Aoi abrió los ojos temprano por la mañana cuando el sol aun no entraba por la ventana…seguramente todavía era de madrugada. Se sentó sobre la cama poniendo una mano sobre su rostro y revolviendo su de por si desordenado cabello…escenas de la noche anterior vinieron a él como una película y solo pudo suspirar
Miro hacia un lado descubriendo que Uruha aun dormía profundamente abrazado a la almohada que correspondía a su lugar sobre la cama. Nada parecía preocuparle y Aoi se preguntó si era la primera vez en mucho tiempo que su querido compañero de cuerdas podía dormir una noche tranquila
Se sentó en el borde de la cama y empezó a juntar su ropa sin cuidado, su teléfono cayó al suelo con un leve ruido y fue cuando se dio cuenta que había más de cuatro llamadas perdidas, todas y cada una de su hermana mayor…seguro estaba muy angustiada. Le había dicho el día anterior que lo tendría sin falta en su casa ese mismo día, que ya había hablado con todos y que regresaría a Mie ahora si de por vida…la angustia seguramente la estaba comiendo
Deslizo un dedo sobre la pantalla del preciado aparatito tecnológico y le escribió un mensaje diciéndole que estaba bien, que nada pasaba, que solo se había retrasado un poco y que ahora él le avisaba cuando se iba. Termino por apagarlo y dejarlo sobre una pequeña mesa…seguro si se daba un buen baño Uruha no se molestaría para nada, después de todo…aún era su casa
Tomo toda su ropa entre sus manos con excepción de su camiseta que estaba completamente rasgada de una de las mangas y camino hacia el baño. Tomándose todo su dulce tiempo, disfrutando el recorrido que hacia el agua a lo largo de todo su cuerpo...
Salió del baño secándose el cabello con una de las toallas que estaban ahí dentro. Uruha seguía profundamente dormido a pesar de todo el evidente ruido que había hecho con la regadera, quizás en verdad estaba cansado por todo lo que había vivido. Decidió hacerle un favor al rubio y después de buscar entre el closet por una camiseta empezó a limpiar un poco la casa
La sala era la peor parte de todo el lugar…había botellas de todo tipo de alcohol por aquí y por allá, en medio de los sillones de la sala, detrás de la televisión y sobre la mesa al centro del lugar. Estaba seguro que Uruha se había terminado todas las botellas de alcohol que habían comprado a lo largo de esos años y que solamente tocaban en “situaciones especiales”. Con cuidado recogió las botellas rotas y las que no y las ordeno bien sobre la mesa, quizás era buena idea dejarlas ahí…para que el rubio se diera cuenta de todo el alcohol que había llevado a su sistema
Había videojuegos apilados uno encima del otro sobre los sillones y la mesa, algunos ya no tenían el disco dentro de sus cajas y estaban tirados a lo largo del suelo, otros estaban rotos y rayados…quizás de tanto haber jugado.
Sin embargo, lo que más termino por destrozar el corazón de Aoi fue el hecho de que ya no había ninguna foto de ellos a lo largo de la casa
Ninguna, ni una sola, ni si quiera en donde se encontraban con toda la banda
Fue en ese momento cuando se dio cuenta del horrible dolor que Uruha debió de pasar en todos esos meses. No era que el menor fuera desordenado, flojo o dejado era que jamás había cambiado su estilo de vida, incluso cuando las cosas iban un poco mejor en la banda y ellos parecían tener una relación más aceptable Uruha siguió bebiendo litros enteros de alcohol cada noche y jugando videojuegos hasta el punto de volverlos inservibles
En el refrigerador no había absolutamente nada, ni si quiera estaba conectado a la corriente eléctrica. Encontró una que otra caja de pizza y de comida rápida sobre la mesa y en la basura…el pelinegro suspiro, era más que obvio que Uruha no tendría ánimos de cocinar y seguramente se terminaba comprando toda esa basura por ser económica y sin tener necesidad de ni siquiera usar el horno de microondas
Todo estaba cubierto de gruesas capas de polvo desde la cocina hasta la sala e incluso las recamaras…estaba seguro de que tendría que pasarse unas buenas horas en este lugar y tendría que encarar a Uruha y decirle que iba a irse, que no podía quedarse ni un minuto más en ese sitio
Tenía que ver a sus ojos…no, directo a su alma, una vez más y hablarle como si no pasara absolutamente nada
Así que por más de dos horas estuvo arreglando cada espacio de la casa de manera detallada, era casi su deber después de todo. Cuando vivían juntos era el quien hacia ese tipo de cosas, desesperado de que Uruha tuviera que pedirle permiso a un pie para mover el otro así que lo mandaba al jardín de la casa, a comprar cualquier estupidez o simplemente a ver televisión para que “no lo interrumpiera”
Finalmente había terminado, salía de la cocina en dirección a la sala para salir de la casa
-¿Te vas?-
Cuando sus piernas lo llevaban hasta la entrada de la casa pudo escuchar su voz, más grave de lo normal debido a la clara resequedad de su garganta. Al darse vuelta ahí estaba, se había vestido con la primera ropa que encontró pues estaba descalzo, se había puesto una de esas camisetas formales que solo usaba cuando iba a ver a sus hermanas y unos short grises cualquiera.
-Si…me voy…tome esta camiseta, lo siento-
-Está bien…no hay problema-
Esta vez Aoi fue incapaz de moverse, paralizado en medio del miedo y la duda de si debía irse o no. Solo lo miraba como queriendo que le leyera la mente y así se evitara el evidente cambio emocional que sentiría en ese momento
-¿A dónde iras?- de nuevo interrumpió
-A Mie, con mi hermana…creo que después buscare un lugar para mí-
-Tu hermana está casada ¿no?-
-Se divorció hace unos meses, le vendría bien algo de compañía y de ayuda en la casa-
-Supongo que si…creo que si-
Un incómodo silencio se formó entre ambos
-Uruha…yo…-
-Entiendo…mira Aoi no diré nada, no te tengo rencor ni nada similar. Lo que paso anoche fue…muy bueno y no me arrepiento. Solo…sería mejor si te quedaras un poco más-
-Perdóname…-
Uruha se acercó a él y paso sus manos alrededor de su cintura apoyando su cabeza sobre su hombro en un cálido abrazo.
-Voy a esperarte…ahora tu recuerda eso ¿quieres?-
Aoi sintió las lágrimas apilándose en sus ojos y finalmente caer por sus mejillas lentamente, temblaba entre los brazos de Uruha porque el en verdad no quería irse pero…pero el guitarrista líder le estaba dando la oportunidad de aclarar sus ideas, de darse el tiempo que necesitaban y lo estaría esperando para cuando él estuviera listo
Estaba consciente de que necesitaban algo de tiempo para volver a encontrarse
Así que el pelinegro enredo sus manos alrededor del cuerpo de la persona más importante en su vida y escondió su rostro entre su cuello, sollozando y llorando por lo que parecieron horas, simplemente escuchando los latidos desesperados de su corazón
Se separaron y Uruha le dio una leve sonrisa que le daba esperanzas. Sujeto una de sus manos y dejo un beso sobre ellas
-Nos vemos…Kouyou-
-Cuídate Yuu...-
Se inclinó a dejarle un último suave y lento beso sobre sus labios y después salió de la casa. Caminando en dirección hacia la estación del tren
Uruha lo vio partir
Esta vez no llevaba ninguna maleta pero el sentimiento era el mismo
Solo que esta vez, iba a regresar…algún día
Pero lo haría