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LA ESPADA DE POSEIDÓN por desire nemesis

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                                                   RECONOCIMIENTO

 

 

Todos  estaban ahora comiendo en uno de los salones de palacio. En la tarde se efectuaría la coronación y Kiryu quería agradecerle a Seto y Joey pues sin ellos quien sabe donde estaría. Su hermano y Kaien también compartían el ágape. Kuran estaba ahí también aunque nadie le había invitado.

 

Zero no estaba para nada alegre y su hermano que también permanecía allí lo notó. Un aura extraña acompañaba a su gemelo desde que regresara. Lo miraba  con cierta curiosidad de inspector.

 

La mesa estaba llena de manjares, cubiertos de plata. Frutas exóticas, carnes variadas con verduras acordes y postres extraordinarios.

 

De pronto un soldado penetró muy presuroso al salón y susurró en el oído de Ichiru que se levantó estático.

 

¿Qué pasa?—preguntó el futuro rey.

 

¡Hermano! El ejército enemigo nos ha rodeado y corre hacia las murallas del reino—le dijo su gemelo.

 

Zero se levantó como un resorte también, se acercó a las ventanas pensando en lo que se acercaba. Temiendo por su pueblo y mirando los picos nevados de las montañas que  les asediaban y que habían sido en parte la fortaleza de Asgar dijo a Kaien—¡Tráela!—

 

Kaien entendiendo que era una orden para él asintió en silencio y se marchó del lugar.

 

¿Traerla? ¿Qué tiene que traer?—preguntó su hermano menor y cierto par de ojos mieles empezó a fijarse con más atención en la escena que se desarrollaba en frente de él.

 

¡Hermano! Debo aceptar que no te he dicho todo de mi viaje. Es cierto que fui a incluir tratados que nos beneficiaran con aliados acorde pero también es verdad que estando en el extranjero y preocupado como estaba por nuestro futuro busqué una forma de darnos más ventajas contra el enemigo—dijo el próximo rey.

 

¿Mas ventajas?—preguntó el príncipe.

 

Entonces Cross penetró en la habitación cargando con una enorme cosa enfundada en mantas.

 

¿Qué es eso?—preguntó Ichiru.

 

Nuestras ventajas—respondió su hermano mientras daba su venia para que su guardián despojara al objeto de lo que le cubría. Una hermosa y gran espada plateada fue descubierta y mientras todos posaban sus ojos en ella Zero explicó—La mandé traer del barco. Viajaba conmigo y fue tomada como botín de guerra por los piratas—

 

¿Qué es?—preguntó su gemelo obnubilado por su belleza.

 

Una espada legendaria. Se dice que fue forjada por el mismo Hefestus para Poseidón con una de las escamas de un dragón que osó rivalizar en poder con el dios de los mares—le contó el mayor de los Kiryu.

 

Maravilloso—dijo de cerca el joven mirando con ojos obnubilados el objeto pero este fue quitado de su camino un segundo antes de que lo tomara. Su hermano la tomó cuando su guardián se la ofreciera y levantándola en alto y mirándola casi con reverencia dijo—Esta espada nos ayudará a proteger nuestro reino—

 

Fue todo lo que pudo decir antes de que su hermano tomándolo desprevenido se la arrebatara y le hiriera el brazo con ella.

 

¡Ichiru! ¿Qué?—preguntó Kaien acudiendo al lado de Zero que se agarraba la herida.

 

Sabía que se traían algo. Todo esto valió la pena. Ahora todo está en su lugar, majestad—dijo el otro peliplateado y un par de puertas corredizas se abrieron dejando ver a una mujer que podía ser la hermana de los gemelos por su apariencia. Era alta, peliplateada y de ojos violetas.

 

¡Shizuka Hio! ¡Nos has traicionado, Ichiru!—entendió Kaien al ver a una de las personas que mas odiara en la habitación.

 

De pronto como un rayo de verano Zero estuvo sobre su hermano y con una garra poderosa y sin perder impulso lo azotó contra la pared de tal forma que estuco y cristales rotos volaron del lugar mientras una mueca de dolor invadía a su hermano que de pronto vio unos voraces ojos rojos mirándolo desde la cara de su hermano. No podía entender que estaba pasando. Cuando Zero se había vuelto así de fuerte. No. Esa fuerza era la de un monstruo y también esos ojos y de pronto miró su boca, con estupor se dio cuenta de que de su boca abierta sobresalían dos puntiagudos colmillos.

 

Un segundo antes de que el mayor hincara sus dientes en el cuello de su hermano con mirada furibunda Shizuka Hio estaba a su lado y solo levantó su mano hacia el cuerpo del atacante y lo envió al otro lado de la habitación sin hacer otro movimiento mientras sus ojos se tornaban carmesí por un momento.

 

Ichiru sorprendido solo se agarró la garganta amoratada. Su hermano siempre le había tratado con la mayor gentileza, igual que él a Zero pero en su interior siempre había hervido una rabia contenida. Pero jamás pensó que llegaría el día en que su hermano le levantara la mano y menos…

 

Miró con horror a su hermano cayendo en la cuenta de lo que en realidad pasaba.

 

Kuran le miró e Ichiru se percató de su presencia junto con Shizuka. El castaño le dijo al peliplateado gemelo de Zero--¡No debiste herirle!—

 

Kaien estaba tan sorprendido de lo que estaba pasando que no podía ni moverse hasta que en el momento en que decidió hacerlo en pos de su príncipe el de ojos bordó se le adelantó y levantando al otro le impuso su mano en la herida que desapareció de golpe y con ella los ojos rojos y los agudos colmillos. Zero estaba desorientado y lo miró a los ojos indefenso.

 

Le has convertido—dijo Hio--¿Quién eres?—

 

¡Responde!—le increpó el otro ojos violetas.

 

Entonces ella levantó su mano hacia su subordinado y le ordenó—¡No hagas nada, Ichiru!—previno así el accionar que estaba dispuesto a llevar a cabo el príncipe pues conocía el celo con que la defendía.

 

¿Sería una descortesía no decirlo, verdad?—dijo Kuran para sorpresa de Zero que de pronto sintió una rara sensación al ver como mostraba respeto ante ella, lo que habitualmente no hacía, pero estaba claro que ella era su igual y eso le hacía sentir cierto repentino resquemor—Soy Kaname Kuran—le dijo él.

 

Ya veo—dijo ella como comprobando algo que sospechaba—Yo soy Shizuka Hio—

 

Eso he oído—dijo el castaño. Todos estaban atrapados por ese inesperado giro de los hechos—¿El no ha sido tocado, no es así?—preguntó después.

 

No. Aún es humano. No había necesidad. Su fidelidad tiene otras raíces. ¿Protegerás este reino?—preguntó Hio.

 

¿Protegerlo? ¿El? ¿Qué puede hacer? Juntos podemos vencerlo—dijo el príncipe.

 

¿Qué te ha sucedido? ¿Por qué tú…?—preguntó su hermano dolido.

 

¿Qué por qué preguntas? ¿Cómo puedes no adivinarlo?—preguntó el otro con mirada fúrica.

 

Es por ambición—dijo  Kaien que ahora permanecía al lado de su señor.

 

Pero tú eres…--dijo el mayor.

 

¿Un príncipe? Y es lo más alto que llegaré. Es injusto. ¿Por qué tú y no yo, habiendo nacido los dos al mismo tiempo has de reinar? ¿Por qué tú y no yo siempre recibiste los favores de nuestra familia? ¿Creíste que simplemente me quedaría atrás y observaría como todo se desvanecía entre mis dedos sin hacer nada al respecto?—preguntó el menor y entonces Zero comprendió la horrible verdad.

 

¡Tú… tú los mataste!—dijo.

 

Todos sus invitados se compadecieron del dolor que semejante traición debería causarle.

 

¡No!—lo defendió Shizuka—El solo me permitió llegar a ellos. Desde ese día, mis tropas y no las vuestras comandan en el reino—reveló la reina de facto de Asgar. Luego volvió su mirada a Kuran--¿Responderá a mi pregunta?—

 

No tengo interés en este reino. Lo único mío en este lugar es él—dijo agarrando por el brazo a un estático ojos violetas con el nombre Zero. Todos se quedaron con la boca abierta ante semejante acto posesivo.

 

Ya veo. Garantizo que él como tú no será tocado—dijo la vampiresa.

 

¿Pero que pasa aquí?—preguntó entre sorprendido y furioso el ojos amatista llamado Ichiru.

 

Kuran es una familia muy antigua Ichiru. La mía y la suya son tan antiguas como el tiempo. Kaname Kuran es a todas luces mi igual y como mi igual debe ser respetado. Son pocas las familias como las nuestras y entre nosotras tenemos pactos que ningún ser viviente deberá quebrantar. Si lo intentaras Ichiru, yo misma te fulminaría—le amenazó ella dejando de piedra al otro al ser amenazado por la única persona que le había reconocido en verdad.

 

Bien si ya terminaron con todo este protocolo…--dijo Joseph caminando para hacerse notar—Hay algo que quisiera que me dieran—como todos lo miraran expectantes y sorprendidos y un largo silencio se hizo, él aclaró--¡Denme la espada!—

 

 


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