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Sedúceme por Haruka Eastwood

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Notas del capitulo:

¡Lamento la tardanza!

Titulo: Sedúceme

Resumen: Después de una odiosa semana de exámenes, Ciel se ve arrastrado a un par por su amigo Alois, donde por culpa de unas copas de más, demuestra su lado seductor con un moreno de atrayentes ojos escarlata. ¿Será él quien seduce o caerá en las garras de la seducción?

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: No menores de 16 años

Género: Romance, Erótico.

Advertencias: Lemon.

N° Capítulos: 11 de 17

Por: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Sedúceme

Alois Trancy Pov

Capítulo 11: Obscuras mañanas

—¡Vamos! —Grite emocionado mientras sujetaba dos boletos para el cine en mi mano, meneándolos de un lado al otro frente al rostro de mi amigo Ciel—. Es para este Sábado en la tarde. Tómalo como tu regalo de cumpleaños.

Exclame feliz, balanceándome sobre mis pies como niño pequeño que le emociona algo y es que era el estreno para la nueva película “El precio de tu vida”. Eh escuchado muy buenos comentarios de ella y Ciel me comento que le gustaría verla, así que este sería mi perfecto regalo de cumpleaños, después de ello pasaríamos a comer algo y no sé, tal vez vayamos a perdernos después por ahí, entrar a tiendas a ver videojuegos, yo que sé. El chiste era divertirse.

—No puedo Alois, ¿tiene que ser justamente este Sábado?

Le mire incrédulo y con la boca abierta, ¡será mal amigo!

—Claro que si, además siempre pasamos un día antes de tu cumpleaños juntos —le mire mal entrecerrando los ojos.

No entiendo, ¿Qué podría ser más importante que pasar ese día juntos viendo una película y divirtiéndonos si siempre lo hacíamos? Vale, no quería escusas, si tenía algo que hacer no insistiré más, pero que ni crea que le voy a volver a invitar algo.

—Podríamos ir el viernes.

—¿Qué aras el sábado? —cuestione molesto.

Al menos si me rechaza que me dé una buena razón, por lo que me quede mirándolo fijamente, pero sus mejillas se sonrojaron levemente y yo rodé la mirada, vale, lo pillo más que bien, ese día saldrá con Sebastián. No me opongo en que ellos estén juntos, de hecho hasta yo les anime para que iniciaran una relación, sin embargo Ciel siempre que tiene tiempo libre esta con Sebastián y se olvida de su mejor y súper genial amigo, es decir yo. Lo admito, estoy celoso de Sebastián por robarme el tiempo de mi casi hermano.  

Muy por el contrario, mi noviazgo con Claude no es la novedad, ni genera cotilleo, ya que es de lo más normal a mi parecer, bueno, solo un poco ya que en si la situación fue un tanto extraña. Yo me fui a vivir a la casa de un hombre que pretendía ser alguien de una noche, y lo más extraño de todo es que acabe siendo su hijo adoptivo a petición de su esposa… lo admito, no es lo más normal del mundo pero no me genera tanto conflicto como a Ciel, ya que al menos yo, desde siempre he sabido que soy gay, por lo que nunca me he molestado en ocultarlo, solo me faltaba ir por la calle con un letrero que dijera: “Me gustan los chicos”… vale, una vez lo hice porque perdí una apuesta, pero eso es diferente.  

Ciel es otro mundo, hace como un mes lo note completamente diferente, como que más ausente y la vez alegre. No soy ningún santo, por lo que esa extraña manera de caminar significaba algo, y mi sorpresa fue monumental al saber que andaba con Sebastián, vale, Ciel no es gay es sebastiansexual, siempre lo he dicho y sacarle la confesión de su relación fue más difícil que hacer que Claude riera a carcajadas.

Sobre todo porque no me conformo con los datos básico, no, claro que no, yo quería detalles y eso tuve. No solo lo hice contarme como fue la reconciliación con Sebastián y detalles íntimos, también termino diciéndome que se sentía mal por Lizzy, sobre todo porque terminaron su relación, aunque a mi parecer es mejor, ya que ellos parecen más que nada hermanos.

—Saldré a dar una vuelta con…

—Vale, ¿por qué mejor no dices que iras a follar con Sebastián?

Su rostro completamente sonrojado es todo un poema, que ganas no me han faltado para tomarle foto. Muero de risa cada que le veo así y entre más rio su rostro más rojo se pone, pero es más gracioso porque pocas veces cambia ese expresión de seriedad que tiene.

—¡Que te jodan!

—Claro —respondo con socarronería—. Pero después.

—¡Estúpido bastardo! —grita y literalmente caigo al piso por la risa.

Cuando estuve más calmado acordamos que iríamos el viernes, al menos pudimos llegar a un acuerdo, por lo que más tranquilo regreso a casa notando que no había nadie, así que subí al cuarto y me puse a ver películas, tan entretenido estaba que no me di cuenta de la hora, por lo que me fui a dormir, tras cambiarme.

Estaba completamente dormido cuando sentí unos labios presionándose con fuerza contra los míos, inhale profundamente y aquel aroma inconfundible asalto mis fosas nasales entremezclándose con su siempre fresco aliento mentolado, por lo que no dude ni un segundo en corresponder el beso, más mis ojos se negaban a abrirse. Solo sentía aquellas hábiles manos recorrer mi cuerpo con descaro, hasta despojarme de la ropa, separo mis piernas posicionándose entre ellas al tiempo que repartía besos en mi cuello.

Sus dedos invadieron mi interior jugueteando con mi entrada, preparándome y sacándome varios jadeos. Mi cuerpo se sentía extraño, por alguna razón estaba tan cansado que no era capaz de abrir los ojos, pero eso pareció no importarle ya que de una fuerte estocada me penetro comenzando un rápido vaivén de caderas que me obligo a despertar por completo, observando todo obscuro y aquella masculina y erótica figura jadeando sobre mi cuerpo perlado en sudor al igual que el suyo, haciendo que sus mechones negros se adhirieran a su frente.

Aquellos hermosos ojos ámbar me miraban con el más grande deseo, haciendo que me perdiera en esos posos de pasión desmedida, inundándome en el más grande placer al sentir la tibieza de su cuerpo friccionándose contra el mío, de una manera exquisita al momento de entrar y salir.

—Amo el sexo somnoliento —murmure enterrando mis manos en aquella espesa mata de cabello obscuro, atrayéndolo hacía mi rostro para robarle un delicioso beso, uno que me hacia olvidar todo a mi alrededor.

—Pronto dejara de serlo cariño —dijo con esa voz ronca y malditamente sexy sobre mi oído al tiempo que arremetía con ahincó.

Me aferre fuertemente a su espalda cuando toco aquel punto dulce que me perdía en una vorágine de sensaciones desmedidas y placenteras, estaba a nada de llegar cuando detuvo todo movimiento y rápidamente cambio de posiciones dejándome esta vez a mí arriba, cabalgando sobre su duro sexo, sintiendo como cada vez llegaba más al fondo.

—Joder —jadeo cuando comencé a mover las caderas de forma circular—. Me vuelves loco.

Sonreí complacido y levante un poco la cadera, dejándome caer sobre su sexo, sacando un ronco gemido de su parte, por  lo que volví a repetir la operación un par de veces, hasta que con sus manos sujeto mis nalgas ayudándome a subir y bajar a un mismo ritmo, acoplándonos a la perfección, ya que cuando yo bajaba el levantaba la cadera, llegando aun más profundo, por lo que no tarde en venirme entre nuestros abdómenes y él dentro de mí, tras un fuerte gemido gutural.

—Te amo —murmure desplomándome sin fuerzas sobre su cuerpo.

Claude tan solo se limito a besarme la cabeza mientras acariciaba mi espalda, trazando pequeñas figurillas imaginarias en ella con su dedo índice. No levante la mirada ya que vería mi expresión dolida, al ver que ignoro por completo mis palabras como si no le importara, como si fuera cualquier cosa. Me abrace con fuerza a él, como si temiera perderlo y es que estoy perdidamente enamorado de este hombre, tanto que sería capaz de cometer una idiotez si él me lo pidiera. Pero… pero no importa cuánto me esfuerce en demostrárselo, o cuantas veces tenga que repetirlo ya que nunca consigo cambiar aquella expresión de desinterés total por una cálida sonrisa.

Mis ojos se cristalizan y temo lo peor, lo amo, lo amo demasiado que me cuesta hacerme a la idea de que para Claude no soy nada más que un momento de placer, de desfogue… su puta personal, aquella con quien viene a satisfacer sus deseos y se larga sin decir palabra alguna, no quiero llorar, no quiero sentirme triste, sin embargo lo estoy, porque me siento usado y pienso que en cuanto se aburra de mi buscara a alguien más que este como ahorita lo estoy yo.

Sé mejor que nadie que toda persona es reemplazable y nada es para siempre, tampoco el amor… si es que lo hay en esta situación, un amor que no sea mío, que no sea unilateral, quiero un amor reciproco, pero con Claude es imposible. Nunca sé lo que piensa, lo que quiere, mucho menos me hago a la idea de lo que siente por mí, o si siente algo.

Amo sus besos, sus caricias y aquella manera tan única de hacerme suyo, aun así necesito escucharle, necesito oír de sus propios labios aquella simple y a la vez complicada frase. Tan solo me conformo con un “Te amo”, uno sincero, uno que realmente le nazca… y es que solo me puedo aferrar a la idea de que él es el amor de mi vida. El único.

Por ahora solo me queda acurrucarme en su fuerte pecho, cerrar los ojos y disfrutar del calor de su cuerpo, relajándome con esa encantadora y fresca fragancia tan varonil al tiempo que dejo llevarme por el sueño. Me siento cómodo a su lado, más que bien dirían algunos y es que jamás quiero dejar de sentirme así…

Me quede completamente dormido, sintiéndome más cansado que nunca, dejando que el tiempo pasara mientras me perdía en mi mundo utópico de fantasías que probablemente nunca se hagan realidad. Cuando finalmente soy capaz de abrir los ojos miro el reloj, observando con fastidio que son las ocho de la mañana, lo que significa que hoy no iré a la escuela, lo cual es un poco raro ya que normalmente Hannah viene a despertarme cuando se me hace tarde.

Al menos agradezco que esta vez no haya venido, ya que me encuentro completamente desnudo en medio de una cama vacía y fría. Me pregunto si se despidió de mí o solo se ha levantado y largado como otras tantas veces que me hace suyo. No puedo decir que hacemos el amor, ya que es cosa de dos, lo nuestro tan solo es sexo o eso es lo que me hace creer.

Me levanto cubriéndome con la bata, me dirijo al baño arrastrando los pies ya que no tengo ganas de nada, me siento deprimido, tanto que estoy seguro que si mis amigos me vieran se extrañarían, ya que siempre se quejan que soy muy risueño, alegre y jovial, básicamente que no tomo nada en serio.

Suelto una risilla ladina al momento de meterme en la regadera, dejando que la tibia agua me moje el cuerpo, y el cabello se me adhiera al rostro. No se nota, pero estoy llorando por algo que probablemente es una tontería, tan solo quisiera que todas estas inseguridades se vayan lejos de mi y nunca vuelva.

Al final he permanecido más tiempo de lo planeado en la regadera, al salir me visto con lo primero que encuentro. Salgo del cuarto y camino tranquilamente al de Hannah, últimamente no la he visto muy bien, se ve enferma aunque ella insiste que no es nada y que deje de preocuparme por cosas sin sentido para luego mirarme con ese aíre maternal que me tranquiliza en sobremanera.

Dudo unos cuantos segundos sobre si debería tocar la puerta, ya que no quiero despertarla, normalmente despierta temprano y no para de hacer diversas actividades, pero ahora es diferente, por lo que al creer que está dormida giro lentamente la perilla, con bastante cautela. Solo veré si duerme, de ser así me iré, probablemente al cine y cuando regrese hablare con ella, por alguna razón me gusta mucho charlar con Hannah, ya que me aconseja y escucha, pero a la vez me odio por mentirle de la forma en que lo hago, debido a que no se lo merece, ella ama a Claude más que a nada en el mundo, me lo ha dicho infinidad de veces y sinceramente cada que me lo dice siento unas inmensas ganas de llorar por sentir que la traiciono.

Suspiro relajándome al momento de abrir un poco la puerta, lo suficiente para ver dentro, sorprendiéndome al divisar a Claude a un lado de la cama, ya que por la hora creí que estaría trabajando. Curioso me quedo mirándole por unos segundos, el cómo se mantiene de pie en el centro de la habitación con ese aíre de hostilidad que tanto lo caracteriza.

Me extraña verle extender los brazos, frunzo el ceño sin dejar de verlo, cuando aparece Hannah abrazándole con fuerza, abrazo que él corresponde a la perfección, acunándola contra su pecho mientras acaricia su espalda y susurra algo contra su cabello lo cual no alcanzo a escuchar.

No debería estar aquí, debería irme, pero por más que lo intento quiero seguir mirando pese a que nada bueno saldrá de esto.

—Claude —murmura ella separándose del abrazo, posando su encantadora mirada en él—. ¿Permanecerás siempre a mi lado?

Inquiere dubitativa, su voz se escucha quebrada, como si en cualquier momento fuera a llorar. Un nudo se me hace en la garganta al verle a él asentir lentamente.

—Siempre —confirma acariciando su rostro con ternura.

Hannah le dedica una hermosa sonrisa, mientras Claude esboza una más discreta pero no menos encantadora. Siento mi corazón detenerse al darme cuenta que nunca me ha hablado con esa ternura, visto de esa manera o sonreírme así… pero era de esperarse, yo tan solo soy algo pasajero en su vida, en cambio ella es su esposa, la mujer que más lo conoce y quien daría todo por él. Duele admitir que no se absolutamente nada de la persona que digo amar.

—¿Me amas? —pregunta ella temerosa.

Debo irme de aquí, pero por más que lo intento no puedo moverme.

—Te amo demasiado… —susurra contra sus labios fundiéndose en un dulce beso, uno donde demuestran muchas cosas sin necesidad de palabras.

Me siento devastado… 

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Gracias por leer ~♥

Haruka Eastwood


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