Fue más que dulce, debido a que estaba hablando dormido, era obvio que sería en el tono más suave posible, incluso era difícil de distinguir, pero Luhan estaba agradecido de que tenía mucha práctica en ello.
Luhan era híper consciente del chico durmiendo en frente suyo; con la suave respiración tocando su rostro y la cálida temperatura viniendo de los brazos que estaban ligeramente envolviendo su cuerpo. Estaba haciendo su mejor esfuerzo para dormir desde temprano pero estaba muy feliz saboreando el momento como para pegar un ojo. Sehun y D.O no regresaron a la habitación esa noche así que supuso que se habían quedado en el cuarto de otro por el momento. Puede que no hicieran otra cosa más que burlarse de él, pero en estos momentos estaba muy conmovido ya que estaban siendo muy considerados.
—L…Luhan… —Oyó el suave murmullo frente a él, pero no se molestó en abrir sus ojos. Solo respondió con una voz somnolienta, para fingir que acababa de despertarse ante el llamado.
—¿Mmmh? —Luhan esperó por una respuesta, pero no hubo ninguna. Lentamente abrió sus ojos e inmediatamente recordó por qué los había mantenido cerrados en primer lugar. Frente a él, solo a pocos centímetros, estaba el hermoso rostro de Xiumin. Su cabello cubriendo ligeramente su frente y llegando hasta sus ojos de párpado simple, que estaban cerrados relajados, como los de un gato durmiendo. Sus labios estaban ligeramente separados por dónde la suave respiración fluía y Luhan tuvo que luchar ante la urgencia de sellar esos labios otra vez.
—Lu…Lu-ge… —murmuró otra vez. Y basándose en el inalterable ritmo de su respiración y su rostro relajado, finalmente se dio cuenta que Xiumin no lo estaba llamando, sino que estaba hablando en su sueño. En ese momento, el latido de su corazón enloqueció y se sentía como si estuviera tratando de escapar de su pecho. “Está soñando conmigo…” Solo confirmarlo para sí mismo era suficiente para ensombrecer su rostro de un rosa brillante.
El siguiente murmullo de Xiumin literalmente lo arrastró a sus pies: —Te amo mucho… Luhan. —Si su corazón podía latir incluso más agitadamente que antes, lo hizo. Fue más que dulce, debido a que estaba hablando dormido, era obvio que sería en el tono más suave posible, incluso era difícil de distinguir, pero Luhan estaba agradecido de que tenía mucha práctica en ello.
Sonrió ante la aún durmiente figura frente a él y estrechó su abrazo mientras dejaba un suave beso en su frente. El mayor se agitó en su sueño y sin abrir sus ojos, le preguntó con un tono muy somnoliento que casi no tenía diferencia con su voz mientras dormía.
—¿Qué pasa, Lu?
Sonrió incluso más dulce que antes mientras apreciaba el momento. Había visto la adorable cara somnolienta de Xiumin cuando acababa de despertar incontables veces, pero no cambiaba el hecho de que cada vez la amaba más que antes. —Estabas hablando dormido —respondió suavemente.
Xiumin abrió sus ojos un poco y le sonrió también. —¿Qué estaba diciendo?
—Bueno... —Lo abrazó más fuerte antes de susurrarle el resto de su oración. —Te estabas confesando otra vez…
Incluso sin mirar el rostro de Xiumin, sabía que estaba sonrojándose en ese momento ya que sus orejas se habían tornado rojas. Sintió la frialdad poco familiar que permanecía en el dedo anular de su mano izquierda debido al precioso metal que ahora simbolizaba físicamente su relación.
—Sabes… A pesar de que estoy muy feliz con tu propuesta, siento como si te me hubieras adelantado de alguna manera… —le confesó a Xiumin mientras se acurrucaban debajo de la manta sobre su cama.
—¿Adelantado? ¿Qué quieres decir? —Xiumin frunció sus cejas en confusión a lo que Luhan estaba diciendo.
—Bien… te me adelantaste… me refiero a la propuesta… —Fue realmente difícil de explicar, pero estaba sintiéndose derrotado por Xiumin.
—Me alegra haberte ganado, a pesar de todo… —Él sonrió adorablemente a Luhan y continuó—: Me has dado muchas cosas maravillosas, Lu. Se siente casi como si fuera el único que las recibe y no quiero eso. —Xiumin buscó las manos de Luhan y las envolvió con las propias—. No puedes ser siempre el único que dé. También quiero darte cosas para atesorar. ¿No podrías dejarme esta vez al menos? —Ahí está otra vez, la adorable forma de pedir las cosas de Xiumin, y como siempre que pide de esa manera, Luhan queda reducido a nada más que un sí.
—Bien. Voy a dejarlo pasar pero… —agarró la mano izquierda de Xiumin y le dio a su dedo anular un ligero beso —. Tendrás que esperar por tu propio anillo de compromiso antes de que reciba ese dulce “acepto” tuyo, y no voy a aceptar un no como respuesta.
Xiumin simplemente le sonrió y Luhan selló sus labios una vez más.