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LA ESPADA DE POSEIDÓN por desire nemesis

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                                                        ¡ASGAR!

 

 

 

 

Era un promontorio alto de vivo hielo, lo que muchos dan en llamar un glaciar y que parece una enorme hola congelada dispuesta a caer sobre pequeños barquitos de papel.

 

Espero no nos hayas tomado el pelo, Cross—dijo Seto viendo la muralla helada—No hay forma de cruzar esto así que dime en verdad a donde debo dirigir este barco.

 

Esto es una locura. No cabe duda—habló el capitán pirata a quien se le había permitido descansar de su prisión en deferencia a que él lo hiciera con ellos y solo para ver el arribo del BLUE EYES a puerto. Ahora era todo un fracaso.

 

Kaien no te miente—dijo el peliplateado apareciendo a su lado y mirando ese glaciar con la misma mirada absorta que ellos—Esta es una de las dos entradas ocultas de Asgar, el sol poniente—

 

¿Sol poniente?—preguntó Seto rígido.

 

Se llama así porque solo es divisable con la luz del sol poniente—dijo el rubio pelilargo también mirando al glaciar. Era casi la hora y a Kaiba y a Yagari les picó la curiosidad.

 

¡Todo esto no es más que una fábula salida de la mente de unos lunáticos! Nada aparecerá con la luz del sol poniente. Ponte serio capitán de pacotilla e indica un nuevo rumbo—dijo Toga molesto por tanto esoterismo.

 

Kaiba se puso tenso y arremetió contra él tomándole las solapas y en ese momento los ojos de Toga que miraban hacia el glaciar se achicaron como cuando uno atisba algo que apenas ve porque está lejos llamando la atención del otro capitán que volteó para ver como el hielo adquiría el color anaranjado del atardecer y de pronto entre el colorido fue visible la pequeña rajadura que dividía al gigante y cuya entrada permanecía oculta gracias a una voluta rizada, como la casa de un hornero la entrada estaba protegida por un promontorio como una escalera caracol.

 

Seto dio las órdenes pertinentes y la nave navegó hasta ella entrando en un estrecho canal por el que al final llegaron a una bahía, el agua era esplendorosamente azul y todo lo demás era blanco coronado de nieve y hielo.

 

Los labios del pelinegro susurraron su nombre con asombro y respeto--¡Asgar!—

 

¡Creí que era una fábula, capitán!—susurró el pelilargo a su oído por detrás y el ojiazul se volvió para mirar su cara alegre con desagrado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

………………………

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Todos los recibieron con la más grande deferencia. Hombres de a caballo con finas túnicas de lana y capas de invierno. La comitiva compuesta por Kaiba, Joseph, Kiryu, Cross y Kuran fue escoltada mientras otros caballeros se llevaban a Yagari y a los suyos a las mazmorras del palacio. Antes de emprender el viaje uno de los de la comitiva del príncipe dirigió su mirada melada hacia cierto ojiazul que sufría la ignominia de caminar encadenado pero no perdía su espíritu y al ver que el otro le miraba le dirigió una mirada fulminante. Intercambiaron sus vistas por momentos y luego Kaien se volvió y cabalgó tras su príncipe.

 

Es un sitio hermoso—murmuró el rubio cuando habían viajado por un trecho. A pesar de la nieve y el hielo era un lugar con la apariencia de un sitio encantado.

 

La leyenda dice que fuimos juzgados por los dioses tras tratar de rivalizarles en perfección, que nos temieron por ello y como castigo fuimos aislados y cubiertos de un eterno invierno boreal—contó Zero.

 

La he escuchado en varias ocasiones en mis viajes—dijo Kaname admirando el lugar con ojos fríos y escrutadores, como si buscara en los alrededores una naturaleza escondida.

 

Zero miró la verja que daba entrada al palacio con algo de nostalgia y con un tanto de dolor en el pecho. Sentía el peso de todos sus pecados y el sonido de la voz del otro solo lograba aumentar su pena. Su guardián percibió su cambio y le miró preocupado pero no era lugar para preguntar.

 

Las verjas imperiales fueron abiertas por los guardias con ceremonioso respeto y los catorce continuaron su camino. Entraron en el palacio que era todo de mármol blanco con techos abovedados llenos de oro y arañas de cristal que daban una luz brillante a todo.

 

¿Precioso, verdad?—preguntó el joven príncipe a sus invitados en un momento de orgullo.

 

Jactándote ante tus invitados veo—dijo una voz un poco mas leve que la de Zero y todos voltearon a ver a quien hablaba y sorprendidos vieron un rostro que ya habían visto.

 

Ichiru—mencionó casi con desaliento su gemelo viendo al otro que sonriente salía de una puerta.

 

De inmediato me han informado de tu regreso y no podía menos que salir a recibirte—dijo su hermano antes de abrazarlo con entusiasmo y luego miró a los otros--¿Ustedes son amigos de mi hermano, verdad?—preguntó el joven que solo se diferenciaba del otro por llevar una coleta—Soy Ichiru, como mi hermano mencionara. ¿Y ustedes?—dijo luego.

 

Todos se presentaron con respeto menos cierto castaño que solo lo miraba y pronunció--¡Que agradable sorpresa! Dos iguales—dijo con una sonrisa algo irónica.

 

Zero puso los ojos alerta y se colocó entre ellos poniendo una mirada feroz—Como príncipe de Asgar te prohíbo te acerques a mi hermano. ¿Me oyes?—preguntó. Era una reacción tan extraña que todos se sorprendieron menos Kuran.

 

Si usted lo dice alteza—dijo francamente divertido y el otro sospechó que interiormente se burlaba de su autoridad y tenía razón en hacerlo. De hecho no tenía ningún poder sobre ese hombre, más bien era el otro el que lo poseía y muy dentro los dos lo sabían.

 

 

 


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