-Hey Uru...-
La voz de Aoi lo saco de su sueño, estaban descansando en una tarde de Domingo ya que por fin los planes de su gira habían terminado y tenían un par de días libres antes de irse de viaje a la primera ciudad. Ambos yacían acostados en la enorme cama de su casa, Aoi recostado sobre su pecho mientras el pasaba una mano por detrás de sus hombros acariciando su espalda hasta que no pudo resistir el sueño y termino por quedarse dormido, dejando de acariciar su espalda. Sin embargo el mayor no lo noto pues estaba demasiado perdido en un programa ridículo de concursos y castigos
Uruha abrió sus ojos poco a poco pero después los volvió a cerrar, había tenido pocas noches de sueño últimamente a causa del estrés y el trabajo así que esas pequeñas siestas eran benditas pero para su pareja, no parecía ser tan importante
-¿Estabas dormido?- pregunto el pelinegro
-Hasta que me hablaste...-
A el rubio no le quedó otra más que abrir los ojos, pasando una mano sobre ellos para quitar todo el sueño de su mirada...maldiciendo en su mente al mayor y todas sus cosas. Pero no estaba enojado...el otro era demasiado lindo como para enojarse con él, además ¿que había de grave en que lo despertara? Con el sueño que tenía sería capaz de dormirse hasta en la regadera
Así que giro su cuerpo de forma que termino abrazando por completo a Aoi, acariciando su espalda un par de veces mientras respiraba la exquisita fragancia a vainilla que el otro poseía pero su promesa de quedarse despierto se fue por el drenaje en cuanto sintió la inmensa calma de aquel abrazo y una vez mas no fue capaz de resistir el sueño. Aoi soltó una pequeña risa y enredo sus piernas con las de Uruha, abrazándolo también
-¿Porque tienes tanto sueño?- la voz de Aoi volvió a despertarlo
-Porque tengo sueño...- murmuro de forma baja sin que el otro escuchara
-¿Eh?- contesto Aoi entre risas -No te escuche-
-Tengo sueño- repitió una vez más con una voz más alta
Aoi sonrió y se separó del cuerpo de su amado para ver que tenía los ojos cerrados, con ese adorable rostro que solía poner cuando estaba dormido solo que ahora simplemente descansaba. Paso sus dedos a lo largo de su rostro, delineando las facciones de su rostro y deteniéndose sobre sus labios...acariciándolos con especial esmero, de todo el cuerpo del menor esa era la zona que más le gustaba
Bueno...su cuello también, pero ahora eran sus labios
Uruha termino por abrir un solo ojo con una curiosa cara de fastidio que solo hizo que el segundo guitarrista soltara una risa
-Eres como una mascota celosa- hablo Uruha una vez más en voz baja -Solo quieres que te preste atención a ti-
-Uru son las cinco de la tarde- se quejó el pelinegro -No es hora de dormir-
-Aoi...en dos días eh dormido cuatro horas. Estoy agotado...con todas las letras que eso lleva...apenas y te veo-
Aoi pasó una mano por sus cabellos, enredando algunos mechones en sus dedos mientras escuchaba que la respiración del menor se volvía calmada. Sin duda ya estaba dormido. El pelinegro se preguntó cómo le era tan sencillo volver a dormirse una y otra vez, usualmente a él le costaba horas enteras volver a si quiera sentirse cansado
Así que dejo que el rubio durmiera por algunos minutos más antes de volver a despertarlo con un brusco movimiento sobre la cama
Esta vez, sin duda alguna, Uruha respondió a su pequeño capricho
-Aoi sé que eres una mascota celosa y todo, pero ¿qué demonios te pasa? Te dije que estoy cansado-
-Es importante...-
Dijo esto último con una voz grave y profunda, esa que sabía que hechizaría a el menor en un chasquido de dedos. Y así fue, Uruha lo miro fijamente con el sueño disipándose de sus ojos poco a poco pero Aoi no le dijo nada si no que se acercó un poco más a su cuerpo y empezó a besar su cuello, tan lentamente como le fue posible escuchando que un suspiro se separaba de los labios del menor
-Sabes Aoi creo que...es hora de...-
Pero el pelinegro no lo dejo terminar, demasiado inmerso en sus pensamientos
-¿De que tengamos sexo?-
-Iba a decir “De comprar más comida” pero eso de tener sexo suena divertido-
Aoi soltó una risa y continúo con los besos sobre su cuello
Sin embargo, como era de esperarse, Uruha se quedó dormido en sus brazos.
El pelinegro se resignó ese día a ver películas y repeticiones de doramas en la televisión
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Uruha dejo que las lágrimas cayeran por su rostro una vez más mientras miraba perdidamente a los pies de la cama. ¿Porque? ¿Porque le estaba pasando todo eso? No sabía cómo funcionaban los engranes del destino pero él había sido una buena persona...por más que intentaba recordar algo malo en su pasado no había nada...él estaba seguro que había sido muy bueno
¿Porque demonios le pasaba todo esto entonces?
Poco a poco se sentía más hundido en el lodo, cayendo en una espiral continua que empezaba a marearlo. Por un momento pensó en terminar con todo, terminar con su vida quizás...salir de Gazette y decir que se tomaría un tiempo libre entonces así podría reflexionar en casa los pros y los contras de suicidarse. Después de poner todo en una balanza ya vería si acababa o no con su vida
Pero no tenía suficiente valor para acabar con sus días...en verdad no lo tenía. Porque en su vida no existía solo Aoi, la banda o su guitarra...también estaba su familia: sus dos hermanas con sus hermosos sobrinos con los que solía pasar el tiempo durante las vacaciones, sus padres quienes habían comprado su primera guitarra para él, esa que ya no funcionaba ni tenia cuerdas pero era el mejor recuerdo de lo que comenzó todo su sueño
Y no podía causarles tan tremendo sufrimiento
También estaban los fans...quizás no habían hecho nada por el directamente pero si por la banda, habían apoyado ese sueño que los cinco venían cargando desde mucho tiempo atrás y gracias a ellos poco a poco el mundo era conquistado por cosas como “Nameless Liberty” o “Black Moral”
Había tanto que no podía dejar atrás, no iba a ser tan egoísta con todos los que lo rodeaban y, hablando con sinceridad, tampoco quería causarle tan tremendo dolor a Aoi...porque incluso si el otro lo odiaba ahorita sabía que después de su muerte lo amaría con la misma intensidad que lo amo antes
Tenía que despedirse de sus sueños como gran guitarrista...ya no había vuelta atrás ahora, solo quedaba resignarse
Limpio las lágrimas de sus ojos con su mano sana y después se recostó sobre la cama cerrando los ojos y dejando que lo único que escuchara en la habitación fuera su complicada respiración y el sonido de su pulso sobre la maquina a su lado. ¿Cuándo su vida se volvió todo un infierno? Ya no podía tener más mala suerte, ya nada más le podía pasar
Estaba a punto de perderse en el sueño cuando escucho el ruido de la puerta abrirse despacio, después silencio y la puerta cerrándose una vez más
Se sentó con cuidado sobre la cama para ver quién era y en cuanto vio su rostro le fue imposible no recordar una vez más aquel día en el que intentaba dormir y Aoi lo seguía despertando
Porque Aoi estaba frente a el
Se veía muy mal...y eso era algo nuevo en el mayor que usualmente desbordaba sensualidad por cualquier ángulo desde donde fuera visto. Llevaba puesta una chaqueta de color oscuro sobre una camiseta blanca y jeans junto a unos zapatos negros...era un estilo bastante casual. Uruha se quejó en cuanto sintió el punzante dolor sobre sus costillas pero termino por mirar al otro fijamente
El silencio reino en el lugar hasta que Aoi lo rompió
-Kouyou...yo...-
Uruha no sabía ni si quiera que le iba a decir el otro, no sabía ni si quiera a que venía. Y sentía un coraje enorme en su pecho ante la hipocresía del pelinegro. Hace apenas unos días le había dicho que ya no lo amaba y ahora llegaba con una cara tan llena de melancolía y confusión que casi sentía lastima
-¿Qué quieres Aoi?- su contestación no pudo ser más fría
-Perdóname...-
El pelinegro entonces se acercó hacia él y extendió una de sus manos para que pudiera ver el objeto que había en uno de sus puños...era el anillo plateado que había comprado para el meses atrás durante su séptimo aniversario ¿Dónde lo había encontrado? Él estaba seguro que se había perdido en medio de todas las noches llenas de alcohol que había pasado
Tomo el anillo con su mano y lo acaricio levemente, el recuerdo de aquel día en su mente
“Aoi eres la persona más...no, no eso ya está demasiado usado...Aoi quiero decirte que...argh eso también...”
Recordaba lo mucho que había batallado para encontrar las palabras perfectas, para encontrar palabras en general que describieran todo lo que el pelinegro significaba para él, todo lo hermoso que había sido pasar un gran periodo de tiempo a su lado...
Pero no pudo decirle nada, al abrir esa puerta el mayor ya estaba preparando las maletas
Una nostalgia enorme recorrió su cuerpo al tener el anillo en su mano y escucho la voz insegura del mayor una vez más
-Lo encontré en casa...Kouyou yo...estoy tan avergonzado no sabía que...-
-No pasa nada Aoi- contesto esta vez con una voz más calmada -Es tuyo, quédatelo-
Aoi negó con la cabeza y después se sentó en un punto de la cama donde no estorbaba a Uruha
-Perdóname Uruha por favor...-
-No tengo nada que perdonarte Aoi, no hiciste nada-
El beso fue corto pero profundo y al terminar ambos intentaban recobrar su respiración. Uruha soltó una risa y junto su frente con la del menor, frotando su nariz levemente con la suya antes de dejar otro leve beso en sus labios
-Tardaste mucho...te estuve esperando por casi un año-
De nuevo recordó algo más, esta vez cuando recién comenzaron su relación. En ese entonces ambos eran muy distintos: Aoi aun tenía el piercing en su labio, el cabello oscuro y un poco corto, se comportaba como todo un niño y decía las cosas más estúpidas posibles...ahora que lo veía ahí, sentado a un lado del esos días felices eran más brillantes
¿No había deseado verlo durante todos esos días? ¿Qué hacía ahora que lo tenía frente a el?
-Fui un idiota...- agrego Aoi -Completamente...y lamento haberte herido tanto Kouyou...-
-Deja de disculparte ya Aoi...te dije que no había problemas, no hay rencores entre nosotros...esto no me paso por tu culpa y lo sabes así que...detente ya-
Uruha sintió un notable nudo en su garganta cuando vio como a Aoi se le llenaban los ojos de lágrimas, cristalizándose lentamente...hacia mucho que no veía llorar a Aoi. La última vez que lo hizo fue en el Tokio Dome cuando no pudo ganar la batalla contra sus sentimientos y ahora pasaba exactamente lo mismo...había perdido una vez mas
Dos lagrimas silenciosas cayeron por las mejillas del mayor y ni si quiera hizo el intento por detenerlas
-Supongo que no puedo pedir un nuevo comienzo...-
-No Aoi...- Uruha contesto en un murmullo -No es una buena idea, no ahora-
Aoi se levantó de su asiento y sollozando camino hacia el frente de la cama, apoyando sus manos sobre la pequeña estructura de metal que había ahí, inclino su cabeza hacia el frente dejando que su cabello cubriera parte de su rostro. Uruha sabía que se estaba muriendo por dentro...sabía que todo esto lo estaba matando porque el remordimiento, junto a la ira, era uno de los peores sentimientos del ser humano y Aoi era el único que podía sentir ambos en exceso
-¿Porque me odias?- rompió el silencio con aquella pregunta.
Su voz sonaba confundida
-No te odio- contesto Uruha -Nunca lo eh hecho...es solo que...no podemos comenzar algo nuevo...Aoi quizás nuestra relación fue algo apresurada, en todos estos años no nos conocimos realmente...al menos no por el interior...quizás nunca fuimos compatibles, quizás solo teníamos demasiada atracción física el uno al otro, faltaron unas cuantas cosas que hacen que una relación funcione y ahora creo que...lo mejor es seguir con nuestras vidas por el bien de la banda. Todas las noches que no podía dormir, cuando estaba ahogado en alcohol solo quería que volvieras a mi vida...pero ese egoísmo ya se ha ido Aoi y no te voy a atar a mí. -
Aoi alzo su mirada y Uruha jamás lo había visto tan asustado como en ese momento
-Uruha tu...- intento decir algo pero rápido guardo silencio y paso una mano por su rostro para quitar todo el cabello que estaba ahí -¿Porque todos piensan que solo tu sufriste? ¿Porque...? ¿Acaso es porque yo no iba medio borracho a los ensayos? ¿O porque seguía riéndome incluso meses después de que todo termino? Yo también estaba sufriendo...-
Uruha no dijo nada más...ni si quiera cuando Aoi termino por gritar
-¡También pasaba noches llenas de tristeza! ¡Dormía todo el tiempo porque no quería recordarte! ¿Y sabes? Llevo días enteros sin poder dormir...porque me estoy ahogando en mi propia mentira Uruha...ya no puedo...-
El guitarrista líder sintió un dolor en su pecho, esa agonizante punzada que meses atrás lo agobiaba cuando pensaba en el mayor y en todo lo que habían vivido juntos. Pero ahora era por ver al mayor de esa forma...derrumbándose lentamente
-¿Porque no lo dejaste salir Aoi? Kai es tu amigo ¿por qué...?- pero ya no pudo terminar
-¡Porque soy un maldito orgulloso! ¡Soy un imbécil que no sabe reconocer lo que pasa!- su tono de voz disminuyo una vez más -Porque odio a Yuu...lo odio porque es tan débil, es tan frágil, es...-
Y esta vez fue Uruha quien interrumpió
-Es la persona más bella que conozco- Aoi guardo silencio, las lágrimas secándose sobre sus mejillas -Y no puedo amar a alguien más que a él, porque me dio los mejores siete años de mi vida y porque fui el más dichoso al conocer ese lado de él que nadie más ve...ese lado frágil y débil que odias...Aoi es el arrogante guitarrista sobre el escenario y Yuu es quien yo sigo amando...-
Aoi volvió a inclinar su cabeza y Uruha escucho como sus sollozos se volvían más extremos y constantes, incapaz de contener el dolor que se iba formando
Aoi por fin había conocido lo que era tener el corazón roto
-Y porque te amo- continuo Uruha -Porque te amo debes seguir con tu vida, no podemos lastimarnos así Aoi...no podemos, entiéndelo. Es lo mejor ahora...terminemos de conocernos en verdad-
El silencio aprovecho para llegar una vez más a la habitación, ahora nadie tenía ganas de decir nada. Aoi solo se encontraba sollozando pero eventualmente se detuvo y limpio sus lágrimas, asintió varias veces con su cabeza como si estuviera ahora de acuerdo con lo que Uruha había dicho
-Entiendo...ahora entiendo Kouyou-
Termino por mirarlo una última vez y suspiro, sus ojos estaban rojos por las lágrimas y levemente hinchados. El rubio ahora podía ver que Aoi no había cambiado desde que empezó su relación con él, seguía siendo tan infantil y tan tonto como siempre...solo había aprendido a crear una fachada
-Espérame...- Aoi continuo, sin romper el contacto visual con su compañero de cuerdas -Y por favor...no te enamores de alguien más-
Fue lo último que escucho por parte del pelinegro antes de que este saliera de la habitación y cerrara la puerta sin hacer mucho ruido. A pesar de que ahora las cosas estaban “mejor” Uruha aun sentía una grave opresión en su pecho
¿Cuantos días más tendrían que mentirse?