—LuHan…
Luhan pasó el día en completo silencio. Ellos fueron a cumplir sus horarios e hicieron todo tan suavemente como se pudo, pero la tensión se sentía en el aire. En su tiempo a solas, en realidad con los miembros, pero al menos ninguno de ellos dijo una sola palabra. Xiumin intentó hablar con Luhan en cada oportunidad que tuvo, pero él permaneció incapaz de escuchar incluso el sonido de la suave voz de Xiumin.
La noche calló y después de asegurarse de que todos los miembros volviesen a los dormitorios, los manager se dirigieron a la compañía. Todos ellos entraron, pero Luhan los evitó y rápidamente se metió en su cuarto. Sehun y D.O. decidieron dejarle a su hyung un tiempo a solas.
Después de que Luhan cerrara la puerta del cuarto, inclinó su espalda sobre ella y lentamente se sentó allí. Estaba mirando a la nada cuando una lágrima cayó de sus ojos, y como si se tratase de una llave destrabando el sonido de su mundo, sus oídos se llenaron con un llanto silencioso. Mordía su labio inferior para retener su voz y encerró su rostro entre las palmas de sus manos. La tristeza creciente durante todo el día comenzó a salir.
Algunos golpes suaves tras la puerta detrás de él, lo despertaron de su lamentable estado. La persona no habló pero de alguna manera estaba seguro de quien estaba del otro lado. Otros golpes suaves nuevamente, pero Luhan no se movió de su posición.
—¿Luhan? ¿Puedes escucharme? —La voz sonaba débil, tan suave, pero él podía escucharla perfectamente clara. Ahora imploraba por escucharla un poco más, después del día entero evitándola—. Lo siento, Luhan… —la voz era cada vez más suave, pero seguía siendo clara para él. Sintió un pinchazo de dolor mientras lo escuchaba, pero no podía abrir—. Te lo ruego. Por favor, abre la puerta… —Esa fue una petición desesperada. No había razón para encerrarse a sí mismo en un cuarto, si ambos se apuñalaban lentamente en el corazón de esa forma. Luhan se levantó y giró el picaporte, abrió la puerta muy lentamente y caminó hasta su cama.
La puerta se abrió lentamente y una figura silenciosa entró. Ambos evitaron el contacto entre sus ojos, mientras Xiumin se acercaba hacia donde estaba Luhan. Frenó justo frente a su cama y permaneció de pie.
—Luhan, y-yo lo…
—Por favor, no te disculpes. —Frenó a Xiumin, antes de que pudiese hacerlo de nuevo—. Me sentiré peor si lo haces.
—Pero… yo rompí la promesa que juré mantener… —Luhan no podía escuchar eso en su voz, Xiumin también estaba a punto de romper en llanto.
—¡¡¡Ahhh!!! Me siento tan incapaz ahora. Sé que no puedes ayudar, que no es tu culpa. Nada de esto es tu culpa. Pero… no puedo dejar de estar enfadado por esto… —Estaba enojado consigo. Lo sabía todo. Sabía que Xiumin no tenía el poder sobre lo que había sucedido antes. Él sabía que no estaba bien sentirse traicionado ahora. Él sabía que no había sido más que un gesto cariñoso entre los miembros. Él sabía eso y aún podía seguir sintiendo esas puñaladas dolorosas rompiendo aquella promesa que él pensó ellos podrían mantener o tenía la esperanza de poder. Y ahora la frustración crecía dentro de él otra vez, sus lágrimas se deslizaron por su rostro. Estaba a punto de esconder su cara entre sus palmas nuevamente, cuando Xiumin lo envolvió en un cálido abrazo.
—Por favor, déjame disculparme, Lu. Incluso si no puedo ayudarte, rompí la promesa que hice contigo. —Esa era una posición diferente a la que siempre tomaban, pero Luhan no la sintió incómoda. Estaba consciente que estaba manchando la camisa de Xiumin con sus lágrimas, pero ese no era el momento para preocuparse por ello—. Siento haber roto la promesa, Lu… realmente lo siento… —Luhan sintió la fuerte mano de Xiumin en su espalda, como si tuviese la esperanza de que eso pudiera detener sus lágrimas. Luhan no respondió, sino que lentamente rodeó a Xiumin con sus brazos para abrazarlo también—. Y para compensarte por esto, quiero hacerte otra promesa —le susurró Xiumin—. Si me dejas… —Luhan puede escuchar la voz del otro temblar, él sabe que ambos son realmente sensibles a la palabra “promesa”, así que se preguntaba porque Xiumin había sacado el tema nuevamente.
Él intentó soltarse del abrazo, para ver su rostro, pero Xiumin afirmó su posición. Luhan sintió al otro extender su mano para buscar algo, antes de hablar de nuevo.
—Luhan… —comenzó suavemente mientras lentamente lo separaba de su abrazo. Xiumin abrió una pequeña caja azul oscura, y en medio de la penumbra de la habitación, un pequeño anillo plateado intentaba brillar dentro de la caja en la que estaba pulcramente acomodado—. ¿Me dejarías pasar el resto de mi vida contigo?