Su voz era casi un susurro cuando repitió lo que dijo, pero Luhan captó cada palabra. La voz de Xiumin entumeció sus oídos y sus palabras flotaron en su mente y le hubiera encantado oírla una y otra vez. Si tan solo Xiumin supiera cuan mortal es su voz para él.
Esa noche, sin importar cuánto Luhan se revolvió en su cama, su cuerpo se negaba a dormir. Su mente seguía pensando en Xiumin. “Xiumin me ama. Él me ama” chillaba demasiado feliz como para pegar un ojo.
Después de unos minutos más, finalmente se rindió y salió de su cama. Miró a sus dos nuevos compañeros de habitación que estaban profundamente dormidos y salió de su habitación silenciosamente. Mientras caminaba hacia la cocina, se preguntó si los miembros habían abastecido de café los dormitorios y justo cuando estaba pensando en eso, captó familiar aroma agridulce. Sus pasos se aceleraron ante la idea de quién estaría haciendo la familiar bebida. Y no podría haber estado más en lo correcto, porque en la cocina, vio la figura que había estado abrazando esta tarde.
Lentamente Luhan se le acercó y lo abrazó por detrás.
—¿Tampoco puedes dormir? —Xiumin se sorprendió con su abrupta aparición, pero cuando se dio cuenta que era Luhan, le mostró una sonrisa brillante y se inclinó un poco más cerca a él.
—Así es. ¿Quieres café? —Luhan descansaba la barbilla en el hombro de Xiumin mientras observaba al mayor hábilmente hacer su café.
—Creo que ya estás haciendo mi parte de todos modos. —Luhan sonrió cuando Xiumin sirvió dos tazas de café.
Luego, se encaminaron hacia la pequeña mesa redonda y se sentaron uno enfrente del otro. Luhan quería sentarse a su lado y acurrucarse juntos pero supuso que mirar los hermosos rasgos de Xiumin compensaría eso. Juntos tomaron sorbos de la bebida caliente que se encontraba en sus tazas.
Xiumin fue el primero en romper el silencio.
—¿Por qué no puedes dormir, Lu? — Preguntó después de tomar otro sorbo.
Luhan se ruborizó ante la pregunta pero ya no se molestaba a esconder su rostro.
—Estaba pensando en ti. — Confesó tímidamente.
Ahora fue el turno de Xiumin de ruborizarse de oreja a oreja. Esa blanca y pálida piel tornándose a un brillante tono de color rosa se veía muy adorable a los ojos de Luhan. Su mano izquierda lentamente se acercó a mano derecha de Xiumin que estaba descansando tranquilamente en la mesa y las entrelazó, luego le miró directamente a los ojos. Xiumin rompió el contacto visual e inclinó la cabeza, pero no retiró su mano.
Luhan se inclinó más cerca y le susurró.
—¿Estabas pensando en mí, también? —Las orejas de Xiumin se tornaron rojas y asintió levemente sin levantar la cabeza. Luhan estaba literalmente a un suspiro de distancia de darle un abrazo de oso por lo adorable que se encontraba en ese momento.
Sabía que iba a superar sus límites, pero quería saber algo de Xiumin, así que tomó coraje para preguntar.
—Oye Xiumin. —Empezó nerviosamente—. ¿Cuando lo hiciste? Quiero decir, ¿cuándo te diste cuenta de que... que me amas? —Su voz se volvió más suave mientras decía la palabra "amor". Todavía era tímido expresando que Xiumin lo amaba también, aunque su mente gritaba de alegría al pensarlo.
Xiumin miró hacia arriba y se encontró con sus ojos y rápidamente los evitó otra vez, pero apretó su agarre en Luhan, y este pudo sentir su nerviosismo a través de su mano, pero estaba decidido a oír la respuesta de Xiumin pasara lo que pasara.
—Te… desde… …nocí. —Luhan no fue capaz de descifrar las palabras que Xiumin murmuró entonces se inclinó más cerca que antes para escuchar su voz aún más suave.
—¿Hmmm? ¿Podrías repetir eso? No oí —dijo en un entrañable pedido.
La siguiente acción de Xiumin lo sorprendió, porque cerró aún más su distancia y habló junto a su oído, sus labios ya tocaban su piel. —Dije, te amo desde que te conocí. —Su voz era casi un susurro cuando repitió lo que dijo, pero Luhan captó cada palabra. La voz de Xiumin entumeció sus orejas y sus palabras flotaron en su mente y le hubiera encantado oírla una y otra vez. Si tan solo Xiumin supiera cuan mortal es su voz para él.
Cuando sus caras se separaron, estaba rojo hasta las orejas y Xiumin tenía una sonrisa pintada en su rostro, diciendo a Luhan que ganó la ronda.
“Por qué este pequeño..." Antes de que la distancia se agrandara, Luhan agarró la parte posterior de la cabeza de Xiumin y tomó sus pequeños labios en los suyos. El beso fue con sabor a café, la amargura y la dulzura del café bailaban ahora en su boca. Podía olerlo y probarlo de los labios separados de Xiumin. La calidez de la bebida aún perduraba en ambas bocas e hizo que el beso sea caliente y todo fuese más dulce.
Cuando sus labios se separaron para recuperar el aliento, Luhan observó el rostro sonrojado de Xiumin y sus labios rojos y mojados antes de decir su parte.
—Gané esta ronda.