DE NUEVO LEJOS DE MI
¿Por qué? ¿Por qué no le convertiste?—preguntó el peliplateado a la ojiamatista con resquemor en su voz.
¿Acaso piensas que sería mejor su destino si lo hubiera hecho?—preguntó Hio.
¡Habría sobrevivido!—dijo el otro lleno de dolor y con sus ojos tornándose carmesí por efecto del olor a sangre.
Para terminar convirtiéndose en un ser sediento de sangre y privado de razón—contestó ella—¿Consideras que eso es mejor?—preguntó después y al ver su mirada atónita le preguntó ahora--¿No lo sabes? Los nivel E como los llamamos van degenerándose hasta convertirse en animales sedientos en busca de una presa. Mirándolo así el destino de vuestro hermano es mucho más piadoso que el vuestro. ¿No?—
Esas palabras calaron hondo en el joven y en Seto, que no se atrevía a pensar en las duras pruebas por las que pasaba el otro, mientras, el rubio, que conocía el fin de todo eso, sentía que lo que decía la vampiresa era sensato.
Mirando a Kuran, Zero se dio cuenta de que era cierto que su futuro había sido ennegrecido por ese hombre. Había perdido su humanidad, su familia, su reino por culpa de él y de los que eran como él. Se preparó para la piadosa muerte cuando Shizuka le habló al ojos bordó.
Puedes irte con tus acompañantes y llévense también la espada. No es de mi interés. Evidentemente Ichiru pensó que podría potenciar mi poder aún más pero en verdad no es necesaria—y al decirlo ella miraba al caído—En honor al trato ancestral que nuestros parientes han elaborado sería un despropósito cualquier acto contra ti y los tuyos. Mis hombres os dejaran ir sin peligro. El príncipe Zero ya no es un obstáculo para mí. Su vida será corta y no tiene el poder necesario para hacerme nada—
Kaname asintió y halando al ojos amatistas lo apartó de su hermano mientras él lo miraba con ojos que decían “No puedes negarme la venganza”. El castaño pensó las cosas con cuidado y después de dejarlo erguido, tan rápido como una saeta se volvió y con su mano atravesó el pecho y el corazón de ella que le miró tan sorprendida como todos.
Acto seguido el vampiro colocó su boca al lado del cuello de la atónita princesa que atinó a preguntar “¿Por qué?” antes de que él terminara de quitarle la vida aspirando su sangre con sus colmillos. La sostuvo para que no cayera hasta que se vio saciado y que la sangre ya no manara luego la dejó caer y ella hizo el sonido a un saco de papas al pegar contra el piso.
Kuran volvió a voltear y le dijo al ojos amatistas que le miraba—No me malinterpretes. Esto no tiene que ver contigo—
Pero…--dijo el sorprendido Zero que no entendía nada.
La sangre de un sangrepura como ella tiene mucho poder que puede trasmitirse a quien la tome—dijo el ojiborgoña.
Y tú lo querías—intervino el ojos azules.
Alargando la espada que tomó del suelo el otro castaño le dijo al rubio--¡Tómala! A mi tampoco me interesa tu reliquia—
Tomándola el otro le dijo—Apuesto que para eso inventaron ese pacto de no agresión. Evitaban así que una de las familias se impusiera sobre las demás—luego lo miró a los ojos y le preguntó--¿No vas a meterte en problemas por esto?—
No creo. Cuando todo esto este destruido nadie sabrá lo que realmente pasó aquí—contestó el otro.
¿Destruido?—preguntó el capitán mientras el otro castaño elevaba su mano iniciando un fuego en toda la habitación.
¡No!—dijo el peliplateado saliendo de su estado casi catatónico y alargando sus manos hacia el cuerpo de su gemelo pero el otro lo detuvo con sus brazos—Mi hermano, el palacio—
Ya no tienes nada por lo que pelear. El palacio y tu reino está en manos de tu enemigo. Solo te queda ir conmigo—dijo halándolo fuera de ahí. Los demás siguieron su ejemplo mientras la habitación comenzaba a desmoronarse y se tragaba los cuerpos que contenía.
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En la bahía de Asgar a la que corrieron entre el gentío que se dispersaba del palacio sin ser detectados por el enemigo pues sus soldados estaban enfocados en salvar el edificio. En el camino entre colinas nevadas una inesperada aparición dio un vuelco a las cosas.
Alguien golpeó al melado al salir de detrás de un árbol y le sacó la portentosa espada de Poseidón mientras hombres vestidos como él, con armadura y una capa blanca con un escudo se aproximaban rodeándolos. Hermes solo se preocupó en levantarse e ir por ella mientras dejaba la tarea de ocuparse de los otros a los demás.
El portador de la espada robada corrió con denuedo y cuando desfalleciente, por el peso de la armadura y correr por la espesa nieve, cayó al suelo y vio acercarse al otro, lanzó el arma a un compañero que se acercaba y este volviendo por sus pasos se dirigió a un descomunal artefacto de madera.
El rubio ignoró al caído, yendo por el arma y aunque el otro lo intentó no pudo hacerle nada desde el suelo donde estaba sin aliento.
El que estaba ahora con la EMIRATUS la colocó en una parte del aparato halando una palanca luego. La enorme ballesta de madera lanzó la espada ante los atónitos ojos del melado que lleno de frustración descargo su ira contra el operario partiéndolo en dos con una de sus espadas.
……………………….
Frustrado volvió con los que dejara atrás encontrando a todos bien como esperara.
¿La espada?—preguntó Zero sabiendo que era lo único que importaba al otro.
Se ha perdido de nuevo. ¡Maldita sea!—dijo el rubio pensando en como cuando se acercara al otro soldado este previendo su futuro se había suicidado con su propia espada para evitar decirle nada.
¡No es así! Yo sé donde está—le dijo inesperadamente el ojos azules.
Es que esos emblemas sabía exactamente de donde provenían. La pregunta es como esa gente había llegado allí y porqué se habían llevado la espada pero le sonaba mal. Algo muy malo debía estar pasando allá.