Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sedúceme por Haruka Eastwood

[Reviews - 130]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! ♥ 

Espero que les guste el capítulo :3 como ven este podría ser el final ^w^ ya que veo que son poquitas las personas que lo leen y comentan, pero *w* quiero agrader a aquellas lectoras/es que dejaron su hermoso rw desde el inicio ♥ los adoro ♥ y pues por el momento dejare la historia como terminada y si veo que más personitas se animan a leer y comentar pronto subire la continuación. ♦

¡Sin más a leer!

Titulo: Sedúceme

Resumen: Después de una odiosa semana de exámenes, Ciel se ve arrastrado a un bar por su amigo Alois, donde por culpa de unas copas de más, demuestra su lado seductor con un moreno de atrayentes ojos escarlata. ¿Será él quien seduce o caerá en las garras de la seducción?

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: No menores de 16 años

Género: Romance, Erótico.

Advertencias: Lemon.

N° Capítulos: 3 de 17

Por: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Sedúceme

Sebastián Michaelis Pov

Capítulo 3: Simplemente fue placer

—Y bien, ¿pretendes quedarte ahí toda la tarde? —me miro expectante, sin cambiar ni un ápice aquella expresión sería que siempre portaba, sus ojos ámbar demostraban el más grande fastidio—. ¡Joder Michaelis!

Sonreí ladinamente al verle hacer semejante rabieta, y es cierto toda esta semana fue caótica con tanto tramite, papeleo y juntas para la firma de aquel contrato multimillonario. Claude y yo nos hacemos cargo de las empresas de nuestra madre desde hace aproximadamente dos años, pocos meses después ella falleció de un ataque al corazón, pero la vida sigue.

Nosotros simplemente somos medios hermanos, siendo Claude un año mayor que yo, madre nunca nos hablo de nuestros padres, siempre se molestaba y decía que no valía la pena hablar de cosas insignificantes, por lo que en algún momento dejamos de preguntar, sin embargo la duda del porque conservábamos sus apellidos seguía latente, actualmente esa clase de cuestiones están de más al estar muerta la única persona que sabía las respuestas.

Nuestra madre era de carácter fuerte e impositivo, prácticamente alguien imparable, muchos decían que hacia lo que quería pero al final de cuentas sus decisiones siempre eran las mejores, lástima que hay excepciones, una de ellas fue obligarnos a Claude y a mí a casarnos cuando teníamos veinte y diecinueve años respectivamente. Según ella lo hizo por nuestro bien, porque ningún hijo suyo podía ser gay, y es que en ese momento al idiota de Claude y a mí se nos ocurrió la grandiosa idea de decirle que lo nuestro no eran las mujeres.

De cierta manera me siento mal por nuestras esposas, ya que son mujeres encantadoras, pero sobre todo hermosas. Best y yo tenemos la misma edad, mientras que Hannah es un año menor que Claude, aquello fue caótico, pero al final simplemente terminamos cediendo a lo que madre pedía. Aparentamos ser aquellos esposos perfectos cuando la realidad es otra, ya que cada que podemos nos escapamos y pasamos el rato con una conquista momentánea.

Recurrimos a diversos bares, en donde solemos ligar a alguien, tan solo una noche antes de volver a la rutina. Observo a Claude sentado en la silla frente a mi escritorio con esa expresión de fastidio tan común, a lo que no puedo evitar mirarle con socarronería.

—¿Ya llamaste a Hannah? —pregunto aunque de antemano se la respuesta.

—Michaelis, Hannah es lo de menos —realiza un ademan con la mano restándole importancia al asunto—. Pero ahorita la llamo.

—Deja le mando un mensaje a Best y ahorita te alcanzo —le vi salir de la oficina con una sonrisa ladina, mientras yo marcaba a casa, ni siquiera llego al tercer tono cuando escuche su voz algo cantarina preguntar si ya iba a llegar.

Como siempre basto una mentira para que se quedara más tranquila, aunque su voz se noto apagada y decaída, motivo por el cual reduje esas salidas constantes, las cuales Claude llamaba ir de casería, me cambie de ropa por algo más casual, ya que dentro de mi oficina había un baño en donde también guardaba algo de ropa para estas ocasiones, y al salir me encontré con aquella mirada ámbar que parecía brillar en la obscuridad en medio del estacionamiento, cada uno subimos a nuestros coches y nos dispusimos a conducir.

Llegamos a un bar llamado Kuroshitsuji, era muy concurrido, pero nosotros no tuvimos problemas para entrar, en cuanto lo hicimos me dirigí a la pista de baile, fue en ese momento que mi vista se poso sobre aquel chico, cada movimiento parecía hipnotizarme y atraerme a su persona, por lo que antes de que me diera cuenta ya me encontraba bailando con él de una manera por demás erótica, que solo lograba que quisiera poseer a aquel chiquillo.

Cuando la música se detuvo me miro con altanería y simplemente paso de mí, lo cual logro llamar aun más mi atención ya que era el primero que se resistía a mis métodos de conquista y eso mismo lo hacía más deseable. Durante el transcurso de la noche no perdía oportunidad para soltarle alguna insinuación y es que simplemente no podía dejar que semejante chiquillo tan apetecible pasara de mi, curiosamente su amigo fue la conquista perfecta para Claude, alguien más accesible por lo que logre ver.

No soy de beber tanto pero hoy estaba de ánimo para eso y más, aproximadamente como a las dos de la mañana vi a Ciel –encantador nombre- ir directamente a la pista de baile, vaya, que incluso quede asombrado al percatarme de lo seductor que podía ser, lo que más me llamo la atención fue ese fino rostro que no aparentaba más de catorce años, pero es evidente que si se encuentra aquí es porque tiene la mayoría de edad.

Me acerque a él con galantería, sintiendo como nuestros cuerpos se acoplaban a la perfección mientras los movíamos al ritmo de la música.

—Y bien… —ronronee cerca de su oído apreciando el leve estremecimiento que tenía, no sé si por la cercanía o por la excitación, ¡Joder! Que hacía bastante tiempo que nadie me excitaba tanto como con él—. ¿Me dejarías conocerte… a fondo? —por un momento espere recibir otra negativa, vaya que es alguien difícil y bastante terco, soy de la idea de que si vienes a uno de estos lugares es por alcohol y sexo, así que si no buscas ninguna de las dos ¿Qué haces aquí?

Pero para mi sorpresa esta vez acepto, así que fuimos directamente a los cuartos que están en el primer piso, al entrar vi en su expresión un poco de duda mientras su cuerpo se tensaba, por lo que sensualmente me acerque a él, besándolo apasionadamente, dándome el gusto de recorrer esa pequeña y deliciosa boquita con esmero, mientras mi mano descendía sobre su espalda trazando pequeñas figurillas a su paso hasta detenerse en una de sus perfectas y redondas nalgas, apretujándolas hasta sacar un encantador gemido de esos labios de tentación.

Poco a poco sentí su cuerpo relajarse y aquellos zafiros parecían perdidos de placer y lujuria, dejándose llevar por todas las emociones que sentíamos en ese momento lo atraje un poco más hacia mi cuerpo logrando que nuestras erecciones se frotaran entre si de una manera sumamente deliciosa, ahogando nuestros gemidos entre aquel pasional beso demoledor que nos dejo sin aliento, obligándonos a separarnos por segundos, dándome el placer de limpiar con mi lengua aquel fino hilillo de saliva que resbalaba por la comisura de sus labios.

Vaya que era una sensación casi adictiva juntar mis labios con los suyos, embargándonos por el mar de emociones que me provocaba, escuchando sus gemidos que eran solo por mí y para mi, realmente no podía contenerme ni un solo segundo más, por lo que le avente de una forma un tanto ruda hacia la cama, subiéndome a horcajadas sobre él, comenzando a deslizar mis ávidas manos por todo su cuerpo de tentación.

—S-Sebastián —gimió cuando rose su miembro por sobre la fina tela de su pantalón, sintiendo como su sexo comenzaba a apretarse ahí dentro; sin poder evitarlo una sonrisa ladina y socarrona se dibujo en mis labios al ver a aquel altivo y orgulloso chiquillo a mi merced a punto de suplicar por más placer.

—Dime… ¿Qué es lo que quieres? —mire sus gestos de desconcierto, antes de que girara el rostro y chasqueara la lengua claramente molesto—, pequeño Ciel… —ronronee cerca de su rostro, rosando levemente sus labios que estaban un poco rojos a causa del anterior beso.

—Tsk… maldito perro, será mejor que no pienses pasarte de listo —vaya que tiene carácter el pequeño, una de las cosas que le hace más interesante y apetecible a mis ojos, anhelando romper con aquella fachada de prepotencia, regocijándome en hacerlo suplicar… la sola idea me es tan malditamente excitante, que sin previo aviso vuelvo a devorar su boca deslizando mis manos debajo de su ropa, permitiéndome tocar esa suave piel.

—Nhg~ ¡Ah! S-Sebastián… —joder que escuchar mi nombre de sus labios, era tan jodidamente excitante, más aun cuando soltaba aquellos jadeos involuntarios que inútilmente intentaba acallar con sus manos. Por lo que me separe de él y ante esa atenta mirada me fui despojando lentamente de mi ropa, para después hacer lo mismo con la suya quedando ambos completamente desnudos.

Sentía como torpemente sus manos se movían sobre mi piel, acariciando lentamente mi torso antes de perderse en mi cadera y llegar a mi miembro que tímidamente tomo entre sus manos, jugueteando un poco con él antes de que lo apartara y me dedicara a lamer y mordisquear esos rosados pezones, bajando por su estomago hasta su vientre. Tome su miembro entre mis manos y sin contemplaciones me lo metí a la boca sacándolo y metiéndolo de manera rápida, escuchando sus jadeos y gruñidos de satisfacción, sintiendo como su cuerpo se arqueaba y contraía producto del placer, antes de tensarse, anunciando que estaba a punto de terminar.

—E-Espera… voy, voy a… —su mano tomo mis cabellos, intentando apartar mi rostro de su entrepierna, lo cual ignore olímpicamente aumentando el ritmo de la felación, hasta que sentí el dulce y tibio sabor de su semen llenar mi boca, el cual bebí, lamiéndome los labios antes de mirarlo, aquella expresión de satisfacción y el rostro sonrojado que intentaba cubrir con el antebrazo, mientras evadía mi mirada me hicieron perder la poca cordura que aun poseía.

Con los restos de su esencia que aun quedaba en mis dedos rose su entrada logrando que diera un respingo y serrara las piernas, por lo que con algo de impaciencia se las separe colocándome entre ellas, contemplando su perfecta y tentadora anatomía que estaba a punto de poseer. Sé que estaba a punto de reclamar por lo que rápidamente junte mis labios con los suyos, mientras mis manos jugueteaban con aquella rosada entrada por unos segundos más antes de introducir el primer dedo, sintiendo como sus manos se aferraban a las sabanas y cerraba los ojos.

Suavicé mis besos y comencé a acariciar sus cabellos hasta que finalmente se acostumbro y pude meter el segundo dedo, era la primera vez que sentía a alguien tan malditamente estrecho, tanto como si fuera virgen, pero eso es prácticamente imposible, algo que carece de importancia cuando solo buscas el placer. Pero aquellos zafiros se cristalizaron al sentir el tercer dedo, los cuales movía lentamente antes de simular pequeñas embestidas, realmente tomo un poco más de tiempo de lo que esperaba lograr que estuviera listo, cuando lo creí conveniente retire mis dedos reemplazándolos por mi miembro, introduciéndome en aquel cálido interior de una sola estocada, logrando que su espalda se arqueara, soltando un grito de dolor y placer al mismo tiempo.

Por primera vez me sentí un poco culpable al ver como de sus ojos resbalaban sutilmente algunas lágrimas que me encargue de limpiar con el pulgar, mientras me quedaba quieto en espera de que se acostumbrara un poco. Comenzando con suaves embestidas sintiendo como su interior me aprisionaba de una manera fantástica cada que entraba en él.

—Más… muévete m-más —pidió con los ojos cerrados mientras se aferraba a mi cuello y sus azulados mechones comenzaban a adherirse a su frente perlada en sudor. La fricción y el calor que producían nuestro cuerpos simplemente era magnifico.

—Como ordenes —ronronee cerca de su oído aumentando el ritmo de mis estocadas hasta que se volvieron salvajes, dedicándome a besar su cuello dejando pequeñas marcas al tiempo que le masturbaba, inundando la habitación con jadeos y gemidos que en poco tiempo pasaron a ser gritos de éxtasis.

Solo hicieron falta un par de minutos para que se viniera en mi mano y yo dentro de él, dejándome caer a su lado completamente agotado, permitiéndome cerrar los ojos, acurrucando el cuerpo de Ciel junto al mío.

Abrí los ojos con pereza, ya que me estaba matando el dolor de cabeza, sintiendo mi garganta completamente seca, siendo los grandiosos efectos de todo lo que bebí hace unas horas. Con torpeza me levante de la cama observando como Ciel seguía profundamente dormido, por lo que simplemente lo cubrí más con las sabanas, encaminándome al baño mientras me tambaleaba un poco, tome una ducha rápida y me vestí mientras buscaba mi celular, notando que eran poco más de las cinco de la mañana y que tenía varios mensajes y llamadas de Best, por lo que chasquee la lengua fastidiado.

Simplemente deje una pequeña nota sobre el mueble de noche y salí de aquel cuarto encontrándome a Claude con cara de fastidio mientras tecleaba algo en el móvil, le mire con el ceño fruncido levantando el teléfono para mostrarle el número de llamadas y mensajes que tenía, por lo que él hizo lo mismo, haciéndome soltar una risilla burlona al ver que eran treinta y dos llamadas perdidas y veintiséis mensajes, mientras yo tenía justamente la mitad.

—Michaelis —musito por lo bajo encaminándose a la salida.

Realmente esta fue una estupenda noche, aunque ya nunca volveré a ver a aquel orgulloso chiquillo. «Ciel» susurre mientras subía al auto dispuesto a ir a casa…

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Gracias por leer~♥

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).