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LA ESPADA DE POSEIDÓN por desire nemesis

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                       ¡SORPRÉNDETE ENCONTRÁNDOTE!

 

Le obligó a entrar en el camarote. El rubio sabía que no valía la pena resistirse porque en aquel barco la ayuda solo llegaría para el otro y él se encontraba desarmado. Igualmente miró la espada que el otro llevaba al cinto mientras este cerraba la puerta.

 

El ojo azul le miró de pronto y Kaien se quedó muy quieto, tratando de mantenerse incólume. El otro pasó por su lado y se sentó en el escritorio que había a un lado de la cama poniendo una de sus piernas sobre este. Miró la cara aparentemente desconcertada del otro y le preguntó con una ceja levantada--¿Qué pensabas que pretendía?—como el otro no acertaba a responder, le contó—Por desgracia ninguno de mis marineros puede dar una charla decente aunque puedes creerme que lo he intentado, así que con vuestra venida…--

 

¿Para eso deseabas la compañía del príncipe?—preguntó el alelado rubio.

 

El pelinegro sonrió—No. En ningún momento pensé en él de ese modo—dijo para sorpresa y aversión del ojos mieles—Yo no pondría esa cara, mal pensado. Mi objetivo era ver que escondían tras esa mentira. La verdad que porte de instructor puedes dar pero esos ojos yo ya los conozco y no son los de un tutor. Has matado gente y estás muy dispuesto a cargarte a los que hagan falta para lograr tus objetivos. Solo me faltaba saber la verdad tras la mentira y sospeché que amenazar la integridad de vuestro “alumno” era una buena forma de lograrlo—

 

Un ardid—dijo el pelilargo.

 

¡Por supuesto!—afirmó el pelinegro para frustración del otro que había caído tan fácilmente—Pero no te sientas mal porque hay muchos que ya han caído en mis engaños—

 

Yo no—aseveró Cross.

 

¡Y por eso piensas que eras especial!—sonrió zorrunamente el ojiazul. El otro se ofendió y Yagari pudo verlo fácilmente—Ahora a lo que estamos aquí. Es hora de que me digas adónde debo mandar el mensaje de vuestra captura—añadió.

 

Era obvio y Kaien lo aceptó--¡Asgar!—dijo.

 

¡Me tomas por imbécil!—gritó furioso el otro elevando su estatura al levantarse—Si sigues con esas gilipolladas os cambiaré en el primer puerto en que arribe por mercancía más útil como un barril de ron—le amenazó.

 

Sé que es difícil que me creas…--arguyó el otro.

 

¿Difícil?—preguntó el primero—Eres un soberano…--

 

Kiryu Zero es el príncipe y próximo soberano de Asgar aunque te cueste creerlo. Nuestra tierra es inhóspita y de difícil acceso, más existe—dijo el rubio muy seriamente.

 

Toga midió con la mirada al otro y entonces se percató finalmente de que lo que decía Cross era verdad.

 

¡Menuda tarea me he ligado!—dijo el del parche volviéndose a sentar.

 

Eso causó algo de gracia al otro y lo demostró con una sonrisa. En verdad nunca había conocido a un pirata pero jamás pensó que uno podría caerle bien.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

………………………..

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un marinero lo echó de mal modo dentro de la cabina de Higgins y le dijo--¡Ten cuidado con él! ¡El otro día se cargó a uno en este camarote!—luego cerró la puerta con un portazo.

 

Los ojos violetas se fijaron en el que permanecía como ajeno a su presencia mientras leía un libro.

 

¿Quién eres?—preguntó sin titubeos Zero de modo agresivo. El otro ni se movió—Te pregunté…--gritó imperioso.

 

¡No soy sordo!—le dijo el lector—¡Lo que es una lástima!—agregó sin mirarle en algo así como un murmullo quejoso.

 

Indignado el otro le gritó—Yo soy un príncipe—

 

¡Me alegro!—respondió sin énfasis alguno el otro que nunca dejara su posición inicial, medio tirado en un camastro con su cara dirigida al libro que leía, de costado a él y con sus ojos cubiertos por su cabello castaño. Parecía acostumbrado al trato de los nobles caprichosos de tal forma que le era indiferente y para Kiryu esto era una ofensa terrible. En su vida nadie le había dado tan poca importancia como ese hombre.

 

¡Escúchame tú, plebeyo! Soy un príncipe y por ello debes responderme o sino…--le amenazó el peligris.

 

¿O sino qué? Eres un cautivo en este barco. No estás armado ni gobiernas nada por lo que tus amenazas son como tú, escuálidas y risibles—dijo el otro sin apartar la vista del libro.

 

Se sentía tan humillado… el ojiamatista estaba a punto de explotar de la ira. ¿Lo había llamado escuálido y risible?

 

¿Tú… que eres un vil escarabajo escapado de las faldas de una ramera te atreves a insultarme?—era el peor insultó que se le ocurrió pero una vez dicho le sonó infantil y risible como el otro había dicho que era él, así que trató de arreglarlo usando todo su desdén imperial--¡No sé como te da la lengua para hablarme! Los seres inferiores como tú deben permanecer callados y ocultos pues son indignos de cualquier atención. Tal vez por eso permaneces aquí encerrado conmigo, marinero de cuarta—

 

Fue muy visible que las palabras de Zero por fin calaron en la dignidad del otro y él se preparó para una retahíla de gritos e insultos pero esto no ocurrió, lo que lo descolocó por unos momentos, luego el otro volteó a verlo y se sintió tan fascinado como un conejo frente a una gran serpiente pues nunca imagino ver unos ojos de semejante color que los miraban mudamente provocando que cada célula de su cuerpo se estremeciera.

 

¿Te atreves a llamarme iferior?—dijo el castaño elevándose del camastro.

 

Kiryu que nunca había retrocedido ante nadie dio dos pasos hacia atrás chocando con el mamparo (pared) mientras el alto castaño se desmontaba del camastro y se dirigía hacia él con una mirada que helaba la sangre.

 

¡Jamás ninguna persona se ha atrevido a usar tal vocabulario en mi contra! Ni siquiera los miembros de este barco a quienes se tiene por consabidos temerarios y tú, un imberbe que ni siquiera debe  saber sonarse la nariz solo osas usar semejante palabra—dijo el ojos borgoña acercándose tanto que el ojiamatista podía ver los hilillos carmesí dentro de sus pupilas a fuego.

 

¡Será porque nadie se atrevió a decírtelo de frente!—dijo el titubeante Zero.

 

Es encantadora tu inocencia y desmoralizante tu ignorancia. Eres como un gatito jugando con una cascabel sin saber que peligrosidad enfrenta—dijo casi seductoramente el otro--¿Sabes como terminará el gatito verdad?—preguntó en su oído con voz grave el castaño provocando conmoción al peligris--¡Será la comida de la serpiente!—aseveró en un susurro estremecedor provocando que la boca del otro se secara.

 

De pronto sintió los labios del otro sobre los suyos y una mano que se colaba bajo su camisa y que parecía abrazarle la piel. Zero quedó en  shock. Esas sensaciones nuevas lograron que se turbara grandemente.

 

¡No!—dijo Kiryu mientras empujaba al otro pero sus fuerzas habían menguado gravemente, todo lo contrario a su confusión--¿Qué haces? Somos… hombres. Esto no es posible. ¡Detente!—pero el otro no lo hizo, sofocándolo con  un beso arrollador que se llevó la mayoría de las fuerzas que le quedaban. Casi sin voz hizo un último intento--¡Por favor!—para su sorpresa el otro lo soltó.

 

Me siento honrado—dijo el castaño—Un príncipe le pide por favor a alguien como yo—añadió con una sonrisa de superioridad.

 

Sintió pasos que se acercaban a la puerta y llaves siendo extendidas en el pasillo frente a la puerta.

 

Cuando el otro se alejó Zero tuvo problemas para mantenerse en pie pues una gran debilidad le había invadido, además de que para su gran sorpresa la experiencia le había conmovido de tal manera que su cuerpo vibraba como la tensa cuerda de una guitarra al ser tocada. Su cara ardía y él se hacía una idea de porqué. Avergonzado y asustado corrió como pudo a la litera donde se refugió, asiéndose fuertemente de la almohada y dando la espalda al resto de la habitación. Entonces escuchó la puerta abrirse y sonido de pisadas.

 

¿Quién es usted? ¿Y el príncipe?—escuchó que preguntaba su escolta.

 

El castaño señaló el camastro.

 

Parece que se siente indispuesto—dijo el ojos borgoña.

 

¿Indispuesto?—preguntó Kaien preocupado y dubitativo. Con su príncipe había recorrido el mar anteriormente y no había mostrado nunca signos de malestar—Mi príncipe—dijo mientras se acercaba a este.

 

Temeroso de que lo viera en el estado en que aún permanecía el peligris le gritó de espaldas a él--¡Déjame en paz!—

 

Cross se alejó como el otro se lo exigía y aún sospechando miró al otro habitante del camarote--¿Usted es ese Higgins? ¿El marinero del que es esta habitación?—preguntó.

 

No, soy Kuran Kaname—le dijo el ojos bordeaux.

 

Kiryu que estaba oyendo atentamente se repitió el nombre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

……………..

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esa noche mientras dormía se sintió empujado en la litera inferior y para su sorpresa que percibió que a su espalda se hallaba Kuran.

 

¿Qué haces?—murmuró horrorizado.

 

Quiero dormir—le contestó el otro sin inmutarse siquiera.

 

Pues duerme en la de arriba—le dijo confuso y temeroso el príncipe.

 

No me gusta la litera de arriba. Además ya la ocupa vuestro guardián—alegó el castaño como si eso fuera excusa cuando la de abajo también se encontraba ocupada.

 

Kiryu no pudo pegar ojo en toda la  noche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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