Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sedúceme por Haruka Eastwood

[Reviews - 130]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Sigo viva! D: Mil perdones el retraso, espero y les guste el capítulo y comenten ^w^ 

Titulo: Sedúceme

Resumen: Después de una odiosa semana de exámenes, Ciel se ve arrastrado a un par por su amigo Alois, donde por culpa de unas copas de más, demuestra su lado seductor con un moreno de atrayentes ojos escarlata. ¿Será él quien seduce o caerá en las garras de la seducción?

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: No menores de 16 años

Género: Romance, Erótico.

Advertencias: Lemon.

N° Capítulos: 9 de 17

Por: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Sedúceme

Ciel Phantomhive Pov

Capítulo 9: Sentimientos encontrados

Tras un suspiro cansino mire por la ventana, mientras dejaba de prestar atención a la monótona y tediosa clase del profesor Spears. Sé que no le importara verme distraído, o tal vez se ponga a sermonearme diciendo que me dejara tarea extra. Puede decir lo que quiera pero ahora solo tengo ánimo de largarme de  aquí e irme a mi casa a dormir. ¿Ecuaciones? Lo siento pero hoy no estoy  para resolver tonterías teniendo algo más importante en que centrarme por ahora.

Y vaya que últimamente todo ha sido de locos con ese hombre, aunque sigo creyendo firmemente que no soy homosexual, tan solo me gusta Sebastián, pese a que es un idiota, pervertido y pedófilo hay algo en él que me llama la atención en sobremanera y me hace querer conocerlo, saber todo de él, aunque no le daré el gusto ni incrementare su ego con preguntas personales. Sin mencionar que cuando estamos juntos es como si el tiempo pasara más rápido, con el las horas parecen minutos, tiempo en el cual charlamos de cosas sin importancia; no soy de ponerme sentimental y sé que la vida de un adolescente carece de importancia para él, aun así llega a preguntar, pero por más que quiera mis respuestas siempre son frías y cortantes, pero por mensaje es todo diferente.

Hay días en que no podemos vernos a causa de su trabajo, pero seguimos en contacto, lo cual se traduce a que tengo un fastidioso Sebastián acosándome las veinticuatro horas del día por teléfono, ya sea por mensajes o llamadas y aunque parezca ser insistente o molesto de cierta forma me agrada bastante que lo haga, claro que no le voy a decir, estoy seguro que el idiota no pararía de molestarme a cada segundo con lo mismo.

—Joven Phantomhive…

Se podría decir que “estamos bien”, entre comillas, pero no significa que le haya perdonado del todo el hecho de que el muy bastardo haya estado coqueteando conmigo y seduciéndome cuando él es casado. Claro que no le hizo gracia saber que yo tenía novia, pero no se compara en nada tener una relación con Lizzy a llevar más de cinco años de matrimonio, aunque él insiste que su madre lo obligo cuando le confesó que era gay. Bien, es creíble, aun así estoy molesto, me enoja pensar en que debe cumplir su papel de esposo perfecto.

Si claro, lo cual implica follarse a la mujer todos los putos días.

—¡Phantomhive! —al momento que rompo el boli que jugaba entre mis manos debido al enojo, Spears ha gritado, vaya maestro, no tengo ganas de sus jodidas reprimendas, por lo que levanto la mirada desafiante—. Vaya a dirección por su citatorio.

Sentencia con su clásico tono neutro mientras se acomoda las gafas y yo chasqueo la lengua claramente fastidiado. De camino a la dirección no puedo dejar de pensar en eso, no sé ni porque me molesta tanto, tan solo lo estoy. Quiero gritarle que es un idiota, manipulador… ¡Por todos los cielos! Ni siquiera se me ocurre un buen insulto para él, por lo que frustrado me adentro a la dirección observando al señor Tanaka con aquel rostro tranquilo, mientras me hace el citatorio por no prestar atención, y dándome un sinfín de recomendaciones sin sentido.

Todo lo que agradezco es que las clases terminaras, así puedo largarme, por lo que no tardo en llegar al salón por mis cosas, pero cuando estoy de salida, creyendo que nada más me puede pasar en este día escucho su voz a lo lejos. Mis pasos se detienen a medio camino para salir del aula cuando su largo cabello rubio hace aparición…

—¡Ciel! Espera —dice Lizzy parándose a un lado mío, abrazándome posesivamente.

La quiero mucho y la aprecio, anteriormente me podía pasar horas con ella, charlando, besándonos o llegando a algo más, lo cual en ese momento era más que agradable, irónicamente sus besos me sabían tan dulces que aprovechaba cualquier oportunidad para robarle uno, en cambio ahora sus abrazos me sofocan, no los soporto y sus besos me desagradan, por lo que cuando intenta besarme en los labios volteo el rostro haciendo que me bese la mejilla. En un principio pareció entender que quería mi espacio, pero después me sentí mal al ver su mirada apagada y su expresión melancólica.

De soslayo la veo fruncir el ceño inconforme cuando su intento por besarme ha resultado fallido como otras tantas veces.

—¿Qué pasa? —inquiere molesta, pero más que nada suena triste.

—No es nada…

—Ya no me quieres ¿verdad? Dime si es eso —exclama con una mueca de angustia, pero ahora soy yo el que no sabe como decirle que lo que siento por ella es únicamente un cariño fraternal.

—No es eso Lizzy…

—Entonces ¿por qué ya no me quieres ni besar? —sus ojos se cristalizan y creo que me siento arrepentido—. Actúas como si te desagradara.

Veo como las cristalinas lagrimas descienden de sus preciosos ojos verdes y lo ha logrado, me siento culpable, aunque solo sea un poco, ni siquiera sé lo que siento, lo primero que hago es abrazarla, percibiendo su calor que se me hace tan extraño, tan ajeno aun así es un poco agradable, claro que ya no como antes. La escucho sollozar y entre hipidos dice algo que no entiendo en su totalidad hasta que me separa un poco de ella mirándola a los ojos.

—Ya ni siquiera me tocas —masculla con voz apagada y me sonrojo, o al menos eso creo ya que mis mejillas arden—, acaso ¿ya no me deseas?

Seco sus lagrimas con los pulgares depositando un beso en su nariz, reprimiéndome mentalmente por no poder decirle que ya no la amo, que simplemente le quiero como a esa hermana latosa que nunca tuve. Han paso diez años desde que nos conocemos y actualmente he llegado a la conclusión de que fue un error pasar de ser mejores amigos a una pareja, solo porque nos llevábamos bien creímos que esto funcionaria, pero tras casi un año me doy cuenta que no fue así.

—Lizzy… creo que no es el mejor lugar para hablar de esas cosas.

—Entonces vamos a mi casa —sugiere y acepto lentamente con la cabeza.

Puedo ser un frio, bastardo y desalmado (según palabras de Alois) pero hasta yo se que temas se deben tratar en la privacidad. Por la expresión de su rostro estoy casi seguro de que sabe a qué viene todo esto, incluso sopese la posibilidad de mantenerme callado y fingir una amorosa relación con ella solo para aguardar las apariencias, eso hasta que medite en lo absurdo de mi estúpida idea. Yo soy Ciel Phantomhive y lo que puedan opinar de mi realmente no es de mi importancia, claro que Sebastián es un tema completamente aparte.

Estoy seguro que si se caso con una mujer que no ama y a la fecha siguen juntos es porque no tiene la mínima intención de dar a conocer su preferencia sexual. Él es un hombre de negocios, no solo aquí, también en otros países, por lo que sería una completa locura que de la noche a la mañana se divorcie para estar conmigo, un chiquillo que incluso es menor de edad… vaya estupidez.

«Eso no pasara ni hoy ni nunca» Me digo mentalmente, sé que es lo mejor, sin mencionar que no soy gay, no puedo aceptar una relación con un hombre (y casado) cuando me considero heterosexual. Pensarlo hace que algo en mi duela, es un sentimiento de tristeza y ansiedad que no se a que mierda se deba, siento una opresión en el pecho cuando pienso que para Sebastián soy simplemente alguien entretenido que aminore lo aburrido de su día a día.

Ese hecho no tendría por qué afectarme, después de todo no lo amo, ni siquiera me gusta, tan solo es agradable pasar el tiempo a su lado, reír de cualquier estupidez, salir a cenar… somos algo similar a… amigos. Repito la palabra en un tono tan bajo que ni Lizzy que viene a un lado mío puede escucharme, pero efectivamente, somos algo similar a amigos, mejor dicho conocidos que pueden frecuentarse porque tienen temas en común, charlan, pasan un rato agradable y se dicen hasta luego… hasta la siguiente ocasión, si es que la hay.

Aprieto tan fuerte los puños que logro hacerme daño, estoy frustrado, enojado, me siento impotente y no tengo idea a que se deba, probablemente al hecho de que un idiota de nombre Sebastián insiste en meterse en mi vida, en aparecer a cada segundo y joderme el día, porque eso es lo que hace, pensándolo bien él tiene sus asuntos, yo tengo los míos y por muchas cosas que podamos tener en común nuestra amistad no es normal.

Tal vez esta molestia y desconcierto que me invade es pasajero, o estoy a punto de enfermarme. Pero por ahora de lo único que estoy seguro es que me tengo que alejar de ese hombre, olvidarlo y hacer como que nada paso, como si nunca lo hubiera conocido…

—Ciel… ¿te sientes bien? —inquiere Lizzy mirándome fijamente al momento que entramos a su mansión—. Te noto un poco pálido, ¿quieres que llame al médico?

—No es nada… —respondo sopesando la posibilidad de cometer otra estupidez—. Mejor vamos a dentro.

Al menos ahora esa idea me lo parece, aunque sé que a largo plazo será lo mejor, porque yo no puedo seguir viendo a un hombre que me altera los nervios a tal grado que mi corazón se acelera de tal manera que temo que en cualquier segundo pueda salir disparado como bala, mucho menos cuando logra eliminar cualquier rastro de raciocinio con esa penetrante mirada escarlata y sus abrumadoras sonrisas. Fácilmente llegue a la conclusión de que cuando estoy con Sebastián no dudaría en cometer una estupidez si es él quien me lo pidiera. Bastante idiota a mi parecer.

Suspiro cansinamente mientras caminamos por los amplios pasillos alfombrados directo a su habitación. Todo está en completa calma, pero no es de extrañar cuando solo estamos ella y yo, claro que y la servidumbre, aun así se podría decir que estamos prácticamente solos. Siempre lo estuvimos, ese fue un gran motivo para permanecer juntos, para prometer que cuidaríamos del contrario y jurar que sin importar que, veríamos por nosotros.

Los padres de Lizzy al igual que los míos se la viven viajando, su madre es una reconocida actriz y modelo, mientras que su padre es un político, en cuanto a su hermano, anda de gira por todo el mundo, ya que es un famoso cantante, ahora recuerdo la navidad pasada donde solo estuvimos nosotros dos, cenando tranquilamente en la espera de recibir tan siquiera una llamada de nuestros padres, la cual nunca llego.

Nunca podría dejar a Lizzy, no puedo dejarla sola cuando yo también lo estoy, esperando a que sonría y acepte con buena cara… nunca podría, la quiero demasiado, tanto que nunca me perdonaría hacerle algo que la lastime, soy un caballero y debo comportarme como tal. Cuando entramos a su habitación cierro la puerta tras de mí y la abrazo, la abrazo fuertemente, notando como su cuerpo se tensa, y los hipidos regresan.

—No llores —susurro contra su cabello, mientras ella se da la vuelta abrazándome fuertemente, como si se fuera a perder, siento los espasmos de su cuerpo, el cómo tiembla al aferrarse a mí, diciéndome inconscientemente que no me quiere perder. Me tenso y compruebo que la idea que hace minutos me parecía absurda es lo mejor, la abrazo más fuerte—. Tranquila.

—Tengo mucho miedo —balbucea—. No quiero perderte… no puedo, no lo soportaría, eres lo más importante que tengo, a la única persona que amo… y todo lo que deseo es verte feliz, quiero hacerte feliz… pero, pero siento que para ti no es suficiente… que yo no soy suficiente.

—Lizzy… —me separe de ella, con delicadeza levante su mentón con mi dedo y le di un suave beso en los labios, moviendo los míos a un ritmo lento y acompasado con los suyos. Ya no sabían dulces como antaño, mucho menos me provocan algún tipo de sensación, tan solo no siento nada…

Cuando nos separamos sus mejillas están fuertemente sonrosadas y sus ojos parecen brillar de alegría, por alguna razón me siento miserable, pero muevo ligeramente la cabeza intentando borrar esos pensamientos. Las siguientes horas permanecí en su casa, preparamos un pastel, el cual no pudimos comer ya que quedo fatal, vimos una película, donde el protagonista hace un pacto con un demonio por venganza y se convierte en su mayordomo, estuvo bastante entretenida, aunque al final cuando cumple su venganza y el demonio debe tomar su alma lo besa y se niega a tomar lo que es suyo. Vaya final inesperado, Lizzy grito toda loca, diciendo que la relación de ambos era tan linda.

—Pero ambos son hombres —susurre por lo bajo, pero ella me escucho.

—Eso no tiene nada que ver —argumento completamente seria—. Cuando amas a alguien que más da si son dos hombres, o bueno… demonio y hombre. No importa, además esa clase de relaciones se me hacen tan lindas —miro la pantalla con ojos soñadores mientras yo divagaba en mis pensamientos, hasta que añadió—: esas personas que se declaran homosexuales abiertamente, yo las admiro mucho.

—¿Por qué?

Suspiro y acomodándose en el gran sofá antes de mirarme.

—Porque prefieren darle importancia a estar con aquel ser que aman, porque con el hecho de estar en una relación con una persona de tu mismo sexo logra las miradas negativas de una sociedad inculta, que no pueden ver más allá. Es muy triste  ver a personas vivir infelices por el resto de su vida al lado de una pareja aceptada por la sociedad —frunció el ceño—.  Los admiro porque escogen el amor de aquel a quien ama y no a una sociedad hipócrita…

Me quede sin palabras, nunca pensé que Lizzy tuviera esas ideas. La imagen de Sebastián vino a mi mente, y es cierto, él no es feliz al lado de su esposa, pero debe seguir casados para aparentar algo que no es en una sociedad falsa.

Después de un rato más regrese a casa y como es costumbre únicamente me recibió Meirin, subí a mi cuarto y me recosté en la cama… realmente muchas cosas están pasado, otras más complicadas, instintivamente lleve mis dedos a mis labios y sentí nuevamente sus besos, solamente me ha besado una vez (sin contar cuando estuve ebrio), y realmente se sintió muy bien, pero entonces pienso en Lizzy y me reprendo. Fastidiado cierro los ojos dejándome llevar por el sueño.

Abrí los ojos de golpe completamente exaltado, mire el reloj notando que eran las diez de la noche, ya no tenía sueño, por lo que con pereza me levante, tome mi teléfono y cartera, dándome cuenta que tenía varias llamadas perdidas y un sinfín de mensajes, sin ánimo tan solo lo guarde en la bolsa de mi pantalón, ya más al rato lo revisaría. Salí de la casa, necesitaba caminar, despejarme y meditar, por lo que me dirigí al parque, camine un rato hasta llegar a la enorme fuente, a estas horas parecía brillar de colores, por lo que abobado la contemple por varios minutos hasta que sentí algo frio contra mi cuello, tensándome.

—Sera mejor que no te muevas muñequita —escuche la voz rasposa de un hombre a mis espaldas y de soslayo le mire, comenzando a temblar cuando note que me apuntaba con un arma… 

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Mi Facebook por si gustan agregarme. 

Gracias por leer~ ♥ 

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).