irían por buen camino.

No necesitaba ser vidente para saberlo.

Takashi, entre los brazos de Enjou, movía sus descoordinados pies para poder balancearse y ambos se miraron a los ojos, después miraron a los novios en el centro de la pista. Tan enamorados, tan felices, tan llenos de alegría y prosperidad. Así se sentían ellos también, quizá no eran una pareja de esposos y quizá no harían las cosas locas de Yamato y Miharu para casarse, pero eran conscientes que, a pesar de sus empleos, de la rutina y la misma vida, ellos estarían juntos todos los días.

Querían envejecer uno en brazos del otro, justo como en ese momento estaban.

****

                —¡Feliz cumpleaños Koti-chan!—gritaron al unísono los mayores.

Los padres de Kobashi, Kanako y Tenshi, Fusaki, Takashi y Enjou recibieron a la castaña con el grito y su casa decorada, además de pastel y comida. Ella recien iba llegando y, por supuesto, no era una sopresa. Desde el principio se le hizo demasiado sospechoso que, el día de su cumpleaños, Hana estuviese radiante, Rin demasiado coqueto y Morina sonriera descuidadamente. Cuando los tres le instaron a que fuesen a su casa por más mangas yaoi y así pasar su cumpleaños en el CAFF, ella supo perfectamente lo que pasaba.

Pero no le hacía daño a nadie fingir que estaba sorprendida.

                —¡Muchas gracias mamá y papá! ¡Gracias Fusaki!—miró a sus hermanos y la emoción fue demasiada aunque hubiese querido contenerla—¡Enjou nii-san! ¡Takashi nii-san!

Se les lanzó encima con un gran abrazo que el par correspondió con ganas. Su pequeña Koti-chan ya no era tan “pequeña” eso era cierto, pero no podían evitar mirarla como si aún fuese esa criatura de 12 años, con coletas y un desenfrenado amor al yaoi. Quizá lo último no había cambiado mucho, pero ellos la amaban. Aunque la adoraban más lejos, había que ser sinceros, el acoso era molesto.

                —¡Hey nosotros también ayudamos!—reclamó Rin-chan, el fudanshi, fingiendo un puchero.

                —Tus padres y hermanos organizaron una gran fiesta y nos pidieron ayuda—explicó Morina ante aquel reclamo y la fujoshi mayor les sonrió sin soltar a sus hermanos, quienes empezaron a temer que no los liberara nunca.

                —Gracias a ustedes también, en ese caso.

Hana sonrió emocionada y los adultos dieron inicio a la celebración repartiendo la comida conforme los invitados llegaban. Shouta y Kaori por supuesto que estaban ahí. El rubio idiota y su novio excesivamente celoso pero adorable llevaron un manga yaoi como regalo para la adoradora del morbo. Ella agradeció con una pícara sonrisa ante los chupetones que al parecer Kaori llevaba y trataba de ocultar con un suéter de tortuga.

Un poco después, y con cierto recelo, llegaron Hanamori y Keita. Hana les agradeció que asistieran a pesar de que Keita aún no le perdonaba a la fujoshi el haber pervertido a su prima. Sin embargo, le felicitó y le dio su regalo. Kobashi agradeció y les invitó a quedarse para disfrutar, no sin antes advertirle a Keita que su casa sí contaba con lugares ocultos donde tener sexo, pues se conocía perfectamente sus tendencias de hacerlo en cualquier sitio público. El menor de los Mizugu enrojeció por completo y casi se arrepintió de estar ahí, pero no dijo nada. Si Hanamori le escuchaba, era capaz de ponerlo en práctica.

El que llegó corriendo y le dio un abrazo enorme a la fujoshi fue el pequeño Hiroto, seguido por Hitono, quien llevaba el regalo en las manos. Kobashi abrazó con emoción a su pequeño uke y éste no se acabó en felicitaciones con ella. Muchos podrían llamarlo loco, pero Kobashi era su mejor amiga, la adoraba tanto que no le importaba en lo más mínimo lo molesta que pudiese ser a la hora de quebrantar su privacidad.

                —¡Feliz cumpleaños Kobashi!—dijo el pequeñín con voz dulce.

“Felicidades loca enferma amante del yaoi” agregó Hiro-chan con sarcasmo y alegría mezclados.

                —Gracias mi pequeño Hiroto—miró en dirección a Hitono, quien solo le extendió el regalo y miró a los lados como si no le importara.

                —Ten un buen día de cumpleaños—dijo secamente y Rin-chan se acercó a ellos y bromeó.

                —¡Oh vamos Hitono! No te hará daño ser cálido con ella por un día. Dile lo mucho que la amas, anda, sabemos que así es—entrecerró los ojos pícaramente. Al parecer, alguien más aparte de Kobashi, veía su material de novios.

                —¡Cierra el pico!—le calló avergonzado y a Kobashi le importó un soberano cacahuate.

Abrazó al mastodonte estúpido con complejo de inferioridad y le dio las gracias.

                —Obviamente me amas, yo lo sé. Gracias Hitono.

Él solo giró los ojos y correspondió el abrazo. Takashi carraspeó interrumpiendo el lindo momento. El impacto era impresionante si lo analizabas, pues tanto Hiroto como Takashi habían sido víctimas de su desenfrenado acoso y eran completamente diferentes. Pero había una cualidad que predominaba en ambos. Tanto Morina como Hana la analizaron detenidamente. Ambos eran muy adorables, al parecer, detrás de la capa de perversión y morbo que caracterizaba a Kobashi Kotori, había una romántica soñadora que amaba el yaoi lindo y dulce.

Enjou se acercó a Takashi y miró a su hermanastra como si estuviese por anunciar algo importante.

                —Ya que tus amigos te han dado sus regalos, creo que es hora del nuestro.

                —¿Un regalo de ustedes?—cuestionó la castaña y agregó—. ¿Harán yaoi hard para mi?

Takashi y Hiroto enrojecieron al instante, Hitono y Kaori giraron los ojos, Morina y Hana brincaron en su propio sitio, Rin hizo una sonrisa maliciosa, Keita cruzó los brazos, Hanamori reprimió una risita y Shouta no se contuvo de carcajear. Enjou negó algo avergonzado y se explicó.

                —No, pero digamos que es algo que te agradará.

Extendió la mano hacia donde estaba la entrada del jardín, pues ahí era la fiesta, y al instante un gran y hermoso golden retriever apareció a toda prisa. Llegó hasta Kobashi y se le fue encima. Ella la reconoció perfectamente, gritando su nombre “Kana” y cuando se percató de que respondía al mismo, fue consciente de lo que significaba. Levantó la mirada y ahí estaban.

Su cabello rizado y negro, junto a sus ojos ambarinos y su baja estatura, aunque no tanta, pues era más alto que el lindo Hiroto. Ella conocía muy bien a esta persona y también a quien le acompañaba, un atractivo pelirrojo que le mostró una torcida sonrisa. Su alegría fue tanta que hasta sus amigos, las fujoshis, el fudanshi y sus respectivas parejas, se quedaron en shock. Sin frenarse, Kobashi dio un gritito y se lanzó a los brazos del par dueño de la hermosa Kana.

                —¡Yuu! ¡Ren! ¡Oh por todos los cielos! ¡Están aquí! ¡Ha pasado tanto tiempo!

                —Ciertamente Koti-chan, han sido cinco años—le explicó el pelinegro y Ren Ashiya agregó

                —Estás muy hermosa, si no fuese porque la fierecilla me golpea, hasta te pediría una cita.

La horrorosa mirada que Yuu Madara le lanzó estremeció a todos ahí, incluso a los adultos que no comprendían muy bien lo que pasaba, pero estaban metidos en arreglar los detalles de la fiesta. Sin embargo, Ren no se amedrentó, como siempre y le sonrió con galantería a Yuu. La ira de su mirada disminuyó un poco, pero no lo suficiente como para que no dejara de dar terror.

                —Sólo cierra la boca—su rostro adoptó calidez y miró a Kobashi con una sonrisa de las suyas—. Feliz cumpleaños, esperamos que lo pases de maravilla.

                —Así es, los 18 son una época muy buena para la fiesta y el libertinaje. Ya puedes conducir. ¿Cierto?

                —Aún no—respondió ella y miró a su padre bajando la voz—. Pero sé que algún día yo manejaré la Furgoneta del amor—Ellos no comprendieron a qué se refería y cuando Kobashi estaba por decir más, algo hizo clic en su mente. Sus ojos se ensancharon y miraron a sus hermanos con la duda en ellos. Takashi asintió y su sonrisa fue mayor—… un momento… si ustedes están aquí… eso quiere decir… quiere decir…

Kana ladró indicando que alguien acababa de llegar y el par ni siquiera había saludado cuando Kobashi se acercó a ellos gritandos sus nombres con efusividad.

                —¡Izumi! ¡Izumi-san y Misaki-sensei!

                —Feliz cumpleaños Kobashi—le felicitó Izumi con su particular seriedad y ausencia de emociones.

                —Felicidades Koti-chan—agregó el rubio Misaki, de la mano de Izumi, sin soltarla para nada.

Ambos habían cambiado bastante. Ahora Misaki también usaba anteojos, al parecer durante la universidad había desarrollado problemas de la vista. Era alucinante ver al par portarlos, Izumi se había dejado crecer un poco más el cabello y al contrario, Misaki se lo había cortado. Kobashi ni siquiera pensó propiamente, tomó la mano libre de Misaki y lo arrastró, arrebatándoselo a Izumi, frente a sus amigos amantes del yaoi.

                —¡Chicos! ¡Él es Misaki Takaba! ¡Mi Sensei! Él me enseñó todo lo que sé sobre el arte del acoso—les explicó y los tres pasaron a mirar al joven con un gesto parecido a la adoración.

Hitono frunció el ceño y se arremangó la camisa mientras amenazaba.

                —Así que fue él…—preparó sus puños—… déjame golpearlo…

                —¡Hitono!—le reprendió el pequeño y el mayor dejó salir toda su frustración.

                —Entiéndeme Hiroto, tarde o temprano tú también querrás morirte ante su acoso.

Enjou y Takashi asintieron dándole la razón al joven y Hiroto negó.

                —Yo la amo de ese modo y es su cumpleaños, la violencia no es la solución.

Hitono se relajó y ya no hizo nada. Keita se acercó a Yuu para hacerle preguntas sobre Kana, a él le gustaban mucho los perros. Ellos respondieron y se enfrascaron en risas y bromas. Ren hacia Yuu, Hanamori hacia Keita. Ambos enrojecían y se enfadaban pero Kana calmaba la tensión. Izumi caminó hasta donde Kobashi tenía secuestrado a Misaki y Shouta y Kaori también lo hicieron, queriendo conocer los detalles. Resultaba que Misaki había estado haciendo algunas presentaciones de sus dibujos en ciertas galerías y Hana era una ferviente admiradora de su trabajo. Rin no dejaba de coquetear con el rubio, pero luego miraba a su novio y su sangre se iba al cielo al imaginarse en un trío. Obviamente salía regañado por todos ahí.

Después todos se mezclaron, Morina conversó con Yuu sobre cómo dirigir a un colegio cuando eres presidente del Consejo y Ren incordió a Kaori preguntándole si en serio no era una chica. Cuando Shouta se acercó sombriamente celoso y aclaró que no lo era, el mayor no pudo evitar reírse. Veía un poco de sí mismo en ese joven. Hitono desahogó sus traumas de acoso con los hermanos de Kobashi y Takashi asintió dándole la razón en todo. Era un extraño sentimiento de amor-fastidio hacia ella. Hiroto defendía a su amiga y Enjou trataba de abogar también.

El ambiente estaba en su punto cuando Kanako carraspeó y les explicó que era hora de partir el pastel y apagar las velitas. Tenshi y Fusaki lo llevaron en sus brazos y lo colocaron al centro de la mesa. Todos se arremolinaron alrededor de la misma y Kobashi, en el centro también, miró intensamente las 18 velitas. El último cumpleaños que ella había festejado de esa forma había sido 8 años atrás, cuando en un descuido, ella descubrió que sus padres ya no se querían y se gritaban sin control. Fue demasiado depresivo, lloró mucho ese día en el pecho de su Takashi nii-san y ni siquiera le importaron los regalos o el pastel.

Pero este, parecía ser un cumpleaños diferente. Estaba con todas las personas que amaba y que le querían, a su modo. Solo hacía falta Fumiko-sensei, pero ella estaba en un Congreso educativo al otro lado del país y por lo mismo no había podido asistir. Eso sí, le envió por paquetería una compilación de toda una saga de libros pertenecientes a la literatura gay. Estaba muy feliz cuando los recibió.

El punto a resaltar era ese. Tenía personas maravillosas a su lado. Hace 8 años, cuando entre lágrimas, sopló las velitas del pastel deseando que su familia no se hiciera pedazos, nunca imaginó que se le concedería. Durante los años siguientes creyó que no había sido así, pero ahora, contemplando a tantas personas importantes en su vida, festejando con ella, deseándole lo mejor, lo comprendió. Su deseo se había concedido. Su familia no se hizo pedazos, todo lo contrario.

Creció.

Sopló las velas ante los aplausos y las felicitaciones de todos pidiendo un nuevo deseo.

Después de todo, el yaoi nunca es suficiente… ¿O sí?

Notas finales:

Jamás es suficiente jajaja :'''(

Espero que les haya agradado, en lo personal, a mí me gusto mucho. Ven cómo la palabra REENCUENTROS definía perfectamente este capi??

Me dejo de tonterías, antes que nada, les diré mi confesión (me da mucha verguenza):

"Cuando aún no publicaba el CAF y empecé a escribir en esta página, pensé que mi historia quizá no agradaría y por ello consideré el adaptarla al Fandom de Junjou Romántica. Oh sí, iba a ser con los personajes completamente fuera de su forma de ser." 

Lo siento, me da mucha pena, al final decidí dejar los nombres que conocen hoy, creo que no me fue tan mal, aunque a veces me entra la curiosidad y pienso cómo hubiese sido. ¿Se lo imaginan?

Pero bueno, el hubiera no existe, esperaré sus confesiones, me pone ansiosa jaja

Hemos llegado al final y bueno, no sé qué más decir aparte de gracias, por supuesto. Estamos listos para embarcarnos en nuestra próxima aventura...

La segunda temporada!!

"Un cuento de desamor para un fudanshi"

Medio desalentador el título, pero les juro que todo saldrá bien. Estoy muy muy emocionada porque siento que mis personajes han madurado un poco más (Nah!! jajaja) en verdad espero que les agrade y siempre pueda contar con su preferencia, ya saben que todo lo que hago es para que les agrade, y ya no digo más.

Nos vemos el miércoles con el primer capítulo, y gracias de verdad por todo.

Les amo!!! Bye bye ;)


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