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Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Extra-Fujoshi por Miny Nazareni

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Notas del capitulo:

Que el yaoi esté con ustedes mis queridos amantes del BL... que así sea!!

Estamos en 2015!!!! Oh yeah!!!! 

Como sea, espero que se estén recuperando de sus festividades, aún seguimos en vacaciones y  bueno... hay tiempo para muchas cosas :D

Como seguramente ya notaron, la mayoría acertó, el capítulo de hoy me genera mucho conflicto, pero he decidido subirlo de todos modos, espero que les guste.

Además... lo haré interactivo ;) será como un mini-concurso. Los personajes que aparecen en este capi son importantes, conocemos a uno de ellos en el CAFF, quién sea el primero o primera en adivinar la relación entre ellos y el Club de Acción Fujoshi y Fudanshi tendrá un premio.

¿Cuál es el premio? Ni perra idea, acepto sugerencias de premios, claro, que esté en mis posibilidades (que más quisiera yo mandarles toda una colección de mangas y animes yaoi, pero no puedo). Estoy segura que lo descubrirán fácilmente porque, como ya saben, soy muy obvia jajaja

Así que sin más, os lo dejo.

Capítulo 6-El pequeño cuento NO YAOI de Arisa Fumiko.

 

Aclaración: Este capítulo está ambientado durante la historia de “Fujoshi de mi corazón” en una de las tantas visitas que Koti-chan le hace a la directora Fujoshi. Se advierte desde el principio que no hay yaoi como tal, pero quizá un poco de fanservice porque lo narrado, incluye a una loca fujoshi muy parecida a la gran Kobashi.

****

La directora Fumiko se encontraba en su oficina afinando detalles sobre la contratación de Hontou Midori como entrenador de Voleibol de la escuela. Le había hecho una entrevista y parecía alguien competente, maduro y responsable. Aunque claro, su venita yaoi no había parado de palpitar a cada momento desde el instante en que lo vio, pero era una mujer consciente, debía esperar a que fuese el momento adecuado para corroborar sus sospechas.

Por supuesto que escuchó cómo entraba la pequeña niña en su oficina y obviamente se dio cuenta de la cara contrariada y molesta que llevaba. Koti-chan era como un desahogo en su día, siempre se divertía con las ocurrencias que esa pequeña aprendiz de fujoshi le contaba. Si bien, se sentía algo culpable de haber creado a semejante “monstruo” no se arrepentía. Desde que la menor era una fujoshi, los problemas en su hogar habían perdido relevancia para ella.

                —Bienvenida Koti-chan… ¿Y esa cara?

                —Por nada en especial, solo soy yo con mis teorías—hizo un puchero y Fumiko se sentó frente a ella sacando del pequeño refrigerador que tenía detrás de su escritorio, un cartoncito de leche con chocolate. Se lo dio a la menor con una sonrisa.

                —¿Aún piensas que Enjou es el escritor de tu hermano?

                —Pues todo apunta a que sí, pero ya no sé qué pensar, es demasiado enredo.

La directora fujoshi le guiñó un ojo y agregó en un suspiro.

                —No todo es lo que aparenta Koti-chan, hay ciertos límites en la vida de una fujoshi que no se deben sobrepasar.

                —¿Ah sí? ¿Eso es posible?—preguntó escépticamente la menor.

                —Sí lo es—llamó a su asistente para indicarle que nadie le molestara por teléfono y se acomodó en su propio asiento—. Déjame contarte una historia Koti-chan, una historia de una pequeña fujoshi que era un poco extrema… hasta que claro, comprendió sus límites.

Koti-chan le dedicó toda su atención y Arisa Fumiko se sumergió en los recuerdos de su pasado.

****

Llevaba sus libros bajo el brazo y se inspeccionaba en cada reflejo de auto que se encontraba en su camino. Arisa no era una chica muy dada a la vanidad, pero sí le preocupaba en ocasiones su aspecto. Inspeccionó con detalle las ropas holgadas y neón, su cabello esponjado y los zapatos con cordones que le daban un aspecto libre y despreocupado. Para tener 15 años era demasiado alta, la gente siempre decía que ella era una mujer mayor y no le gustaba eso, ella era chica aún y planeaba disfrutar su adolescencia lo mejor que podía.

Al entrar al colegio el gritito casi agudo y chillón la recibió, haciendo una pequeña mueca, pero feliz de encontrársela. Shiori era su mejor amiga, habían crecido juntas y practicamente no había secretos entre ellas. Y en efecto, aquello era más cierto que cualquier cosa, Shiori nunca le escondió nada, ni siquiera su loca adicción por el BL manga. Sintió un escalofrío.

Sabía que estaba cambiando por culpa de eso, pero era imposible evitarlo. Una vez que Shiori, la loca fujoshi de quince años que se emocionaba con cualquier cosa y era más malpensada que nada en ese mundo, la introdujo en el mundo del yaoi, ella no pudo salir por mucho que lo hubiese intentado. Ella sí se avergonzaba de ser tan pervertida, pero al parecer, a Shiori le daba igual. Lanzó un suspiro resignado y esperó a que la mencionada muchacha se le acercara con más buenas nuevas referentes al mundo del amor gay.

                —¡Ari-chan!—gritó la chica y se acercó a darle un gran abrazo. Arisa lo aceptó deprimida ante el hecho de que Shiori era mucho más bajita que ella. Si tan solo dejara de crecer.

                —Hola Shiori. ¿Y ahora qué ocurre?

                —¡Conseguí el nuevo Videotape de la serie que te conté la semana pasada! ¿Podemos verlo? Por favor, por favor, por favor… ¿Sí?

Giró los ojos, era lógico que lo verían. ¿Por qué Shiori se tomaba la molestia de preguntar?

                —Lo haremos, pero hasta llegar a casa, vale.

La aludida entrecerró los ojos e hizo un puchero demasiado adorable.

                —Ahh qué mal… y yo que conseguí secuestrarme la sala audiovisual para poder verlo.

                —Shiori, no podemos ver yaoi en la escuela, si nos descubren, pensarán que estamos locas—miró de reojo a su amiga—… bueno… vale… tú sí lo estás, pero se supone que no deben saberlo.

Shiori cruzó los brazos y resopló agregando un escueto “bien”, pero en cuanto dirigió su mirada a su alrededor, la fujoshi se paralizó en seco y después comenzó a brincar sin control. A Arisa algo le dijo que eso era una mala señal. Sabía que cuando Shiori brincaba sin parar al estilo de los conejos, era porque acababa de tener una gran idea-fantasía-perversión yaoi en su mente. Siguió la dirección de su mirada y lo entendió a la perfección.

Un joven pelirrojo acababa de entrar al colegio y miraba a todos con cara de pánico absoluto, llevaba, al igual que ella, un montón de libros bajo el brazo. No era apuesto, pero tampoco mal parecido y saber que los radares de Shiori acababan de detectar un siguiente uke o seme le hizo sentir pena por el chico.

La fujoshi ni siquiera lo pensó y arrastrando a Arisa consigo, ambas se acercaron al muchacho hasta colocarse frente a él. Al instante Shiori sonrió y ella pudo notar como el muchacho se quedaba sin palabras ante la sonrisa de su mejor amiga. Y no era para menos, Shiori podría estar loca, pero era muy bonita. Si le sumabas a su baja estatura su cabello chocolatoso y sus ojos ambarinos, además de las facciones demasiado finas y suaves, tenías a una chica preciosa. El embelesamiento es normal cuando una chica así te sonríe, aún si no sabes sus verdaderas intenciones. Pobre chico, volvió a pensar sombríamente Arisa.

                —Hola… somos Shiori y Arisa… ¿Cómo te llamas?—preguntó la adoradora del yaoi

El muchacho medio tartamudeó y sus manos temblaron antes de extender una de ellas y presentarse como si estuviese frente a los profesores más crueles del colegio. Y no, no lo estaba, pero hacía lo correcto al temblar, si él pudiese adivinar la que le esperaba ahora que Shiori le había echado el ojo.

                —Soy Kujou… Kujou Kanojo…

Arisa tomó la mano del desafortunado muchacho y después Shiori lo hizo con un gesto de felicidad absoluta. Incluso ella sabía todo lo que pasaba por la cabeza de su mejor amiga y siendo una fujoshi inciada en esto del yaoi, supo que era el inicio de algo importante.

Aunque no se imaginaba qué tan importante sería. Claro está.

****

                —Olvídalo, solo olvídalo para siempre.

El joven pelirrojo hizo un gesto indignado y la chica continuó leyendo su libro. Ese día, no era una novela BL, pues era Shiori quien se encargaba de conseguir ese tipo de material tan difícil. Lo que Kujou le decía era un completo disparate y desde el principio lo supo, pero al parecer al chico no le importaba rebasar las fronteras de lo imposible.

                —Vamos Arisa, no seas tan negativa, si me esfuerzo, igual y sí lo logro.

                —¿Cuánto mas planeas humillar tu masculinidad con tal de estar a lado de Shiori? Ríndete, ella nunca te verá como un prospecto, desde el primer instante en que te vio, fuiste el uke o seme perfecto, según sus clasificaciones—la joven alta dejó de leer su libro y le miró con obvio escrutamiento antes de agregar—. Bueno… si a mí me preguntas, a juzgar por tu increíble habilidad de arrastrarte por Shiori, eres más un uke que un seme.

Kujou cruzó los brazos realmente enfadado. Y no era para menos. Llevaba casi 6 meses conviviendo con el par de fujoshis y había aguantado de todo con tal de estar cerca de la chica que le gustaba. Quizá Arisa tenía razón y era completamente imposible, pero él no podía rendirse. Conforme pasaba el tiempo, Shiori le gustaba más y más. No solo porque fuese bonita, si no por todo lo que ella era. Obstinación, temeridad, dulzura, nobleza y perseverancia.

No habían sido los mejores meses de su vida, pero ver la brillante sonrisa de Shiori cada vez que él accedía a tomarse fotos con chicos que, según ella, eran su pareja perfecta, lo valía  todo. Y eso era solo el principio. Durante todo ese tiempo le compraba mangas yaoi, sacrificando sus ahorros y a veces sus almuerzos con tal de tener el capital. También había leído BL. La primera vez se traumatizó por horas, jurando que no lo volvería a hacer. Pero cuando recordaba que Shiori hablaba con él animadamente de esas historias, la determinación volvía y leía sin parar ignorando el traumatismo cerebral que seguramente estaba sufriendo.

También había usado ropa moe, según Shiori para explorar el lado uke que tal vez tenía y en varias ocasiones se había tenido que vestir demasiado extravagante, según porque Shiori también deseaba conocer su lado seme. La jovencita Fujoshi no lograba ponerse de acuerdo en el rol que su amigo Kujou debía utilizar.

Las cosas llegaron a su punto crítico cuando Shiori, a espaldas de Kujou claro está, le había concretado una cita por teléfono con un tipo que tenía una voz a la que cualquier ser humano podría definir como sospechosa. Arisa ya pensaba que su amiga estaba pasándose de los límites, pero Kujou era el del problema al creer que, incluso después de soportar todo eso, algún día Shiori se enamoraría de él.

Sigue soñando Kujou, pensó despreocupadamente la chica.

                —¿Entonces no me vas a ayudar?—preguntó el joven con ansiedad y Arisa nuevamente le ignoró leyendo su novela, hasta que claro, la penetrante mirada del joven le detuvo. Dio un gran suspiro y le miró directamente a los ojos, como si fuese una mujer mayor a punto de preguntarle a su hijo algo de suma relevancia.

                —De hecho lo haré, voy a ayudarte haciéndote esta sencilla pregunta. Dime Kujou, si Shiori te pidiera que besaras a otro chico… ¿Lo harías?

El pelirrojo se quedó estático en su sitio. Sabía muy bien cuáles eran las intenciones de Arisa al preguntarle eso, ella buscaba corroborar si sus intenciones con su amiga podrían llegar a tanto. Pero la muchacha no estaba hablando de proteger a su amiga de una desilusión amorosa, no, hablaba de romperle su corazón fujoshi al hacerle ver que su prospecto de amigo gay, en realidad no lo era.

                —No lo sé—respondió sinceramente y las cejas de Arisa se levantaron con sorpresa. Él continuó bajando la mirada—. Ahora mismo te podría decir que sí, lo haría, porque quiero verla feliz, porque me encanta el brillo en sus ojos y los gritos de absoluta satisfacción que hace cuando le hablo de algo relacionado al yaoi.

                —Pero tú no eres un títere yaoi Kujou… ¿Lo entiendes?—increpó ella con serenidad.

                —Lo entiendo, estamos hablando de mis sentimientos y el hecho de que, por mucho que me gustaría ser gay para complacerla, no lo soy. Todo lo contrario, creo que cada día que pasa, la quiero más a ella.

Arisa le sonrió con comprensión. Todo iba a salir bien, aún si Shiori tenía esa cita concretada, ahora era consciente de que el amor de Kujou sí conocía los límites. Quizá, gracias a él, Shiori encontraría los suyos.

                —Todo estará bien entonces Kujou, ya no estoy preocupada.

Él la miró sin comprender sus frases y Arisa solo volvió a su libro con un gesto satisfecho.

****

Shiori lo llevó a esa disco creyendo que por fin estaba avanzando en sus planes de conquista. El lugar era demasiado colorido y había muchas personas bailando la música movida y los recientes hits que los cantantes sacaban. Kujou al principio pensó en llevar a la chica a la barra, invitarle una bebida y después sacarla a bailar, claro que la fujoshi tenía otros planes. Tomó la mano del ingenuo muchacho y lo arrastró a una sección  escondida de la discoteca. Era una puerta que conducía a un cuarto muy oscuro y cuando Kujou empezó a sospechar que quizá, algo malo estaba pasando, ya era demasiado tarde para salir de ahí.

Frente a él estaba un ambiente muy parecido al anterior, solo que con una ligera diferencia. Todos eran hombres y varios de ellos se besaban entre sí, era lógico que se trataba de un sitio gay, pero debido a la represión de épocas pasadas, preferían mantenerse en secreto. Empezó a sudar frío recordando las palabras de Arisa. ¿Era posible que Shiori le pidiera besar a otro hombre?

Oh por Dios, claro que era posible. Hablaban de Shiori precisamente.

                —Es más bonito aquí. ¿Verdad Kujou?—comentó la muchacha con emoción desenfrenada al ver a tantos gays juntos.

                —Su… supongo, pero… ¿Por qué estamos aquí?

                —Te conseguí una cita—ella sonrió mostrando todos los dientes como si lo dicho fuese algo normal y a Kujou se le fue el alma al suelo. Shiori continuó—. Creo que es momento de que te decidas a ser feliz y el amor es la respuesta.

Kujou analizó sus palabras. En algo ella tenía un punto, era momento de ser feliz, de ser sincero y de ya no seguir con esta locura de complacer a Shiori en todo. ¿Pero realmente podría? ¿Realmente estaba listo para recibir su rechazo y alejarse de ella? Porque era lógico que en cuanto supiera que él estaba enamorado de ella y no era gay, Shiori lo mandaría a la goma, eso seguro.

Un corpulento hombre vestido con colores pastel y un gigante afro se colocó frente a él y le sonrió con coquetería. Kujou supo que él era su cita y lo lamentaba en verdad, pero ya no podía seguir con eso, en serio.

                —Shiori yo… hay algo que tengo que decirte…

                —Luego—le interrumpió mirando al recien llegado con emoción—. Ahora disfruta tu cita con Kazuhiko-chan.

El aludido le guiñó un ojo y se atrevió a acercarse demasiado a su rostro mientras lo apretaba en sus brazos. Su enorme amor por Shiori lo habría permitido, pero su orgullo masculino pudo más por primera vez en su vida y se apartó del hombre con educación, dejando al par anonadados por su conducta. Kujou hizo una reverencia antes de disculparse.

                —Lo lamento, no puedo, en serio lo siento.

Y salió de ese lugar antes de que el resto de chicos lo miraran mal por rechazar a uno de los suyos. Shiori se quedó quieta en su sitio y luego de unos minutos salió corriendo de ahí para alcanzarlo y preguntar exactamente qué había pasado. Ella no entendía. Kujou era gay. ¿Por qué había dicho que no podía? ¿Acaso… estaba enamorado de alguien más? Eso sería aún mejor, ella podría ayudarle a conquistar a su chico. No tenía nada de qué preocuparse.

                —¡Kujou! ¡Kujou espera! ¡Kujou!

Él no quiso detenerse, si lo hacía lo iba a soltar todo y no quería. Pero cuando se trata de yaoi, una fujoshi puede ser muy rápida si se lo propone y le alcanzó casi al estilo de los corredores profesionales de atletismo. Tomó su brazo con su mano y le obligó a girarse.

                —¿Qué necesitas Shiori? Aunque lo intentes no voy a volver. No puedo hacerlo.

                —¿Es por qué estás enamorado de alguien?—cuestionó ella y Kujou se sintió descubierto, luego recordó frente a quien estaba y todo lo reprimido se desbordó como los ríos en una noche de tormenta.

                —Sí, así es, pero antes de que siquiera te emociones, te lo voy a decir. No soy gay Shiori y de quien estoy enamorado, eres tú. Si fingí serlo y accedí a todo lo que me pedías es porque me gusta estar a tu lado y me hace feliz verte tan alegre. Pero ya no puedo, no más, perdóname Shiori, pero ya no.

La chica se quedó blanca de la impresión por lo revelado y Kujou comprendió que era el final. Hubiese deseado poder abrazarla, hubiese querido decirle que era broma y en realidad él no sentía nada por ella. Pero era de imperiosa necesidad que fuese sincero, esos sentimientos pugnaban por salir de su interior. Sin esperar una respuesta por parte de la chica, el pelirrojo se zafó de su agarre alejándose del sitio y por consiguiente, diciéndole adiós para siempre a toda oportunidad.

Pero estaba tranquilo, todo iba a salir bien, tal como Arisa lo decía siempre, solo era un corazón roto. Nada más.

****

                —Vale, admito que me pasé. ¿Pero cómo iba yo a saber que le gustaba?

                —Por Dios Shiori, la escuela entera se dio cuenta excepto tú—replicó Arisa hojeando un manga yaoi que la fujoshi le había prestado—. Puedes ser distraida si te lo propones. En serio.

La chica de los ojos ambarinos soltó un gran suspiro. Todavía seguía conmocionada por la confesión de Kujou, pero lo que la tenía en un estado de ansiedad completo era el hecho de que, después de eso, el chico había decidido alejarse de ambas, como si al saber que él no era gay, ellas le hubiesen cortado todo lazo de amistad. Y no era así, no entendía por qué pensaba eso. Quería enfadarse con él, pero el ligero rastro de cordura que poseía le decía que era lógica su separación. Casi lo obliga a besarse con otro hombre siendo heterosexual. Se sentía la villana de los mangas yaoi en donde el padre le pide a su hijo que se case con una linda chica siendo él gay. Era exactamente lo mismo, pero al revés.

                —De acuerdo, lo entiendo. ¿Pero no hay alguna forma de solucionarlo?

                —Está en ti Shiori. Tú eres quien tiene la solución, si no te desagrada el hecho de que Kujou está tras de ti y que obviamente no volverá a darte fanservice yaoi, entonces no hay problema. Para mi es un pequeño tonto que se enamoró de una loca fujoshi, solo eso.

Shiori asintió meditando el asunto. En realidad a ella nunca le habían dicho algo así, los chicos no se interesaban en ella. O quizá sí lo hacían, pero perdida en su montaña de yaoi, la veían como algo inalcanzable. Solo Kujou se había aventurado a atravesar esa barrera, solo él lo había soportado y aquello era admirable. No. No quería perder su amistad. Quizá ahora mismo no podía corresponderle, pero saber que había chicos en el mundo como él le emocionó un poco.

                —Bueno… si está en mi… ya sé lo que voy a hacer—se dijo con firmeza en voz alta y Arisa sonrió satisfecha antes de susurrarle.

                —Ve chica, creo que está en el aula audiovisual.

No se lo tuvo que decir dos veces. Shiori se levantó de la banca que compartían ambas y salió corriendo del salón en dirección al sitio que Arisa le había dicho. Corrió por los pasillos e hizo varias preguntas. Al final, al llegar al aula audiovisual, pudo divisar al joven pelirrojo mirando por la ventana con nostalgia.

                —Hey Kujou—le llamó y el mencionado se giró con los ojos abiertos de par en par.

                —¿Shiori? ¿Qué haces aquí?

                —Pues… vengo a darte una paliza obviamente—el joven bajó la cabeza creyendo que la paliza era por mentirle acerca de su sexualidad. Ella giró los ojos y aclaró—. Y eso es porque te alejaste de nosotras. Independientemente de que si eres gay o no, somos amigos, no queremos perderte.

Kujou medio sonrió y negó con fuerza.

                —Yo no quiero ser solo tu amigo, entiendes eso… ¿Verdad?

Ella le restó importancia agitando la mano y él enarcó una ceja.

                —Estoy preparada para ello. No hay prisa Kujou—la chica entrecerró los ojos con malicia—. Puedes comprarme mangas yaoi para intentar conquistarme si quieres.

Él ya no pudo más y comenzó a reír con ganas. Shiori secundó las risas y de repente, la sala entera se llenó de alegría, borrando la tensión inicial. Kujou le miró con algo parecido a la ternura y Shiori extendió su mano en señal de un acuerdo. Él la tomó y asintió.

                —Vale… después de todo… no me molestaría intentarlo.

                —Ese es el espíritu Kujou—sonrió la chica apretando su mano con fuerza y el joven desvió la mirada avergonzado.

Shiori lanzó un gran suspiro resignado. ¿En serio el chico era heterosexual? Era una pena, el mundo del yaoi perdía a un valioso ejemplar, pero ella ganaba un amigo.

Y quizá en ese momento, Shiori no lo sabía, pero también ganaba algo mas.

****

                —¿Ahora lo ves Koti-chan? Hay ciertos límites que no se pueden rebasar—explicó Fumiko a la pequeña fujoshi, la cual frunció el ceño.

                —No entiendo qué tiene que ver conmigo, yo no planeo tener novio nunca—aseveró la menor con un puño alzado y Fumiko enarcó una ceja.

                —Si yo te dijera como terminaron Shiori y Kujou te irías de espaldas. Además… recuerda… nunca digas “De esa agua no beberé”. El destino es muy sabio.

Koti-chan encogió los hombros y el timbre sonó marcando el final del recreo. Arisa Fumiko le sonrió indicándole que era hora de que se marchara y ella aceptó con un puchero. Al final ni siquiera había resuelto su problema. Pero había escuchado una historia, había sido entretenido.

                —Linda historia Fumiko-sensei, le hizo falta yaoi… pero linda historia. Nos vemos mañana.

                —Cuídate Kobashi—respondió la mayor en un susurro mientras la veía partir.

Si tan solo Kobashi le hubiese dado la debida atención a la historia de Fumiko se habría percatado de que en el futuro le iba a servir. Además de que, claro, ella iba a conocer a Shiori e incluso a alguien más relacionado con ella y el noble Kujou.

Pero ya lo descifraría, porque era Kobashi Kotori, por supuesto.

Notas finales:

Y pues se abren las apuestas!!! Aunque estoy segura que ya lo saben, si no, pueden releer el CAFF, aunque insisto, es algo obvio. :D

Este capítulo me generaba conflicto porque no sabía si sería de su agrado al no haber yaoi precisamente. Pero siempre quise exponer esta temática. Siempre nos han pintado a las fujoshis como unas locas solteronas que no tenemos amigos y cosas así (en algunos sitios, no en todos) pero yo creo que eso es mentira, creo que una fujoshi aún obsesionada con el yaoi puede pensar en sí misma y... ¿por qué no? Enamorarse. Ese es el tema aquí, las fujoshis sí podemos tener novios, es como el trauma con los fudanshis, no todos son gays. :D

Pero ya me callo, espero sus respuestas, no sé cómo le haré con los premios, insisto, acepto sugerencias de premios, lo que ustedes quieran pedir :D

Y sin más me despido, dejándoles la palabra clave del próximo capi:

CHIHUAHUA

Creo que es fácil, muy fácil jajaja

Nos vemos el martes y los amo!!! <3 :D


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