Caminé sin rumbo fijo. Ya habían dado las 10 de la mañana y Masamune seguía con mi mente pérdida, pérdida en ésos hermosos ojos que me miraban inseguros. Simplemente era algo que no había sentido en mucho tiempo: ésa sensación que te da cuando ves a una persona en especial, te sudan las manos, sientes mariposas en el estómago, tu cara se torna roja; era exactamente lo mismo que sintió cuando vio Anna, pero no era lo mismo, él era otra persona, una persona totalmente diferente un chico, no tenía ni idea de cómo era, ni de dónde vivía. De hecho realmente dudaba que existiera.
Típico, te enamoras de alguien que aparece en tus sueños y no existe, será mejor olvidarlo todo. Se dijo un tanto nostálgico. Se sentía devastado no sólo por aquél sueño, si no por Eri, su novia.
El hecho de enamorarse de una persona cuando estás con otra es simplemente desgarrador. Decidió dejar todo por la paz ya que sabía cómo se sentía que alguien a quien amas con locura te rompa el corazón.
Sin pensarlo mucho, llegó a la casa de Kisa donde ensayaban. Tocó la puerta y éste abrió con una sonrisa en su rostro.
¡Hola Masamune! Usagui y Misaki me dijeron que estarías aquí. Lo invitó a pasar, cosa que Masamune aceptó.
Emm… sí, de echo escribí una canción.
¿Enserio? Vaya, pues vamos a ver. Salieron a la terraza que estaba en el tercer piso de la casa de Shouta donde se encontraban Misaki, Akihiko, el gruñó de Hiroki y Shinobu.
Miren quién decidió aparecer. Dijo Hiroki con aire de sarcasmo, y algo de molestia.
También te extrañé Hiroki.
¿Y bien? ¿No vendrá Aikawa? Preguntó Shinobu.
No, se fue de viaje con sus padres a Cancún. Llegará en dos semanas.
Ya veo, bueno así no tendremos distracciones de ningún tipo. Comentó Hiroki serio. ¿No tienes nada nuevo?
Pues ya que lo mencionas, sí, hoy en la mañana escribí una canción. Le dio la hoja. Es cuestión de hacerle unos arreglos.
Hiroki leyó la letra, era bastante buena. Bien entonces a trabajar.
Hiroki y Masamune hacían la melodía, mientras que Usagui, Misaki y Shinobu la seguían. Cuando estuvo todo listo decidieron probar.
Bien Masamune, ¿cómo llamarás ésta canción?
Aún no tengo un nombre, lo pensaré.
Bien, pues… ¡Uno, dos, tres!
Las guitarras acústicas sonaron, suaves, al igual que la voz de Masamune.
She seemed dressed in all of me
Stretched across my shame
All the torment and the pain
Leaked through and covered me
I'd do anything to have her to myself
Just to have her for myself
Now, I don't know what to do
I don't know what to do
When she makes me sad
She is everything to me
The unrequired dream
A song that no one sings
The unattainable
She's a myth that I have to believe in
All I need to make it real is one more reason
I don't know what to do
I don't know what to do
When she makes me sad
But I won't let this build up inside of me (x4)
(…)
Vaya Masamune, sí que el hada de las letras se te apreció ¿no? Comentó Shinobu al final del ensayo.
No es gran cosa, se me ocurrió ésta mañana.
¿Es para Eri?
Masamune guardó silencio. Sí, para Aikawa.
Se despidió, recordó que había pedido por internet un póster gigante del grupo Misfits, así que decidió regresar a casa luego de comprar lo necesario para la cena.
Ya llegué. Dijo al entrar a su apartamento. Prendió la tele y el sueño poco a poco lo invadió.
Ya tenía la cara dentro del plato de cereal que comía cuando llamaron a la puerta. Genial, llegó. Dijo para sí con entusiasmo.
Se levantó y abrió la puerta… …Sus ojos se abrieron a más no poder, su rostro se tornó rojo, su respiración se agitó por la persona que se encontraba frente a él.
Paquete para Takano Masamune. Dijo el chico extendiéndole el paquete en las manos: sus ojos eran verde esmeralda, su cabello castaño claro, su piel blanca y sus facciones bien definidas. Vestía una playera blanca con manga de tres cuartos negra, muñequeras de distintos grupos de rock, pantalones desgastados con cadenas, deslavados y botas tipo militar negras. ¿Usted es Takano Masamune?
El mencionado no cabía de su asombro, su rostro estaba totalmente rojo. S… …sí… Alcanzó a decir muy distraído.
¿Puede firmar aquí? Apuntó con una de sus manos un papel que estaba encima del paquete.
Di… disculpa, ¿cómo te llamas? Preguntó Masamune con su rostro que ardía de vergüenza.
¿Mmm? El otro lo miró desconfiado arqueando una ceja. Mucho gusto, Onodera Ritsu.
Masamune no cabía en sí de asombro, sabía que no debía de desaprovechar la oportunidad.
Eehh… Cerró la puerta en la cara de Ritsu y fue corriendo a su habitación para ponerse ropa (ya que sólo disponía de su ropa interior) y regresó a toda prisa con el chico de sus sueños. Ho… hola, emm… disculpa mi atrevimiento pero, ¿Te gustaría salir conmigo?
El otro se encontraba confundido, aún con el paquete en sus manos suspiró pesado y se quitó el único audífono con el que escuchaba “anarchy in UK” de sex pistols.
¿Si digo que sí vas a firmar?
Sí, claro. Contestó Masamune con una sonrisa de oreja a oreja para luego tomar el papel, firmarlo, tomar el paquete y aventarlo por ahí. ¿Y bien? ¿Nos vemos en algún lado?
En el parque Nakamura a las 7 p.m. Se dio la vuelta dándole la espalda. Si retardas un minuto no te esperaré. Caminó a la salida de los apartamentos.
Sí, sí, tranquilo, llegaré puntual. Cerró la puerta y se desmoronó en ésta, aún sentía su cara arder.
Ése sueño… …era una premonición… Pensó con una cálida sonrisa, pensando en los ojos verdes del chico de sus sueños…